lunes, 27 de enero de 2025

Que baje Dios y lo vea (España, 2018)

El otro día tuve la oportunidad de ver en televisión esta comedia española ambientada en un contexto religioso, concretamente en una mezcla de un convento-seminario. Últimamente el cine español no es muy prolijo en comedias con personajes creyentes, y me ha sorprendido gratamente no haber encontrado en ella elementos excesivamente ofensivos, si bien como veremos en el análisis posterior hay una crítica soterrada a una parte importante de la jerarquía (no se podía esperar otra cosa conociendo la mentalidad actual de los productores...) No obstante, y antes de pasar a la crítica en sí, es justo reconocer que tiene bastantes cosas aprovechables y transmite una cierta bondad hacía la vida consagrada tanto de los religiosos consagrados como de la mayoría de los sacerdotes que aparecen. En ese sentido es bastante parecida a la ya comentada aquí Llenos de gracia, protagonizada por Carmen Machi.

Vamos primero con algunos datos técnicos. Se trata de la opera prima del director Curro Velázquez (desde ese año y hasta la fecha solo ha dirigido otra película más, también en clave de humor, Cuerpo escombro) quien se puede considerar un destacado guionista español de comedias en la última década. En el reparto encontramos muchas caras conocidas del panorama cinematográfico actual patrio, como Karra Elejalde, Alain Hernández, 'El Langui', Macarena García o Tito Valverde. Un reparto de garantías, al menos de entretenimiento y profesionalidad.

Vamos con el argumento. Los monjes de San Teodosio viven una acuciante crisis económica debido a las escasas ventas de su dulce típico (las perrunillas) y parecen estar abocados a tener que vender el monasterio para ser convertido en un Parador turístico. Al monasterio llega Salva, un sacerdote-misionero castigado por su obispo, quien propone crear un equipo de fútbol y ganar una competición internacional (la “Champions Clerum”) para resolver la economía del convento. Para ello tendrá primero que convencer al prior, el Padre Munilla y posteriormente luchar contra las ansias de poder de su obispo y del cardenal Gondolieri.  

El análisis espiritual lo voy a dividir en tres partes. 

En primer lugar, todo el contexto es religioso, por lo que el film está plagado de frases y referencias directamente relacionadas con la religión, el cristianismo y, especialmente, la vida consagrada. Desgraciadamente vivimos en una sociedad donde la cultura religiosa (hablo de culturilla general, no de Teología) se está perdiendo, por lo que dudo mucho que gran parte de los espectadores comprendan muchas de las palabras empleadas en el guion. Otras si forman parte aún del acervo cultural de la lengua española, por lo que en general se entiende su significado por el contexto. Algunas frases que me han resultado graciosas, interesantes o relevantes por algún motivo y que merecen un apunte las reflejo a continuación:

Ramón: "La gomina multiplica ciento por ciento el pecado de la vanidad". La vanidad -o soberbia- es uno de los 7 pecados capitales, junto a ira, pereza, lujuria, gula, envidia y avaricia.

Vendedor: "Ave María, purísima, le traigo una sorpresa"

Vendedor: "Pruebe, Padre. Álcelo, álcelo y consagre". En esta escena hay un fallo litúrgico, pues el vendedor llama cáliz a lo que en realidad es un copón, que se diferencia del primero en que lleva una tapa y sirve para reservar las hostias consagradas, no para consagrar la Sangre de Cristo.

Munilla: "El padre Antoñanza lleva 20 años de absoluto voto de silencio". Se trata de un voto que solo realizan algunas órdenes (como cartujos o trapenses). El resto de votos (pobreza, castidad y obediencia) lo hacen todos los frailes y monjas.

Padre Munilla: "Padre, perdónale porque no sabe lo que hace". Frase casi idéntica a la de Jesucristo en la cruz cuando Salva roba el Papamóvil para ir en busca del equipo, que se he metido en problemas en un pub de Roma

Salva: "Osea, Jesús será nuestro Salvador". Esta es una ingeniosa frase, ya que Jesús Heredia es un gitano evangélico fichado como goleador para el equipo católico. Aquí la película presenta un error teológico, pues es bautizado en el vestuario, mientras que en la vida real, no es necesario pues el sacramento del Bautismo está reconocido entre todas las confesiones cristianas (católicos, ortodoxos y protestantes) según el número 869.2 del Código de Derecho Canónico.

Salva: "Así como en Pentecostés se obró el milagro de la aparición del Espíritu Santo, esta jugada lleva incorporada su propio milagro". La jugada que resuelve la final lleva por nombre la fiesta de Pentecostés, celebrada 50 días después de la resurrección de Jesucristo, con la que termina el tiempo de Pascua

El segundo tema que me parece interesante resaltar es el de la vocación. Aparece la vocación misionera (Salva), las dudas vocacionales (Simón) y las ansías de poder de la jerarquía. Esto último lo dejamos para el tercer punto, me centro en las dos primeras. Salva es el típico misionero que antepone la caridad a las reglas establecidas, mientras que Simón es un monje enamorado de Sara que tendrá que dilucidar si quiere seguir en el Monasterio o comenzar una nueva vida. El tema está tratado con mucho respeto y veracidad. Más allá del desenlace final, me parece muy esclarecedor este consejo que otro fraile le da a Simón cuando se prepara para una cita con Sara

Ramón: "Donde hay verdadera vocación, no hay tentación que valga"

Vamos con el tema menos agradable. Las personas que ostentan una cierta responsabilidad -el prior Munilla, el obispo y el Cardenal Gondolieri- (dudo mucho que el público en general sepa distinguir la función de cada uno...) son en general bastante intransigentes, interesados, egoístas y su único interés parece ser escalar en la jerarquía. Solo el prior cambia esta postura a lo largo del film, por lo que los otros dos siguen encasillados en ese tópico, que transmite la idea de una Iglesia corrupta en sus mandatarios. 

En esta frase en la que el obispo en complicidad con el cardenal intentan sobornar al prior para que pierda el partido final se resume ese pensamiento:

Obispo: "Nadie gana a la selección del Papa. Lo de David y Goliat está muy bien para los sermones, pero nada más"

Como apunte anecdótico, de manera marginal aparece la figura del Papa Francisco. Nunca le vemos la cara, aparece su coche (Papamóvil), o de espaldas, hablando por teléfono. También el Padre Munilla habla de él cuando aclara que es el único en la Iglesia que nunca se equivoca (Dogma de la Infalibilidad). Estas frases resumen la intervención del Papa en el film:

Munilla: ¿El obispo?. El Papa. El Papa es infalible. El obispo no. Ahora si me disculpan tengo muchas cosas que hacer"

"Buenas noches, santidad". El Papa viene del cuarto de baño, quizás es una escena que se podría haber evitado, aunque también transmite una realidad: el Papa es una persona con las mismas necesidades que cualquier otro...

"En unos días sabrán de qué les hablo. Confíen en mí, no están solos. Gracias por las perrunillas...". Conversación telefónica al final del film, transmitiendo una imagen de un Papa cercano y colaborador.

En resumen, una película entretenida para conocer mejor cuestiones elementales de la vida religiosa consagrada y jerárquicas, con toques de humor bastante acertados y en general respetuosos, y algunos temas profundos y trascendentales que son tratados de una forma bastante superficial, que, por otra parte, es lo normal en una comedia. Recomendable, sí. Pero tampoco para perder la cabeza. 

lunes, 20 de enero de 2025

Todo lo puedo en Cristo: Carta a los Filipenses

Tras un parón navideño para comentar un par de películas vuelvo a la labor comenzada en mayo del año pasado de comentar el versículo que más me llama la atención de cada libro de la Biblia. Con este de hoy ya he comentado 21 de los 73, así que aún queda lectura y camino por delante. 

Hoy he escogido la Carta de San Pablo a los Filipenses, concretamente el capítulo 4 y último de dicha carta, que contiene una serie de exhortaciones conclusivas a los habitantes de Filipos, una comunidad emergente a la que Pablo da las gracias por su fidelidad y la ayuda recibida. Ante una muerte cada vez más inminente, el santo anima a los receptores de la misiva con unos versículos preciosos, de entre los que hoy destaco estos dos:

Filipenses 4, 12-13

Yo sé vivir tanto en las privaciones como en la abundancia; estoy hecho absolutamente a todo, a la saciedad como al hambre, a tener sobra como a no tener nada. Todo lo puedo en Cristo, aquel que me conforta.


lunes, 13 de enero de 2025

Navidad y otras fiestas a evitar (A Merry Friggin' Christmas, EE.UU., 2014)

Intrigado por su título y por la siempre atrayente presencia de Robin Williams, estas Navidades ha visto esta película que -debo reconocer- me ha decepcionado bastante. Y el golpe ha sido doble, tanto por lo normalito de lo cinematográfico como por lo mejorable de la aportación espiritual en un contexto navideño, donde supuestamente lo familiar y lo tradicional se prestan a grandes lecciones morales. En este sentido, y aunque como veremos presenta algunos valores, creo que está bastante desaprovechada. A nivel técnico fue dirigida por el británico Tristram Shapeero (su primera y última película hasta el momento, por algo será...). En esta introducción es justo decir que algunas cosas son salvables, eso sí, pero realizando algunas matizaciones para que nadie se lleve a engaños.

Lo primero que hay que destacar es que no se trata de una comedia al uso. Los gags se van sucediendo de manera casi continua pero uno no debe equivocarse. Yo me atrevería a decir que es un auténtico drama revestido de comedia, que es algo muy distinto. Su calificación en EE.UU. (no recomendada para menores de 13 años) ya hace sospechar que lo humorístico es solo el envoltorio que recubre un caramelo mucho más amargo. Tanto el título como su eslogan publicitario ("Pásalas con aquellos que odias") están cargados de ironía, sarcasmo y de una realidad que encierra la película: las Navidades son un arma de doble filo en el que conviven el amor familiar con las tensiones no resueltas entre sus miembros a lo largo de muchos años. 

El argumento es típico de un film navideño. Boyd (Joel McHale) es un hombre al que el trabajo y la familia le van bien, pero no así su relación con su padre Mitch (Robin Williams), un amargado alcohólico que no supo educar correctamente a sus hijos y vive por ello en una soledad interior en la que se siente abandonado, si bien físicamente no lo está pues aún sigue conviviendo con su mujer. Un rocambolesco bautizo unirá de nuevo a toda la familia (los padres y los tres hermanos) en una noche inolvidable y llena de peripecias y disparates, pero que servirá para replantear las maltrechas relaciones entre todos ellos.

Los aspectos espirituales se reducen al ambiente navideño que rodea la película, más allá de la corta escena del bautizo y de la bendición de la cena de Nochebuena. Varios Santa Claus aparecen por doquier en una trama secundaria que dará sentido y solución al gran problema que plantea el film: la ilusión de los más pequeños por la llegada de los regalos navideños.

A destacar que es una de las tres últimas películas interpretadas por Robin Williams antes de su fatal desenlace en ese mismo año. Un papel casi premonitorio, desgraciadamente.  Al final de los títulos de crédito se puede ver una foto del actor con la siguiente dedicatoria: "Dedicada A la memoria amorosa del hombre que nos hizo reír a todos. Robin Williams 1951 - 2014". Que nos hizo reír, sí. Pero también emocionarnos y soltar alguna lagrimilla, ya que el actor tan polifacético siempre escogía papeles en los que el drama se ocultaba tras la sonrisa. 

¿Qué tiene de espiritual entonces este film?, ¿Sólo el ambiente navideño en el que se desenvuelve?. No. Hay algo más. El nudo gordiano que recorre la trama es la relación entre los dos protagonistas masculinos, una relación rota desde la más tierna infancia pero cuyo cordón umbilical no estaba totalmente roto. Mitch admira a su hijo Boyd y se siente orgulloso de él, como finalmente le hace ver. Y Boyd, con el paso de los años y la madurez que este concede, comprende parte del contexto vital de Mitch, una conciencia que en la infancia es imposible de alcanzar. La madre, la esposa y los hermanos de Boyd ponen cada uno su granito de arena para que conozcamos mejor las interioridades de la familia, mientras que sus hijos y sobrinos aportan la parte cómica e inocente de la historia. Es cine familiar y navideño, sí, pero de una dureza y un realismo que la convierten en verosímil.

En definitiva, una película que se deja ver, con partes muy aprovechables, que posee una gran lección moral sobre la vida y la familia y que es de visionado imprescindible para los aficionados a Robin Williams, sin ser de lejos su mejor actuación. 

lunes, 6 de enero de 2025

La leyenda de Santa Claus (Joulutarina, Finlandia, 2017)

No es común visualizar una película finlandesa. Supongo que en toda mi vida habré visto menos de los dedos de mi mano. Pero casualmente es la segunda de temática religiosa que comento en el Blog, tras Cartas al Padre Jacob. Casualmente, como este año estoy publicando los lunes, ha coincidido que la vi el otro día y que la publique hoy 6 de enero, el día de sus "rivales" en la entrega de regalos a los niños, los Reyes Magos.

Dejando para el final el aspecto religioso del film, vamos a comentar los aspectos más relevantes de una película para -casi- todos los públicos, entretenida y que explora una faceta poco conocida de un personaje -como el título deja entrever- mezcla de leyenda e historia. "Incluso las mejores historias tienen un comienzo" y "La historia jamás contada de un niño llamado Nicolás" fueron los eslóganes promocionales que ya dejan entrever de qué va la historia.

A falta de datos históricos fiables para bucear en tiempos pretéritos, el guion se basa en el libro de 1932 "La vida y aventuras de Santa Claus", escrito por Julie Lane bajo el seudónimo de Amelia C. Houghton. Lejos de ser un dulce cuento para niños, en mi opinión es una cruda lección de vida para adultos. Viendo el argumento se entenderá mejor esta afirmación, pero se puede adelantar que al más puro "estilo Disney", la acción comienza con un drama en toda regla, lo que desaconseja su visionado para niños demasiado pequeños. 

La acción se desarrolla en un tiempo indeterminado del pasado en Laponia, una región finlandesa. Nikolas es un niño huérfano que ha perdido a sus padres y a su única hermana en un accidente en un lago helado. La solución que el pueblo encuentra para hacerse cargo del niño es que cada familia lo adopta por un año, comenzando el día de Navidad. Al terminar cada año, Nikolas, hábil con el cuchillo y la madera, deja regalos para los hijos de sus familias adoptivas. Con el pasar de los años, cada vez son más los niños y regalos que hacer. Su habilidad como carpintero llama la atención de Iisakki, un gruñón y huraño carpintero que poco a poco irá cambiando su personalidad al ver la bondad interna de Nikolas

¿Por qué Santa Claus viste de rojo?, ¿Por qué tiene un trineo?, ¿Por qué el trineo va tirado por renos que le obedecen?... Estas y otras preguntas ven encontrando respuestas en una trama algo plana pero que no deja indiferente. La aridez del paisaje, el frío, la nieve, los bellísimos planos panorámicos mitigan unos vestuarios y decorados decentes pero poco más. La Banda Sonora acompaña bastante bien los momentos más emotivos del film, y las interpretaciones son bastante dignas, sobre todo teniendo en cuenta que una buena parte del mismo es interpretado por niños, lo cual no es tarea sencilla.

¿Quién fue realmente Nikolas? Esa pregunta sí encuentra una hipotética respuesta en el largometraje. Un niño a la vez traumatizado por la pérdida de su familia pero agradecido por la acogida de muchas otras familias. Un joven que tuvo que hacerse a sí mismo sin perder el altruismo y la generosidad que lo caracterizaban. Y un anciano incansable que intentó hacer más agradable la vida de los demás hasta su último aliento. Realidad o ficción, así es presentado en su faceta menos conocida.

A nivel religioso, no hay frases memorables ni profundas que reseñar, pues su objetivo no es espiritual sino biográfico. No obstante, la última escena es la más destacable, pues -no podía ser de otra forma- Nikolas se transforma en un Santa Claus celestial que vive para siempre. Evidentemente, esta versión finlandesa no menciona la posible relación entre Santa Claus y San Nicolás de Bari, otro posible origen de la leyenda pero con una historia personal bien distinta. Finlandia barre en este caso para casa y nos presenta su versión de los hechos.

Sea como fuere, la película merece la pena ser visionada. Impregna de espíritu navideño y de bonhomía, pero sin ocultar lo dramático y a veces desconcertante de cada existencia humana.