lunes, 31 de enero de 2022

El regreso de Don Camilo (Il ritorno di Don Camillo, Italia, 1953)

Comentamos hoy la segunda parte de "Don Camilo", que a nivel de reparto tuvo pocos cambios sobre la primera. Dado el éxito de la primera entrega, un año más tarde se rueda esta secuela que sintetiza en su guion otros dieciséis relatos cortos de las historias de Giovannino Guareschi. Continúan en sus papeles Fernandel como Don Camilo y Gino Cervi como Peppone, dirigidos de nuevo - por última vez- por el francés Julien Duvivier

En "El regreso de don Camilo", el cura ha sido trasladado por orden del obispo a Montenara, un pueblo perdido en la montaña. Mientras, las disputas de Peppone con el nuevo sacerdote en Brescello son continuas y ásperas (en el fondo echa de menos a su amigo y rival... ). En voz del narrador "...Y todos los ancianos del pueblo se abstuvieron de morir, los niños rechazaron el nacer y los enamorados el matrimonio, sin la ayuda de Don Camilo". Todo ello complica la situación socio-económica del comune. En vista de ello, Peppone decide ir a hablar con el obispo para que le "devuelva" a Don Camilo

No obstante, para que la vuelta de Don Camilo no sea gloriosa, Peppone organiza un combate de boxeo a la misma hora que llega su tren para que nadie vaya a recibir al sacerdote a la estación. Entonces comienzan una nueva serie de peripecias respecto a la verdadera hora del pueblo (la del reloj de la casa del pueblo de Peppone o del campanario de Don Camilo), la posible construcción de una presa para prevenir una riada o las desgracias acontecidas a uno de los secuaces de Peppone"El negro" o al propio hijo del alcalde. Algunas frases memorables son las siguientes:

Peppone: "Dime, ¿Cuál es esa nueva estatua que pusiste en la Iglesia en lugar de San Lucio?"
Sacerdote nuevo: "Es Santa Rita de Casia".
P.: "San Lucio es el patrón de los lecheros, ¿no? Quitándola perturba el orden económico del país, ¡le ruego que haga reponer esa estatua lo antes posible!"

Don Camilo: "¿Has adelantado de nuevo tu sucio reloj?"
P.: "¿No querrás que lleguemos tarde a las reuniones del Partido?"
D.C.: "El del campanario marca la hora solar, el sol no hace política: tu reloj adelanta."
P.: "¡Es el reloj del pueblo, si está atrasado para el pueblo tanto peor para el sol y todo su sistema!"
D.C.: "¡Oh, Señor defiéndeme, la Tierra ya no les alcanza, quieren rehacer el Universo!".

D.C.: "¿Qué le das a tus abejas para alimentarlas? ¿Las obras de Karl Marx?"
P.: "Este invierno no necesito darles de comer, les repetí tu último sermón y desde entonces... han estado durmiendo."

P. (Pidiendo a don Camilo que hable con su hijo): "Está asustado, pero tú puedes hablar con él sin tener que golpearlo como lo haría yo".
D.C.: "Sinceramente, si voy para allá tengo miedo de que se me escape alguna bofetada".
P.: "Oh, si se trata de una bofetada, sin problemas, pero tómatelo con calma, es cierto que es un Botassi, pero todavía no tiene a la fortaleza de su padre...".

Espiritualmente la secuela carece esta vez de tantas conversaciones entre el crucifijo y Don Camilo. Es cierto que en alguna ocasión le reprocha sus "travesuras", pero sin tanto contenido como en el primer film. Quizás, lo más destacable en el aspecto de fe es la oración de intercesión de Don Camilo, que se atribuye la curación del hijo de Peppone y así se lo hace saber ante la incredulidad del alcalde... 

Finalmente, como curiosidad cinematográfica hay que resaltar que las imágenes de la inundación final de Brescello son reales, correspondientes a las riadas de 1951 en Polesine que llegaron a alcanzar gran parte de la región.

lunes, 24 de enero de 2022

Don Camilo (Don Camillo, Italia, 1952)

Comienzo a comentar hoy una serie de cinco películas que tienen como protagonista a Don Camilo, el personaje literario creado por el italiano Giovanni Guareschi en 1948 y que debido a sus sucesivos éxitos contó con cuatro obras literarias (compendios de pequeños relatos) y seis cinematográficas (la última inconclusa). En un tono general de comedia, se narran diversos episodios acontecidos en Brescello, un pueblo de la rivera del Po, que tienen como protagonistas a un sacerdote católico (Don Camilo) y a un alcalde comunista (Peppone). El personaje literario está basado en un sacerdote real, Dom Camillo Valota, sacerdote partisano que luchó contra la ocupación nacional-socialista en Italia, motivo por el que fue enviado a los campos de concentración de Mauthausen y Dachau, donde coincidiría con el propio Guareschi. Las películas van entremezclando episodios de los diferentes libros sin seguir un orden estricto de los mismos, pero sí siendo en general fiel a lo narrado en ellos. Don Camilo muestra siempre una superioridad moral y cultural, mientras que Peppone destaca por su tozudez y su compromiso por los más desfavorecidos. En esta primera parte se condensan 19 de los pequeños relatos de la serie literaria "Don Camilo"

Para esta coproducción italo-francesa se contó con dos actores experimentados y de talla, Fernandel por parte francesa y Gino Cervi por la italiana. La dirección de las películas iría experimentando algunos cambios, que ya iremos comentando en sucesivas entregas. Las dos primeras corren a cargo de Julien Duvivier, quien por aquel entonces contaba también con una dilatada trayectoria detrás de las cámaras.

La película incide más en el apartado cómico que en el espiritual, casi siempre con un trasfondo político. Como hija de su época, en plena posguerra italiana, los dos personajes estereotipan dos posturas socio-políticas enfrentadas e irreconciliables: la democracia cristiana y el comunismo. Eso sí, ambos tienen como enemigo común al fascismo, lo que los convierte en aliados de vez en cuando. En la Italia de aquella época, política y fe estaban separadas (al contrario que en España) por lo que Peppone impone su criterio en las cuestiones materiales del pueblo y Don Camilo en las espirituales. los siguientes diálogos son ejemplos de estas divertidas "guerras" dialécticas:

Peppone: "Como alcalde, no puedo evitar reconocer su decisión. Pero como en este pueblo no manda el alcalde sino los comunistas, como líder de los comunistas les diré que me importa un bledo su opinión. La señora Cristina irá al cementerio con la bandera que quiso, porque respeto más a sus muertos que a todos ustedes vivos. Y si alguien se opone, ¡lo haré volar por la ventana! ¿El cura tiene algo que decir?"
Don Camilo (sonriendo):  "Me rindo a la violencia".

Peppone: "Tengo un hambre como para comerme un obispo".
Don Camilo: "Es difícil de digerir..."

Don Camilo (En el bautizo del hijo de Peppone): "Entonces, ¿cómo lo vamos a llamar?"
Peppone: "Libero Antonio Camilo".
D.C.: "¿También Camilo?"
P.: "Sí".
D.C.: "No sé, si eso es lo que quieres, entonces puedes poner "Lenin" también, con un Camilo cerca, esos tipos no funcionan".

Mención aparte merecen los diálogos entre Cristo crucificado y Don Camilo, mezcla también de ironía política, sarcasmo espiritual y complicidad socarrona. Pero dentro del tono humorístico de los mismos también se pueden sacar enseñanzas espirituales... Personalmente me quedo con estos:

Jesús: "Debemos perdonar a quien nos ofende. Esta es la regla".

Jesús: "¿De dónde sacaste ese puro, Camilo?"
Don Camilo: "Peppone tenía dos. Lo tomé sin preguntarle. Ya sabes que él cree en la distribución equitativa de la riqueza".

Don Camilo: "Oh, Jesús, tienes que recordar que el bautismo no es una broma"
Jesús: "No trates de explicarme el bautismo, ¡yo lo ideé!"

Peppone (En confesión): "Y finalmente, fui yo quien, hace un mes, una noche cuando regresabas con una canasta de huevos, te asalté con un palo".
Don Camilo: "Fuiste tú..."
P.: "No te golpeé como ministro de Dios sino como opositor político, ¿eh?"
D.C.: "¡Diez Padrenuestros y diez Ave María! Ego te absolvo in nomine Patri, Filii et Spiritus Sancti. Amén."
P.: "Amén."
D.C. (Saliendo del confesionario):  "¡Jesús! ¡Lo pulverizo!"
Jesús: "No, yo lo he perdonado y tú también lo debes perdonar."
D.C.: "Jesús, si soy un buen siervo de Dios déjame romper esta vela en su espalda, que solo es una vela..."
J.: "¡No! ¡Tus manos están hechas para bendecir y no para golpear!"
D.C.: "Las manos están hechas para bendecir... pero mis pies..." (Antes de patear a Peppone)

Don Camilo (llevando el crucifijo para la procesión): "También podrían haber aligerado un poco esta cruz...". 
Jesús: "Ah, dímelo a mí que tuve que llevarla hasta arriba y no tenía tu espalda..."

Don Camilo: "¡Santísima Virgen, ven en mi ayuda!"
Jesús: "¡No metas en tus asuntos a quien no tiene nada que ver!, ¿entendido?" 
D.C.: "¡Ella es tu Madre!"
J.: "¡Don Camilo!".

Don Camilo: "Por la tarde un maldito saltó de un seto de repente y me dio muchos golpes".
Jesús: "Y los recibiste sin devolverlos, tienes razón don Camilo, benditos los pacíficos".
D.C.: "Bueno, sí... la verdad es que tenía una docena de huevos conmigo y estaba tratando de salvarlos...".

En fin, una película para echar unas risas, fiel al original literario y con grandes interpretaciones del cine europeo de la época. Merece la pena su visionado.

lunes, 17 de enero de 2022

Las campanas de Santa María (Bells of St. Mary's, EE.UU., 1945)

Un año más tarde de la exitosa Siguiendo mi caminoLeo McCarey volvía a dirigir a Bing Crosby dando vida al sacerdote Chuck O'Malley en Las campanas de Santa María. Aunque dicen que segundas partes nunca fueron buenas, la dinámica del film y su acogida por el público sí fueron en este caso muy similares a su predecesora. Bien es cierto que en esta ocasión solo alcanzó un Oscar -y de los llamados menores- de los ocho a los que estaba nominada, pero el éxito en taquilla volvió a ser rotundo. 

Para acompañar al actor-cantante se escogió esta vez a una estrella contrastada como Ingrid Bergman, quien acababa de cosechar sendos éxitos con Casablanca (1942) y Luz que agoniza (1944),  garantizando así un plus en el marketing promocional. Es cierto que su participación eleva la calidad del film, pero por contra el argumento es tan similar Siguiendo mi camino que apenas se notan excesivas diferencias entre ambas. 

En esta ocasión, El Padre O'Malley vuelve a ser cambiado de destino para encargarse de la Parroquia de Santa María, sita en un barrio humilde de Nueva York en el que deberá atender además espiritualmente a un colegio de monjas dirigido por la Hermana Benedicta (Bergman). De nuevo la trama gira en torno a las dificultades económicas de los chicos del barrio (la solución pasa en esta ocasión por la creación de un coro infantil) y a una posible donación que solventaría las dificultades financieras de la parroquia y el convento. En la misma línea de la anterior, la labor sacramental del protagonista pasa de puntillas, centrándose más bien la trama en la labor social y en la búsqueda de soluciones financieras para el sustento de la institución. La única diferencia entre ambas películas es que el carácter afable y bonachón del Padre O'Malley no choca en esta ocasión con el avejentado Padre Fitzgibbon, sino con la adusta Hermana Benedicta, tan seca en sus maneras como dulce en su interior. Esta frase de la religiosa es una de las más icónicas del film:

¿Nadie te dijo nunca que tienes una cara deshonesta? Para un sacerdote, quiero decir...

Respecto a las problemáticas de las chicas, la palma se la lleva Patsy, una colegiala de quien hay que decidir si debe graduarse o no a pesar de sus malas notas. Presenta dudas vocacionales que más bien parecen ser una respuesta para huir de su penosa realidad. El contexto familiar no es el más adecuado, lo que hace plantear una duda lícita: ¿es necesario ayudarla para que no se hunda en el fracaso?... Estamos hablando de la situación en EEUU en 1945 pero el dilema no puede ser más actual en cualquier país civilizado... Estas frases iluminan el conflicto en uno de los pocos apuntes espirituales de los protagonistas:

Hermana Benedicta: “Si no fallamos a veces, nuestros éxitos no significarán nada. Debes tener coraje. No te rindas ".
'Patsy' Gallagher: "No, no. Yo solo quiero ser una monja".
H.B.: "No te conviertes en monja para huir de la vida, Patsy. No es porque hayas perdido algo. Es porque has encontrado algo ".

Por otro lado, un año antes de "Que bello es vivir" encontramos aquí a un huraño personaje (Bogardus) fiel reflejo del que será Mr Potter en la obra de Capra. Un personaje para quien el dinero es todo en la vida y que no tiene ningún interés en ayudar a los demás, más bien parece disfrutar de las desgracias ajenas. Este nuevo Mr Scrooge experimentará también una conversión similar a la del mecenas de la primera parte, Ted Haines o al personaje de Dickens.

El final es conmovedor. Con esa fibra sensible que McCarey sabe tocar, asistimos a una graduación que tiene una parte festiva pero también una parte de despedida. El espectador intuye que allí se deja entrever la marcha del convento de la Hermana Benedicta, pero no podía sospechar siquiera que esta última escena era también la despedida del personaje del Padre O’Malley, quien ya no volvería a protagonizar ningún largometraje más. 

- Padre O'Malley: "Hay otro sentido, ya sabe, hermana".
- Hermana Benedicta: "Oh, no me diga".
- P. O.: "Sí, lo suficientemente sensato como para saber cuándo irse".
- P. O.: "Y si alguna vez necesita algo, no importa lo que sea o donde sea que se encuentre...".
- H. B.: "Sí, lo sé. Solo marco O para llamar a O'Malley..."

Se llega así al final de dos películas excelentes, dos clásicos que forman un todo indivisible y que han pasado a la posteridad del cine humano y cristiano, y que merecen ser revisitados de cuando en cuando.

lunes, 10 de enero de 2022

Siguiendo mi camino (Going My Way, EE.UU., 1944)

Si el otro día comentaba ¡Que bello es vivir! y aludía a lo importante del contexto socio-político en el que fue rodada (en plena posguerra mundial) Siguiendo mi camino (traducida en Latinoamérica como "El buen pastor") merece un análisis similar. En este caso nos encontramos en plena Segunda Guerra Mundial, en un momento en el que películas como ésta que destilaban optimismo y bonhomía eran imprescindibles frente al ambiente bélico y dramático que se iba filtrando en la moral de los estadounidenses desde que en 1941 se involucraran en el conflicto. La precariedad económica y la desesperación por la suerte de los combatientes eran la tónica general de la época en aquel momento El siguiente diálogo entre los dos sacerdotes -protagonistas principales- relata este sitz im leben de manera muy gráfica, eso sí, intentando suavizar el drama a través de la comedia:

Padre O'Malley: El pobre Ted ha sido herido en África.
P. Fitzgibbons: Ah, qué lástima.
P. O'Malley: Lo están enviando a casa.
P. Fitzgibbons: Un joven excelente y honrado. Quizás lo condecoren.
P. Chuck O'Malley: No, lo dudo. Un amigo suyo lo atropelló en un jeep.

La película del experimentado por aquel entonces Leo McCarey se hizo acreedora de 10 nominaciones a los Oscars, ganando 7 de ellos, incluyendo tres de los grandes: mejor película, mejor director y mejor actor (Bing Crosby). Precisamente el film es un traje a medida para el actor principal, protagonizando a un sacerdote que además de realizar el bien a diestro y siniestro tiene el don de la música como colofón a sus muchas virtudes.

El argumento gira en torno al padre Chuck O'Malley, un joven sacerdote que es trasladado a una parroquia de Nueva York, donde deberá compartir misión con un sacerdote mayor "chapado a la antigua", el padre Fitzgibbons, con el que tiene sus complicidades pero también su discrepancias. Posiblemente en esta película se inspirara Giovani Guareschi para crear a su personaje literario Don Camilo cuatro años más tarde, en 1948 y sus conflictos con su antagonista Don Peppone. Y de ambas obras bebió sin duda Cantinflas para interpretar "El padrecito", teniendo cada cada una de estas secuelas las peculiaridades de sus países respectivos. En estas palabras del anciano sacerdote entrevemos el relevo generacional que nos anuncia la película.

¿Esperanza? Sabes, Chuck, cuando eres joven, es fácil mantener encendido el fuego de la esperanza. Pero a mi edad, tienes suerte si la luz piloto no se apaga.

Espiritualmente la película es irreprochable, ensalzando las virtudes del protagonista principal como centro sobre el que gira la vida de la comunidad religiosa. Su forma de entender el sacerdocio, con un estilo cercano, informal y directo contrasta con los valores más tradicionales y conservadores del padre Fitzgibbons. El sacerdote joven está más preocupado de resolver los problemas económicos de los demás, mientras el sacerdote mayor se dedica más a la vida social acomodada sin complicarse excesivamente la existencia. Ambos dejan entrever ya una incipiente pugna entre dos maneras diferentes de entender la Iglesia que cristalizaría con la celebración del Concilio Vaticano II en 1962. Visualmente podemos apreciar ese aperturismo con el paso de la sotana del sacerdote mayor al uso del clergyman en el sacerdote joven, incluso pudiendo verse esporádicamente al padre O´Malley vestir de paisano en alguna escena. La humanidad que  Leo McCarey sabía impregnar a sus personajes queda al descubierto cuando el espectador comprueba que la verdadera misión del padre O'Malley no es acompañar al padre Fitzgibbons sino sustituirlo. El tacto del primero para hacerlo con la mayor delicadeza posible y la manera en la que el segundo lo descubre pero no lo reprocha son dignas de la mayor de las humanidades, reflejando un mundo como el clerical en el que la humildad debe anteponerse a la soberbia, si bien no siempre sucede así en la vida real...

Analizando más detenidamente la figura del padre O'Malley vemos que los problemas tratados por el sacerdote son, sobre todo, económicos más que espirituales: el peligro de la delincuencia como única salida para los jóvenes del barrio, el desahucio de unos inquilinos por falta de pago, la fuga desesperada de su casa de una muchacha, la precaria situación de las instalaciones parroquiales... serán temas con una solución difícil que tendrá que afrontar a lo largo de un film que discurre a un ritmo lento y pausado, donde las reacciones de los personajes son tan importantes como la resolución de las tramas.

De entre todos ellos destaca por recurrente la precaria situación económica de la Iglesia, que por aquel entonces -como la de todo el país- era bastante penosa. Dos frases reflejan perfectamente esta situación:

Ted Haines (padre): Hijo, nunca le prestes dinero a una iglesia. Tan pronto como comienzas a acercarte a ellos, todos piensan que eres un talón.

Padre Chuck O'Malley: El Sr. Haines nos dará una hipoteca para cubrir la diferencia.
Ted Haines Sr .: Así es, padre. Me convenció de que tengo corazón. Y, después de todo, cómo podría existir una iglesia sin una hipoteca...
Padre Fitzgibbons: Eso es correcto. Así es.

Resumiendo, una película costumbrista, familiar y que desprende optimismo vital. Muy recomendable su visionado. La semana que viene espero comentar su secuela, "Las campanas de Santa María".

lunes, 3 de enero de 2022

Señales (Signs, EE.UU., 2002),

Señales es una película de la que se pueden realizar muchas lecturas. Aparentemente se trata de una película de cine fantástico, de ciencia ficción o incluso de terror. Pero el mundo de los monstruos o los extraterrestres es solo el envoltorio en el que Michael Night Shyamalan nos ofrece un producto mucho más profundo. Los protagonistas -como casi todos los de el genial director- son lacónicos y tristes. Viven en ambientes cerrados y pequeños. La melancolía, la nostalgia y la mentalidad depresiva son los rasgos en los que se desenvuelven habitualmente. La verdadera temática la vamos descubriendo lentamente en el drama humano de los protagonistas y -me atrevería a decir- en sus facetas espirituales. En última instancia creo que Shyamalan nos quiere hablar de tres cuestiones esenciales en la vida de todo ser humano: la fe, el amor y la familia. 

Al frente del reparto contó con dos grandes de la pantalla, Mel Gibson y Joaquin Phoenix, interpretando a los hermanos Graham y Merrill Hess. El primero es un ex-pastor protestante que aparentemente ha perdido su fe y ha renunciado a su ministerio debido a la reciente muerte de su esposa en un accidente. En las primeras escenas vemos que ha adoptado una actitud agresiva frente a todo lo sagrado. El resentimiento le ha llevado a ocultar sus fotos de pastor o a prohibir las oraciones de bendición. Su hermano menor Merrill ha acudido a llenar ese vacío en el núcleo familiar y para ayudarlo a sacar adelante a sus hijos. Al mismo tiempo intenta sacarlo del pozo en el que se encuentra hundido.

Vamos a analizar el apartado espiritual desde el principio. Al aparecer unas extrañas señales en el jardín de su casa se produce la primera confesión de fe -inocente, en este caso- de su hijo Morgan:

- "Lo ha hecho Dios".

Lejos de convencer esta frase a su padre, Graham cada vez muestra mayor desprecio por Dios. Ello provoca un tenso enfrentamiento entre los hermanos que termina con estas emotivas palabras de Merrill:

- Hay cosas que puedo soportar, y cosas que no. Una de las que no, es que mi hermano mayor, que es cuanto yo deseo ser, empiece a perder la fe en todo. Te he visto los ojos esta noche. No quiero volver a verlos así.

Pero especialmente hay un diálogo que encierra el significado de toda la película. En un film con conversaciones casi monosilábicas contrasta  un speech tan largo por parte de Graham. Es como si en él dijera todo lo que tiene que decir:

- Muchos seguramente creerán que es fin del mundo
- Tienen razón.
- ¿Crees que podría serlo?
- Sí
- ¿Como puedes decir eso?
- ¿No es la respuesta que esperabas?
- ¿No podrías fingir ser como eras y animarme un poco?
- El mundo tiene dos tipos de personas, y cuando ocurre algo afortunado, los del primer grupo lo consideran mas que suerte, más que casualidad, lo consideran una señal. Una prueba de que hay alguien ahí arriba cuidando del ser humano. La otra gente lo considera pura suerte, un feliz giro del azar. Seguro que la gente del segundo grupo está observando esas catorce luces con recelo. Para ellos, la situación esta mitad y mitad. Podría ir mal… o bien. Pero en el fondo sienten que, pase lo que pase, están solos, y eso, les llena de temores. Si, es lo que piensan. Pero luego hay cantidad de gente del primer grupo que cuando observan esas luces, están viendo un milagro. Y en el fondo sienten que, pase lo que pase, habrá alguien ahí arriba para ayudarles. Y eso les llena de esperanza. Lo que debes preguntarte es en qué grupo estás tú ¿Eres de los que ven señales, de los que ven milagros, o crees que la suerte de la gente es aleatoria? o, plantéatelo así ¿Es posible que no existan las coincidencias?

Es curioso comprobar que el desarrollo de este planteamiento se encuentra desgranado en otra película posterior pero que no tiene nada que ver con esta, la obra de Eduardo Verástegui de 2015 Little Boy.

Otra escena con un alto contenido espiritual es un momento en el que uno de sus hijos está a punto de morir atragantado. Es entonces cuando Graham se descubre creyente, pero rebelde contra Dios. Lo hace con la expresión encolerizada:

- ¡Cuánto te odio!

Evidentemente nadie que odia a Dios puede considerarse un ateo, quien por definición niega su existencia. Graham desvela así que su problema de  no es la falta de fe, sino que ahora piensa que Dios no es bueno o no actúa en su favor. Es un ser superior que se ha llevado a su mujer y ahora está a punto de llevarse a uno de sus hijos. El ex-pastor protestante, por tanto, es alguien que ha perdido su confianza en Dios, no que dude de su existencia. Es alguien que necesita desesperadamente una señal para volver creer en Él

En contraposición a esta actitud, y al arreglarse la situación, tenemos la segunda confesión de fe, en este caso del otro hermano:

- ¡Es un milagro!

La tercera -y definitiva- confesión de fe la realizará Graham al final del film. Al recibir la señal que llevaba tanto tiempo esperando (Comprender el significado de las últimas palabras de su mujer antes de morir, Merril, batea fuerte) su actitud frente a la vida cambia. No verbaliza esa confesión de fe, pero la vuelta de los cuadros en los que aparece vestido de pastor y de las propias vestimentas sagradas nos lo hacen comprender: Graham ha vuelto a creer en la bondad de Dios y es -ahora sí- capaz de volver a ser la piedra angular de su familia.

Es cierto que el final de la película es visualmente menos atractivo que la primera hora, pero no es menos cierto que es imprescindible para que todas las piezas encajen en la trama. Una obra maestra, sin duda. Quienes la critican es porque no la comprenden, o lo que es peor, porque el mensaje que transmite no está en sintonía con su sistema de "in"-creencias.

sábado, 1 de enero de 2022

3 años de santos

Hace tres años dediqué diez minutos de cada día (más o menos...) a comentar el santo del día. Bueno, mejor dicho, uno -como mucho dos- santo/a de cada día, porque son tantos que sino la labor hubiera sido casi interminable. Como resultado salieron las estadísticas que tenéis debajo, que publique en una entrada de enero de 2020 y que en estos días de vacaciones he actualizado. En la columna de la derecha tenéis los nuevos datos pasados esos dos años, creo que es cuanto menos curioso que nadie haya repetido posición.... Quién sabe, igual dentro de unos años hecho otra ojeada y seguimos comparando...

 

2020

2022

Santo con más visitas

Santa Luisa de Marillac    (51)

San José de Calasanz  (136)

Santo con menos visitas

San Modesto                    5

San Juan Gualberto  (8)

Visitas totales

3.824

9.305

Santos totales comentados

277

____

Santas totales comentadas

83

____

Fiestas de la Virgen

29

____

Fiestas de Jesucristo

6

____

Fiestas de Iglesias

4

____

Otros

9

____