martes, 19 de diciembre de 2017

Maktub (España, 2011)

Os recomiendo efusivamente que veáis estas Navidades esta película llamada Maktub. Aunque por su nombre no lo parezca, es española, si bien en América fue estrenada en los cines como Cambio de planes, por lo que también podéis localizarla por ese nombre. Buscadla como sea y no dejéis escapar la oportunidad de verla, ya que os aseguro que merece la pena. A mí me ha hecho reconciliarme con el cine español, con el ser humano en general y conmigo mismo. Es una película que a mi juicio posee un alto valor terapéutico. Si os fiáis de mí me lo agradeceréis y no os arrepentiréis de invertir así 100 minutos de vuestras preciosas vidas que se os pasarán en un suspiro.

Maktub sumerge al espectador en un fantástico cuento ambientado en la NavidadAntonio, un enfermo de leucemia y Manolo, un padre de familia al que la vida le va bastante mal, se encuentran casualmente en la sala de espera de una prueba médica y comenzarán una increíble amistad gracias a la cual todo el mundo saldrá beneficiado.

Se trata de una película para ver en familia, sin nada de lo que hoy abunda en el cine -especialmente en el español- para captar audiencia: no tiene ninguna escena de sexo, nada de sangre ni violencia explícita, no posee efectos especiales asombrosos... pero sin embargo presenta unos diálogos cargados de profundidad y de simbología que te atrapan desde el primer momento.

Gracias al desarrollo de la trama se va realizando una defensa de valores tradicionales como la fe, la familia, la fidelidad matrimonial, el optimismo vital, la capacidad de perdonar, la amistad, la confianza, la creencia en el más allá, la religión, la generosidad, la autosuperación y muchos más, ya que no pretendo agotarlos todos con este comentario. Para descubrir cómo todos estos elementos están presentes no os quedará más remedio que verla y disfrutar de ella. 

Mezclar bien este cocktail con tantos ingredientes se consigue gracias a la habilidad del director Paco Arango de mezclar la comedia (con situaciones y personajes realmente graciosos) con el drama (la enfermedad de Antonio es bastante seria y no se frivoliza con ella). Lo dicho, para no perdérsela.

Independientemente de la película, el título del film merece una reflexión teológica aparte, que es la que os ofrezco a continuación. "Maktub" es -como la propia película explica- una palabra árabe que significa "Estaba escrito" y hace referencia al concepto occidental de "predestinación" según el cual los planes de Dios están concebidos desde el comienzo de los tiempos. Ciertamente es un término teológico bastante controvertido, ya que aparte de su noción islámica en el propio cristianismo hay dos escuelas teológicas opuestas respecto a este concepto.

En común tienen ambas corrientes su base bíblica. Las dos toman como punto de partida las palabras de San Pablo en la Primera Carta a los Efesios, quien afirma la existencia de un "designio benevolente de Dios" (Ef 1,9). El Padre, antes de la creación del mundo, tiene un plan para todas las personas "predestinándonos a la adopción filial en Cristo" (Ef 1, 4-5). Desde este punto de vista, hemos sido creados para ser felices junto a Dios. Pero aquí acaba la visión común.

- Para los reformistas LuteroCalvino y sus sucesores, la predestinación quiere decir que Dios antes de crear a cada persona establece quiénes se salvarán y quiénes se condenarán. Ello anula la libertad y la responsabilidad personal, ya que lo único que debe hacer el creyente es tener fe y confiar en que será uno de los elegidos para la salvación.

- La Iglesia Católica también cree en la predestinación, pero desde una perspectiva diversa. Ciertamente Dios nos ha creado para salvarnos, para la vida eterna, para el amor que no tiene fin. Pero para alcanzar esta predestinación, sin embargo, el ser humano tiene que adherirse colaborando con Dios, quien siempre respeta la libertad y la responsabilidad de la persona para aceptar o no este fin último querido por Dios.

Creo que la película da por buena esta última perspectiva, ya que aún estando predestinada la felicidad última por parte de Dios, somos las personas las que con nuestras acciones diarias nos adherimos o nos apartamos de ese camino. Volviendo al film, la conversión de Manolo, el arrepentimiento de su mujer Beatriz o muchos otros detalles no tendrían sentido sino fuera desde esta visión.

Es momento de dejar las palabras a un lado y ver la película. Esta última parte del comentario no es imprescindible para disfrutar de la película, ya que a pesar de lo complejo de su título es apta para todos los públicos, especialmente para aquellos que aún crean en la Navidad y en el ser humano...

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