lunes, 29 de abril de 2024

Una Pascua más, una Pascua menos

Vuelve la primavera y renace la vida. En occidente, la Pascua coincide con el ciclo de la Naturaleza muerte-vida. Este año, la Semana Santa prematura y lluviosa ha venido seguida de una Pascua calurosa y con una explosión de vegetación fruto de las ansiadas lluvias. En ese ambiente climatológico la verdad es que no resulta difícil impregnarse del ambiente pascual que nos habla de resurrección y de vuelta a la vida.

No obstante, las noticias siguen sin dar mucho margen al optimismo. Guerras, hambre, crisis económica, inflación... se siguen repitiendo como un mantra inacabable. A pesar de ello, los cristianos celebramos la victoria de Cristo sobre todos esos factores contingentes. Ni el sufrimiento, ni el hambre, ni la guerra -ni siquiera la muerte- tienen ya la última palabra. La victoria es de Cristo y solo tenemos que unirnos a ella. En ese ámbito de libertad nos jugamos nuestro futuro en el más allá y nuestra felicidad en el más acá. 

Una amiga mía me comentaba ayer que había perdido recientemente a su padre. Lo hacía desde la esperanza de la resurrección y desde el convencimiento de que su padre había vivido una vida vivida en plenitud y le había llegado su hora, como nos llegará a todos. El dolor sigue existiendo, pero la esperanza lo mitiga y lo convierte en algo soportable. 

Curiosamente, me he tropezado un poema sobre la muerte que creo no había publicado aún en el Blog, y eso que ya he posteado bastantes. Es profundamente humano y transmite una cierta esperanza en el más allá, si bien es cierto no es específicamente cristiano. Es de David Harkins y dice así:


Recmember me

You can shed tears that she is gone
or you can smile because she has lived.

You can close your eyes and pray that she will come back
or you can open your eyes and see all she has left.

Your heart can be empty because you can’t see her
or you can be full of the love 
you shared.

You can turn your back on tomorrow and live yesterday
or you can be happy for tomorrow because of yesterday.

You can remember her and only that she’s gone
or you can cherish her memory and let it live on.

You can cry and close your mind,
be empty and turn your back
or you can do what she would want:
smile, open your eyes, love and go on.

Recuérdame

Puedes llorar porque ella se ha ido, o puedes
sonreír porque ha vivido.

Puedes cerrar los ojos
y rezar para que vuelva o puedes abrirlos y ver todo lo que ha
dejado;

Tu corazón puede estar vacío
porque no lo puedes ver,
o puede estar lleno del amor
que compartisteis.

Puedes darle la espalda al mañana y vivir el ayer.
o puedes ser feliz por el mañana gracias al ayer.

Puedes recordarla y lamentar que
se ha ido.
o puedes apreciar su memoria y
dejarla vivir.

Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el
vacío y dar la espalda,
o puedes hacer lo que a ella le gustaría:
sonreír, abrir los ojos, amar y seguir.


lunes, 22 de abril de 2024

Ser profesor de Religión hoy

Hace unas semanas he comenzado a dar clases de Religión en Secundaria y Bachillerato en mi tercer Instituto desde que soy profesor. En el primero de ellos estuve 13 cursos y ahora he comenzado una nueva experiencia de periodos cortos, lo que me da lugar a conocer a un elevado número de alumnos.

La primera clase en cada grupo siempre la suelo comenzar con dos preguntas que los alumnos me responden por escrito: ¿Por qué he escogido Religión y no Valores? y ¿Quién es para mí Jesucristo? Las respuestas que me dan los adolescentes no dejan de sorprenderme. Es llamativo que una asignatura tan marginal (sin una alternativa evaluable, sin tareas, sin controles...) aún siga siendo interesante para tantos jóvenes que buscan una respuesta a cuestiones existenciales que otras asignaturas no pueden dar. Muchos alumnos me responden que su vínculo con la Religión son las Hermandades, lo que me lleva a afirmar sin reservas que no es poco el valor de la religiosidad popular como freno a la galopante secularización que otras regiones del país padecen de manera más aguda.

Evidentemente también hay alumnos que están en Religión obligados por sus padres (en los cursos inferiores) o que no tienen ninguna motivación religiosa. Están por inercia y punto, sin un compromiso real con su fe y con poco interés. Pero están y hay que aprovecharlo. No son pocas las clases también en las que me encuentro alumnos sin bautizar, que quieren aprender más de una materia que es completamente extraña para ellos. Es cierto que al tener solo una hora lectiva a la semana el contacto con los alumnos es más esporádico, pero a cambio permite dar clases en todos los niveles educativos. 

Tras pasar por tres Claustros de profesores (al menos es mi experiencia) el profesor de Religión es uno más, respetado por su trabajo y su compromiso. Muchos son los profesores (no ha sido aún mi caso) que tienen que compartir varios Institutos para completar el horario, lo que propicia que el contacto con los compañeros sea menor y más superficial. No obstante, a mí no me ha faltado allí por donde he pasado alguna conversación profunda con algún compañero que busca algún consejo o compartir alguna experiencia.

A día de hoy, y a pesar de lo maltratada que está la asignatura institucionalmente, me encanta ser profesor de Religión. Creo que es un lugar de trinchera, tanto con compañeros como con alumnos, un lugar para dar razón de la propia esperanza y para transmitir una palabra de esperanza y de sentido a una juventud bastante desorientada. 

Me gustaría terminar este post con unas palabras del reformador Martin Lutero, a quien se le podrán discutir muchas cosas pero no estas líneas:

"Por mi parte, si pudiera o tuviera que dejar el ministerio de la predicación y otras cosas, antes que cualquier otro oficio preferiría ser maestro o educador de niños, pues sé que, aparte del ministerio de la predicación, esta ocupación es la más útil, la más importante y la mejor; y además, no estoy seguro cuál de las dos es la mejor. Porque es difícil adiestrar perros viejos y amansar viejos bellacos, que es a lo que se dedica el ministerio de la predicación, muy a menudo en vano. En cambio, es más fácil doblar y enderezar los árboles recién plantados, aun cuando algunos se rompan. Amigo mío, admite que una de las virtudes más excelentes sobre la tierra es la de educar fielmente a los hijos ajenos, cosa que muy pocos, casi nadie, hace con los propios". (Sermón para que se mande a los hijos a las escuelas, 1530)

lunes, 15 de abril de 2024

Una historia real

El post de hoy está basado en un hecho real ocurrido en un lugar de España en 2024. Los nombres están modificados para ocultar la identidad de sus protagonistas...

A mí, personalmente, me llama poderosamente la atención la disparidad de criterios con los que un joven de nuestros días debe tomar ciertas decisiones vitales y existenciales y de las leyes que los protegen. No os adelanto más, os transcribo -más o menos- la historia del encuentro entre una joven de cualquier Instituto y su orientadora y vosotros sacaréis vuestras propias conclusiones...


- "Buenos días. Mi nombre es Mercedes pero puedes llamarme Yeye. Me han contado que me querías consultar un montón de cosas... Soy la Orientadora del Instituto y voy a ayudarte en todo lo que esté en mi mano. ¿Cómo te llamas tú?"
- "Me llamo María. Soy alumna de 4º ESO y ayer cumplí los 16 años"
- "Anda, que mayor eres ya María... Encantada de conocerte... ¿Qué puedo hacer por ti?"
- "Verás, me da un poco de palo pedírtelo...."
- "No te preocupes María. Recuerda que estoy aquí para ayudarte"
- "Verás, llevo un par de veranos bebiendo con mis amigas en el lugar donde veraneo. Al principio una cerveza, luego pasamos a los gin tonics... Lo cierto es que me gusta, pero ahora he llegado al pueblo y todo el mundo nos conocen a mí y a mis amigas y nadie nos lo quiere vender. ¿Tú podrías conseguirme una botella para tomármela con mis amigas?"
- "Uy que va, María. Lo que me pides es imposible. Sabes que no puedo hacerlo. Hasta que no tengas 18 años no debes beber alcohol. Tu cuerpo no está preparado para asimilarlo. Es muy malo para tu salud y tu desarrollo. Quien te lo haya vendido en el lugar de veraneo era alguien sin escrúpulos que solo quería lucrarse a costa de tu salud... Hasta que no tengas 18 años hay una ley que te protege, no puedes comprar ni siquiera una cerveza, así que lo siento pero no puedo ayudarte. ¿Algo más en lo que pueda ayudarte?"
- "Sí. en aquellas noches de verano también fumábamos... ¿Podrías conseguirme al menos un paquete de cigarrillos?. La verdad es que me he enganchado y aquí tampoco me lo quieren vender".
- "Estamos en lo mismo, María. Hay otra ley hecha precisamente para proteger la salud de los jóvenes. Hasta los 18 años no debes fumar, aunque yo personalmente te recomiendo que no lo hagas nunca. Es muy malo para tu salud, sea a la edad que sea, pero especialmente ahora que aún os estáis desarrollando. Pídeme algo en lo que sí pueda ayudarte"
- "Vaya plan. En fin, a ver si en esto otro puedes ayudarme. Mis amigas y yo queremos ir al pueblo de al lado los fines de semana, porque hemos escuchado que los bares son más permisivos, pero ninguna de mis amigas tiene carné porque no tenemos edad. ¿Podrías hablar con alguien para que una de nosotras se lo pudiera sacar antes de los 18 años?
- "María, sabes que eso es imposible. Existe también una ley -para todo el país- que prohíbe conducir un coche a menores de 18 años. Un coche es algo muy peligroso y se necesita madurez para conducirlo. Podríais provocar un accidente y arruinar vuestra vida y la de gente inocente. Podéis ir en moto pero es muy peligroso, es una carretera con muchas curvas y no os lo recomiendo... Pero con estas peticiones empiezo a pensar que has venido aquí a tomarme el pelo...."
- "No, no, de verdad, Yeye. Creía que podrías ayudarme... Lo que me cuentas de las leyes es un rollo. Me gustaría poder votar para escoger un partido político que me dejara beber, fumar y conducir, pero claro, como no puedo votar hasta los 18, estamos igual, ¿no?"
- "Pues sí, María. Además es de nuevo por tu bien. No estás aún preparada para tomar ese tipo de decisiones. Se necesita madurez para entender la política y las diferencias entre los partidos. Además creo que no encontrarás ninguno que se adapte a tus gustos...¿Algo más o lo dejamos aquí?"
- "Sí. Desde el curso pasado estoy saliendo con Juan, un compañero de clase. Estamos muy enamorados. Queremos casarnos el verano que viene. ¿Qué tenemos que hacer?"
- "Pues de momento esperar.... En España uno no se puede casar hasta los 18 años, aunque aquí si tengo una buena noticia para ti. A partir de ayer, que cumpliste 16, con consentimiento de vuestros padres si os podréis casar. No obstante, es muy importante que vuestros padres conozcan vuestra situación y os den su permiso. Por algo son los responsables últimos de vuestra educación. De todos modos, yo te aconsejaría que esperarais. Es pronto para tomar una decisión así que implica compartir tu vida con otra persona. En fin, creo que no te voy a poder ayudar en nada..."
- "Creo que no. Las dos últimas peticiones sí que las veo difíciles..."
- "Cuéntame, a ver..."
- "Pues hace tres meses estuve con mi novio en mi dormitorio y ya sabes.... Ahora tengo dos retrasos y me temo lo peor. Lo hemos hablado los dos y si la prueba sale positiva queremos abortar"
- "Vaya... por fin, algo en lo que te puedo ayudar... si lo tienes claro me firmas unos papeles y ponemos el proceso en marcha lo antes posible, en estos casos no hay tiempo que perder"
- "Pero ¿Y mis padres? Me matarán cuando se enteren que estoy embarazada. Y si se enteran que he abortado ni te cuento...."
- "No te preocupes María, no tienen porque enterarse. No es necesario tener el consentimiento de tus padres para este tipo de decisiones. Con 14 años ya eres lo suficientemente madura y responsable para tomar este tipo de decisiones. Firma y empezamos el proceso cuando quieras. Dijiste que eran dos peticiones, ¿Cuál es la otra?".
- "Pues que desde hace un tiempo no me siento mujer. Quiero ser un hombre, lo tengo super-claro. ¿Hasta que edad tengo que esperar para cambiar mi sexo?, ¿Me va a costar mucho dinero?"
- "Hala, hija, has dejado para el final las cuestiones más fáciles... Eso también es posible sin que tus padres lo sepan, basta que tú quieras y estés convencida de ello. Disfrutamos de una ley que te permite -desde que cumpliste los 16- realizarlo, y tampoco se necesita el consentimiento de tus padres, así que también podemos empezar el procedimiento cuando quieras..."
"Gracias Yeye, eres un encanto... Así que resumiendo: beber, fumar, conducir o votar tengo que esperar hasta los 18, pero para abortar o cambiar de género basta haber cumplido los 16 años, ¿cierto?"
"Cierto"

Evidentemente a estas alturas el lector ya se habrá dado cuenta de que no es un caso real, lo que no quiere decir que situaciones parecidas no estén sucediendo hoy en nuestro país... Todos los datos en los que está basada esta historia son ciertos y reales, formando parte de los derechos y deberes de cualquier joven con nacionalidad española. No sé que pensaréis vosotros, yo los encuentro un poco contradictorios, será que me estoy haciendo mayor...
 

lunes, 8 de abril de 2024

Absolution (Reino Unido, 1978)

Comentamos hoy una película con la temática de thriller que ahonda en el secreto de confesión por el cual los sacerdotes no pueden revelar nada de lo que han oído en un confesionario. En este Blog ya he comentado Yo Confieso y Calvary, por lo que es la tercera película con un  argumento similar. De las tres, me ha parecido -con diferencia- la más floja, aunque como siempre digo se pueden sacar cosas positivas de su visionado. Su atractivo y escueto eslogan "No matarás" ya nos revela parte de la trama. 

El film de Anthony Page (sin ninguna otra obra destacable en las 32 películas que componen su filmografía) y guion de Anthony Shaffer (La huella) tiene el atractivo de ver en escena al británico Richard Burton, quien a pesar de sus 7 nominaciones a los Oscars nunca consiguió ninguna estatuilla. Sé que peco de revisionismo histórico, pero se antoja bastante injusto que ni en La Túnica Sagrada, ni en Cleopatra ni en Becket obtuviera mayor reconocimiento. Consideraciones personales aparte, es obvio que en esta película ya comenzaba el declive de su carrera, como se pudo comprobar un año antes en El exorcista II. El hereje. No obstante, aún era capaz de llenar la pantalla y elevar una película a niveles interesantes, las cuales sin su presencia hubieran sido infumables. La que comentamos hoy es un claro ejemplo de ello.

El argumento es realmente interesante. En un colegio católico, un alumno (Benjie) se confiesa de haber asesinado a un compañero a su profesor de latín, el Padre Goddard (Burton), quien descubre en primera instancia que se trata de una broma pesada. Pasados unos días, el alumno vuelve a confesarse del mismo pecado, solo que esta vez coincide con que otro de los alumnos del internado ha desaparecido. El sacerdote tendrá entonces que investigar si lo contado en el confesionario ha sido esta vez real y la forma de detener al presunto asesino sin quebrar el secreto de confesión.

Estas son las palabras que revelan esa trama:

Benjie: "Lo que le dije antes como broma, lo hice realidad. Lo maté"
Padre Goddard: "¡No te creo!"
Benjie: "Debe, Padre. ¿Qué sentido tendría gastar dos veces la misma broma?

La clave para comprender el film es, como dijimos anteriormente, el secreto de confesión, por el que un sacerdote no puede bajo ninguna circunstancia revelar lo que un penitente le confiesa, cuestión que conoce a la perfacción el protagonista de esta historia:

Benjie: “Como muy bien sabemos los dos, usted no puede decir nada...”

A pesar de los intentos del sacerdote por enmendar al alumno e intentar de buenas maneras que confiese su crimen ("Sabemos por Nuestro Señor Jesucristo que no existe un hombre manchado de pecado que no pueda ser redimido por su sangre"), este no solo no recapacita, sino que incluso se regodea con la situación:

"Lo siento, tengo que negarlo todo fuera del confesionario. Estoy seguro de que usted comprende que lo hago para protegerme. Aquí es diferente, se puede hablar de ello. Es secreto"

No voy a desvelar el final de la trama, pero sí es necesario subrayar algo acerca del secreto de confesión: Creo que a nadie le gustaría verse en una situación como la que producen este tipo de películas.

El protagonista de la misma, al borde de la locura y la desesperación, recita esta bonita oración que también me gustaría destacar: "Señor, tú nunca rechazas a un corazón humilde y arrepentido. Dios mío perdóname, ten misericordia de mí".

En resumen, una película con una temática muy interesante, que da mucho juego y sobre la que se producen varios giros que la convierten en sorprendente. Eso sí, me parece que no llega a la altura de las otras dos analizadas en este Blog, como dejé claro al comienzo de esta entrada.