lunes, 10 de noviembre de 2025

Dios premia la fe: Habacuc

El contexto histórico en el que Habacuc escribe su libro es el del siglo VII a.C., una época pesimista donde imperan la corrupción, la injusticia y la violencia, fruto de la decadencia de la monarquía y muy cercana a la invasión de Babilonia.

El libro del profeta Habacuc plantea la actitud de un profeta que, aún reconociendo el temor al juicio de Dios, expone su confianza inquebrantable en Yahvé. Está perfectamente estructurado en tres actos (que coinciden con los capítulos bíblicos).  El primero de ellos comienza presentando una queja del profeta, quien no entiende la aparente oposición entre la soberanía divina y la justicia humana. Bajo su punto de vista, la opresión con la que los reyes someten a los israelitas no es justa y no debería ser permitida por Dios. No obstante, aunque prevalecen el mal y la violencia a su alrededor, Habacuc manifiesta su confianza en la verdadera justicia, la divina. En el segundo acto, como recompensa por su fidelidad, Habacuc recibe una visión en la que comprueba el triunfo final de dicha justicia divina. Gracias a ella, de su boca brota (tercer acto) una poética oración de fe. En ella expresa respeto por la majestad divina, enumerando sus grandes acciones en la historia. 

De entre este interesante material profético he escogido un versículo del segundo capítulo en el que Dios comienza a hacer partícipe a Habacuc de la visión salvífica. En ella alaba la fe y la perseverancia del justo frente a la persona que manifiesta dudas en Él:

Habacuc 2, 4

“Aquí la tienes: El que vacila nunca contará con mi favor, el justo sí vivirá por su fe”

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