martes, 23 de diciembre de 2008

Oración de San Agustín: Tarde te amé...

Durante estos cuatro domingos de Adviento he estado insistiendo en mis homilías –y en mis últimos posts- sobre lo imprescindible que resulta la esperanza para la vida del cristiano. Me parece justo coronar el nacimiento del niño incidiendo en el mismo tema.

A menudo asociamos la venida del Mesías a la llegada de muchos valores (paz, amor, justicia, perdón…) todos ellos necesarios, pero me parece que se nos vuelve a olvidar remarcar la esperanza. Sin esperanza todo es un sinsentido. No creo estar muy equivocado al afirmar que el aumento de las depresiones, angustias y ansiedades de nuestro mundo son directamente proporcionales a la disminución de la Esperanza en los corazones de los hombres.

Diariamente estamos sometidos a un goteo incesante de malas noticias. Crisis, paro, drogas, maltrato, guerras, hambre, terrorismo, violencia… son el “pan nuestro de cada día” de los telediarios. Lo bueno y lo noble no son noticia, no venden tanto como el morbo o las desgracias. Evidentemente no somos ajenos a ese bombardeo mediático. Por muchas corazas que nos pongamos y por mucha resistencia que opongamos la realidad se nos termina imponiendo; y de las rendijas de nuestros corazones brotan preguntas como: ¿Qué sentido tiene la existencia?, ¿Por qué existe tanto mal en el mundo?, ¿No somos solo reflejo de la nada, de lo insignificante en medio del absurdo?...

Es imposible vivir sin esperanza, y para acallar esos suspiros de nuestro corazón derrotado, a menudo nos buscamos pequeños mundos más habitables; nos refugiamos en castillos interiores donde al menos buscamos alcanzar metas más cercanas y accesibles. Y así, en ausencia de una esperanza trascendente, decidimos llenar nuestras vidas y nuestro tiempo de distracciones que si bien no nos conceden la felicidad sí nos proporcionan satisfacciones transitorias. Buscamos saciar nuestro apetito espiritual con meros objetos materiales. Y claro, así no se puede vivir. Lo único que conseguimos es desvirtuar nuestra razón de ser y añadir dosis más elevadas de ansiedad y melancolía. Ese es el prototipo de hombre que nuestra sociedad está creando. El hombre que vuelto de espaldas a Dios descubre que nada tiene sentido y que el fracaso es el fin último de la existencia.

No es esa la vida que Dios quiere para nosotros. Nuestro corazón, creado por Dios, sólo encuentra su sentido en Él. Hoy más que nunca tenemos que meditar y profundizar este texto bellísimo de Las Confesiones de San Agustín de Hipona que se comenta por sí solo. Os invito a que lo leáis con tranquilidad y hagáis un rato de oración serena con él.


“El hombre, parte de tu creación, desea alabarte;
el hombre, que arrastra consigo su condición mortal,
la convicción de su pecado, y la convicción de que tú resistes a los soberbios.
Y, con todo, el hombre, parte de tu creación, desea alabarte.
De ti proviene esta atracción a tu alabanza,
porque nos has hecho para ti,
y nuestro corazón no halla sosiego hasta que no descansa en ti.”
Demasiado tarde, demasiado tarde empecé a amarte.
¡Hermosura siempre antigua y siempre nueva,
demasiado tarde empecé a amarte!
Tú estabas conmigo y yo no estaba contigo.
Yo estaba lejos, corriendo detrás de la hermosura por Ti creada;
las cosas que habían recibido de Ti el ser, me mantenían lejos de Ti.
Pero tú me llamaste.
Me llamaste a gritos, y acabaste por vencer mi sordera.
Tú me iluminaste y tu luz acabó por penetrar en mis tinieblas.
Ahora que he gustado de tu suavidad estoy hambriento de Ti.
Me has tocado y mi corazón desea ardientemente tus abrazos.”

2 comentarios :

  1. La esperanza es una de las suertes del cristiano, y uno de los pilares, quizás el más grande de nuestra fe. Yo vivo el cáncer a diario, la enfermedad. Y tengo esperanza. Le doy gracias a Dios por no perderla y por tener ese don tan grande, que hace tan pobres a los que no la tienen: la Fe.
    Feliz Navidad.
    Alfonso Saborido Salado.

    ResponderEliminar
  2. Es Navidad!

    Para ti y cada uno de tus seres queridos va mi saludo de Navidad hecho canción, haciendo un solo corazón en la ternura e infinito Amor de nuestro Niño Jesús...

    Mis deseos de Paz y Amor para esta Navidad se extiendan en el nuevo Año 2009...

    Este episodio especial de Navidad son 28 minutos de música, recuerdos y reflexiones ...

    ¿Qué tal si hechos un corazón le cantamos llenos de alegría al niño Jesús que nace para quedarse con nosotros PARA SIEMPRE?

    Con amor.

    Luisa Veyan S.
    Lo puedes escuchar en: http://levantateysalacaminar.podomatic.com/

    ResponderEliminar