lunes, 22 de octubre de 2018

El pueblo de cartón (Il Villagio di cartone, Italia, 2011)

Casi por casualidad he tenido la oportunidad de ver esta película, la última que rodó el cineasta italiano Ermanno Olmi, fallecido en mayo de este año a la edad de 86 años. No ha sido fácil ya que su cine no es comercial, por lo que incluso el DVD que llegó a mis manos solo trae la Versión Original italiana subtitulada al castellano. Mis estudios de italiano y la escasez de los diálogos hacen que la tarea haya sido sencilla y muy provechosa. Olmi, como en toda su filmografía, acentúa los sentimientos de los protagonistas por encima de las conversaciones, con esa sensibilidad social que caracteriza toda su obra y que consigue que el espectador empatice con todos sus personajes, que son cercanos y campechanos, retrato de lo cotidiano. No en vano se le ha llamado el nuevo maestro del neorrealismo italiano, sucesor de los maestros Rossellini o Visconti.

El argumento mezcla dos temas principales, la soledad del sacerdote en el mundo posmoderno y el drama humano de la emigración, una situación tan compleja como injusta.

El primer tema es el protagonizado en primera persona por Michael Lonsdale, actor también en el film religioso De Dioses y hombres. En esta ocasión protagoniza a un sacerdote cercano al final de su vida, sin apenas fuerzas para sobrevivir, cuya Parroquia de toda la vida está siendo desalojada para ser derribada por falta de feligreses. Volviendo la vista atrás, el sacerdote contempla su existencia como estéril, se replantea como pudo ser su vida si hubiera optado por otros caminos y afronta el final de su vida con la misma pregunta de Cristo en la cruz: Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?. El sacerdote refleja de manera simbólica a todo occidente, donde día a día se cuestiona la fe, no se encuentra una respuesta al sentido de la vida y se contempla impasible la decadencia de una cultura y un estilo de vida sin poder hacer nada para evitarlo. Hay una escena en la que se retira la cruz del templo que es todo un símbolo de lo que sucede en Europa con la desacralización que se percibe día a día. Se expulsa a Dios de la sociedad pero ese vacío no es llenado con nada que aporte felicidad a los ciudadanos, solo evasión y distracciones. Desde el punto de vista de un célibe, se presenta una amargura por las oportunidades afectivas perdidas, al tiempo que un sentimiento de culpa por no comprender los planes de Dios respecto a esa entrega que exige la renuncia de un sentimiento plenamente humano como el enamoramiento o las relaciones familiares. Frente a esta controversia, el sacerdote va a encontrar un último sentido en la caridad al acoger a un grupo de refugiados que ocupan su iglesia. “Cuando la caridad es un riesgo, entonces es el momento de la caridad”, son sus palabras al ser advertido por las fuerzas del orden de que el encubrimiento de ilegales es un acto subversivo. 

Ello engarza con el segundo tema del film, la emigración. A través del grupo de refugiados se retrata la enorme diversidad de personas que abandonando África buscan un mejor futuro en Europa: Los que vienen con estudios pero pronto descubren que no tienen acceso al mercado laboral, aquellos que son engañados y estafados, los que mueren en el intento, los que se lucran de sus propios compatriotas, los terroristas que buscan la violencia para dinamitar el sistema desde dentro, los que únicamente buscan sobrevivir y dar un futuro mejor a su descendencia.... Todos ellos quedan reflejados en un grupo que al principio parece homogéneo pero que poco a poco se va descubriendo como una estructura poligonal llena de aristas diversas. 

Dentro de toda esta realidad se incide en la injusticia social, con una imagen espiritual de un Dios creador que sufre de nuevo por la matanza de Abel por parte de su hermano Caín (símbolos del hombre africano y europeo) reflejado de manera bellísima en una vidriera con el ojo de Dios que “llora” cada vez que azota una tormenta. La última frase del film es una llamada a la reflexión y al cambio estructural que reclama esta situación: “O cambiamos el curso que le hemos dado a la Historia o será la Historia la que nos cambiará a nosotros”, aparece en pantalla sobre el fondo de las olas del mar en las que tantas criaturas inocentes han perdido la vida buscando un futuro mejor en una tierra donde las fronteras no las puso Dios, sino los hombres.

martes, 16 de octubre de 2018

Poseídos (Lost Souls , EEUU, 2000)

Hace unos días vi esta película de comienzos de siglo, precisamente del mismo año que Poseído, el excelente film que retrata de manera bastante fiel a los testimonios de los exorcistas un caso real de posesión y exorcismo acontecido en América y que ya fue comentada en el Blog en su día.

La similitud entre ambas se limita a sus títulos, al menos en la traducción española, ya que en la versión anglosajona no se parecen ni en eso. Para mi sorpresa, esta película dista mucho de estar basada en hechos reales y se adentra en el mundo de la fantasía, con algunos tintes bíblicos y escatológicos, eso sí, pero poco más que sea realmente aprovechable.

El argumento sí es religioso pero bastante oportunista. Coincidiendo con el tirón del “efecto 2.000” (según el cuál el mundo estaba cercano a su fin en aquel año redondo) se plantea la llegada del Anticristo para poner punto y final a la Historia, siendo Maya Larkin (Winona Ryder, de lo poco salvarle del film) la encargada de desenmascararlo y neutralizarlo, contando para ello con la ayuda de dos exorcistas, el padre Lareaux y con John Townshend quienes en un pasado la habían exorcizado a ella. El tema es bastante sugerente y está basado en el Apocalipsis, pero los elementos bíblicos se sacrifican para dar mayor importancia a lo comercial, siendo el resultado bastante decepcionante.

La película, como digo, se aparta bastante de un contenido espiritual para centrarse en el ámbito del thriller de terror, con momentos de tensión y giros bastante interesantes, pero careciendo de una credibilidad en la temática y con errores teológicos de bulto. No obstante lo dicho, dentro de su género entretiene, y su escaso metraje (apenas 90 minutos) la hacen ágil y evitan que se haga pesada. 

Verla me recordó a su vez a otra película semejante y también casi de la misma época: Pactar con el Diablo, pero la calidad de una y otra también distan bastante, tanto en el reparto como en la trama.

En fin, una película para ver y poco más, ciertamente no dejó huella en su estreno y el tiempo tampoco la ha convertido en profética, al menos hasta el momento....

martes, 9 de octubre de 2018

Constantine (EEUU, 2005)

Constantine es un thriller de temática religiosa protagonizada por Keenu Reeves. Lo primero que hay que precisar de este film es que está basado en los cómics de DC, por lo que -como uno se puede imaginar- los aspectos religiosos son algo secundarios y sacrificados en favor de la fantasía y los efectos especiales.

Su argumento se basa en la lucha terrenal entre el bien y el mal, en la que Dios y Satanás “juegan” a ver quien consigue dominar el mundo, contando para ello con la respectiva ayuda de ángeles y demonios que en principio no pueden intervenir directamente en los acontecimientos; pero sí pueden ayudar o tentar a los seres humanos respectivamente. El protagonista, John Constantine, es un “cazador de híbridos”, siendo éstos los demonios que se saltan las reglas del juego e intervienen en la vida de las personas a través de posesiones o ataques paranormales.

Para esta misión que realiza “por libre” (me refiero a que no es ningún ministro de la Iglesia o algo parecido...), cuenta con la ayuda de personajes pintorescos como un ayudante aprendiz, un sacerdote alcohólico, buscadores de reliquias o personajes médiums entre el mundo real y el infierno. Sin faltar la presencia de un ambiguo Arcángel Gabriel que cumple a rajatabla la voluntad divina. Para que no falte de nada, la trama cuenta con toques de humor irónico aderezado con una historia romántica entre el protagonista e Isabel Dodson (Raquel Weltz), una incrédula detective de la policía. Hay un viejo refrán que dice que “quien mucho abarca poco aprieta” y esa es la sensación de una película que toca demasiados temas sin profundizar excesivamente en ninguno de ellos.

No obstante hechas estas apreciaciones, la película sí presenta algunos aspectos aprovechables y que merecen ser subrayados para que no pasen desapercibidos.

- Lo primero que hay que reseñar es que la noción de “juego” entre Dios y Satanás por la salvación de las almas es profundamente bíblica. Sí, tal como suena. En concreto, todo el libro veterotestamentario de Job se entiende en este contexto de pugna "amistosa" entre dos personajes antagónicos. Ciertamente no es más que un recurso literario, pero creo que en ese sentido la idea está muy bien aprovechada cinematográficamente, planteando un escenario en el que lo divino y lo Maligno se disputan la supremacía en la tierra como un par de amigos que juegan una partida estratégica. 

- La mediación eclesial en esta película es -como he adelantado anteriormente- algo marginal. Sí aparecen todos los elementos de la Iglesia en la lucha contra el mal (crucifijos, agua bendita, rituales de exorcismo, oraciones....), pero quien los emplea lo hace al margen de una misión eclesial actuando por su cuenta y riesgo, lo que hace que la historia se aparte de la realidad y se adentre en el mundo de la Ciencia Ficción (que como he dicho antes responde a la intención de adaptar un cómic, nada que reprochar en este sentido).

- Un último aspecto que sí me gustaría destacar es que la salvación final procede del auto sacrificio. Las reminiscencias de Jesucristo en esta idea son incuestionables, si bien de nuevo es John Constantine y no el verdadero Hijo De Dios quien aparece como el salvador de la humanidad. No obstante la idea está ahí, ocultada en parte por la trama del film pero visible a través de una sencilla analogía. Constantine vuelve a salvar el mundo (y de paso también su alma) como Cristo lo salvó en la cruz, aceptando el sacrificio de la propia existencia como redentor para el mundo. 

Por todo ello me parece una película interesante de ver, no para perder la cabeza pero sí para profundizar en algunos temas religiosos. En este sentido, y como he indicado anteriormente, la invitación a leer el libro de Job es más que evidente, ya que se encuentra muy relacionada con la trama del film.

martes, 2 de octubre de 2018

Combatiendo al Diablo: Hablan los exorcistas (España, 2009)

Combatiendo al diablo es un documental muy interesante para conocer mejor el tema de los exorcismos y la acción del Demonio en el mundo. Además de su carácter divulgativo, presenta información de primera mano dada por exorcistas de reconocido prestigio como el Padre Fortea o el ya fallecido Padre Amorth, el que fuera exorcista oficial de la diócesis de Roma.

El documental comienza con una presentación del origen de Satanás, Lucifer, el Diablo, el Demonio o Luzbel; que son algunos de los nombres con los que la Biblia personifica el Mal proveniente de una rebelión de ángeles acontecida tras la creación del ser humano. Tras el pecado de Adán y Eva, el hombre fue condenado a un castigo temporal por tratarse de un pecado de debilidad, pero el de los ángeles caídos fue un castigo eterno al tratarse de un pecado de rebelión. Para los más escépticos en este campo, se aporta un dato contundente: solo en los Evangelios, el diablo aparece nombrado 53 veces, y gran parte de la misión de Cristo fue una lucha contra los espíritus inmundos. A este respecto se precisa también que en la oración del Padrenuestro, la traducción más literal sería “líbranos del Maligno” como una entidad real y personal.

Posteriormente se mencionan algunas frases del Magisterio reciente, como de Pablo VI El humo de Satanás ha entrado por alguna fisura en el Templo De Dios” o de León XIII, quien instituyó una oración a San Miguel para concluir la Eucaristía que hoy ha caído en desuso. A este respecto, se afirma que la táctica del Maligno hoy en día es la de no revelarse directamente, sino a través de las causas segundas. 

Comienzan aquí los estudios de los casos de posesiones, obsesiones, vejaciones o infestaciones en las que la Iglesia siempre comprueba que no se trate de una enfermedad mental con la ayuda de profesionales de la medicina y la psiquiatría. La Oración, el óleo, el agua bendita o el crucifijo son las únicas armas espirituales para luchar contra el mal. 

En estos últimos años se experimenta un auge en estos casos, debido en parte a que al reducirse la fe verdadera han aumentado las prácticas supersticiosas como el espiritismo, el ocultismo, la magia o el tarot. Es interesante el comentario del Padre Amorth, según el cual no le cabe duda que el 99% de las personas que realizan estas prácticas son charlatanes, pero el 1% no... Unido a ello se presenta el tema igualmente grave del maleficio o del hechizo alentados todos ellos por las proliferantes sectas satánicas como el Luciferismo o la masonería.

Un dato escalofriante es que de la visión del Maligno no se libraron ni muchos Santos, como atestiguan las hagiografías del Padre Pio, del Cura de Ars o de las visiones de Fátima o Medjugorje.

No obstante, el documental termina con un mensaje tranquilizador. Con una vida de fe fundada en los sacramentos y en la oración es el Diablo el que debe temblar ante un cristiano, no al revés. Dios se vale de la tentación -y la permite- para santificar al hombre pero Satanás no tiene mayor poder que el de un perro atado a una cadena. Si no te acercas no te puede hacer nada. Por ello es esencial mantenerse alejado de las prácticas demoníacas citadas anteriormente.