Continúo con la selección de algún versículo de cada libro de la Biblia. Para el Evangelio de Marcos, aprovechando el tiempo de Semana Santa, me quedo con este en el que se sintetiza toda la oración cristiana. Jesús reza. Que no se cumpla mi voluntad (ni siquiera la del Hijo de Dios) sino la del Padre. Son palabras pronunciadas en medio del tormento y de la angustia de Getsemaní, mientras los discípulos duermen, Judas viene de camino y Jesús suda sangre ante lo que se le viene encima.
Este versículo encuentra su complemento perfecto en el Padrenuestro que Jesús hubiera enseñado unos años antes a sus discípulos, en los que se incluye la frase "Hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo". La voluntad de Dios es la que debe prevalecer. Unas veces la entendemos, otras no. Pero que se haga lo que Tú quieres, Padre.
Evangelio según San Marcos 14,36:
"Y decía: «¡Abbá (Padre)!; Todo es posible para ti; aparta de mí este cáliz; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú.»"
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