lunes, 19 de febrero de 2007

Quedarnos con lo esencial

Una de las primeras ambientaciones para lor Ejercicios Espirituales recibidos la semana pasada fueron unas palabras de Benedicto XVI en el Ángelus del 20 de agosto pasado en Castelgandolfo. En él se recogía a su vez un consejo de San Bernardo al Papa Eugenio III. Lo copio literal: "Es necesario prestar atención a los peligros de una actividad excesiva, independientemente de la condición y el oficio que se desempeña, pues las numerosas ocupaciones llevan con frecuencia a la dureza del corazón, no son más que sufrimiento para el espíritu, pérdida de la inteligencia, dispersión de la gracia»".

Sabias palabras que ademas de denunciar el hiperactivismo al que tendemos todos, nos hacen ver lo esencial: ¿De qué nos van a juzgar en el último día?, ¿De qué estaremos orgullosos y satisfechos en nuestros últimos días?... ¿De las distracciones? No. ¿De los afanes cotidianos? No. ¿De las horas perdidas en estupideces? No. ¿De la oración? Si. ¿De la caridad? Si. Ahí están los dos pilares, ahí estan los dos mandamientos en los que Jesucristo redujo los miles de preceptos judíos... "Amar a Dios sobre todas las cosas (Fe-oración) y al prójimo como a uno mismo (Caridad)" (Mt. 22, 37-39).

Ahora que está cercana la Cuaresma, vamos a responder sinceramente a esta pregunta para situarnos lúcidamente en ella: ¿Qué tiempo le dedico a estos dos pilares -oración y caridad- en las 24 horas del día...? Recordemos que sólo eso importará en el momento clave de nuestra existencia...

4 comentarios :

  1. Decia San Juan de la Cruz, al final de la tarde solo te examinaran en el amor, buen artículo y animo

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  2. Si los ricos lo tendrán dificil entrar en el Reino de los cielos, fijensé lo dificil que será entrar a los "modernos" de esta sociedad manipulada como muñecos de trapo. Amar a Dios sobre todas las cosas no se puede medir la intensidad o la veracidad de este mandamiento cuando afirmamos que lo queremos (en las actuaciones de la vida cotidiana es posible tener una aproximación); Pero sí queda mejor reflejado quien cumple el segundo de los dos mandamientos que Jesús dijo a los fariseos cuando lo pusieron a prueba. Amaras al projimo como a tí mismo...que dificil, verdad, pero todos somos hermanos, y nos tenemos que amar.Tambien, permitame Padre Jaime, que recuerde un versiculo del Evangelio de Mateo(12,7): Misericordia quiero y no sacrificios. Para recordarle sobre todo al mundo "Capillita", que no solo se trabaja para una mayor Gloria a Dios,con mucha plata en los respiraderos, dorados de pasos gigantescos o las mejores flores de chipiona... sino que tambien busquemos la Caridad, que es como bien dices, el segundo pilar de nuestra salvación. Si se fijaís, hay una puesta en común en los dos pilares, que es el AMOR. Hecharle un vistazo a la Enciclica de Benedicto XVI, fantastico. Un saludo.

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  3. “Hombre ocioso, hombre vicioso”. Perdón, padre, pero hoy me temo que no estoy totalmente de acuerdo con Ud. Y lo que es peor, tampoco lo estoy con las palabras de San Bernardo asumidas por Benedicto XVI. Yo pensaba que el refrán con que inicio mi reflexión entrañaba más peligro que la frase que usted recoge. De hecho hay otro refrán: hombre ocioso, hombre peligroso. Ya se que refranes hay para todos los gustos, y no pueden compararse con una reflexión del Papa, pero es que eso de la “dureza de corazón”, “pérdida de inteligencia”, “dispersión de la gracia”, por el hecho de trabajar demasiado, no lo entiendo. Y más cuando dice “independientemente de la condición y del oficio”. Me parece demasiado duro, y que no tiene en cuenta a quien lo hace de buena voluntad, por su familia o por necesidad, o porque “tragas” o te quedas parado, y no está la cosa para andar jugando... ¡y encima le echamos la bronca..!. Lo entendería si el motivo fuese la ambición o la vanidad, pero hay muchos casos en que no es así. También en el trabajo podemos encontrar a Dios y practicar caridad y amor al prójimo.

    Siento recibirlo de sus ejercicios con discrepancias, pero lo contrario sería hipocresía, y eso no es bueno.

    No obstante lo anterior, asumo su enseñanza en la segunda parte: El amor a Dios y al prójimo, la oración y la caridad, son lo esencial, y hay que esforzarse en practicarlos sacando tiempo y energía de donde sea.

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  4. A "pajarillo verderón". permíteme que te corrija también...
    De una afirmación no se puede deducir la contraria, me explico: San Bernardo dice que es malo el hiperactivismo, pero eso no quiere decir que sea bueno el ocio. Ciertamente él conocía también ese axioma "El ocio es la madre de todos los vicios". Tan peligroso es la actividad frenética como la pasividad total. la virtud (como siempre) se encuentra en el medio. La reflexión de Benedicto XVI va encaminada a que dediquemos tiempo a la oración en medio de las miles de excusas (tengo que hacer...) que solemos poner. A lo mejor yo no lo supe expresar bien, que todo puede ser...

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