domingo, 26 de octubre de 2014

Vídeo de Cáritas: One Human Family: Food for All (Una familia humana: Comida para todos)

Me ha encantado este vídeo de apenas un minuto en el que seis personajes tienen dificultad para comer cuando lo hacen de manera egoísta y pueden hacerlo sin problemas cuando colaboran unos con otros. Basado en el antiguo cuento de las cucharas largas que ya hemos publicado en este Blog, es una preciosa alegoría que nos invita a ser solidarios y a apoyarnos los unos en los otros para beneficio común.

El vídeo se presenta con música pero sin diálogos, ya que al ser una campaña internacional se presenta en un formato comprensible para cualquier cultura o lengua. Me alegro mucho que la Iglesia utilice las Nuevas Tecnologías para difundir su mensaje en un lenguaje actual e ingenioso.

Os dejo el enlace para que lo disfrutéis también vosotros. De momento lleva ya más de un millón de reproducciones...

lunes, 13 de octubre de 2014

My City of Ruins (Bruce Springsteen, 2000)

Vaya suerte he tenido. En mi rastreo de contenidos cristianos me he encontrado con una canción de Bruce Springsteen que es toda una oración. My city of ruins (mi ciudad en ruinas) fue una balada escrita por Bruce para promover la recuperación de un parque de New Jersey en el año 2.000. Sin embargo, el ataque a las torres gemelas del 11-S del año 2001 en New York  hizo que la canción pronto se asociara a la reconstrucción de la zona 0. 

Bruce Springsteen, por cierto, no es un roquero usual. Lo de sexo, drogas y rock´n´roll no va con él. Siempre concienciado con la solidaridad, es uno de los mayores benefactores de un gran número de asociaciones benéficas. En su última gira en España el año pasado, sin ir más lejos, donó un 20% de sus ganancias de su gira española a Cáritas Española. Lo más grande no fue eso, sino el hecho de que Bruce le pidió a Cáritas que no hiciera pública su donación hasta que no terminara la gira. Hay detalles que hablan de la calidad humana de una persona. Basta que pongáis en Google "Bruce Springsteen solidario" y veréis la multitud de páginas que podéis consultar.

The Boss, a sus 65 años, es un gran ejemplo de una vida dedicada a la familia a su vocación (la música) y a la ayuda a los más necesitados. Muchos como él harían falta para mejorar el mundo en el que vivimos.

La canción, como os comento, es una oración en toda regla. Comienza narrando un paisaje desolador para terminar con una llamada a la esperanza. Cristiano a más no poder... 

Os dejo el enlace y las letras en versión original y en castellano.






There is a blood red circle
on the cold dark ground
and the rain is falling down.
The church door's thrown open.
I can hear the organ's song
but the congregation's gone.
My city of ruins.
My city of ruins.

Now the sweet bells of mercy
drift through the evening trees.
Young men on the corner
like scattered leaves,
the boarded up windows,
The empty streets
mhile my brother's down on his knees
My city of ruins.
My city of ruins.

Come on, rise up! Come on, rise up!
Come on, rise up! Come on, rise up!
Come on, rise up! Come on, rise up!

Now's there's tears on the pillow
darlin' where we slept.
And you took my heart when you left
without your sweet kiss.
My soul is lost, my friend
Tell me how do I begin again?
My city's in ruins.
My city's in ruins.

Now with these hands,
With these hands,
With these hands,
I pray Lord
With these hands, 
With these hands,
I pray for the strength, Lord
With these hands,
With these hands,
I pray for the faith, Lord
We pray for your love, Lord
We pray for the lost, Lord
We pray for this world, Lord
We pray for the strength, Lord
We pray for the strength, Lord

Come on
Come on
Come on, rise up
Come on, rise up
Come on, rise up
Come on, rise up
Come on, rise up
Come on, rise up
Come on, rise up
Come on, rise up
Come on, rise up

Hay un círculo de color rojo sangre 
en el suelo oscuro y frío 
y la lluvia está cayendo 
Las puertas de la iglesia se abrieron.
Puedo oír la música del órgano 
sin embargo, la congregación se ha ido. 
Mi ciudad en ruinas. 
Mi ciudad en ruinas. 

Ahora las dulces campanas de la misericordia 
resoplan a través de los árboles de la noche. 
Los hombres jóvenes en la esquina 
como las hojas esparcidas, 
El tapiado las ventanas, 
Las calles vacías 
mientras que mi hermano está de rodillas 
Mi ciudad en ruinas. 
Mi ciudad en ruinas. 

Vamos, levántate! Vamos, levántate! 
Vamos, levántate! Vamos, levántate! 
Vamos, levántate! Vamos, levántate! 

Ahora hay lágrimas en la almohada 
querida 'donde dormimos 
Y te llevaste mi corazón cuando te fuiste 
sin tu dulce beso. 
Mi alma está perdida, mi amigo 
Dime cómo puedo empezar de nuevo? 
Mi ciudad en ruinas. 
Mi ciudad en ruinas. 

Ahora, con estas manos, 
Con estas manos, 
Con estas manos, 
Pido Señor
Con estas manos, 
Con estas manos, 
Yo rezo por la fortaleza, Señor 
Con estas manos, 
Con estas manos, 
Yo rezo por la fe, el Señor 
Te pedimos por tu amor, Señor 
Oramos por los perdidos, Señor 
Oramos para que este mundo, Señor 
Oramos por la fortaleza, Señor 
Oramos por la fortaleza, Señor 

Vamos 
Vamos 
Vamos, levántate 
Vamos, levántate 
Vamos, levántate 
Vamos, levántate 
Vamos, levántate 
Vamos, levántate 
Vamos, levántate 
Vamos, levántate 
Vamos, levántate

domingo, 5 de octubre de 2014

Un hombre para la eternidad (A Man for All Seasons, U.K., 1966)

En estos días he vuelto a ver este clásico del Cine histórico ganador de seis premios de la Academia (sobre ocho nominaciones), entre ellos los de mejor película, mejor director (Fred Zinneman) y mejor actor (Paul Scofield), lo cual para ser una película no estadounidense no es moco de pavo. Aunque para mi gusto, más importantes que esos premios son los de “Mejor Película” de la Oficina Católica de Cinematografía y el premio al “Tratamiento Religoso” del Consejo de las Iglesias Protestantes. Como os podéis imaginar, que dos instituciones tan antagónicas coincidan en reconocer la fiabilidad histórica y el tratamiento preciso y objetivo de los personajes, supone que estamos ante un acercamiento bastante certero y consensuado a las figuras de Enrique VIII y Tomás Moro. Más aún si tenemos en cuenta que la película está realizada por el mismo país que condenó a muerte a Tomás Moro (1478-1535) y que siglos después realizó esta revisión cinematográfica de la injusta condena. 

El título (inglés) está sacado de unas palabras de Robert Whittington, quien en vida de Tomas Moro (1520) dijo de él: “Moro es un hombre que posee el ingenio de un ángel y una erudición singular; tan pronto maravillosamente alegre y entretenido como solemne, según lo requieran las circunstancias, dijéramos, un hombre para toda ocasión”. En la traducción española este matiz de su personalidad se pierde resaltando más bien su inmortalidad como personaje que pasó a la Historia. Centrándonos en la película, de ella dijo Fred Zinneman en sus memorias que fue la más sencilla de dirigir de toda su carrera, debido a la talla de todo el reparto, entre los que destacan, además del ganador del Oscar Paul Scofield (Tomás Moro)Orson Welles (Cardenal Wolsey) Robert Shaw (Enrique VIII) y Vanessa Redgrave (Ana Bolena).

La película narra los últimos siete años de la vida de Tomás Moro, hombre de Estado, filósofo, abogado, escritor y pensador de la corte de Enrique VIII. En esos años, pasa de ser Lord Canciller de Inglaterra a ser decapitado por no reconocer la validez del matrimonio del monarca con Ana Bolena. Los valores del juramento, de la integridad y de la honestidad se sitúan en la cúspide de un personaje que brilla en una época de corrupción, falsedad y ansias de poder. Obedecer a la conciencia y a Dios (y no a los reyes de este mundo) supone para Tomás Moro un cambio radical en su vida, el desprecio de todos, la marginación, la persecución a él y a toda su familia, la cárcel y, finalmente, la muerte. Un hombre sin miedo que será capaz de poner en entredicho a un rey sin conciencia.

La forma de vivir -y de morir- de Tomás Moro le valdrían su canonización por Pio XI en 1935, y aún hoy suponen un ejemplo de integridad moral al alcance de unos pocos elegidos. Sus frases finales no dejan lugar a la duda: "No hago ningún daño, no digo nada dañino, no creo en nada que dañe. Y si esto no es suficiente para mantener vivo a un hombre, de buena fe anhelo no vivir". Enfrentarse a un rey que sólo quería tener a su lado a personas que decían sí a todo (Cromwell y Norfolk quedan perfectamente retratados) le concede una altura ética difícil de ver en aquellos -y en estos- tiempos.

La escena de su muerte es impactante, solo a la altura de los mártires. Merece una reflexión profunda:

Sir Thomas Moro (hablando con los testigos de su ejecución): "El Rey me ordena que sea breve, y dado que soy un súbdito obediente del rey, seré breve. Muero como buen siervo de Su Majestad, pero antes como siervo de Dios".
(Al verdugo): "Te perdono en este mismo momento" (le da una moneda). "No tengas miedo de tu oficio; me envías a Dios".
Arzobispo Cranmer: "¿Está seguro de eso, Sir Thomas?"
Sir Thomas Moro: "Él no rechazará a alguien que está tan contento de ir con Él" (se arrodilla y apoya la cabeza en el yugo).

Acerca de su figura, como humanista y cristiano, fue el creador de la obra “Utopía” siendo uno de los máximos representantes del intento desde la política de unir una sociedad justa con el Reino de Dios predicado por Jesucristo. Ni esa sociedad justa, ni el Reino de Dios, desgraciadamente, forman parte del programa político de muchos personajes que desde hace varios siglos se perpetúan en los cargos cambiando los nombres, los apellidos o las siglas políticas; pero sin que desaparezcan sus intereses personales ni las codicias terrenales. Esta frase del film es genial al respecto: "Creo que cuando los hombres de estado abandonan su propia conciencia en aras de sus deberes públicos, conducen a su país por un camino corto hacia el caos".

Valga también esta otra genial cita como paradigma de su pensamiento, ya que aunque no aparece en la película, sí que resume a la perfección sus ideas: El hombre no puede estar separado de Dios, ni la política de la moral. Muchos deberían tomar nota de esta cita del que fue nombrado patrón de los políticos y gobernantes, especialmente todos aquellos que quieren sustituir nuestro Estado aconfesional por un Estado ateo que silencie todas las voces contrarias al pensamiento único que se está imponiendo.

Os invito a ver la película y a disfrutar con la integridad y la coherencia de Santo Tomas Moro.