lunes, 11 de junio de 2018

Las siete maravillas

Hace poco leí una de esas historias de las que te hacen pensar. Se trata de una historia relacionada con lo que los psicólogos contemporáneos denominan "pensamiento divergente" o "pensamiento lateral", el cual en el ámbito académico se relaciona directamente con la creatividad de un alumno.

En este caso la historia tiene además un componente espiritual y casi trascendente, por lo que me parece muy completo para reflejar de manera simbólica varios temas distintos y muy sugerente para la reflexión.

Ahí os lo dejo para vuestro provecho:

"En una clase de Geografía e Historia, los alumnos trabajaban sobre las Siete Maravillas del Mundo. Al término de la sesión, se les pidió hacer una lista de las que ellos consideraban deberían ser actualmente las Siete Maravillas del Mundo. 


A pesar de algunos desacuerdos, la mayoría votó por lo siguiente: 

1. Las Pirámides de Egipto. 
2. El Taj Mahal. 
3. El Gran Cañón. 
4. El Canal de Panamá. 
5. El Empire State. 
6. La Basílica de San Pedro. 
7. La Muralla China. 

Mientras se recontaba la votación, el maestro notó que una estudiante permanecía callada y no había entregado aún su lista. Así que le preguntó si tenía problema para terminar de hacer su elección. 

La muchacha tímidamente respondió:
 -Si, un poco. No podía decidirme pues son tantas las maravillas. 

El maestro dijo: 
-Bueno, dinos lo que has escrito y tal vez podamos ayudarte. 

La muchacha titubeo, y después leyó:
- Creo que las Siete Maravillas del Mundo son: 

1. Poder tocar. 
2. Poder saborear. 
3. Poder ver. 
4. Poder escuchar. 

Titubeando un poco continúo: 

5. Poder sentir. 
6. Poder reír. 
7. Y… Poder amar. 

Al terminar de leerlas el salón de clase quedó en un silencio absoluto, mientras el maestro, asintiendo con la cabeza, comprendió que la respuesta de la chica encerraba maravillas que en nuestras vidas damos por descontadas, pero que en el fondo deberían emocionarnos cada día..."

lunes, 4 de junio de 2018

Exorcismo en Connecticut (The Haunting in Connecticut, EEUU, 2007)

Atraído por un título que me llevaba a pensar en una temática netamente religiosa vi la semana pasada esta película, pero ciertamente no puedo ocultar mi desencanto ya que el tema de las posesiones es tocado bastante de pasada, al menos en su faceta demonológica. Exorcismo en Connecticut se puede catalogar como "de terror psicológico", más que una película que pretenda ahondar en el hecho de las posesiones diabólicas con un mínimo de profundidad.

El film arranca con el ya clásico en estas películas "basada en hechos reales", que a estas alturas viene a ser como la palabra "ibérica" en una buena carne que se precie, pero que indudablemente funciona y concede un plus de interés al visionado. Se han cambiado nombres y lugares, pero el relato responde a las experiencias de la familia Parker en los años 1980 e investigados por la familia Warren

La historia narra el episodio sucedido a la familia Campbell, quienes se mudan a una casa victoriana cerca del Hospital de Connecticut donde su hijo Matthew recibe un tratamiento experimental contra el cáncer. Poco a poco van sucediéndose apariciones y sueños extraños que en principio son atribuidos a los efectos secundarios del tratamiento. La familia se pondrá en contacto con un sacerdote, el reverendo Nicholas Popescu, quien irá sacando a la luz la verdad de los hechos acontecidos en décadas anteriores y que se relacionan directamente con el pasado de la casa, una antigua funeraria en la que se practicaba la nigromancia y la necrofilia y donde se realizaban sesiones espiritistas auspiciadas por un hombre oscuro llamado Aichman y presididas por su discípulo y medium Jonah, quien no para de manifestarse a Matthew

El argumento es -como se puede comprobar- interesante, pero la película carece de contenido religioso profundo. El sacerdote es un mero actor secundario que no realiza ningún acto destacable en la lucha contra el mal y para más inri la solución del conflicto la aporta el propio poseído, lo cual resulta algo sorprendente cuando no directamente surrealista. La película termina sin ninguna mención a un exorcismo ni de personas ni de la propia casa (como sí sucedió en la historia real) por lo que pasa de puntillas sobre el tema espiritual.

De las pocas ideas potables que a nivel espiritual el film me ha transmitido destacaría la importancia de la oración en la lucha contra el mal, el recurrir a las personas autorizadas en los casos extremos (aunque en esta cinta insisto que el sacerdote tiene un papel marginal) y algo que se repite en este género cinematográfico: el peligro real que supone la magia negra, que habitualmente se presenta de manera atractiva e inocua en forma de ouija o espiritismo.

Una película para ver y poco más, sin el calado teológico que presentan otros títulos de temática semejante como El Exorcista, El Exorcismo de Emily Rose, El Rito o mi preferida en este género, Poseído