viernes, 27 de diciembre de 2013

Francisco, persona del año 2013

No lo digo yo. Lo dicen ya medios internacionales tan dispares como la revista Time, el periódico Le Monde o la red social Facebook. Desde que fuera escogido como Papa el pasado 13 de marzo, Francisco no ha dejado de sorprender a propios y extraños. Gratamente recibido por los que anhelaban un cambio en la marcha de la Iglesia, su proyección está siendo tal que no deja indiferente a nadie. De momento, y a falta de que se cumpla su primer año de Pontificado, todo son alabanzas hacia sus gestos y sus palabras. Nadie ha ocupado más páginas, ni más minutos de televisión, ni más conversaciones, ni más retuiteos que el Obispo de Roma. En mi Blog ha sido objeto de nueve -con este diez, uno al mes- posts.

En el caso del Time, además, se da la circunstancia de ser la primera vez en la historia que alguien acapara tres portadas en un mismo año. Eso sí, vuelven a enmarcarlo con los cuernecillos que ya comentábamos en la segunda de ellas. El morbo vende.

Han sido 9 meses intensos, que esperemos se conviertan en muchos más años de disfrute. Aquellos agoreros que proclamaban la cercana muerte del Papa están ahora callados e impertérritos esperando una mejor oportunidad para desacreditar a la Iglesia. Su "Yo ya lo sabía" tendrá que esperar.

Mientras tanto, los que celebramos el nacimiento de Jesús tenemos un motivo más para la esperanza. El Espíritu de Dios sopla donde quiere y cuando quiere, pero en estas fechas se nota claramente su aliento de Vida. 

Termina el año, y el último post, como no podía ser de otra manera, va dedicado al Santo Padre. Por cierto, ahora caigo en la cuenta de que ya nadie le llama así. Y sin embargo, en mi opinión, anda sobrado de esas dos cualidades. 

sábado, 21 de diciembre de 2013

Reflexiones de Navidad

Entramos en el cuarto domingo de Adviento, lo que quiere decir que estamos ya muy cercanos a la Navidad. Para preparar bien estas fechas nos puede venir como anillo al dedo estos dos textos de los “Soliloquios de Belén” de Giovanni Papini. Habréis notado que desde hace unos meses he descubierto a este autor italiano que me encanta por su sencillez y profundidad (no tienen porque contraponerse) al escribir. 

Se trata de dos posturas contrapuestas de cómo recibir -o no hacerlo- a la Sagrada Familia en nuestras vidas. Ambos tienen sus dudas, los dos son desconfiados, ninguno de ellos está a la altura de las circunstancias, pero por lo menos uno ha realizado una obra de caridad y el otro no. Uno de ellos podrá dormir tranquilo mientras la conciencia del otro no le dejará dormir esa noche.

Os dejo los textos para vuestra reflexión-oración:

EL POSADERO 

Aunque me hubiera quedado una habitación libre, desde luego no se la hubiera dado a esa pareja. Gente sospechosa. Han dicho que eran marido y mujer, pero yo no me chupo el dedo y a mí no me la pegan. 

Él es demasiado viejo y ella demasiado joven. Y como está encinta... Tal vez es el padre que la ha sacado de su pueblo para evitar el escándalo. Pero la mía es una posada honrada, y aquí no quiero partos clandestinos. 

Por otra parte, no me parece que la trate como a una hija. Este vejete la mira como si fuera una cosa santa y casi con reverencia. Acaso es un criado de confianza que ha cargado con este bonito trabajo... De todas maneras, su marido no es. Y ella con ese aire inocente y casto como si no se avergonzase de nada... Y debe de estar en los últimos días. Ya te digo yo que las apariencias... ¡Fíate de las mujeres! Parece una virgen y está a punto de ser madre. ¡Hay que ver! Y luego, como si no bastara, huelen a miseria desde una legua. Y en mi casa no quiero pobres. Serían capaces de plantarse aquí durante un mes, con la excusa de la parturienta, y al final de todo oírles decir que no tienen bastante dinero para pagar la cuenta. 

Si hubieran llegado con bonitos vestidos y con la bolsa llena acaso hubiera podido encontrar un rinconcito para ellos. El mozo podía haber ido a dormir a casa de sus hermanos durante algunas noches... Cuando el oro está de por medio todo se arregla. Pero con esos no hay nada que hacer. Ella lleva un vestido cualquiera que yo me avergonzaría de dar a mi mujer, y él un manto liso que debe de tener más años que quien lo lleva. Además, habría el peligro de que los gritos de ella y los lloros del niño molestaran a los otros viajeros. ¡Buena cosa encontrarse la posada vacía por culpa de dos vagabundos misteriosos! Aseguran que son galileos, pero el refrán dice que de Galilea nunca puede venir algo bueno. 

¡He hecho bien en sacármelos de encima! 

Un agujero en cualquier sitio lo encontrarán seguro antes que sea de noche. 

EL DUEÑO DEL ESTABLO

Ya he dicho que sí, pero casi, casi me arrepiento... En la posada no los han querido, no tenían dónde caerse muertos... Son débiles: me he dejado conmover, especialmente por ella, con esa cara humilde y sin embargo apasionada, con sus ojos de niña que ha venido de un mundo más claro que el nuestro. Y parece que lleva un gran secreto contra el pecho como otra llevaría un ramo de flores. Es tan inocente, cándida, pura, que parece imposible que tenga que parir de un momento a otro... 

No he tenido valor para sacármelos de encima, de noche, en ese estado: acaso he obrado mal, pero ya no hay remedio. Se han sentado en el establo, en silencio; como si rezaran sin palabras o esperasen un milagro. 

También el viejo parece una persona de bien. Asiste a esa pobre mujer con tantos miramientos como si ella fuese una reina y él un señor convertido en esclavo. No entiendo nada. Van por el mundo solos, sin un criado, sin una mujer que pueda ayudar a esta niña que está apunto de sufrir... ¿Por qué habrán salido precisamente los últimos días del embarazo? Llevar a esa pobrecita por los caminos, en este mes frío y en sus condiciones, no es propio de un hombre juicioso. 

Total, que no he tenido valor para dejarlos marchar desconsolados. El establo es viejo y sucio, pero, por lo menos, tienen un poco de techo sobre la cabeza y las bestias siempre dan un poco de calor. Aunque me haya equivocado, lo he hecho con buen fin: el Señor no me castigará. He sentido como si una voz interior me empujara a albergar a esos dos pobres extraviados. Y hasta el Libro ordena dar albergue a los peregrinos abandonados. ¡Dios quiera que todo termine bien para ellos y para mí! 

sábado, 14 de diciembre de 2013

Feliz Navidad Cristiana

No, no me he vuelto loco. Sé que faltan 11 días para Navidad. Pero es que he hecho hoy una cosa que -ingenuo de mi- me ha llamado la atención.

Me ha dado por poner en el buscador Google Imágenes “Feliz Navidad” buscando algo representativo con lo que adornar algún futuro post Navideño. El resultado no puede ser más desolador. Podéis hacer la prueba también vosotros, ya que aunque es algo que se genera a diario, no creo que encontréis unos resultados muy distintos a los que detallo a continuación:

La primera impresión es un desfile de Papa Nöeles y arbolitos de Navidad fiel reflejo de cómo se anglosajonizan nuestras fiestas a pasos agigantados. No tengo nada en contra de San Nicolás, ni del dichoso arbolito de marras, pero sí en contra de que tengamos que hacer, comer, vestirnos y copiar las tradiciones que no pertenecen a nuestra cultura.

La imagen número 75 es, por fin, religiosa. Pero no cantéis victoria. Representa a la Última Cena de Jesucristo, y por si fuera poco, en una actitud blasfema (haciendo la ola en brazos de sus discípulos). Mala suerte, a seguir buscando.

Tras algún conejito, osito y hasta Bugs Bunny disfraszado de Papa Nöel, en la imagen 99 encontramos el cartel de una película llamada “Feliz Navidad”. Ya sólo por casualidad, me informo, la busco y resulta que no tiene ningún contenido religioso. Puede que sí transmita valores, ya que está ambientada en la Segunda Guerra Mundial y en como se celebraban estas fiestas en común ingleses y alemanes en la lejana Rusia, pero cristiana, cristiana, lo que es cristiana, no es. A seguir buscando.

¡Por fin! La imagen 111 es, al fin, un nacimiento, con su San José, su Virgen María y su niño Jesús…. Y hasta su angelito, el buey y la mula…. Gracias a Dios… Y que os aproveche, porque hasta la imagen 159 no volvemos a contemplarla tras otro incontable desfile de Papa Noeles, renos, nieve y árboles de Navidad. Ambas adornan este post en un más que merecido homenaje...

¿Curioso? Repugnante, más bien. Como conseguir paganizar y desvirtuar la esencia de una fiesta mientras no se hace nada por evitarlo. Nuestras tradiciones, pisoteadas; nuestro orgullo, por los suelos; nuestra identidad cristiana, masacrada. Es sólo un símbolo, una expresión gráfica de cómo se está vaciando de contenido cristiano la Navidad para convertirla en unas fiestas paganas.

Yo, me sigo resistiendo a ello. En mi casa hay ya puesto un Nacimiento o Belén, y los árboles se quedarán en los bosques americanos, ingleses y alemanes, que es donde tienen que estar. Y a pesar de la crisis, vendrán los Reyes Magos, mientras que el gordinflón Papá Noel se quedará con su "jojojo" en Escandinavia, con sus renos, sus campanitas y sus chimeneas.

 Llamadme loco, pero es lo que hay...

sábado, 7 de diciembre de 2013

Historia de Adviento: Los dos hermanos

Os propongo una nueva historia-cuento para pensar en este tiempo de Adviento. Sabéis que este tipo de relatos me encantan, y que cuando me tropiezo alguno que me llama la atención lo retoco un poco  para "adornarlo". Espero que os guste:

Había una vez dos hermanos que se querían con toda el alma. Ambos eran agricultores y desde pequeños siempre habían estado juntos y lo habían tenido todo en común. Sus padres les habían enseñado a ser generosos y a compartirlo todo. Pasaron los años, y uno de ellos decidió casarse y formar su propia familia, pero el otro permaneció soltero. A pesar de separarse, se seguían queriendo tanto que decidieron seguir repartiendo su cosecha a medias. 

Una noche el soltero soñó: ¡No es justo! Mi hermano tiene mujer e hijos y recibe la misma proporción de cosecha que yo que estoy solo. Iré por las noches a su montón de trigo y le añadiré varios sacos sin que él se dé cuenta.

A su vez el hermano casado soñó también una noche: ¡No es justo! Yo tengo mujer e hijos y mi futuro estará con ellos asegurado. A mi hermano, que está solo, ¿quién lo ayudará? Iré por las noches a su montón de trigo y le añadiré varios sacos sin que sé de cuenta. Así lo hicieron muchas noches ambos hermanos. 

Pasaron varios meses en los que los dos repetían la misma operación, hasta que una noche ambos se encontraron en el camino portando sacos una para el otro. No tuvieron que hablarse. Ambos se miraron, comprendieron lo que su hermano estaba haciendo por el otro y se abrazaron con un abrazo de hermano, tan fuerte, tan fuerte, que cuentan que todavía hoy permanecen unidos en ese infinito abrazo...

Precioso, ¿No os parece? Cuando lo leía y lo interiorizaba no pude evitar que viniera a mi cabeza este pensamiento: 

El único sacrificio que tiene sentido es el que se hace con amor y por amor. Como en la historia, cuando uno da sin esperar nada a cambio es cuando uno puede a su vez recibir con alegría. Desgraciadamente, vivimos en una sociedad donde se nos ha educado a mercadear y a "chantajear" hasta con nuestros propios sentimientos. Pobres de nosotros cuando sólo damos para que nos den... Habremos, en todo caso, comprendido el sentido de la justicia, pero no el del AMOR... 

Y esto no nos pasa sólo con los otros, sino también con Dios: Cuidado si le damos nuestro tiempo o nuestras oraciones para recibir algo a cambio, ya que la verdadera fe y la verdadera felicidad residen en el dar "a fondo perdido", confiando ciegamente en su voluntad, aunque no coincida con la nuestra, cosa que suele pasar con mucha frecuencia...

Un saludo y a seguir preparando el nacimiento de Jesús, que mañana encenderemos la segunda velita de la corona de Adviento y ya queda menos para que nazca en nuestros corazones

domingo, 1 de diciembre de 2013

Natividad (The Nativity Story, EE.UU., 2006)

Hoy comenzamos el Adviento, tiempo de espera para preparar un nuevo nacimiento espiritual de Jesús. Para preparar este tiempo, además de la Palabra de Dios de estos domingos, contamos con las nuevas tecnologías que nos permiten visitar virtualmente Belén en el siglo I de nuestra época. En este marco de acercamiento virtual a la historia podemos encuadrar la película que hoy comentamos. A nuestra imaginación y a nuestra espiritualidad le pueden venir de perlas el visionado de esta película.

De entrada me parece justo aclarar que no es fácil en una sociedad tan racionalista en la que vivimos hacer una película sobre un momento tan espiritual de la Historia. Hablar de un nacimiento virginal, de apariciones, de ángeles, de sueños, de una conjunción de estrellas en el firmamento… y de muchas otras cuestiones espirituales hacen que se tenga el peligro de caer en la sensiblería o de destrozar el argumento a poco que intentemos buscar un enfoque original. Normalmente, en la historia del Cine, el nacimiento de Cristo únicamente ocupaba algunos minutos en las películas sobre la vida de Jesús, precisamente por esta dificultad que estamos comentando. El reto es volver a contar una vez más la misma historia de una manera creíble, convincente y entretenida, siendo fiel a la Palabra de Dios y al dogma cristiano. Creo que por ello e intencionadamente, el foco de atención se pone en la oposición y persecución de Herodes al nacimiento del Mesías, incluyendo la técnica de flashback, con lo que se dota al filme de ciertas dosis de tensión que refuerzan un argumento que de otra manera, insisto, carecería de interés visual por su reiteración y previsibilidad. Una película que no tiene efectos especiales destacables y cuyo vestuario y decorados son dignos -pero no extraordinarios- tiene que buscar su razón de ser en otro lugar. A mi parecer, es el conjunto de la película lo que la hace interesante y recomendable. Que fuera un éxito de taquilla con diez millones de dólares de ganancia sobre su presupuesto (35 millones) creo que avala esta hipótesis.

En general me parece que el producto final es más que satisfactorio. La película engancha a pesar de que el espectador no espere ninguna sorpresa en la trama y el final sea más que conocido. Los personajes son abordados desde una perspectiva psicológica muy interesante: María (Keisha Castle-Hughes, 16 años en el momento de la interpretación), José (Oscar Isaac), Herodes, los Reyes Magos… presentan varías facetas en las que se profundiza dejando mucho lugar a la interpretación personal (la película concede amplios espacios de silencio para la reflexión interna del espectador). Dado lo escueto del mensaje bíblico, los guionistas debieron tomarse algunas licencias extrabíblicas. Ciertos datos (Problemas económicos de la familia de María, matrimonio de conveniencia, viaje a Belén, ritos judíos… ) son hipótesis -para mi gusto muy acertadas- sacadas del contexto cultural de la época, siendo muy plausibles aunque no formen parte del sobrio mensaje de Mateo y Lucas, los dos únicos evangelistas que narraron el momento del nacimiento de Cristo. Gran mérito tiene a mi modo de ver la elección de una directora (Catherine Hardwicke) que aporta su visión y punto de vista femenino, muy perceptible en muchos detalles, aportando una sensibilidad especial en la figura de la Virgen María. El protagonismo -no podía ser de otra manera- recae sobre ella, aunque José aparece como el perfecto colaborador con los planes de Dios. Tras las lógicas dudas iniciales, el diálogo en que deciden ir a una es muy tierno a la par que contundente.

José: "Y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados". Lo sé. María, Dios me lo mostró. Un ángel vino a mí en mi sueño".
María: "¿Me crees?"
J.: "Te creo. El niño necesitará un padre. Lo declararé como mío".
M.: "La gente no te mirará igual. No nos mirarán igual".
J.: "Eres mi esposa. Soy tu esposo. Eso es todo lo que necesitan saber".

En efecto, la figura de José sale muy bien parada, ya que aunque bíblicamente aparece poco (no tenemos ninguna palabra suya en los cuatro Evangelios) en el film recibe un magnífico tratamiento:

María (tocándose la barriga): "Mi hijo. Tendrás un hombre bueno y honrado para criarte. Un hombre que dará de sí mismo antes que ningún otro".

Hay un diálogo muy original que me parece muy sugerente. Aquel en el que María y José hablan en confidencia sobre cuándo creen que sabrán que su hijo es el Hijo de Dios:

María: Sí. ¿Alguna vez te preguntas cuándo lo sabremos?
José: ¿Saber qué?
M.: Cuando sabremos que es más que un niño. ¿Será algo que él diga? ¿Una mirada en sus ojos?
J.: Me pregunto si seré capaz de enseñarle algo...

Hay dos escenas que me parecen geniales porque intentan aportar un toque "profético" a lo que será la vida adulta de Jesús. Aún sin haber nacido el niño aún, el espectador imagina que en su infancia tuvo que aprender muchas cosas, gestos, palabras y actitudes de sus padres, como todos los niños hacen. En este sentido, el lavatorio de pies que María le realiza a José y la crítica que posteriormente este hace del Templo de Jerusalén como lugar de oración y no de comercio nos adelantan dos acciones fundamentales de los últimos días de la vida de Cristo

El “toque cómico” lo aportan los Reyes Magos, de los cuáles bien poco sabemos en los Evangelios y cuyas historias son también un reflejo de la tradición popular de la Iglesia. De ellos sólo encontramos un par de versículos en todo el N.T., así que sus personas y sus diálogos son un campo abierto a la especulación y a la fantasía, como este:

Melchor: ¿Cuántos días has llevamos de viaje?
Gaspar: Ciento cuatro.
M.: ¿Y cuántos días llevas quejándote?
G.: Ciento cinco. 
(Melchor lo mira confundido)
G.: ...Estoy contando mañana.

Más seria y cargada de profundidad es la escena de la entrega de los regalos. Las palabras no son aleatorias -aunque tampoco bíblicas- pero sí que están cargadas de un significado simbólico:

Melchor: "Oro para el rey de Reyes".
Baltasar: "Incienso para el sacerdote de los sacerdotes".
Gaspar: "Y la mirra... para honrar su sacrificio".

Hay que recordar que la mirra era por aquel entonces un ungüento utilizado para embalsamar los cadáveres, por lo que este último regalo es sin duda una anticipación profética del sacrificio redentor de Cristo en la cruz. 

En definitiva, una película para gozarla y para “abrir boca”, es decir, para que queden más ganas de meditar, reflexionar y orar con el nacimiento del Hijo de Dios. Tarea para la que tenemos todo el Adviento, cuatro semanas para ir buscando un rinconcito en nuestros corazones para que el niño Jesús encuentre un nuevo pesebre en el que nacer esta Navidad.