lunes, 28 de julio de 2025

Escarlata y negro (The Scarlet and the Black, EEUU, 1983)

Siguiendo la temática de la semana pasada comentando Pio XII esta semana he visto Escarlata y negro, otra película ambientada en la misma ciudad -Roma- y en el mismo periodo histórico: 1943-1945. La película está basada en la novela de J. P. Gallagher Púrpura y negro. La Pimpinela Escarlata del Vaticano, que a su vez tomó como referencia la vida de Monseñor Hugh O'Flaherty, un sacerdote irlandés que salvó la vida de 6.508 judíos y prisioneros aliados.

No se trata de un largometraje al uso, sino de una producción para televisión. De hecho, parte del vestuario y de los decorados pertenecen a la película Patton, incluso hay una escena que estaba originalmente destinada a dicho film pero que fue descartada y aprovechada en esta obra. Dirigida por un experto director de series de Tv, Jerry London, cuenta con un reparto de auténtico lujo, con los oscarizados Gregory Peck, Christopher Plummer Sir John Gielgud, secundados por el italiano Raf Vallone. La música corrió a cargo de Ennio Morricone, mezclando magistralmente piezas de tinte bélico con obras clásicas como La Bohème de Puccini o Cuentos de los bosques de Viena de Johann Strauss.

El argumento tiene como protagonista principal a Hugh O'Flaherty, sacerdote irlandés miembro del Santo Oficio de la curia Vaticana, quien de manera clandestina prestó apoyo a los prisioneros de guerra del ejército aliado que llegaban a Roma, así como a los partisanos y judíos del gueto. Para ello buscaba financiación en los poderosos y alojamiento entre las familias romanas dispuestas a colaborar. Su antagonista es el Coronel Kappler, encargado en primera instancia de vigilar sus movimientos y posteriormente de intentar acabar con su vida.

La película comienza con una advertencia que la hace aún más interesante: "Esta película está basada en una historia real". Por supuesto el director ha añadido su propia visión del personaje, con frases y circunstancias guionizadas pero verosímiles. A la hora de hacer una crítica del film, me parece conveniente dividirlo en los dos personajes religiosos de la misma, ya que no salen igualmente bien parados.

De un lado tenemos a O'Flaherty, que es presentado como el héroe de la resistencia espiritual en Roma. Sin ser el líder de la Iglesia Católica lo parece, y la valentía de este monseñor se antepone constantemente al riesgo que corre su vida. Hombre espiritual (aparece rezando, confesando, confesándose, celebrando Misa...) y carismático, es presentado como un irlandés testarudo, duro con sus adversarios pero a la vez sensible con los cercanos. Muchas de sus frases son lapidarias e interesantes, entre las que destaco algunas:

Padre Morosini: "En toda Roma se están agrupando los partisanos"
Monseñor Hugh O'Flaherty: "Padre, Padre, si eso es lo que quiere, únase a esos grupos. Nosotros no somos la resistencia. No estamos aquí para volar trenes"
Padre Morosini: "Pero, Monseñor..."
Monseñor Hugh O'Flaherty: "Padre Morosini, se lo digo de una vez por todas. Como sacerdotes, lo que tenemos que hacer es ayudar a los que están en peligro, a las víctimas de la guerra. No estamos aquí para matar gente".

Padre VitorioI: "Hay personas aquí, en el Vaticano, que tienen celo de tu éxito"
Monseñor O'Flaherty: "Ah. Quien va a tener celos de un pobre Monseñor"
Padre VitorioI: "Tienes enemigos, Hugh"
Monseñor O'Flaherty: "¿En el Vaticano?, ¿Por qué voy a tener enemigos aquí?"
Padre VitorioI: "Dicen que tu trabajo con los prisioneros demuestra que no eres ortodoxo"
Monseñor O'Flaherty: "Vitorio, no voy a empezar ahora a pensar en política".

Monseñor O'Flaherty: "¿Compara la obediencia a Hitler con la fe que un sacerdote debe a su Iglesia?, ¿Cree que es lo mismo? ¡En nombre de Dios!".

Por otra parte tenemos la figura de Pio XII, quien a pesar de pronunciar bellas frases (casi más que el protagonista principal) es visto más como un político que como un hombre religioso. También aparece rezando, pero sobre todo son frecuentes sus escenas entrevistándose con las autoridades alemanas y buscando soluciones diplomáticas al conflicto. La eterna crítica que el revisionismo histórico hace sobre este Papa se pone incluso en su propia boca: "Quizás pude hacer más". Lo que no cabe duda es que su posición no fue fácil y las repercusiones de sus decisiones complejas, por lo que no parece justo un ataque indiscriminado a su persona. Algunas de sus frases y diálogos más interesantes son:

Pio XII: "Kappler es al que hay que vigilar. Con su línea blanca. No tiene por objeto que sus hombres no entren. Es para recordarnos el límite de nuestra autoridad, hasta dónde podemos llegar"

Pio XII: "Nuestra misión aquí nunca es fácil, pero la guerra la ha complicado infinitamente. La línea blanca se parece cada día más al muro de una prisión y cada día vemos con más claridad el sufrimiento que hay fuera. Hay tantos que nos piden ayuda"
Monseñor O'Flaherty: "Hacemos lo que podemos, Santo Padre"
Pio XII: "Cada uno de mis hijos debe actuar según su conciencia. Solo pido que sea cual sea la conducta elegida no afecte a la neutralidad del Vaticano. Sin embrago, aunque oficialmente ignoro las actividades de mis sacerdotes, deben saber que es muy poco lo que puedo hacer por salvarles si los descubren".

Pio XII: "Conozco su sistema de interrogar, coronel. Incluso a los sacerdotes. Permítame recordarle dónde está, y que mis funcionarios tienen inmunidad diplomática. No tengo nada más que decir. Si quiere dar lugar a un incidente, coronel Kappler, puede continuar".

Pio XII: "Muchos me han condenado por no manifestarme en alto contra el fascismo, o firmar un concordato con Hitler que garantizaba la vida de la Iglesia en Alemania. ¿Hice mal?".
Monseñor Hugh O'Flaherty: "Tal vez no hiciera mal en su momento, Santo Padre"
Pio XII: "Quizás pude hacer más".

Pio XII: "Me alegro que entienda que cualquier actividad que de a los nazis una excusa para invadir nuestro territorio debe evitarse a toda costa. Tales actividades deben cesar. La esencia del estadismo es la diplomacia, monseñor".

Pio XII: "Una vez le hablé de los tesoros de la Iglesia. Tal vez estaba equivocado. El auténtico tesoro de la Iglesia, lo que la hace imperecedera, es que de vez en cuando alguien se entrega, hijo mío, como usted".

El film termina con unos títulos de salida que dejan constancia de lo que sucedió históricamente con cada uno de los personajes. Merece la pena recordarlo:

"Después de la liberación, Monseñor Hugh O'Flaherty fue honrado por Italia, Canadá y Australia. Recibió la medalla norteamericana de la Libertad y nombrado comandante del Imperio Británico. Herbert Kappler fue sentenciado a cadena perpetua por crímenes de guerra. En los largos años que siguieron en la prisión italiana, Kappler tuvo un solo visitante. Todos los meses, año tras año, O´Flaherty iba a visitarlo. En 1959 el antiguo jefe de la Gestapo de Roma recibió el bautismo de manos del sacerdote irlandés".

En conclusión, una película muy interesante, bien ejecutada y que realza la figura de Monseñor Hugh O'Flaherty, uno de tantos santos de la Iglesia que aún no han subido a los altares. Ignoro el motivo de que alguien que salvó casi 6.000 vidas humanas no haya tenido ese reconocimiento interno, pero no deja de ser extraño que no haya avanzado su proceso de beatificación. Doctores tiene la Santa Madre Iglesia...

lunes, 21 de julio de 2025

Pio XII. Bajo el cielo de Roma (Sotto il cielo di Roma. Pius XII, Italia, 2010)

La semana pasada comentaba el telefilm San Agustín y hoy realizo la crítica de otra coproducción ítalo-alemana de características muy similares, aunque en esta ocasión no se narra una biografía completa, sino un periodo histórico relativamente corto (1943-1944) teniendo como protagonista principal al Papa Pio XII. Viendo la ficha técnica los paralelismos con el film de Agustín de Hipona continúan: la productora transalpina es la misma -Lux Vide-, fue estrenada en la RAI el mismo año (2010) y contó con el mismo director, el canadiense Christian Duguay. Repiten también protagonismo la música de Andrea Guerra y la fotografía de Fabrizio Lucci. El personaje principal en esta ocasión está interpretado por el británico James Cromwell (para mí siempre será el granjero de Babe, el cerdito valiente...) pero su nacionalidad es la excepción, ya que el resto del reparto es casi en su totalidad italiano. Los dos capítulos tuvieron en 2010 en la RAI una audiencia de 4,8 y 5,7 millones de espectadores respectivamente, con un share del 20%, quedándose así bastante lejos de los registros de San Agustín.

Vamos con el análisis. Se trata de una mini-serie que pretende contar uno de los episodios más controvertidos de la Iglesia Católica durante el siglo XX: El difícil papel que le tocó jugar al Estado Vaticano y a Pio XII en las deportaciones de los judíos de Roma. ¿Hizo el Papa todo lo que estuvo en su mano para salvar a la mayor cantidad posible de judíos?, ¿Fue valiente o cobarde?, ¿Fueron decisiones diplomáticas o evangélicas? Consciente de que no hay respuestas sencillas a estas preguntas, la teleserie aporta su propia visión del conflicto, dando un contrapunto a la tibieza achacada al Sumo Pontífice por Costa Gavras en Amén o Volker Schlöndorff en El noveno día. Se propone la imagen de un Papa que hizo todo lo que pudo y apoyó incansablemente a quienes lucharon contra el nazismo, siguiendo la estela iniciada por Escarlata y Negro. Los eslóganes publicitarios "El Papa que desafió a Hitler" y "Dirigió a la Iglesia tras años de oscuridad" así lo anuncian. Al igual que en la entrada anterior, vamos a dividir el comentario en dos:

Primera Parte:

La acción comienza el 19 de julio de 1943, con los bombardeos de Roma por parte del ejército nazi. Un par de meses más tarde, el 8 de setiembre, se produce un armisticio por el que gran parte de Italia es invadida por el ejército alemán. El único lugar seguro de Roma es el Vaticano, donde Pio XII permanece a pesar de haber valorado un plan de fuga. Los alemanes planean secuestrarlo, al tiempo que estrechan el cerco al barrio judío. Primero piden 50 kilogramos de oro o amenazan con matar a 200 judíos. Tras obtener el oro, el 16 de octubre comienzan los asesinatos y las deportaciones masivas en el gueto. El hilo conductor de la historia judía lo forman Armando Lorenzi, un librero y tipógrafo clandestino, su hija Miriam y sus dos pretendientes, el universitario y partisano Marco y el contrabandista Davide. Buscando una vía diplomática, El Papa contacta con el general Rainer Stahel, comandante militar de Roma y devoto creyente, mientras autoriza a conventos y seminarios la acogida de judíos, pero evita realizar declaraciones explícitas contra Hitler temiendo represiones violentas contra la Iglesia romana y una invasión nazi del Vaticano. Por contra, utiliza todas las vías diplomáticas a su alcance para salvar el mayor número posible de vidas de la comunidad judía, ante la incomprensión de quienes querían un paso más. 

En esta primera parte se nos presenta a Pio XII como un hombre de oración, un místico. No es casualidad que el film comienza y termina con sendas oraciones. Al mismo tiempo está en constante comunicación con los líderes religiosos hebreos. Incluso se prestó a dar parte del oro requerido por los alemanes tras el primer ultimátum y así se lo hizo saber a los rabinos. La miniserie pone en boca de Pio XII las palabras de que Hitler era la encarnación del demonio, dejando constancia de un exorcismo a distancia realizado sobre el führer tal y como atestiguó la monja que lo asistía. Es también presentado como el ideólogo de la Encíclica de 1937 de su predecesor Pio XI Mit brennender Sorge (Con ardiente preocupación), un texto condenatorio del nacionalsocialismo. En todo momento rechaza la violencia y da órdenes a la guardia suiza de no oponer resistencia ante una posible invasión. El film está plagado de frases y diálogos muy interesantes, entre los que me gustaría destacar de esta primera parte:

Pio XII: Oración inicial: "En estos tiempos de lóbrega tiniebla, oh Señor, Tú eres mi única Luz. Si me siento débil, Tú eres mi fortaleza. Cuando me siento solo, Tú velas por mí".

Pio XII: "No se emplearán las armas en ninguna circunstancia. Si el respeto por esta sotana no se lo impide, ¿Cree que las armas sí? Si en verdad atacan, ríndanse. No se derramará sangre por mí". 

Pio XII: "Esto podría desencadenar una guerra civil. Por un lado tenemos a quienes están dispuestos a matar por el Duce. Y por otro, a quienes matarían por la libertad".

Pio XII: "¿Es usted un hombre o hay algo más en su interior?" (Mirando una imagen de Hitler)

Pio XII: "¿El oro será lo último que exijan o piensan tomar más medidas contra nuestra comunidad judía?". 

Pio XII: "¿Le gusta Roma? Habrá advertido que esta ciudad encierra algo que permanece eterno. Comparable solo a otra ciudad: Jerusalén. En ambas ciudades la presencia de Dios se percibe con mayor intensidad. Mi Dios. Su Dios. Y el Dios de la humanidad". 

Pio XII: "Y la palabra de Dios vino a Abrahán en visión diciendo: No temas, Abrahán. Yo soy tu escudo y tu recompensa será muy grande".
Rabino: "Y después lo llevó fuera y le dijo: Alza la vista al cielo... y cuenta las estrellas si te es posible... Y añadió: Ya que así será tu estirpe"

Pio XII: "En el nombre de Jesús: Satán. Tu que fuiste vencido por Moisés en el Mar Rojo. Tú, que fuiste maldito en el alma de Judas... Sal de este hombre. Abandónalo" (Con la imagen de Hitler de fondo).

Pio XII: "Hemos de crear un precedente. Estamos en Estado de Excepción. Debemos prestar ayuda a quienes nos la reclaman. Por ello nuestras instituciones, parroquias, conventos y monasterios se abrirán a quienes busquen refugio".
Monseñor: "¿Se da cuenta de que los militares podrían tomar represalias contra nosotros".
Pio XII: "Sí, eminencia. El Papa se da cuenta de ello. De ahí que debamos orar más que nunca".

Pio XII: "Dígale que si los arrestos no cesan de una vez, el Papa alzará la voz".

Pio XII: "Comunique a Berlín directamente que si se producen más actos contra los judíos me opondré públicamente al régimen. Y mientras, vamos disuadiendo a los alemanes de que vayan liberando algunos prisioneros".

Embajador de Polonia: "Solo le pedimos una cosa, una postura firme. ¿Y cuándo decidirá asumirla? ¿Cuándo?"
Pio XII: "Soy el sucesor 236 de Pedro. Vicario de Cristo, Hijo de Dios. No puedo. No puedo aliarme a favor de un bando y en contra de otro".
Embajador de Polonia: "Si no se pone del lado de nadie un día descubrirá que nadie se pone del lado del suyo, y se quedará solo".

Segunda Parte:

Pio XII continua con los intentos diplomáticos para detener -o al menos reducir- las deportaciones en el barrio judío. Pide radiofónicamente que los cristianos acojan a los hebreos y consigue que el General Stahel declare todas las iglesias y conventos de Roma propiedades extraterritoriales de la Santa Sede, impidiendo de esta manera que sean asaltadas por el ejército nazi. Esta maniobra le cuesta al general ser relegado de su cargo y enviado al frente oriental. MiriamMarco Davide, por su parte, se refugian en un convento para escapar de las persecuciones, al tiempo que retoman la actividad clandestina de preparar pasaportes falsos para poder huir de la zona ocupada. Sus vidas a partir de entonces forman la trama central de esta segunda parte. El 13 de marzo el conflicto se recrudece con el atentado partisano de vía Rasella y las represalias a la población romana son más severas. Temiendo su inminente secuestro, Pio XII deja firmada una carta de abdicación en el caso de se produjera ese hecho. Finalmente, el general Wolff se reúne con Pio XII en el Vaticano y ambos buscan una salida pacífica sin derramamiento de más sangre en Roma. El 4 de junio los aliados entran en Roma y Pio XII decide pasear sin escolta por una Roma libre.

En esta segunda parte las escenas del Papa Pío XII son más escasas y breves, a excepción del desenlace final. Sigue intentándolo todo por la vía diplomática sin realizar unas declaraciones que condujeran a un enfrentamiento directo con el Reich. Vemos que su posición es internamente criticada por todos, tanto por quienes la consideran temeraria como por quienes la ven insuficiente. Con ello somos conscientes de lo difícil de su posición y el espectador se da cuenta de que hiciera lo que hiciera tenía todas las papeletas para salir históricamente malparado. Finalmente su intervención radiofónica consigue un final incruento para todos, aunque demasiado tarde según la opinión de sus detractores. Lo que es indudable y así queda reflejado en la película es que la Iglesia Católica salvó la vida de miles de judíos de Roma, al igual que años antes hiciera con los comunistas. Si se hubieran podido salvar más vidas es algo que nunca se sabrá. Algunas frases y diálogos a destacar de esta segunda parte son las siguientes:

Pio XII: Mensaje radiofónico: "Que Dios los bendiga a todos. Cuantas veces nos hemos tenido que reiterar presos de la agonía las palabras de nuestro divino Maestro... Cuántas veces nos hemos tenido que agregar ´No tienen qué comer´. Máxime al considerar las múltiples regiones devastadas por la guerra. Y hubo un tiempo en que nos no éramos conscientes del contraste entre nuestra depravación y la urgencia de las masas, cuyo llanto desgarrado y su cruel lamento oímos hoy demasiado cerca. Nos recurrimos hoy al mundo cristiano con una ferviente súplica paternal de auxilio y misericordia:  ´He aquí que estoy a la puerta y llamo´"

Monseñor: "Entonces, Santidad, ¿Mando desalojarlas?"
Pio XII: "No, Monseñor. Dejaremos las cosas como están".

Pio XII: "Monseñor, que reduzcan nuestras raciones. Economizaremos todo lo posible: calefacción, ropa petróleo...". 

General Stahel: "No descarte la opción de irse de Roma"
Pio XII: "Esta es mi morada y la ciudad de Roma es mi familia. ¿Adónde podría marcharme? Que Dios nos proteja a ambos, mi general".

Pio XII: "Creí que podríamos negociar con ellos empleando la diplomacia como de costumbre. Y en realidad negociábamos con el diablo sin saberlo. El frente se aproxima más cada día. Satán yace en nuestro umbral. Y quiere deshacer el bien del mundo. Pero no lo logrará. Nos impondremos a él restaurándolo con la ayuda de Dios".

Montini (Futuro Pablo VI): "Me llamo Montini, soy ayudante del secretario de Estado del Vaticano. Esta acción viola los acuerdos internacionales. Su Santidad ya ha sido informado. Retírense de inmediato o usted y sus superiores se verán involucrados en un incidente diplomático"

Pio XII: "El acto final de esta tragedia es inminente. Y yo intervendré en él. Podrían raptarme, tomarme de rehén o usarme para cualquier trueque. Con este comunicado abdico oficialmente del trono papal. Si algo me ocurriera no le ocurriría al Papa, sino al cardenal Pacelli. No abandonaremos San Pedro por ninguna razón. Es nuestra diócesis, nos quedaremos aquí. Pero ustedes obren como estimen oportuno".

Pio XIIMensaje radiofónico: "Nos condenamos esta guerra esperando que acabe ya. Esta terrible plaga que se ha propagado entre nosotros por haber desoído las suplicas de la Iglesia por la paz. Gracias a todos los que nos habéis respaldado con vuestro auxilio. Incluso en este momento nuestros corazones laten turbados sufriendo por nuestra ciudad atormentada, Roma,  y sus ciudadanos que han sido heridos, mutilados y asesinados. Nuestro propio padecimiento no tiene parangón con vuestro quebranto, con vuestro desasosiego que aflige y entristece lo más profundo de nuestros corazones. Hoy, el mundo civil y cristiano unidos tienen fijada la mirada en Roma. No queremos creer que esta urbe pueda ser transformada en un campo de batalla, en un escenario bélico. Comandantes, oficiales, ejércitos... aquellos de vosotros quienes en virtud de vuestro poder tenéis la opción de elegir... os imploro, para que vuestra memoria no sea maldita bajo la faz de la tierra durante siglos".

Pio XII: "A ti rogamos ayuda los exiliados hijos de Eva. A ti exhalamos nuestros suspiros mientras sufrimos y lloramos en este valle de lágrimas"

Pio XII: "Esto ya ha acontecido y demasiadas veces durante la historia del cristianismo. Pero jamás nos ha impedido prevalecer sobre nuestros enemigos. El mal es nuestro adversario, general. Reside en cada uno de nosotros. Luz y oscuridad conforman a los hombres. La oscuridad los destruye, la luz los alimenta. Tal vez le resulte trivial, pero no lo es. Procuro vislumbrar en lo más hondo de su ser por si le resta un rayo de luz, y si esa luz del Señor podrá iluminar la oscuridad que invade y aflige su alma. ¿Realmente sucumbe conscientemente a la oscuridad, al sufrimiento? No puede desear algo así. Míreme. Ninguna criatura de Dios lo desearía, y usted, es una criatura de Dios, general".

Pio XII: Oración final "Gracias Señor por haber puesto fin a esta lóbrega noche y por haber mostrado a tu servidor la luz de un nuevo día".

En conclusión, una película que realiza una aproximación a la poco explorada figura de Eugenio Pacelli, un Papa injustamente tratado por la historia, que en 2009 fue propuesto por la comunidad judía de Roma para obtener el título de Justo entre las naciones, el cual distingue a quienes salvaron vidas judías arriesgando las suyas. La miniserie es en ese sentido fiel a los últimos descubrimientos históricos sobre su figura, plasmando la imagen de un hombre entregado a la oración y la caridad, un asceta, diplomático y poco visceral. El enfoque es muy original, huyendo del biopic y convirtiendo al Papa en un personaje casi secundario, cediendo todo el protagonismo a las historias de los jóvenes judíos. 

Es justo concluir con dos apuntes. El primero de ellos es que el rabino de Roma se convirtió al catolicismo años después de la liberación de la ciudad. Difícil veo que eso hubiera sido posible si no hubiera simpatizado con Pio XII y hubiera estado agradecido a su intervención. Por otra parte, en 2019 fueron desclasificados los archivos vaticanos referentes a su papado y aunque aún hay millones de páginas sin leer a disposición de los historiadores, lo ya descubierto parece avalar su intervención decisiva en la salvación de miles de judíos. El tiempo dirá si finalmente obtendrá el título judío y, lo que es más importante, la canonización cristiana, proceso que comenzó Pablo VI en 1965 y que Benedicto XVI continuó en 2009 declarándolo venerable

lunes, 14 de julio de 2025

El Dios de los inocentes: Ester

El libro de Ester es uno de los tres libros de la Biblia que tiene como protagonista fundamental a una mujer, junto a los de Rut y Judit. Escrito durante la dominación persa, narra la intervención de la reina Ester para salvar a su familia del exterminio de los judíos de la diáspora. Los biblistas coinciden en afirmar que no se trata de un libro histórico sino de una ficción literaria que pretende realzar la fe hebrea, la providencia divina, la exaltación del inocente y la venganza. Curiosamente Dios no actúa de manera directa, sino que se lee su intervención a partir de los actos de los protagonistas principales. 

A lo largo de 10 capítulos se cuenta parte del reinado del rey persa Asuero. Comienza con la elección de Ester como sustituta de la reina Vasti, seguido de la conspiración de Amán para acabar con Ester, Mardoqueo y todo el pueblo judío. La narración termina con la intervención de Ester para salvar a su pueblo y conseguir la muerte de Amán y todos sus partidarios. Dentro de estas confabulaciones palaciegas, hay dos oraciones muy bellas, una de Mardoqueo y otra de Ester. De esta última selecciono dos versículos como los más relevantes de este libro sagrado. Estas oraciones no existen en el original hebreo pero sí en copias griegas acepatadas por la versión de los LXX. De ahí que en algunas Biblias se encuentre con la numeración 4, 17 pq y en otras como 4, 23-24bis. Me parecen muy representativos de este libro del Antiguo Testamento porque no solo imploran la misericordia divina, sino que piden la venganza sobre sus hostigadores, con ese carácter vengativo precristiano: 

Ester 4, 17 pq:

 ¡Acuérdate, Señor, y manifiéstate en el momento de nuestra aflicción! Y a mí, dame valor, Rey de los dioses y Señor de todos los que tienen autoridad. Coloca en mis labios palabras armoniosas cuando me encuentre delante del león (Asuero), y cámbiale el corazón para que deteste al que nos combate y acabe con él y con sus partidarios.

martes, 8 de julio de 2025

El Dios vengador: Nahum

El libro de Nahum es uno de los más cortos de la Biblia, únicamente contiene 3 capítulos y 47 versículos en total. Se trata de un texto profético que transmite la imagen de un Yahvé castigador que está cansado de la obstinación de los habitantes de Nínive y anuncia su destrucción total. El profeta adelanta que los enemigos de Israel serán aniquilados y con ello volverá la paz al pueblo de Israel. Es difícil con este mensaje encontrar un versículo que refleje una imagen cercana al Dios de Jesucristo, pues casi todo el libro contiene amenazas y anuncios de ruina, dentro de un contexto de referencias bélicas.

No obstante, he encontrado medio versículo que merece la pena ser destacado y espiritualmente puede contener  algo más de enjundia neotestamentaria. Pero que nadie se llame a engaño. Este versículo es un mirlo blanco y lo he sacado de contexto. En el resto del libro sagrado no hay otro lugar para encontrar algo que sea parecido a un Dios compasivo o misericordioso. Quizás la aportación de Nahum al canon bíblico sea la de hacer de contrapunto de esa visión más "buenista" de Dios. No son pocas las referencias (especialmente en el Antiguo Testamento) que hablan de la ira de Yahvé y lo definen como un ser terrible.

Nahum 1, 3a

El señor es lento para enojarse, pero es grande en poder y no deja a nadie impune