jueves, 29 de diciembre de 2016

Elefante Blanco (Argentina, 2012)

Sigo aprovechando las Navidades para ver cine religioso o con valores, una de mis aficiones favoritas y a la que me entrego con gusto cada vez que tengo unos días libres.

Ayer vi Elefante Blanco, protagonizada por Ricardo Darín, quien tengo que reconocer que es una de mis debilidades cinematográficas. Desde que lo vi por primera vez en Nueve Reinas he intentado seguir su trayectoria y disfrutar sus películas: El hijo de la noviaLuna de Avellaneda, El mismo amor, la misma lluvia, Séptimo... Todo lo que toca Darín es de indudable calidad.

Hasta el presente ha protagonizado 58 películas y en una de ellas -la que nos ocupa ahora- su papel protagonista es el de un sacerdote. 

La historia del director Pablo Trapero está basada en un lugar y un contexto reales, siendo un homenaje al sacerdote Carlos Múgica (+1974) asesinado a balazos cerca de la Parroquia de Cristo Obrero en la Villa 31 en los suburbios de Buenos Aires. En ese mismo lugar pero varias décadas después se sitúa una historia ficticia que cuenta la labor humanitaria que tres sacerdotes y una asistenta social llevan a cabo en condiciones infrahumanas. Ricardo Darín es el párroco Julián, a quien diagnostican un tumor cerebral y prepara el relevo al frente de la parroquia de su amigo Nicolás (Jérémie Renier), junto a otro compañero sacerdote y a la asistenta social Luciana (Martina Gusmán).

En ese contexto geográfico se nos refleja un submundo de analfabetismo, delincuencia, drogadicción, narcotráfico, violencia, hambre, paro, familias desestructuradas... en el que estas cuatro almas generosas entregan su vida voluntariamente por la dignificación de las personas y por un compromiso personal de ser continuadores de las palabras de Cristo "así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos" (Mt. 20, 28). En ese marco sórdido, violento y peligroso los protagonistas hacen las veces de sacerdotes, asistentes sociales, psicólogos, padres, amigos, consejeros, profesores, constructores y todo lo que se tercie. En palabras del protagonista, “En una situación como ésta no podemos ser solamente sacerdotes”.

No abundan los diálogos, dejando mucho espacio a la reflexión personal del espectador. Se suceden al mismo tiempo la acción sacerdotal (misas, bautizos, rezo del rosario, oración personal...) y la acción social (construcción de viviendas, alfabetización, terapias de grupo, asistencia social...) en sus protagonistas, propia de la Teología de la Liberación que encarnan. sin embargo, el papel de la jerarquía no es negativo como en otras películas, sino de impotencia ante una realidad social que trasciende sus posibilidades de ayuda. Ello hace que el padre Julián y su obispo vivan una relación tensa pero cercana, libre y sincera, lejos del esquema "cura bueno-jerarquía mala" que se repite sistemáticamente en las películas españolas o americanas. Otros temas como el celibato, la soledad del sacerdote, la frustración, el rencor, el sentido de la vida o la posibilidad de la vida contemplativa como fugas mundi son tratados sin tapujos y en toda su crudeza.

100 minutos de pleno deleite visual y reflexivo. El desenlace, no obstante, enturbia algo una magnífica puesta en escena de sus protagonistas, presentando actitudes del Padre Julián que no encajan en lo anteriormente visto en la película. No puedo comentar más sin hacer de spoiler, tendréis que verlo vosotros mismos y sacar vuestras propias conclusiones, aunque la sensación final es de ambigüedad e incoherencia, eso sí os lo puedo adelantar. Quizás el director se ha aprovechado de que la trama sea ficticia y ha optado por un final sorprendente y que descoloca al espectador.

Os dejo con algo real, y es una oración creada por el padre Múgica en la que refleja el drama existencial que vivía a su alrededor:

Señor, perdóname por haberme acostumbrado
a ver que los chicos parezcan tener ocho años y tengan trece.

Señor, perdóname por haberme acostumbrado
a chapotear en el barro. Yo me puedo ir, ellos no.

Señor, perdóname por haber aprendido a soportar el olor de aguas servidas,
de las que puedo no sufrir, ellos no.

Señor, perdóname por encender la luz y olvidarme que ellos no pueden hacerlo.

Señor, yo puedo hacer huelga de hambre y ellos no,
porque nadie puede hacer huelga con su propia hambre.

Señor, perdóname por decirles 'no solo de pan vive el hombre'
y no luchar con todo para que rescaten su pan.

Señor, quiero quererlos por ellos y no por mí.
Señor, quiero morir por ellos, ayúdame a vivir para ellos.
Señor, quiero estar con ellos a la hora de la luz.

sábado, 24 de diciembre de 2016

Feliz Navidad (Joyeux Noël, Francia, 2005)

No hay mejor fecha para ver esta película que estos días de Navidad. Hace algunos meses me la tropecé casualmente y la compré, pero he esperado para verla pacientemente  a que el ambiente acompañara. No me ha defraudado lo más mínimo, todo lo contrario, he disfrutado su visionado como un niño, aunque su temática bélica no sea precisamente para niños.

La película Feliz Navidad (en Argentina y México traducida como Noche de Paz) del director Christian Carion es una coproducción Francesa-Alemana-Belga-Rumana, que no obtuvo ningún premio importante, pero sí estuvo nominada como mejor película en los Oscar, los Bafta y los César. Especialmente una pena que no consiguiera el Oscar a la mejor película extranjera. Finalmente el premio fue para la sudafricana Tsotsi. Una parte importante de esa decisión imagino que se debe a que las tropas estadounidenses no protagonizaron el acontecimiento, algo que siempre es tenido muy en cuenta por la Academia a la hora de dar sus galardones. No obstante la historia quedó inmortalizada y merece la pena recordarla, sobre todo, en estas fechas tan señaladas. El reparto es muy internacional, encabezado por la espléndida Diane Kruger y secundada por otros actores contrastados en el Cine europeo como Benno Fürmann, Guillaume Canet o Natalie Dessay

La historia está basada en hechos reales acontecidos durante la Primera Guerra Mundial. Durante un asedio a una granja fronteriza ocupada por los alemanes, las tropas escocesas y francesas esperan las instrucciones para asaltarla y ganar unos metros en el frente de batalla. La Nochebuena llega y reúne en ese punto del frente a personajes muy variopintos: un lugarteniente francés que aún no ha podido ver a su hijo recién nacido en la zona francesa ocupada por los alemanes, un sacerdote escocés que lleva el consuelo y la compañía espiritual a sus soldados y una pareja formada por un tenor alemán y una soprano danesa a quienes la guerra separó. La música y la decoración navideña que salen de ambas trincheras serán los elementos que los una a todos y que desencadene una tregua histórica no oficial que terminará siendo un escándalo para los gobernantes de los países afectados y una bendición para  los soldados, que nunca olvidaron los rostros de sus "enemigos". Una tregua para compartir alimentos, historias, juegos, fotografías, para enterrar a los muertos e incluso para celebrar un servicio religioso ecuménico o un partido de fútbol "amistoso". Una crítica en toda regla a los gobernantes que bien calentitos y con abundancia de manjares pasan una Navidad confortable mientras los soldados de a pie se matan entre ellos por unos ideales y unos intereses que en realidad no son los suyos.

Hay varios diálogos interesantes en la película, en esa confraternización que tuvo lugar entre soldados de ambos ejércitos. Este me parece especialmente sugerente:

Horstmayer:  Anoche tuve noticias sobre su esposa. Si quiere, puedo enviarle una carta.
Teniente Audebert: ¿Por qué haría eso? Si le cogieran...
H: Una carta no impedirá que ganemos la guerra. Y de todos modos, cuando hayamos tomado París y todo haya terminado, puede invitarnos a tomar una copa en la Rue Vavin.
T.A.: No tienen que invadir París para ir a tomar una copa...

Espiritualmente hay una escena que me resulta muy desconcertante, porque además es contraria a este espíritu de confraternización del que el film se hace eco. Puedo comprender que en un contexto bélico muchos valores se tambalean y el valor de la vida -especialmente la del enemigo- se relativiza, pero hay un discurso que me chirría. Ignoro si está basado en palabras reales o es una creación libre de los guionistas, pero sea como fuere son palabras muy fuertes. Se trata del sermón de un Obispo escocés a los nuevos reclutas a los que alecciona:

Obispo: Cristo nuestro Señor dijo: "No penséis que vengo a traer paz a la tierra. No vengo a traer paz, sino espada". Del Evangelio según San Mateo. Bien, hermanos míos, la espada del Señor está en vuestras manos. Vosotros sois los defensores de la civilización misma. Las fuerzas del bien contra las fuerzas del mal. ¡Porque esta guerra es de hecho una cruzada! Una guerra santa para salvar la libertad del mundo. En verdad os digo: los alemanes no actúan como nosotros, ni piensan como nosotros, porque no son, como somos nosotros, hijos de Dios. ¿Aquellos que bombardean ciudades pobladas solo por civiles son hijos de Dios? ¿Son hijos de Dios los que avanzaban armados escondiéndose detrás de mujeres y niños? Con la ayuda de Dios, debéis matar a los alemanes, buenos o malos, jóvenes o viejos. Matadlos a todos para que no se vuelva a repetir. El señor este con vosotros.
Todos: Y con tu espíritu.
O.: Que Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo os bendiga. Amén.
T.: Amén.

La reacción del sacerdote escocés que había protagonizado la tregua a esta arenga (el padre Palmer) es muy reveladora y simbólica. Se quita la cruz y se marcha. Creo que no cabe otra respuesta a unas palabras tan repulsivas.

En la actualidad, una humilde cruz en el lugar exacto donde se produjeron estos hechos recuerda ese alto al fuego histórico que si bien no consiguió detener una guerra sí fue un signo visible de que no toda esperanza está perdida. Aún en tiempos de conflicto y de guerra el corazón de las personas es sensible a determinados estímulos.

El anuncio de Sainsbury de 2014 que compartí hace unos años en este link está recreado en esta misma historia, así como la famosa canción de The Farm All Together Now (1990) convertida en un himno pacifista que os invito a rever siguiendo el enlace.

Aprovecho el título de esta entrada para desearos a todos una Feliz Navidad y para invitaros a celebrarla físicamente en la tierra con todos vuestros seres queridos y espiritualmente -a través de la Eucaristía- con los que ya no están con nosotros.

sábado, 10 de diciembre de 2016

10 anuncios comerciales sobre la Navidad

¿Me prestáis 10 minutos de vuestras vidas? Os aseguro que no os vais a arrepentir. El año pasado realicé Una entrada con 5 anuncios comerciales ambientados en la Navidad, que podéis volver a ver pinchando en este link . Este año os presento otros 5, creo que al menos tan buenos como los del año pasado. Ya van 10, lo que viene siendo una buena colección de cortos impactantes por su contenido y sobre todo por la originalidad con la que están hechos.

El primero de ellos -para seguir la tradición del año pasado- es el de la Lotería de Navidad Española de este año. No ha tenido tanto éxito como el del año pasado, pero no se le puede negar su originalidad y la capacidad de suscitar un pellizquito en el estómago la primera vez que uno lo ve. Es cierto que el listón estaba muy alto con las historias de Manu y de Justino, y este año la historia de Carmina ha tenido tantos admiradores como detractores. Carmina es una maestra jubilada que tras escuchar su número en la tele, piensa que le ha tocado la Lotería de Navidad, y a partir de ahí un pueblo entero se unirá para mantener viva su ilusión. Intrigante.



El segundo es el anuncio alemán de Edeka, en la que de nuevo un anciano intenta reunir a toda su familia por Navidad. Las excusas se van sucediendo y nadie piensa acudir a su invitación, pero el ingenioso anciano se las apañará para que finalmente todos sus familiares esté presentes... Ingenioso.


El tercer anuncio que os propongo es también alemán, de Lidl. Este no lo he escogido por su originalidad, pero sí por lo bien que refleja el espíritu navideño familiar y de ilusión, especialmente para los niños. Enternecedor.



El cuarto anuncio es polaco, de la empresa Allegro. Un nuevo anciano es el protagonista. Durante el comienzo del anuncio vemos que este anciano adquiere un curso de Inglés y comienza su aprendizaje entusiasmado, con fuerza de voluntad y constancia. Al final del anuncio vemos el porqué de ese interés repentino de aprender un idioma nuevo en la etapa final de la vida. Emotivo.


Y el último de esta serie de 5 es el de John Lewis, una empresa británica de regalos. Es el más antiguo (2011), y nos cuenta la historia de un niño impaciente por que llegue el momento de abrir los regalos en Navidad. Pero como siempre una sorpresa se oculta detrás de ese interés natural por la llegada del gran día... Original. 



Espero que los hayáis disfrutado. El año que viene, y si Dios quiere, más.