lunes, 28 de mayo de 2018

La cabaña (The Shack, EEUU, 2017)

Ayer pude por fin ver La cabaña, una película que tiene como temática central a Dios mismo y su intervención en la vida de las personas. El film es una versión del libro del mismo nombre escrito en 2007 por William Paul Yong y que ha vendido desde entonces la friolera de 20 millones de copias a pesar de haber sido publicado por el propio autor al margen de las grandes editoriales. La película tampoco escapó mal, con 57 millones de dólares recaudados sólo en EEUU, siendo la número 49 más vista de ese año en ese país.

La cinta fue realizada por los mismos productores de la ya comentada en este Blog La vida de Pi, presentando las dos unos componentes netamente religiosos; si bien es cierto que la dirigida por Ang Lee se refería especialmente al hinduismo, mientras que la de Stuart Hazeldine se centra más bien en el cristianismo. No obstante, en el fondo ambas defienden una apertura a la trascendencia y aportan una visión que deja entrever una cierta similitud entre todas las grandes religiones, teniendo por ello una visión de Dios algo sincretista.

Personalmente tengo que reconocer que desde su estreno en los cines tenía muchas ganas de verla, ya que me encontraba desconcertado por un hecho curioso: mis conocidos (creyentes o no) que la habían visto me hablaban maravillas de ella, mientras que la crítica especializada soltaba pestes de la misma. Hasta el momento de verla había buscado y leído más de 30 críticas cinematográficas de la película y no encontré ni siquiera una que hablara bien de ella. 

Una vez vista me tengo que situar en la posición de mis amistades y distanciarme de todos aquellos que la critican. Es cierto que no pasará a la posteridad como una obra maestra de la Historia del Cine, pero al menos es entretenida, hace reflexionar y presenta una visión confesional del sentido de la vida. Sin lugar a dudas, esto último es lo que no le perdonan sus detractores, quienes vinculados a posiciones ateas -o al menos agnósticas- no soportan que en pleno siglo XXI se pueda realizar un cine de calidad que defienda la existencia de Dios. La película está bien dirigida,, bien interpretada y posee una fotografía excelente que enriquece mucho al conjunto. Casi todas las críticas que he leído inciden en la idea de que se trata de un film con una clara intención moralizante y con tintes de  manual de autoayuda, como si en alguno de estos conceptos hubiera algo negativo per se. Creo sinceramente que la mayoría de las críticas que se encuentran en la web carecen de fundamento y se basan en las carencias religiosas de quienes las realizan, aportando una visión subjetiva y poco fundamentada de la temática tratada y limitándose a criticar "la cáscara" sin incidir en lo profundo de los temas tratados.  

El argumento tanto del libro como de la versión cinematográfica es el mismo. Mack Philips (Sam Worthington) es un padre de familia con un pasado escabroso al que una nueva desgracia familiar le hace perder la poca fe que tenía. En medio de esa crisis, recibe una carta para encontrarse en una cabaña de los bosques de Oregón con "papá". En dicha cabaña Mack encontrará respuestas a todas las preguntas e incomprensiones que lo han acompañado a lo largo de su existencia. No puedo desvelar mucho más ya que uno de los puntos fuertes del film es la intriga que subyace a la trama. Si acaso reproducir las líneas iniciales recitadas por una voz en off, que son bastante sugerentes: "¿Quién no se mostraría escéptico cuando un hombre afirma haber pasado un fin de semana entero con Dios? En una choza, nada menos. Y no una choza cualquiera. Ésta era la choza. Lo que voy a contarles es un poco... bueno, es "bastante" del lado fantástico. Pero eso no significa necesariamente que no sea cierto."

Desde un punto de vista teológico la película no tiene desperdicio. Presenta muchos temas y muy variados, de los que destaco y comento algunos a continuación, intentando no ser demasiado spoiler, aunque indudablemente es mejor primero ver la película y luego los comentarios...

Como primer tema presenta una visión coincidente con el dogma cristiano de la Santísima Trinidad. Dios es Padre (madre, en este caso), Hijo y Espíritu Santo. En el film aparecen antropomorfizados ya que de otra manera sería imposibles distinguirlos. Son un solo Dios pero a la vez tres Personas que viven en plena comunión de vida y amor. Son como una familia en la que cada uno tiene sus roles definidos pero funcionan al unísono. Cada uno se presenta ante Mack con una fisonomía diversa pero todos ellos actúan como uno solo. Desde un punto de vista cristiano no hay nada que reprochar a esta presentación de Dios, excepto que la película deja entrever que ese mismo Dios puede adoptar la imagen de otras divinidades para manifestarse a las personas. Esa es una perspectiva demasiado "new age" que en el fondo viene a querer decir que todas las religiones son iguales y que Dios se manifiesta a cada cultura de forma diversa. Aquí el film chirría un poco dogmáticamente hablando, aunque la intuición no deja de ser sugerente en la cultura que vivimos. 

En una visión bastante parecida a "Como Dios", el film plantea que en la mente humana no tiene cabida el "jugar a ser Dios", pues desconocemos la naturaleza amorosa de Dios y no estamos preparados para afrontar la hipotética tarea de suplantar a Dios, si bien en el día a día es lo que precisamente hacemos con nuestros juicios. Esta disyuntiva que el Espíritu Santo (Sarayu) propone al protagonista es muy significativa en este sentido: "Si te resulta tan fácil juzgar a Dios, debes elegir a uno de tus hijos para que pase la eternidad en el Cielo. El otro irá al infierno."

El segundo tema en importancia es la capacidad de perdonar y ser perdonado. Se presenta para ello a Mack, un caso extremo que hizo algo en su pasado "imperdonable" para sí mismo y que en el presente sufre las consecuencias de otro acto violento desgarrador que también es incapaz de perdonar. En el fondo todos nos podemos sentir identificados con él sin llegar a esas situaciones tan "límite" para el ser humano. La película vuelve a presentar una realidad evidente: perdonar es un ejercicio para el que hay que entrenarse, y resulta imposible perdonar a los demás si uno primero no ha curado sus heridas internas perdonándose a sí mismo. La capacidad de perdonar y de pedir perdón van unidas, y son previas al amor. Sin perdón no hay reconciliación con uno mismo y no puede haber amor ni felicidad. Solo el perdón tiene una capacidad terapéutica y posibilita en cualquier momento un nuevo comienzo para quien lo experimenta. "El dolor te roba la alegría y la capacidad de amar", afirma en el film  Dios Padre. Hay que liberarse de ese odio-dolor para recuperar una vida sana. 

Unido a ello va el tema del sufrimiento humano. La película refleja gráficamente que ninguna lágrima humana es estéril, y que el sufrimiento humano tiene sentido como acto que redime interiormente y que nos une al sufrimiento de Cristo en su Pasión. Dios no es un Dios sádico que quiera ese sufrimiento, pero es capaz de sacar cosas buenas aún de las mayores desgracias. La respuesta al mal en el mundo la encontramos en el pecado humano, y toda la vida debe ser una lucha contra el mal y una apertura a la acción de Dios en nuestro interior. La película repite incansablemente que Dios nunca abandona en el sufrimiento y que acompaña siempre al que sufre, a pesar de que esa compañía pase desapercibida para quien sufre "la noche oscura del alma". La razón y la libertad humana nunca alcanzan a comprender los planes de Dios, como el Espíritu Santo aclara al protagonista: "Y hay miles de millones como tú, cada uno de los cuales determina lo que cree que es el bien y el mal. Y cuando tu bien choca con el mal de tu prójimo, surgen discusiones. Estallan guerras. Porque todos insisten en jugar a ser Dios. No estabas destinado a hacer nada de eso".

Junto a ello se presenta el tema de la familia como "Iglesia doméstica", como lugar de vivencia de la fe y del amor. Lugar de encuentro, de complicidad, de diálogo, de confianza mutua, de perdón y de amor. Una institución donde la falta de diálogo y el encerrarse en uno mismo provoca la autodestrucción y donde, por el contrario,  la capacidad de comunicar los propios sentimientos se convierte en la llave de la felicidad y de la comunión. 

Desde un punto de vista meramente humano y dejando a un lado la fe y a Dios se presentan otras ideas como sanas para el individuo: eliminar el sentimiento de culpa cuando no es objetivo, ser capaz de cerrar las heridas del pasado que nos atormentan o confiar en las propias capacidades son algunos ejemplos de ello. 

Por todo ello me parece una película altamente recomendable y que creo que puede hacer mucho bien a quien la visualice con una mente abierta. Yo, por mi parte, he comenzado a leer el libro, que en varios aspectos me han comentado que es más profundo incluso que la película. Ya os contaré. 

lunes, 21 de mayo de 2018

La llamada (España, 2017)

La llamada es una película de temática religiosa con múltiples aristas, por lo que creo que merece un comentario reposado y bien fundamentado evitando posturas extremistas, sobre todo siendo conscientes que lo que se analiza pertenece al mundo del entretenimiento, presentando altos componentes creativos y artísticos y no pretendiendo ser una catequesis al uso. Se trata de una buena película que mezcla comedia, drama, música y espiritualidad a partes iguales en una combinación bastante acertada, con un éxito generalizado de taquilla y crítica en nuestro país. 

Pocas películas contemporáneas hablan del tema de la vocación religiosa, por lo que creo que aunque sea solo por el intento que el film hace de explicar por qué un joven decide entregar a Dios completamente su vida ya merece la pena su visionado, si bien es cierto que bajo mi modesto punto de vista determinadas partes del film fueron mejorables o se podían haber gestionado de diferentes formas. 

De entrada comentar algo obvio. La película no está producida por el Vaticano ni por la Conferencia Episcopal Española, sino por personas laicas (creyentes o no, lo desconozco...) que apuestan por un producto y lo comercializan en función de los beneficios que quieren obtener de ella. No es una película para fomentar la vocación religiosa aunque creo que en parte cumple ese objetivo. No es de extrañar por lo tanto que el film, aún fomentando la vocación, también potencie otros valores o ideologías que siendo respetables no están en sintonía con la doctrina oficial de la Iglesia

Precisamente el trasfondo ideológico es uno de los puntos que más llaman la atención de este título. La película es una adaptación del musical homónimo, siendo ambos escritos y dirigidos por una pareja homosexual, Javier Calvo y Javier Ambrossí (conocidos como los Javis) y producida por Jorge Javier Vázquez, otro icono gay del panorama artístico español.  Con estos mimbres, y en consonancia con las posturas mayoritarias de este colectivo en nuestro país, uno hubiera esperado una caricatura o ridiculización del tema religioso o de la Iglesia, pero sin embargo y sorprendentemente el tema religioso está tocado con mucha delicadeza y profundidad. Todos los protagonistas religiosos del film salen bien parados del desarrollo de la trama y no hay ningún "malo-malísimo" relacionado con la institución eclesial como sí suele pasar en otras películas que tratan el tema religioso. Evidentemente se hace también un alegato de las relaciones homosexuales, pero como apuntaba antes se trata un producto comercial adaptado a todo tipo de públicos y que busca el mayor tipo posible de público en las salas o en los puntos de venta de DVDs

La acción se desarrolla en un campamento de verano dirigido por la Hermana Milagros (Belén Cuesta) y Sor Bernarda de los Arcos (Gracia Olayo). Allí, dos jóvenes de 17 años, Susana (Anna Castillo) y María (Macarena García) soportan como pueden el ambiente mientras sueñan con formar un grupo musical (Suma Latina) al tiempo que disfrutan de los conciertos, el sexo o las drogas. De repente, Dios se le aparece a María cantándole canciones de Whitney Houston, provocando un cambio radical en las vidas de todas las protagonistas de la historia.

Aquí comienzo la disección de la película en sí, intentando responder a la pregunta: ¿qué valores podemos sacar de esta historia...?

- En primer lugar, como he dicho anteriormente, la película aborda el tema de la vocación religiosa. Renunciar a todas las cosas de este mundo (en el caso de María al éxito, la fama, el dinero, la vida en pareja...) no es una cuestión fácil ni sencilla de explicar. El film deja claro que solo una experiencia personal de tipo amoroso es capaz de hacer que alguien tome en su vida una decisión de tal calibre. El tema está tratado con máximo respeto y profundidad, si bien es cierto que también hay espacio para la comedia, con gags bastante graciosos y sobre todo mucho espacio para una música que es complemento perfecto a los sentimientos de los protagonistas.

- Paralelo a ello se presenta una imagen de Dios que es Amor, que solo entiende el lenguaje del Amor (musical, en este caso) y que ofrece un proyecto de vida basado en ese mismo Amor. Un camino difícil, áspero y tortuoso pero para el que promete asistencia continua y compañía gratificante. Un Dios antropomorfo que no destaca por su belleza ni por su juventud (a mí personalmente me recuerda al difunto Robin Williams) pero sí por sus dotes de seductor musical. Un Dios que se carcajea de las palabras de la Biblia (elemento éste que se entiende en el contexto de la película), de las oraciones mecánicas y que huye de los ritos convencionales. Un Dios que aparece a través de una cruz que comunica con otra dimensión (la única referencia al Dios de Jesucristo) pero que en el fondo podría ser el dios de cualquier religión universal.

- Respecto al amor humano se defiende como he apuntado anteriormente que cualquier relación amorosa es lícita. No hay barreras de edad, cultura e incluso sexo. El amor traspasa todas esas cuestiones y se sitúa por encima de todo. Esta frase es buena prueba del lenguaje descarado y de esa liberalidad en el amor: "Y si a mi alguien me dijera que estoy confundida y que tengo que parar y pensar con la puta cabeza, ¡le mando a tomar por culo! ¿Vale? Sí, contra todo pronóstico, yo, Susana Romero, soy bollera, me he enamorado de una monja y mi amiga se ha enamorado de Dios. Pues cada uno con lo suyo."

- La película plantea además ineludiblemente la pregunta existencial sobre el sentido de la vida. Una vida que ofrece todo tipo de lugares donde buscar la felicidad. Sexo, dinero, drogas, música, placer, religión, fama, amistad... y algunas más. Todas estas instancias se presentan como lugares donde se pueden encontrar pequeñas o grandes dosis de esa felicidad. La habilidad humana está en saber cuáles de ellas son constructivas y cuáles son destructivas. El film defiende asímismo que no necesariamente hay opciones para toda la vida, sino que las opciones son justificables en función de la felicidad momentánea que reportan. Una idea demasiado kitsch para mi gusto pero que encaja a la perfección en la sociedad actual y especialmente en la juventud a la que se dirige la película.

- A nivel humano y dejando a un lado la espiritualidad, creo que el film presenta una idea clara: Hay que luchar con todas las fuerzas por cumplir tus sueños, sean los que sean. Tienes que olvidarte de los demás y ser fiel a ti mismo y a tu llamada interior (sea la que sea) para ser feliz y escoger el camino correcto en la vida. De nada sirven los consejos ni las experiencias de los otros, ya que la vida hay que vivirla en primera persona y es única e irrepetible. Tú serás en última instancia el único responsable de tus aciertos o de tus errores. De nuevo una idea muy posmoderna, con la que se puede estar de acuerdo o no, pero que en el fondo creo que se nos ha ido filtrando hasta el tuétano a los que vivimos en esta sociedad. Atrás quedaron los tiempos en los que las personas fiaban sus decisiones vitales a consejeros, amigos, hermanos mayores o padres. Como muestra, un botón: "Yo no voy a dejar que nadie desilusione a mi amiga o me desilusione a mí. ¿Estamos? Vale. ¿Te acuerdas de cómo se llama nuestro "single"? "Lo hacemos y ya veremos". Es que no se llama "Yo no lo voy a hacer por si acaso, no vaya a ser" o "Lo hago solo un poquito" ¡Que no! ¡Que no! ¡Que no! Nosotras lo hacemos, lo intentamos y si sale mal a otra cosa. Pero lo has intentado."

- Otra idea que recalca la película es el aprovechar el momento presente y experimentar cosas nuevas, lo cual es aplicable a todas las fases de la vida pero especialmente a la adolescencia. El tradicional carpe diem se sustituye en la película por el axioma "lo hacemos y ya vemos", título del single de Suma Latina y que es una clara invitación a hacer lo que te dé la gana sin tener excesivas preocupaciones por sus repercusiones. Tú primero actúa y luego reflexiona es el consejo que dan las protagonistas de la película. En este sentido me parece que se trata de una visión algo ingenua de la resolución de los problemas de la vida, con una posición bastante lejana a las reflexiones que solemos realizar quienes ya peinamos canas.

En fin, a pesar de algunas cuestiones discutibles como las anteriormente citadas recomiendo altamente su visionado. Hechas estas salvedades, es justo reconocer que el producto final divierte, entretiene e incluso emociona. Ni que decir tiene que al ser el primer film dirigido por los Javis les auguro una larga y exitosa carrera en el mundo del Cine y del espectáculo. Con esta opera prima demuestran que andan sobrados de talento, creatividad, frescura y empatía con el espectador, que a fin de cuentas, es lo más necesario en este Arte.

Por cierto, termino el comentario con otro detalle que me ha encantado de la película. Las pocas escenas de sexo que tiene el film no son explícitas,  al contrario  de lo que ha venido siendo habitual en el Cine Español desde la transición, con lo cual creo que los nóveles directores se desmarcan de esa tendencia burda, zafia y grosera que ha caracterizado a nuestro cine en las últimas décadas. Esperemos que así sea en sus sucesivos trabajos.

lunes, 14 de mayo de 2018

May feelings 11

Quienes habéis leído habitualmente el Blog sabéis que en esta fecha no podía faltar el vídeo promocional de la red social "May feelings" dedicada a fomentar la oración por diversas causas. Todos los años me he hecho eco de sus publicaciones, cada vez más profesionales y con mejores medios técnicos, si bien es cierto que con el paso de los años ha sufrido un desgaste en su originalidad. 

Quizás por este motivo (o por otros que yo personalmente desconozco) los responsables de dicha página web han decidido romper una tradición de 10 años y no realizar ningún vídeo promocional en 2018; pidiendo que el tiempo que uno hubiera tardado en ver el vídeo (3 minutos) lo dedique cada persona a rezar por los refugiados de todo el mundo. Han convocado de la misma manera una maratón de oraciones con esta intención para el día 31 de mayo en su página web. 

Este año, por lo tanto, me adhiero a esa llamada y os pido que también lo hagáis vosotros, pidiendo por los refugiados y (esto lo añado yo) contribuyendo económicamente -cada uno según sus posibilidades- con alguna causa humanitaria.

Veremos qué sucede el año que viene, si esto ha sido un parón en su actividad o el final de la realización de estos vídeos motivacionales.  

jueves, 3 de mayo de 2018

Tierra de María (Mary´s Land, España, 2013)

Como el propio director Juan María Cotelo dice, Tierra de María es tan variada como la vida misma, donde uno puede encontrar de todo. Cine, Documental, Drama, Comedia, Religión, Biblia, Espiritualidad... y muchas cosas más. Es tan peculiar como difícil de encasillar, lo que la convierte en un producto original y poco convencional.

De entrada tengo que reconocer que su visualización no me ha llenado tanto como el anterior trabajo del mismo director, La Última Cima, aunque ello no es grave. El listón estaba tan alto que ciertamente era difícil superarlo. Tierra de María llega también al corazón y te hace plantearte cosas desde un punto de vista espiritual, pero al menos para mi gusto está un escalón por debajo -o dos- de su primer trabajo. Supongo que cuando una primera obra es magistral, es algo bastante frecuente que por mucho empeño que el director ponga, todos los filmes siguientes sean inferiores a ése. Se me viene a la cabeza el ejemplo de Alejandro Amenábar, quien a pesar de sus éxitos y reconocimientos en mi opinión tampoco ha sido capaz de superar su primer trabajo, Tesis.

Fundamentalmente, la película presenta dos ejes transversales. De un lado, una recreación con actores de algunos momentos del A.T. y del N.T. Para mi gusto es la parte más floja del conjunto, con un casting muy mejorable y precariedad de medios. Uno está acostumbrado -para bien o para mal- a la puesta en escena de Hollywood y querer hacer una película de la Biblia con medios caseros decepciona bastante.  Por otro lado, se presenta una trama en la que el propio director Cotelo será el abogado del diablo que tendrá que interrogar a distintos conversos y testigos de la fe cristiana para averiguar si sus testimonios son convincentes o no. Esta parte es la más lograda y la que toca la fibra sensible del espectador, la que creo que hace que merezca la pena su visionado.

Tras estas dos tramas surgen temas colaterales que son los que verdaderamente dan sentido a la obra. ¿Qué sentido tiene la vida?, ¿Es la creación obra de Dios o de la casualidad?, ¿Verdaderamente Dios ama al ser humano o lo ha abandonado a su suerte?, ¿Cómo usa el ser humano su libertad?, ¿Es posible tener fe en la sociedad actual?, ¿Es posible cambiar de vida radicalmente?... Estas y muchas otras preguntas son respondidas de manera indirecta, a través de personas de todo el planeta que tienen en común un momento de sus vidas en los que se replantean su existencia, casi todos ellos a través de una experiencia profunda con María, la Reina de la Paz, que se viene apareciendo desde hace 30 años a un grupo de 6 niños en Medjugorje (Bosnia y Herzegovina). Un político que cambió el despacho por el rosario, un médico que pasó de practicar abortos a evitarlos, una modelo que cambió la pasarela por la ayuda a los más necesitados, un joven que cambió de vivir en ambientes depravados a evangelizar en ellos, una actriz y presentadora de Tv de Las Vegas que conoció a Cristo tras sufrir esclerosis múltiple, una joven que vivió la guerra y ahora predica la paz, una inválida que recuperó la salud milagrosamente... Todos ellos tienen en común que un día escucharon la voz de Dios y que sus historias no son tan increíbles como pudieran parecer por separado. Muchos de ellos ni siquiera eran cristianos practicantes antes de que les cambiara la vida, como reconoce con esta frase uno de ellos:

John Rick Miller: "Mi esposa me pidió que asistiera a una reunión sobre varios niños en un lugar llamado Medjugorje. Me negué, porque en ese momento, si querías que me subiera la presión arterial, todo lo que tenías que hacer era mencionar a la Iglesia Católica".

El testimonio de personas anónimas es lo más destacable del film. Personas que un día cambiaron su vida comenzando con una acción tan sencilla como rezar a la Virgen:

Amada Rosa Pérez: "Un día fui a la iglesia, a orar por la Virgen, a buscar a Dios y preguntarle: ¿Qué debo hacer? No quiero sentir esta depresión y este vacío, perderme en este mundo sin salida. Cuando comencé a rezar el rosario, comencé a sentir paz. Ya no me siento una modelo. Un modelo es la Virgen. Ella es de hecho el verdadero modelo".

Personas que han descubierto que Dios las ama como hijos queridos y que la Virgen María es la intercesora de ese amor:

Francisco Verar: "Pienso que la relación de una madre con su hijo, en la Tierra, es como la relación de la madre de Dios con cada uno de nosotros".

Personas que aman, que perdonan y que dejaron de juzgar a los demás. Hombres y mujeres que hablan de la urgencia de ayudar a la Virgen en la tarea de construir un mundo mejor. Seres humanos que cambiaron su vida y decidieron renunciar a las tres "p" (poder, poseer y placer) para entregar su tiempo y compartir sus bienes con los demás. No hay mejor aval que ese -el de una vida entregada a los demás y feliz- para demostrar que su fe es verdadera y que algo pasó en su interior que los hizo cambiar el rumbo de sus vidas.

Su estreno en los cines fue todo un fenómeno, permaneciendo siete meses en cartelera y acumulando más de 150.000 espectadores, lo cual no está nada mal para una película no subvencionada y poco publicitada. Su éxito se debió al boca a boca, no a la crítica especializada ni a grandes campañas de marketing. Las mayores críticas que recibió la película fueron precisamente por su proselitismo y su afán por evangelizar, como si ello tuviera que ser algo negativo per se.

Yo sí la recomiendo. Posiblemente haya películas mejores, pero al menos es original y entretiene, aportando elementos espirituales muy enriquecedores