jueves, 7 de enero de 2021

El Reverendo (First reformed, EEUU, 2017)

Cine del bueno el que he visto estas Navidades. Me habían hablado muy bien de El Reverendo (2017) pero no había tenido oportunidad de visualizarla hasta ahora. Lo primero que llama la atención de este film es el diferente nombre con el que se ha traducido en nuestras pantallas. En Inglés la cinta se llama "First reformed" haciendo referencia a la confesión protestante que practican los protagonistas de la película, mientras que en la lengua de Cervantes se ha traducido con la palabra "Reverendo", título que se ha dado tradicionalmente a los sacerdotes católicos. Ignoro si ello ha sido por desconocimiento, por marketing o por alguna otra cuestión que se me escapa, pero el detalle es cuanto menos curioso y merece ser reseñado. 

Lo segundo que llama la atención poderosamente es el parecido de esta película con una obra maestra de los años 70, "Taxi Driver". Claro que esta coincidencia se aclara cuando se comprueba que el director y guionista de la película que nos ocupa fue también el guionista de aquella. Se trata de Paul Schrader, de quien en este Blog ya he comentado la también controvertida La última tentación de Cristo. En este caso la película da una vuelta de tuerca más sobre el clásico, presentando como protagonista desquiciado no a un taxista sino a un pastor evangélico, quien sufre el mismo proceso de metanoia inverso, pasando de ser un ciudadano normal más a un justiciero solitario en busca de emociones fuertes. Dos de las temáticas favoritas de Schrader se concitan de nuevo, la Religión  y el carácter autodestructivo de las personas y de la sociedad en su conjunto.

Aterrizando en el argumento, la película nos presenta al Reverendo Ernest Toller (Ethan Hawke), pastor reformado con una historia personal marcada por la tragedia tras la muerte de su único hijo, episodio tras el que abandona su capellanía militar, su mujer lo abandona y comienza su trabajo en una pequeña Iglesia en el estado de Nueva York. Su vida no atraviesa su mejor momento, vemos constantemente que abusa de la bebida y comenzará a experimentar un panorama vital comprometido, pues a lo largo de la trama descubriremos que le han detectado un cáncer que explica los síntomas que ha ido presentando a lo largo de la película.

Al igual que Travis Bickle, el protagonista de Taxi Driver, el Reverendo Toller ha decidido escribir un diario que hará de hilo conductor de los acontecimientos. El mismo protagonista lo anuncia en la primera escena con estas palabras: 

He decidido llevar un diario. No en un programa de palabras o un archivo digital, sino a mano, escribiendo cada palabra... para que cada inflexión de la caligrafía, cada palabra elegida, tachada, revisada, sea registrada. Poner por escrito todos mis pensamientos... y los simples eventos de mi día en sí... y sin ocultar nada. Cuando se escribe sobre uno mismo, uno no debe mostrar misericordia. Mantendré este diario durante un año, 12 meses. Y al final de ese tiempo, será destruido. Triturado, luego quemado. El experimento habrá terminado.

En este diario Toller irá reflejando su amargura existencial, fruto de su fracaso matrimonial y personal, los cuales terminarán desenmascarando su falta de fe y la incoherencia entre lo que piensa y lo que predica. Para añadir dramatismo al asunto predomina en la trama un silencio angustioso, con una falta de acompañamiento musical -algo extrañísimo en el Cine contemporáneo- excepto para algunos toques de órgano siempre en el interior de la Iglesia. Estas palabras del Reverendo son de los más reveladoras en ese sentido: "Sé que nada puede cambiar y sé que no hay esperanza. Thomas Merton escribió esto."

La acción comienza cuando Toller intenta mediar sin éxito en la vida de Michael, activista medioambiental con dudas de fe, quien termina suicidándose tras varios encuentros con el Reverendo Una pregunta de Michael martilla continuamente al Reverendo tras encontrar el cadáver del activista: “¿Puede Dios perdonarnos por lo que hemos hecho al mundo?”. A partir de ahí comienza un proceso doble en el Reverendo, de enamoramiento de Mary, la viuda (Amanda Seyfried) y de posicionamiento en favor de las reivindicaciones de Michael, llegando a identificarse con el difunto y sus posicionamientos extremos.

Muchos detalles se podrían comentar del film, pero dos escenas me parecen especialmente geniales. La primera es aquella en la que los protagonistas experimentan un éxtasis en una acción sexual casi infantil pero cargada de erotismo. Se sugiere más de lo que se muestra, pero el espectador comprende que se trata de un acto de amor en el que los protagonistas alcanzan un clímax orgásmico. 

La segunda es la última escena, con un final tan abierto como abrupto. El Reverendo ha decidido aprovechar el aniversario de la consagración del templo para inmolarse con un chaleco bomba, pero ve entrar en el último momento a Mary y altera sus planes. Toller cambia entonces el chaleco por un silicio de espino que le recorre toda su espalda. En la siguiente escena vemos al Reverendo a punto de suicidarse bebiendo un producto desatascador cuando incomprensiblemente aparece Mary y se abrazan antes de pasar al negro final. El propio director apuntó que existen dos interpretaciones posibles de esta escena tan desconcertante. En una de ellas se ha consumado el acto suicida y lo que experimenta Toller es una muestra del Cielo donde todo es amor y paz. En la segunda ella consigue salvarlo antes de que ingiera el líquido y se abrazan efusivamente. Quienes creen en la segunda se basan en que al verla a ella el vaso cae lleno de líquido aún. Yo me quedo con la primera, basándome en que en esa escena han desaparecido las marcas de sangre que unos segundos antes tenia el Reverendo por todo el cuerpo. Además, Mary consigue misteriosamente entrar en la misma casa que minutos antes estaba cerrada a cal y canto para el Reverendo Jeffers, quien en varias ocasiones fuerza la puerta, lo que me induce a reafirmarme en que el abrazo final en una ensoñación del protagonista.

Hay frases que dan para un tratado de Teología, al menos para un comentario aparte. Rescato algunos de ellos, como esta frase que requiere leerla varias veces para su correcta comprensión:

Reverendo Toller: "La desesperación es un desarrollo tan grande del orgullo que elige la propia certeza en lugar de admitir que Dios es más creativo que nosotros."

O esta otra en la que se critica el aborto como proceso liberador:

Reverendo Toller: "Ahora, Michael, puedo prometerte que cualquier desesperación que sientas por traer un niño a este mundo no puede igualar la desesperación por quitarlo de él",

Termino con estas otras acerca de la oración y la dirección espiritual:

Reverendo Toller: "Con qué facilidad hablan de oración aquellos que nunca han orado realmente."
Reverendo Toller: "El deseo de orar es en sí mismo una forma de oración. Con qué frecuencia pedimos una experiencia genuina cuando lo único que realmente queremos es emoción."
Reverendo Toller: "El discernimiento se cruza con la vida cristiana en cada momento. Discernimiento. Escuchar y esperar la voluntad de Dios para saber qué acción se debe tomar.
Reverendo Jeffers: "Incluso un pastor necesita un pastor."

En resumen, una película muy interesante, compleja y plagada de mensajes encubiertos que el espectador tiene que ir descubriendo en el visionado, lo que la convierten en más atractiva aún si cabe.  

sábado, 2 de enero de 2021

Lourdes (Austria, 2009)

Empiezo el año comentando una película algo diversa. Como ya he indicado en otras entradas, respecto al Cine soy una persona de mentalidad bastante abierta que no me conformo con ver cine estrictamente religioso desde un punto de vista apologético. Junto a este cine más ortodoxo, coexiste otro tipo de cine que podríamos llamar satírico, que tiene por objetivo cuestionar la religión o la fe de manera más o menos directa. Un ejemplo de ello -ya comentada en este Blog- puede ser "Camino", una película que en apariencia es inocua pero que soterradamente destila una enorme corrosividad hacía el elemento religioso.

Lourdes, sin ser tan perniciosa como Camino, se podría encuadrar en este tipo de películas que cuestionan la fe y su autenticidad. Su acercamiento a la temática religiosa se produce desde la ironía o el sarcasmo, eso sí, sin llegar a ser irreverente ni provocar el rechazo directo del espectador, quien no llega nunca a sentirse ofendido de manera directa por el film.

La cinta de Jessica Hausner va planteando temas interesantes de una manera sosegada. La primera hora de la película transcurre sin mucha acción, simplemente vamos conociendo el ambiente religioso de Lourdes como santuario mariano católico y a los componentes de una peregrinación religiosa. Se suceden actos religiosos, bendiciones, misas, confesiones, oraciones, vigilias... Los enfermos, acompañantes, el sacerdote, los voluntarios... van apareciendo con características bastante estereotipadas pero creíbles en su conjunto. Vemos como en este grupo se juntan muchos intereses, que ven desde la búsqueda de un milagro físico (una madre con su hijo) hasta voluntarios que buscan conocer gente "para lo que surja". No faltan personas cuyo único interés es el turismo, otras que van poniendo muescas a sus listas de peregrinaciones como si fueran una colección de lugares sagrados, e incluso un ateo que no busca nada. Precisamente este personaje es el único que abiertamente critica la fe, con un chiste de dudoso gusto pero ingenioso. El sacerdote que dirige la peregrinación aparece como alguien que tiene respuestas "de manual" para todas las preguntas, aunque muchas veces esas respuestas no satisfacen las inquietudes de quienes la realizan. Su labor se basa en saberlo todo -o aparentarlo- y cumple con ella a la perfección. En las religiosas y voluntarias (confusas bajo mi punto de vista, pues todas visten igual) encontramos también variedad de posturas, desde aquella que se toma tan en serio su labor que sufre un infarto, como otras que son capaces de abandonar a un enfermo por buscar su interés personal. No faltan un par de típicas "beatas" que todo lo tienen que comentar o criticar, viviendo más pendientes de las vidas de los demás que de las suyas propias.

En este contexto se produce un milagro, la curación de una muchacha discapacitada (Christine) ante el asombro de sus compañeros de peregrinación. Es entonces cuando podemos apreciar las diferentes posiciones ante ese suceso: la explicación que no aclara nada del sacerdote, la fe o la incredulidad de los testigos y la incomprensión de la propia protagonista, que no entiende porqué ella se cura y otras personas no. A partir de entonces, el sacerdote que ha ignorado a la muchacha asume el cuidado de la misma. La protagonista descubre nuevas posibilidades vitales, la apertura al amor y a la normalidad. El resto se debate entre la admiración y la suspicacia.

La crítica la encontramos por todos lados. En las respuestas vacías de contenido del sacerdote, en los cuestionables motivos de los peregrinos, en el exceso de tiendas de souvenirs que vemos constantemente en el film o en un detalle que no pasa desapercibido: en la peregrinación se produce un revuelo por un posible milagro pero a nadie parece preocuparle que una de las cuidadoras sufra un infarto y su vida esté en serio peligro, detalle este que nadie interpreta como un designio divino.


A nivel de llamada a la reflexión me parece muy sugerente una pregunta del ateo al sacerdote. "¿Usted cree que Dios es todo bondad o todopoderoso?". El personaje le cuestiona que si es todo bondad no entiende porqué permite tanto sufrimiento, y si es todopoderoso tampoco entiende porqué no lo elimina. En otro momento se le pregunta al sacerdote porqué Dios cura a unos enfermos y a otros no. Esta arbitrariedad y posible "injusticia" en el obrar divino atraviesa trasversalmente la película y ciertamente me parece un elemento de reflexión bastante válido. 

La película, al ser corta (95 minutos) no aburre. Distrae y te hace reflexionar sobre la temática religiosa, lo cual ya es mucho en los tiempos que corren. Merece un visionado reposado.