viernes, 12 de julio de 2013

Maximilian Kolbe (Zycie za zycie, Polonia-Alemania, 1991)

Vamos a comentar hoy esta película que narra la historia de San Maximilian Kolbe (1894-1941), un sacerdote franciscano polaco que murió en el campo de concentración de Auschwitz víctima de la barbarie del nacional-socialismo de Hitler. La película es una coproducción polaco-alemana, en la que los polacos pusieron el mártir, el campo de concentración y el director (Krzysztov Zanussi, sí, no me he equivocado, 7 consonantes seguidas…) y los alemanes prácticamente el resto, incluyendo el presupuesto.

Como película no está mal, pero presenta muchas lagunas. Vestuario, ambientación e interpretación dignos, pero poca profundización en el personaje del santo. En sus escasos 90 minutos de metraje se centra más en las desventuras del protagonista (el prisionero que huyó de Auschwitz) que en darnos muchos detalles de la vida de Maximilian Kolbe. Se omiten datos biográficos esenciales, como que fue fundador de las Milicias de la Inmaculada (el nombre engaña, su objetivo era únicamente la oración a la Virgen) y que fue muchos años misionero en Japón. Como dato curioso reseñar que es la última película rodada en el propio campo de concentración, ya que cuando Spielberg lo solicitó para rodar “La Lista de Schlinder” le fue denegada su petición porque las instalaciones se estaban reconvirtiendo en el “Museo del Holocausto” que actualmente se puede visitar.

Maximilian Kolbe, el recluso 16.670 de Auschwitz, como tantos y tantos sacerdotes y religiosos/as que estuvieron en los campos de concentración nazis, fue perseguido por denunciar las injusticias del partido nacional socialista alemán. Quienes acusan a la Iglesia de "mirar para otro lado" durante el holocausto, ignoran deliberadamente que muchos católicos - sobre todo monjas y sacerdotes- también fueron asesinados en esa cruel carnicería que tuvo lugar durante la Segunda Guerra Mundial. El Papa Pío XII actuó con prudencia y con mucha diplomacia para poder ayudar a los perseguidos como se pudo. Santos como el Padre Kolbe o Edith Stein fueron martirizados por su fe cristiana católica. En otros post ya clarifiqué la figura de Pío XII, su importante labor para salvar a los judíos y cristianos de los campos de concentración y cómo tuvo un reconocimiento público por la comunidad judía que le otorgó la máxima condecoración posible para un no judío, el título de "Justo entre las Naciones". Muchos siguen hablando desde la ignorancia, o lo que es peor, desde el intencionado falseamiento de la realidad.
 
Entremos en el argumento de la película. El sacerdote Maximilian Kolbe (Edward Zentara) es recluido en Auschwitz y condenado a trabajos forzados. En dicho campo de concentración había una normativa que decía que si algún preso se fugaba otros diez serían ejecutados muriendo de hambre y de sed en una celda de castigo. Se produce una fuga y la posterior selección de diez candidatos. El Padre Kolbe no fue uno de los elegidos, pero voluntariamente se intercambia por un infeliz que lloraba diciendo “Pobre esposa mía… Pobres hijos míos...”. El Padre Kolbe dio un paso al frente diciendo “Soy un sacerdote católico. Querría ocupar el puesto de ese hombre”. La película omite incomprensiblemente este diálogo reflejado en las actas de su canonización. Tras tres semanas de castigo en la celda de hambre, fue finalmente asesinado junto a los otros tres prisioneros que aún sobrevivían con una inyección de fenol. La celda debía ser reacondicionada de nuevo para otros diez prisioneros.

La historia es real y cruel como la vida misma, mal que le pese a muchos. Se trata de una historia real que entremezcla cuatro temas esenciales al Evangelio: libertad, fe, sacrificio y amor. Uno de los detalles que más me ha gustado del filme es un diálogo final en el que los comunistas soviéticos, tras liberar a los prisioneros y conocer la historia del Padre Kolbe, tienen conocimiento de este este acto heroico pero lo intentan silenciar . Desesperados por menospreciar la entrega generosa de una vida por otra -en virtud de unos valores religiosos que ellos detestaban- preguntan a los esqueléticos supervivientes : “Pero, habrá alguien más que tuviera un gesto parecido al del cura… ¿Algún médico cambió su vida por un paciente?, ¿Algún profesor cambió la suya por un alumno?, ¿Podemos encontrar a alguien que hiciera una acción similar?...”. La respuesta que da un superviviente es tan lacónica como contundente… “No. Solo un sacerdote lo hizo”. A pesar de sus carencias, la película termina también de una manera muy afortunada con las palabras de Jesús en el Evangelio de Juan, capítulo 15, versículo 13: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”. El Padre Kolbe no la dio por un amigo, sino por un auténtico desconocido, lo cual le confiere mayor mérito si cabe…

Maximilian Kolbe fue beatificado por Pablo VI en 1971 (ceremonia a la que acudió Franciszek Gajowniczek, el recluso al que salvó la vida) y canonizado por Juan Pablo II -su compatriota- en 1982. En su homilía, el beato -inminente Santo- Wojtyla lo definió como El único triunfador de la Segunda Guerra Mundial.

Otro mártir de la fe, uno más. Sólo en la Iglesia Católica, el año pasado (2012) fueron asesinados diez sacerdotes, una religiosa y una misionera laica. Qué pena que no fueran noticia. Habrá que esperar a que hagan una película sobre ellos para que se divulguen sus testimonios, todos ellos, a buen seguro, impactantes.

Me gustaría terminar este post con unas palabras del director de nombre impronunciable (Krzysztov Zanussi) el día de la presentación de la película en España. Han pasado 22 años, pero hoy son todavía más evidentes. En un perfecto castellano (si compráis la película y veis los extras lo podéis escuchar) dice: “Decidí dirigir esta película porque en el mundo del arte europeo hay una cierta alergia a los temas religiosos -perdón, rectifico- a los temas cristianos, porqué el Islam y el Budismo si son en general bien tratados por nuestra cultura actual…” Vaya palabras más proféticas. Sin lugar a dudas, sería muy difícil describir en tan pocas palabras el panorama cultural Europeo contemporáneo….

5 comentarios :

  1. Octavio Cortina12 jul 2013, 20:04:00

    Muy buena peli la recomiendo

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  2. capítulo 15, versículo 13: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”. El Padre Kolbe no la dio por un amigo, sino por un auténtico desconocido....ME QUEDO CON ESTA FRASE... esta muy bueno gracias por compartir con nosotros que DIOS te siga iluminando.

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  3. Buen comentario, muchas gracias, que Dios te bendiga.

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  4. Jaime muchas gracias!!!Muy buena reflexión de esta maravillosa película de este gran santo.
    Dios te bendiga.

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  5. Vi la película hace un par de años, supongo que es la misma porque la vi durante un viaje y no recuerdo los datos técnicos. Estoy totalmente de cuerdo contigo en tu análisis. Gracias por esta reflexión, es posible que estas películas sobre santos, aunque no sean cinematográficamente espectaculares, puedan impactar, de un modo u otro, en mucha gente no creyente o apartada de la fe. En mi infancia, que no había TV, pero había en la biblioteca pública unos tebeos sobre vidas de santos que devoraba y creo que me generó un buen sustrato de reserva para los tiempos de crisis posteriores.

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