lunes, 25 de julio de 2022

El Exorcista II -El hereje- (Exorcist II: The Heretic, EE.UU., 1977)

Tengo que reconocer que ver esta película ha sido una de las experiencias más aburridas de mi vida. Los creadores del film deben dar gracias a Dios o al azar (según sus creencias) de que los Premios Razzies no fueran creados hasta 1981, ya que de haber existido en el año de estreno de esta película no me cabe duda de que se hubiera llevado un buen puñado de galardones. A pesar de esta convicción, también tengo que reconocer que el documentarme para realizar esta entrada me ha hecho valorar un poco más el film de lo que me permitían esas primeras sensaciones.

Partimos de una base cierta: El Exorcista es una de las mejores películas de terror de todos los tiempos, si no directamente la mejor. El listón estaba tan sumamente elevado que era difícil realizar una secuela que estuviera mínimamente a la altura. Debido a esta dificultad, ya de entrada el director y el guionista de la primera parte se borraron a las primeras de cambio del proyecto. Evidentemente no pensaron de la misma manera los dirigentes de la Warner, para quienes los 430 millones de beneficio del original eran un reclamo suficiente como para no tentar la suerte con una segunda parte, desafiando así al adagio "segundas partes nunca fueron buenas". Para lograr un buen producto final no se escatimó económicamente, ya que se invirtieron catorce millones de dólares, tres más que en su antecesora.

Sin embargo, todo iban a ser complicaciones desde el principio. El guion original fue retocado hasta en cinco veces, empeorando la calidad del mismo y enrevesando la trama hasta límites insospechados. La dirección correría a cargo de John Boorman, director británico que diez años antes había dador el salto a Hollywood dirigiendo filmes discretos y algún que otro éxito menor. A pesar de su esfuerzo, la película defraudó desde un principio. Tan malas fueron las críticas en su premier, que en las semanas siguientes se cambió la edición definitiva del film, añadiendo una introducción nueva para conectarla con la primera parte y recortando varias escenas, reduciendo su duración de los 117 originales a los 110 minutos.

El casting tampoco estuvo exento de contrariedades. Para dar continuidad con la primera entrega se volvió a contar con Linda Blair como Regan MacNeil, si bien Linda ya no era una niña, por lo que la acción se situó cronológicamente cuatro años más tarde del final de la anterior. Cuentan que la adicción de la adolescente a las drogas en aquella época la hacía llegar siempre tarde al rodaje, desesperando al resto del equipo. La joven actriz, además, rechazó por contrato volver a maquillarse como una poseída, por lo que se usó una doble para esas escenas. Para dar vida a los flashbacks sobre el padre Merrin, se volvió a contar con Max von Sydow, impecable como siempre. Las nuevas incorporaciones fueron Louise Fletcher como la doctora Gene Tuskin y Richard Burton como el padre Philip Lamont. Cuenta la propia Linda Blair que el trabajo con Burton no fue nada sencillo, pues llegaba sobrio a los rodajes pero los solía terminarlos completamente borracho. 

Con estos mimbres ni la historia ni las interpretaciones consiguieron enganchar a un público ávido de una continuidad que nunca se produjo. No obstante este fracaso de crítica especializada y público, comercialmente volvió a ser un éxito, recaudando treinta millones de dólares, duplicando así la inversión inicial. De los pocos cumplidos que he podido leer rescato este de Martin Scorsese, quien una vez dijo: «Me gusta El exorcista por la culpa católica que transmite y porque consiguió asustarme, pero El hereje la supera. Boorman quizá falló en ejecutar el material, pero aún así la película se merecía algo mejor de lo que obtuvo».

Vamos con el argumento, aunque es tan farragoso que es incluso difícil resumirlo. Han pasado cuatro años desde el exorcismo de Regan, quien aún sigue en terapia con la Dra. Tuskin, la cual la somete a complejos experimentos psicológicos e hipnóticos. Al mismo tiempo, el padre Lamont es escogido por el obispo para investigar lo ocurrido años atrás, pues se sospecha que los fallecidos padres Merrin y Karras actuaron de manera indebida en el exorcismo. Tras viajar a África y entrar en contacto con Pazuzu, un antiguo demonio, vuelve a Nueva York para comprobar que Regan está de nuevo poseída por él, por lo que tendrá una vez más que combatir con el demonio para sacarla de su cuerpo. Los eslóganes promocionales nos dan también pistas sobre esta trama: "Han pasado cuatro años, ¿Qué recuerda ella?" / "El mal sigue vivo... ¿Puede ser detenido?".

A nivel espiritual la presencia del maligno y la lucha contra él se difuminan también en exceso, abandonando la ortodoxia del Ritual de Exorcismos y entrando en un ámbito más psicológico e intimista. Responsable indirecto de ello es el jesuita Pierre Teilhard de Chardin, teólogo y paleontólogo francés muy en boga en la Teología de los años 60-70. Su pensamiento metafísico se encuentra indudablemente en la base de la teología subyacente al film, según la cual el diablo intenta separar a las almas buenas de una conciencia colectiva universal hacía la que la humanidad evoluciona. Se trata de un pensamiento novedoso que no se veía tan reflejado en la primera parte pero que aparece claramente en esta secuela. 

Salvando esta dificultad añadida para la comprensión del film, me parece muy oportuna esta frase del Padre Lamont que denuncia una mentalidad de muchos sacerdotes de la época contrarios a hablar de la presencia del maligno en el mundo: 

Padre Lamont: "Satanás se ha convertido en una vergüenza para las tendencias progresistas de la Iglesia".

Frente a ello, el protagonista tiene una noción muy clara de quién es el enemigo:

Padre Lamont: "Te das cuenta a lo que te enfrentas, ¿no? El Mal. El Mal es un ser espiritual, vivo y viviente, pervertido y pervertidor, que se abre paso insidiosamente en el tejido mismo de la vida".

Vamos con el otro protagonista del film, el demonio. Si en la primera parte no era reconocido por su nombre, aquí sí se le da uno: Pazuzu. Su nombre no ninguno de los que aparece en la Biblia, ya que se trata de un demonio mesopotámico ajeno a la mentalidad semita. Es el portador de desgracias tales como las tormentas, la peste, las plagas, el delirio y la fiebre. Siendo un ser maligno, a veces se usaba en esa cultura como amuleto para ahuyentar a su enemiga Lamashtu, diosa considerada más malvada y devastadora que él. De aquí se entiende la frase pronunciada por el padre Merrin en la versión extendida de la primera parte al encontrar un amuleto de Pazuzu:

Padre Merrin: "El Mal contra el mal".

Quizás en este sentido -supongo- se puede también entender una de las escenas más enigmáticas de esta segunda parte, en la que el padre Lamont hace una especie de "pacto con el diablo" para alcanzar su objetivo. No obstante, me parece una vuelta de tuerca excesiva en la historia y que genera mucha confusión en el espectador, al tiempo que me parece teológicamente insostenible:

Padre Lamont: "Pazuzu, rey de los espíritus malignos del aire, ¡ayúdame a encontrar a Kokumo!".

El final de la película es también ambiguo, como no podía ser de otra manera. Se da a entender que Dios ha escogido a determinadas personas "puras" para extender su mensaje de salvación, pero Pazuzu las posee para evitarlo. El porqué son esas personas y no otras es lo que no queda claro en la trama, aunque sí que la misión de los exorcistas es localizarlas y liberarlas para que Dios pueda cumplir finalmente su misión. Esta frase del padre Merrin resume esta idea:

Padre Merrin: "No solo Kokumo, sino que otros como él comenzaron a aparecer en el mundo. Encontré a estas personas donde pude y traté de protegerlas contra el mal. Luego Satanás envió a Pazuzu para destruir esta bondad. Phillip, debes tomar mi lugar. Ella es preciosa, y te la confío".

Como comenté al principio, estas ideas me han hecho tener en mejor estima el film, si bien no dejo de reconocer que no es una película fácil de ver, todo lo contrario. Sinceramente creo que la obra maestra de la que provenía debió de haber sido seguida por una continuación más digna, y visto que no fue el caso, parece que la decisión más acertada fue la que tomaron "los padres de la criatura" William Friedkin y William Peter Blatty, que se borraron de este proyecto en el que nunca se embarcaron.

lunes, 18 de julio de 2022

El Exorcista (The Exorcist, EE.UU., 1973)

Dicen que El Exorcista, La Profecía y Carrie son las "hijas ilegítimas" de "La Semilla del Diablo" (1968). Sea como fuere, quizás de entre todas ellas la trilogía de El Exorcista es la que más repercusión ha tenido en el cine de terror en estas últimas décadas. Y eso que a estas alturas son ya casi incontables las películas sobre temática de exorcismos que se han estrenado y se siguen asomando año tras año a la gran pantalla. 

Quizás por ser la primera en tratar de manera explícita un exorcismo -o por su espectacularidad- ningún film posterior (ni siquiera sus propias secuelas) han hecho sombra a la primera parte de la saga. Narrar nueve minutos completos de un exorcismo fue por aquella época una apuesta fuerte y a la postre resultó ser todo un éxito. Por nombrar algunas obras recientes significativas, El exorcismo de Emily Rose, PoseídoEl rito o Exorcismo en el Vaticano añaden elementos interesantes a la que hoy comentamos, pero todas ellas pecan de un patrón excesivamente repetitivo. Imagino que en ello influye el hecho de que los exorcismos siguen siendo acciones ocultas, estando prohibida su grabación o divulgación, por lo que al final todo lo que se sabe de estas prácticas religiosas pertenece al mundo de la literatura.  A diferencia de las mencionadas anteriormente, "El Exorcista" no está basada en hechos reales, sino en la novela homónima de William Peter Blatty, a la par guionista del film

"La película que estabas esperando... sin esperarla". Así de enigmática se promocionaba en América el film que hoy analizamos, acreedor de 2 Oscars (Mejor Guion Adaptado y Mejor Sonido) y 8 nominaciones más, así como vencedora de la categoría de Mejor película en los Globos de Oro. Con 11 millones de presupuesto y 441 engrosados en taquilla es uno de los filmes más rentables de la historia, para mayor gloria de la Warner Bros.. Este éxito recaudatorio cuenta además con el mérito añadido de ser una película para mayores de 17 años en los EE.UU., donde el acceso de menores a las salas de cine se cumple a rajatabla. Por otro lado, la pieza Tubular Bells de Mike Oldfield también ha pasado a la posteridad como una de las melodías más inquietantes de cualquier B.S.O. Con esta escueta presentación creo que podemos justificar el porqué el film del que hoy hablamos es para muchos la mejor película de terror de todos los tiempos. 

La dirección corrió a cargo de William Friedkin, de quien se han escrito ríos de tinta. El director (quien no volvió a tener un éxito ni remotamente parecido) definió su obra como "Una parábola del cristianismo, de la eterna lucha entre el bien y el mal". Siempre se ha hablado de los métodos nada convencionales de Friedkin en el rodaje del film, con continuos engaños a los actores (el más famoso es cuando le dijo a Miller que el vómito de Regan le caería en el pecho, pero finalmente le cae intencionadamente en la cara para grabar su cara real de desagrado y asco), disparos de revólver y explosiones de petardos en el set para asustar a los actores o continuos gritos para intimidar al staff y crear un clima de tensión continua en la grabación. A ello se añade el enfriamiento constante del plató de rodaje, con temperaturas cercanas a los -20ºC, que tenía como consecuencia directa que la duración de las tomas debía ser inferior a los tres minutos, debido al peligro de hipotermia en los actores. Hablando del director, es necesario mencionar que además de la versión clásica de 102 minutos en el 25 aniversario del film (1998) se lanzó una nueva versión llamada "El montaje del Director" de 112 minutos, entre los que se incluyen un comienzo y final extendidos y prolongaciones en los efectos de la posesión de Regan.

La promoción en Europa clarifica bastante la trama: "Algo incomprensible sucede en esta casa, y un sacerdote ha sido llamado como último recurso. Este sacerdote es.... El Exorcista". Vamos a ahondar en este argumento al mismo tiempo que introducimos el reparto.  Chris MacNeil (Ellen Burstyn) es la madre de Regan (Linda Blair) una niña normal que de repente empieza a experimentar y relatar extraños fenómenos paranormales. Tras múltiples pruebas psicológicas, médicas y psiquiátricas, se decide como último recurso someterla a un exorcismo dirigido por el Padre Lankester Merrin (Max von Sydow), el Padre Damien Karras (Jason Miller) y el Padre Dyer (William O´Malley). Todos ellos tendrán que intentar sacar el demonio del cuerpo de Regan, tarea nada sencilla ni agradable de ver. De este elenco llama la atención que Linda Blair tuviera una carrera tan discreta tras esta película, máxime cuando la Academia reconoció que no le fue concedido el Oscar a Mejor Actriz simplemente porque la voz no era suya sino de Mercedes McCambridge, una bebedora y fumadora empedernida que confería unos tonos graves realmente terroríficos. Acerca del casting de Regan, el director cuenta que se decidió por ella cuando al preguntarle si sabía qué tenía que hacer le respondió: "masturbarme con un crucifijo". Contaba Friedkin que ninguna otra candidata había respondido sin rubor a una pregunta de tipo sexual. Como curiosidad, comentar también que William O´Malley no era de profesión actor sino sacerdote, siendo asesor del film además de interpretar brevemente al Padre Dyer.

Muchas más son las curiosidades relacionadas con esta película. Quizás la más famosa es el incendio del set de rodaje, del que únicamente la habitación de Regan quedó intacta. Tampoco se puede olvidar la muerte del abuelo de Linda Blair y de dos actores secundarios del film (Jack MacGowran y Vasiliki Maliaros, en la película la madre de Karras) durante el rodaje, así como que en el film participara como extra un futuro asesino en serie, Paul Bateson. A petición del director, El padre O´Malley tuvo que bendecir al equipo de la película en diversas ocasiones debido al clima enrarecido que flotaba en el ambiente de la grabación. 

Vamos ahora con el análisis espiritual del film, del que se pueden sacar muchos detalles interesantes. 

En primer lugar, como muchos exorcistas advierten, la posesión de una persona no suele ser inmediata, sino que suele tener su origen en algo aparentemente tan inocente como recurrir a las artes adivinatorias, en este caso la ouija. En esta escena del film vemos que la niña realiza esta práctica como un juego:

Chris MacNeil: (mientras la tabla de Ouija se aleja) "Realmente no quieres que juegue, ¿eh?"
Regan: "No, no. El Capitán Howdy dijo que no".
C.M.: "¿El Capitán quién?"
R.: "Capitán Howdy".
C.M.: "¿Quién es el Capitán Howdy?"
R.: "¿Sabes? yo hago las preguntas y él las responde".
C.M.: "Oh, Capitán, ¡hola!".

El demonio no revela su nombre durante el exorcismo, aunque en el "Comentario del Director" del DVD y en la segunda película sabemos que se trata de Pazuzu, "un diablo enemigo de otros diablos". En el comentario de la segunda parte ahondaremos en su figura. 

En todo momento el demonio aparece como alguien altivo, desafiante intentando demostrar su superioridad sobre el exorcista. Los exorcistas suelen narrar en sus experiencias que sus diálogos con él son auténticas batallas de las que terminan psicológicamente exhaustos. Suelen ser sesiones extensas (de varias horas) en las que la provocación y la intimidación no están ausentes. Valga como ejemplo este diálogo:

Demonio: "Qué excelente día para un exorcismo".
Padre Karras: "¿Te gustaría eso?"
D.: "Intensamente".
P.K.: "¿Pero eso no te sacaría de Regan?"
D.: "Nos unirá aún más".
P.K.: "¿A ti y a Regan?"
D.: "A ti y a nosotros".

De entre todas las frases del Ritual Romano de Exorcismos una destaca especialmente tras ver el film, por la cantidad de veces utilizada y por haber pasado a la posteridad como "lema" de todo exorcismo:

Exorcista: ¡El Poder de Cristo te obliga!

Aparte de elementos físicos tales como la demacración, los ojos blancos o las heridas, otras características de la posesión que aparecen en el film son el lenguaje obsceno, la levitación, la fuerza demoníaca, caminar como una araña (únicamente visible en la versión extendida), el giro de 180º del cuello, la xenoglosia (conocimiento de lenguas extrañas para el poseído) y la revelación de interioridades solo conocidas por el exorcista u ocultas para el común de los mortales. De todos ellos hay uno que la máxima eminencia en exorcismos, el difunto Padre Amorth, considera imposible: el giro que retuerce el cuello de Regan, pues conllevaría la muerte instantánea del poseído. Creo por ello que su introducción en la trama es más simbólica que física, ya que el director quiere hacer ver en ese justo momento cómo se ha producido la muerte de Karras, rodando por las escaleras. De ahí las palabras del demonio a la par que Regan hace un gesto que recuerda las continuas vueltas que acaba de dar Karras:

Demonio: "¿Sabes lo que hizo tu puta hija?"

Precisamente en esa escena hay un detalle que puede pasar desapercibido pero no es casualidad en absoluto. Cuando Karras cae por las escaleras, podemos ver escrito en rojo en la pared "Fight pigs". "Pig" es en la jerga callejera un término para la policía. Esta referencia a los cerdos (pigs) es la que no es casual, puesto que cuando el demonio sale del cuerpo de Regan lo que el director quiere que oigamos es una multitud de cerdos acudiendo al matadero. El motivo para escoger este sonido lo encontramos en el Evangelio de Lucas 8, 33, en la expulsión de un grupo de demonios llamado Legión: "Entonces los demonios salieron del hombre y entraron en los cerdos. Todos los cerdos se echaron a correr pendiente abajo por el barranco, cayeron en el lago y se ahogaron." 

Sobre el lenguaje obsceno poco más se puede añadir. La película corrió el riesgo de ser censurada por ello, pero me parece necesaria su utilización. Me gustaría resaltar esta frase porque aúna dos características que acabamos de mencionar, la obscenidad del lenguaje y la revelación de secretos del exorcista (la madre del padre Karras acababa de morir)

Demonio: "Tu madre chupa pollas en el infierno, Karras, perro infiel".

¿Por qué el demonio posee a ciertas personas? La respuesta a esta pregunta sigue siendo un misterio. El film intenta dar una respuesta, no me parece la más acertada (pues pone el foco en el sacerdote, no en la víctima) pero me parece justo resaltarla:

Padre Karras: "¿Por qué ella? ¿Por qué esta niña?"
Padre Merrin: "Creo que el objetivo es desesperarnos. Vernos como... animales y detestables. Para hacernos rechazar la posibilidad de que Dios pueda amarnos".

Junto a ello me gustaría resaltar también el consejo del sacerdote "experimentado" al "novel" al comentar con él las pautas indicadas por el Ritual de Exorcismos

Padre Merrin: "Especialmente importante es la advertencia de evitar conversaciones con el demonio. Podemos preguntar lo que es relevante, pero cualquier cosa más allá de eso es peligroso. Es un mentiroso. El demonio es un mentiroso. Mentirá para confundirnos. Pero también mezclará la mentira con la verdad para atacarnos. El ataque es psicológico, Damien, y poderoso. Así que no lo escuches. Recuerda que no debes escucharlo".

Una última palabra es necesaria también para comentar la muerte sacrificial y redentora del padre Karras. En su último momento de lucidez decide entregar su vida suicidándose para acabar con el demonio -temporalmente- o al menos conseguir que salga del cuerpo de Regan. Es un sacrificio que -con matices- recuerda al sacrificio redentor de Cristo en la cruz por la salvación de toda la humanidad. Cinematográficamente es un recurso muy original para su época, que posteriormente será imitado en muchas películas sobre el demonio, como La séptima profecíaEl Fin de los díasPactar con el diablo, Fallen, Constantine o El reverendo. Me atrevería a añadir este esquema sacrificial está detrás de películas ajenas al mensaje religioso como Titanic, La vida es bellaArmaggedon, Gravity o en muchos de los personajes de las películas dirigidas por Clint Eastwood, aunque esta es una opinión tan personal como indemostrable. Veamos en concreto la escena que nos ocupa: 

Padre Karras: (ve al padre Merrin muerto en la cama de Regan y lo coloca suavemente en el suelo; golpea el pecho de Merrin con fuerza buscando un latido, se levanta y grita) "¡Hijo de puta!" (ataca a Regan) "¡Llévame! ¡Ven a mi! ¡Dios te maldiga! ¡Tómame! ¡Tómame!" (el demonio se transfiere a Karras; quien está a punto de matar a Regan pero se detiene) "¡Nooooo!" (salta por la ventana y rueda por las escaleras exteriores del apartamento, muriendo en el acto).

Lo dicho. Una película de culto, rompedora de muchos récords y que no envejece. Imprescindible al tiempo que impactante.

lunes, 11 de julio de 2022

Sansón y Dalila (Samson and Delilah, EE.UU., 1949)

Comentamos hoy una película perteneciente a lo que podríamos llamar cine épico bíblico. Está dirigido por su máximo exponente, Cecil Blount de Mille, hijo de un episcopaliano y una judía. Con este background no es de extrañar que sintiera predilección por las películas de corte bíblico, especialmente del Antiguo Testamento. De hecho, unos años más tarde -en 1956- se consagraría definitivamente en este campo con Los Díez Mandamientos, la séptima película más taquillera de todos los tiempos. Como ya comenté en aquella entrada es famosa su frase: "Dadme dos páginas cualesquiera de la Biblia y haré una película". De la película que hoy nos ocupa se ha realizado un reciente remake en 2018, que tengo que reconocer que aún no he visto, por lo que no puedo realizar ninguna comparación. 

Para el papel masculino principal de este clásico se desechó a Burt Lancaster por una inoportuna lesión en la espalda y se escogió finalmente al fornido Victor Maturequién al igual que De Mille se consagraría en el cine bíblico en 1953 con La túnica Sagrada y con su secuela de 1954 Demetrius y los Gladiadores. Para dar vida a la bella Dalila la elección recayó sobre Hedy Lamarr, quien tenía la difícil tarea de interpretar a "La mujer más hermosa y traidora de la historia", como el eslogan publicitario del film anunciaba. La actriz no corrió la misma suerte que su compañero y fue interpretando cada vez papeles más secundarios y menos vistosos, hasta caer finalmente en el olvido. Es llamativo este declive porque su interpretación de Dalila es portentosa, merecedora incluso del Oscar que nunca tuvo. Transmitir una mezcla de enamoramiento, sensualidad, celos, maldad, traición y posterior arrepentimiento no era tarea fácil y a fe que su actuación pasó a los anales de la historia. Es destacable también el papel de Ángela Langsbury como Semadar, la hermana de Dalila, en el apogeo de la belleza de la actriz, mucho antes de que fuera el personaje que la inmortalizó, la señorita Fletcher en "Se ha escrito un crimen". Centrándonos en el film, sorprende asimismo que la película en su conjunto solo fuera nominada a 5 Oscars -todos ellos técnicos- de los que finalmente obtuvo dos, los de Mejor dirección artística y Mejor vestuario en color. A pesar de no encontrar excesiva benevolencia en la crítica especializada, sí fue un rotundo éxito de taquilla, convirtiéndose en el film más visto de su año, consiguiendo recaudar finalmente más de 28 millones de dólares con un presupuesto estimado de apenas 3 millones. Negocio redondo para la Paramount, que vio alentada así la inversión en más productos de corte bíblico.

El argumento está tomado del libro bíblico de los Jueces, concretamente de los capítulos 13 al 16, si bien se omite por completo el capítulo 13 relativo a su concepción y nacimiento. Aunque con algunas licencias para adornar la historia, la obra de De Mille es bastante fiel al relato veterotestamentario. En él se nos cuenta la historia de Sansón, quien ejerció el cargo político-militar de Juez en el pueblo de Israel durante veinte años. Tras un nacimiento prodigioso que recuerda el de Isaac o Juan el Bautista, es consagrado a Dios, comprometiéndose sus padres a que a cambio de que la fuerza de Dios esté con él se abstendrá durante su vida de beber vino y cortarse el pelo. 

Tras los 4 minutos de obertura de la exquisita música de Victor Young, comienza el film. Para introducir la historia escuchamos una voz en off que presenta el contexto de la historia, un recurso muy utilizado en las películas de corte histórico. Entiendo que forma parte de una época del Cine en el que los elementos teóricos se daban muy masticaditos a un gran público ya que muchas personas no sabían leer ni escribir, pero con el paso de los años tiene más encanto aún si cabe. Seré un romántico, pero pocos comienzos de películas me parecen tan poéticos como éste:

Antes de los albores de la historia, desde que el primer hombre descubrió su alma, este ha luchado contra las fuerzas que pretendían esclavizarlo. Vio el terrible poder de la naturaleza enfurecerse contra él. El mal de ojo del relámpago... La aterradora voz del trueno... Los chillidos, la oscuridad llena de viento esclavizando su mente con grilletes de miedo. El miedo engendró la superstición, cegando su razón. Se encontraba así montado por una hueste de dioses del diablo. La dignidad humana pereció en el altar de la idolatría. Y surgió la tiranía, aplastando el espíritu humano bajo el talón del conquistador. Pero en lo profundo del corazón del hombre aún ardía la inextinguible voluntad de libertad. Cuando esta chispa divina arde en el alma de algún mortal, ya sea sacerdote o soldado, artista o patriota, amante o estadista, sus hazañas cambiaron el curso de los acontecimientos humanos y su nombre sobrevivió a los siglos. En la aldea de Zora, en la tierra de Dan, mil años antes del nacimiento de Cristo, vivía un hombre así. En él, los elementos habían fusionado grandeza y debilidad, fuerza y ​​locura. Pero junto a estos, tenía un sueño audaz... la libertad para su nación. El nombre de este hombre era Sansón. Durante cuarenta años los filisteos habían mantenido a su pueblo en cautiverio...

Como curiosidad se puede destacar que la censura en España cortó el pimer beso entre Sansón y Dalila cuando aquel era aún novio de su hermana. En las ediciones actuales se ha rescatado, conservando el diálogo previo en Versión Original Subtitulada.

A nivel espiritual muchas son las claves que nos aporta el film.

En primer lugar el conocimiento bíblico de la historia de uno de los doce jueces de Israel, un cargo previo a la monarquía consistente en una mezcla de gobernador, líder militar y administrador de justicia en tiempos de crisis.  

De entre todos ellos quizás Sansón es el que tenga una vida más interesante, por ser un escogido de Dios que cae en una tentación tan antigua como eficaz. La fortaleza de Sansón no es detenida por ningún ejército sino por las malas artes de la despechada Dalila. No por conocer el peligro Sansón deja de caer en él, como en unas líneas de este diálogo entre los protagonistas dejan entrever:

Sansón: "El truco más antiguo del mundo. Trampa de seda, con el cebo de una mujer".
Dalila: "¿Conoces un cebo mejor, Sansón? Los hombres siempre responden".

Como se suele decir, en el pecado va la penitencia. El pecado de Sansón trajo consigo su ceguera y el de Dalila ver a su amado como un despojo humano. Este diálogo es de los que más me gustan de la película, y al final del mismo ya se deja entrever el arrepentimiento de Dalila, quien comenzará a urdir un nuevo plan para obtener el perdón de Sansón y abrir las puertas a la justicia divina: 

Dalila [mirando a Sansón en el molino, sin saber que ha sido cegado]: "No se ha atrevido a mirarme".
Saran de Gaza: "No puede verte".
D: "Haré que me vea [se para frente a Sansón, notando lentamente sus ojos cegados, que la llenan de profundo remordimiento] Está ciego. Nunca podrá volver a verme".
SdG: "¿Eso te molesta?"
D: "Tenía tu promesa".
SdG: "Ninguna espada ha tocado su piel. No se derramó ni una gota de su sangre".
D: [sollozando] "Tú... tú jugaste con las palabras para robarle los ojos".
SdG: "Fuiste tú quien lo traicionó, no yo".
D: "Estaba cautivo, encadenado, pero... ¿el señor de las Cinco Ciudades no pudo mostrarle misericordia?"
SdG: "¿Le mostraste tú misericordia, Dalila? Querías venganza. Ya la tienes".

Junto a esta moraleja son también muy interesantes las oraciones a Dios que presenta la película. Oraciones venidas de la desesperación, que recuerdan mucho las del libro de los Salmos. Destaco dos de Sansón y una de Dalila, ninguna de ellas aparecen en el relato bíblico aunque hubieran tenido perfecta cabida en él:

Dalila: "¡Yo puedo! ¡Yo puedo! Vueltas y vueltas, día tras día, mes tras mes. ¡Él nunca se detiene! Está siendo aplastado como el grano debajo de la piedra. Esta noche debe terminar en algún momento. Oh Dios de Sansón, ayúdame. Dijo que estás en todas partes. que eres todopoderoso. Escúchame. Devuélvele la luz a sus ojos. Toma mi vista por la suya. Oh dios de Sansón... Ayúdame".

Sansón: "¿Hasta cuándo me olvidarás, oh Señor? ¿Hasta cuándo estará tu mano contra mí? Llamo a través de las largas noches, pero no me escuchas. Oh Señor, Dios de mis padres, a ti llamaron y fueron librados. No me desampares, oh Señor".

Sansón: "Oh Señor, Dios de mis padres... Oh Señor, soy despreciado por todos los hombres. Se burlan de mí, diciendo: ''Él confía en su Dios para librarlo''. Tú eres mi Dios. No estés lejos de mí. Porque no hay otra ayuda. Mi fuerza se ha derretido como la cera. Mi corazón está seco de esperanza. Estoy cegado y entre enemigos. Oh Señor, oh fuerza mía. Envíame tu señal".

El clímax del film se alcanza con la ayuda final de Dalila, la autoinmolación de Sansón y la muerte de miles de filisteos. Con este final también se nos da a entender una clave espiritual muy interesante. Los planes de Dios (la liberación del pueblo de Israel) siempre se cumplen, a pesar de que en este caso sea de una manera costosa y dolorosa. Es imposible no hacer referencia aquí a la cruz de Jesucristo como otra muestra de esta dinámica salvífica. Parece en este sentido que la pedagogía bíblica nos quiere enseñar que no hay rescate sin cruz, ni salvación sin padecimiento. Bien haríamos en recordarlo más a menudo, en una sociedad en la que solo el éxito y la gloria parecen tener cabida.

Recojo el diálogo final de la última escena:

Sansón: "Te lo ruego, dame fuerzas, Señor. Dámelas por esta vez".
Ahtur: "Ese hombre tiene las fuerzas del demonio".
El Saran de Gaza: "No. Las fuerzas de Dios".
S.: "Mis ojos vieron ya tu gloria, Señor. muera yo aquí con todos mis enemigos".

Un último apunte. Cronológicamente puede tener sentido el final de la historia, pues Sansón fue juez de Israel entre los años 1069-1049 a.C. y Saúl, quien aparece en la cinta como un niño y a quien Sansón le dice que en un futuro será el rey de Israel, comenzó a reinar en dicho pueblo el año 1020 a.C. Un poco forzado, pero las fechas cuadran, si bien no es probable que ambos se conocieran en vida ni intercambiaran esa conversación. 

Esta escena da paso a otros dos minutos de la excelente B.S.O. de Victor Young a modo de salida, quien a mi juicio mereció el Oscar, que sin embargo fue a parar finalmente a manos de Franz Waxman por "El crepúsculo de los dioses". Doctores tiene la "Santa" Academia de Holywood...  

lunes, 4 de julio de 2022

El Cardenal (The Cardinal, EE.UU., 1963)

Comentamos hoy esta película que se basó en el best seller de Henry Morton Robinson escrito en 1950. Como película fue bastante exitosa en taquilla y crítica, contando con seis nominaciones a los Oscar, si bien no se alzó finalmente con ninguna estatuilla. Sin embargo, sí que ganó ese año el Globo de Oro a la mejor película dramática. Su metraje puede parecer excesivo (175 minutos) pero se desarrolla con bastante fluidez, no haciéndose pesada en ningún momento.

El film fue dirigido por el controvertido Otto Preminger y protagonizada por Tom Tryon, John Huston y Romy Schneider entre otros. De origen judío y austríaco, Preminger  volvía tras "Exodo" (1960) a tratar el tema del judaísmo y el nazismo en sus películas, aunque en este caso desde la perspectiva de un sacerdote católico que es nombrado Cardenal. Es vox populi que el director tenía una relación muy tensa con muchos de sus actores. De hecho, el propio Tom Tryon contó años más tarde que sus malas experiencias con este director (llegó a humillarlo en público en el set de grabación, expulsándolo del rodaje y readmitiéndolo unas semanas más tarde) le llevaron a abandonar la carrera de actor en 1969 y centrarse en la de guionista hasta 1991, fecha de su fallecimiento. 

Centrándonos en el film, un detalle importante del mismo es el hecho de que el Vaticano se interesó por el proyecto y financió una parte de la película, siendo uno de los asesores el joven teólogo de la Universidad de Münster Joseph Ratzinger, quien en 2005 se convertiría en el Papa Benedicto XVI.

El argumento de libro y película es similar. El sacerdote Stephen Fermoyle, natural de Boston, termina sus estudios eclesiásticos en Roma. Al volver a América, comienza su labor como sacerdote con un futuro prometedor debido a sus múltiples cualidades, pero el camino no estará exento de dificultades: Escoger entre la vida de su hermana o la del hijo que esta espera, continuar siendo sacerdote o abandonar el sacerdocio por amor, luchar contra el supremacismo racial del Ku Klus Klan o denunciar los abusos del nazismo en el mismo Austria serán algunas de las pruebas que tendrá que superar para irse labrando un porvenir como futuro cardenal de la Iglesia

Una gran parte de la novela y del film están basados en hechos reales, reflejando situaciones reales de la vida de Francis Joseph Spellman, arzobispo de Nueva York. Entre ellas destaca la visita al Cardenal Innitzer (Josef Meinrad) el arzobispo de Viena. Este se había declarado favorable a la anexión de Austria por parte de Hitler, por lo que el Vaticano le ordenó retractarse de su declaración de apoyo. Posteriormente, los nazis incumplieron sus acuerdos y prohibieron las instituciones eclesiásticas y los periódicos católicos. En ese momento, Innitzer criticó el régimen nazi, proclamando en una homilía en octubre de 1938 en Viena"Solo hay un Führer: Jesucristo". Al día siguiente los nazis irrumpieron en las oficinas del Cardenal Innitzer en Viena y saquearon su residencia. Toda esta situación se recoge en el film a través de los ojos del protagonista, Stephen Fermoyle.

La película es hija de su época (previa al Concilio Vaticano II) en la que hacer carrera eclesiástica estaba a la orden del día, de manera similar a como se realizaba en el ámbito militar o de la diplomacia. Hay que ser conscientes de ello a la hora de visionar el film, teniendo una visión acorde a la historia, por lo que no hay nada que se le pueda reprochar al protagonista en este sentido. Muchos miembros de la Iglesia Católica tenían la ambición de ser cardenales -o directamente Papas- y luchaban por ello como un despliegue normal de su sacerdocio. Afortunadamente los tiempos han cambiado desde la renovación conciliar, y el acceso a los puestos de la responsabilidad en la Iglesia responden en la actualidad a otros criterios menos mundanos.

Espiritualmente la película no tiene desperdicio. Temas diversos como el celibato, el aborto, el racismo, el fascismo o la guerra se van sucediendo al hilo de la trama. El espectador va empatizando con el protagonista en cada una de las dificultades que se le van planteando y no puede sino preguntarse ¿Cómo habría actuado yo en una situación semejante? Valores como la coherencia, la valentía, la tenacidad, la perseverancia o la honradez van haciendo su aparición en un personaje que se muestra tremendamente humano pero con las ideas muy claras desde el principio, pero que aún así sufre internamente más de lo que exterioriza de cara a los demás.

Dentro del tono general dramático del film me parece oportuno destacar este diálogo para que se vea que el humor también tiene cabida:

Cardenal Glennon: "Nunca antes habíamos tenido un sacerdote que trabajara con la mafia. Pero supongo que hiciste algunos contactos interesantes en Roma...".
Stephen Fermoyle: "No tuve elección, Su Eminencia. Tuve que abrirme paso en el seminario vendiendo opio en la plaza de San Pedro...".
C. G.: "No me tienes miedo".
S. F.: "No".
C. G.: "¿Por qué no? La mayoría de la gente me lo tiene".
S. F.: "Creo que es porque me recuerda a mi padre. Era conocido como "Den el voceador", pero pronto aprendí que su rugido era lo único feroz en él".
C. G.: "Es un hombre afortunado por tener un hijo que no le tiene miedo".

En definitiva, una película altamente recomendable si se tienen unas nociones básicas del contexto histórico-político en el que se desarrolla la historia.

sábado, 2 de julio de 2022

150 críticas de Cine Religioso

Voy a aprovechar estos primeros días de mi descanso veraniego para actualizar la lista de películas religiosas que he ido comentando desde 2006. Precisamente el pasado lunes publiqué la número 150, un número redondo y bonito, en una lista que ya alcanza las 428 películas y que espero completar poco a poco mientras Dios me dé salud y fuerzas. 

Este año, como novedad, he comenzado a subir mis críticas al portal de Filmaffinity. De momento la respuesta es buena, con 42 críticas que han conseguido un "me gusta" y 6 críticas que cosecharon un "no me gusta". Tampoco hay que hacer mucho caso de esas cifras, ya que las películas religiosas tienen fanáticos y detractores a partes iguales. Al hilo de ello, puedo apuntar que resulta curioso que muchas puntuaciones de esos films son extremos, siendo catalogadas como 10 o como 0, dando prueba de que la neutralidad y la objetividad en el tema religioso es difícil de alcanzar. 

Sea como fuere, a mi que soy un friki de las estadísticas, el número de aceptación o desagrado de mis críticas religiosas en una página a la que todo el mundo tiene acceso me parece un dato interesante que iré contrastando y compartiendo con vosotros de vez en cuando...

Bueno, pues la lista a día de hoy está como sigue: 

La pasión de Juana de Arco (1928) de Carl Dreyer
Forja de hombres (1938), de Norman Taurog
La Ciudad de los muchachos (1941), de Norman Taurog
Dies irae (1943), de Carl Theodor Dreyer

La canción de Bernadette (1943), de Henry King
Siguiendo mi camino (1944), de Leo McCarey
Las campanas de Santa María (1945) de Leo McCarey
¡Que bello es vivir! (1946) de Frank Capra
Narciso Negro (1947), de Michael Powell
Monsieur Vincent (1947), de Maurice Cloche
El milagro de las campanas (1948), de Irving Pichel
Juana de Arco (1948), de Victor Fleming
Sansón y Dalila (1949) de Cecil B. de Mille
Francisco, juglar de Dios (1950), de Roberto Rosellini
Balarrasa (1951), de José Antonio Nieves Conde
Diario de un cura rural (1951), de Robert Bresson
La señora de Fátima (1951), de Rafael Gil
Quo Vadis (1951) de Mervyn LeRoy
Androcles y el león (1952), de Chester Erskine
Don Camilo (1952), de Julien Duvivier
Cerca de la Ciudad (1952), de Luis Lucía
El mártir del Calvario (1952), de Miguel Morayta
El mensaje de Fátima (1952), de John Brahm
La guerra de Dios (1953), de Rafael Gil
El regreso de Don Camilo (1953), de Julien Duvivier
La Túnica Sagrada (1953) de Henry Koster
El Renegado (1953), De Leo Joannon
Yo Confieso (1953), de Alfred Hitchcock
El beso de Judas (1954), de Rafael Gil
Demetrius y los Gladiadores (1954) de Delmer Daves
Marcelino pan y vino (1954), de Ladislao Vajda
La ley del silencio (1954), de elia Kazan
El canto del gallo (1955), de Rafael Gil
Don Camilo y el honorable Don Pepone (1955), de Carmine Gallone
El hijo pródigo (1955), de Richard Thorpe
El Prisionero (1955) de Peter Glenville
Teresa de Ávila (1955) de Juan de Orduña
Los Diez Mandamientos (1956) de Cecil B. de Mille
Un hombre tiene que morir (1957), de José Breen
Los jueves, milagro (1957), de Luis García Berlanga
El rey cruel (1957), de Viktor Tourjansky
El séptimo sello (1957), de Ingmar Bergman
Solo Dios lo sabe (1957), de John Houston
El albergue de la sexta felicidad (1958), de Mark Robson
La espada y la cruz (1958), de Carlo Ludovico Bragaglia
El poder de la resurrección (1958), de Harold D. Schuster
Molokai (1959) de Luis Lucía
Nazarín (1959), de Luis Buñuel
Ben Hur (1959) de William Wyler
Historia de una monja (1959), de Fred Zinnermann
David y Goliat (1960), de Richard Pottier
Diálogos de Carmelitas (1960), de Philippe Agostini
El fuego y la palabra (1960) de Richard Brooks
Esther y el rey (1960), de Raoul Walsh
La herencia del viento (1960), de Stanley Kramer
La historia de Ruth (1960) de Henry Koster
Barrabás (1961), de Richard Fleischer
Don Camilo Monseñor pero no tanto (1961), de Carmine Gallone
Rey de reyes (1961) de George Stevens
Francisco de Asís (1961) de Michael Curtiz
Viridiana (1961), de Luis Buñuel
Fray Escoba (1961), de Ramón Torrado
Rosa de Lima (1961), de José María Elorrieta
Teresa de Jesús (1961), de Juan de Orduña
El hombre que no quería ser santo (1962), de Edward Dmytryk
Sodoma y Gomorra (1962), de Robert Aldridge
El Cardenal (1963), de Otto Preminger
Los lirios del Valle (1963), de Ralph Nelson
Jacob y Esaú (1963) de Mario Landi
Jacob, el hombre que lucho con Dios (1963), de Marcello Baldi
Los comulgantes (1963), de Ingmar Bergman
Aquella joven de Blanco (1964), de Leon Klimovski
El Evangelio según San Mateo (1964), de Pier Paolo Pasolini
Becket (1964) de Peter Glenville
El Padrecito (1964), de Miguel M. Lucía
Saúl y David (1964), de Marcello Baldi
El camarada don Camilo (1965), de Luigi Comencini
El Tormento y el Éxtasis (1965), de Carol Reed
La historia más grande jamás contada (1965), de Nicholas Ray
La Biblia (1966), de John Huston
Un hombre para la eternidad (1966), de Fred Zinnermann
El derecho de nacer (1966), de Tito Davison
La semilla del diablo (1968) de Roman Polanski
Las sandalias del pescador (1968), de Michael Anderson
El Cristo del Océano (1971), de Ramón Fernández
Don Camillo e i giovani d'oggi (1972), de Mario Camerini
Hermano sol, hermana luna (1972) de Franco Zeffirelli
Proceso a Jesús (1973) José Luis Saenz de Heredia
Católicos (1973), de Jack Gold
Jesucristo Superstar (1973) de Norman Jewison.
El exorcista (1973) de William Friedkin
El Mesías (1975), de Roberto Rosellini
Mahoma, mensajero de Dios (1976), de Moustapha Akkad
La Profecia (1976) de Richard Donner
El abogado del diablo (1977), de Guy Green
El Exorcista II–El hereje- (1977) de John Boorman
Jesús de Nazareth (1977), de Franco Zeffirelli
Absolution (1978), de Anthony Page
El Cielo puede esperar (1978), de Warren Beatty
La profecia II –La maldición de Damien (1978) de Don Taylor
La vida de Brian (1979) de los Monty Piton
La Profecía III –El final de Damien- (1981), de Graham Baker
De un país lejano (1981), de Krzysztof Zanussi
Escarlata y negro (1981), de Jerry London
En busca del Arca perdida (1981), de Steven Spielberg
El imperativo (1982), de Krzysztof Zanussi
Loking for Jesus (1982), de Luigi Comencini
El pájaro espino (1983), de Daryl Duke
Algo en que creer (1984), de Glenn Jordan
Don Camilo (1984), de Terence Hill
Indiana Jones y el templo maldito (1984), de Steven Spielberg
Agnes de Dios (1985), de Norman Jewison
La Misa ha terminado (1985), de Nani Moretti
Yo te saludo María (1985), de Jean-Luc Godard
El nombre de la Rosa (1986), de Jean Jacques Annaud
La Misión (1986) de Roland Joffe
Sacrificio (1986) de Andrei Tarkovski
Therese (1986), de Alain Cavalier
Una historia que comenzó hace 2.000 años (1986), de Damiano Damiani
El Cielo sobre Berlín (1987), de Wilm Wenders
El corazón del Ángel (1987), de Alan Parker
El festín de Babette (1987), de Gabriel Axel
Bernadette (1988), de Jean Delannoy
El Príncipe de Egipto (1988), de Simon Wells
La séptima profecía (1988), de Carl Schultz
La última tentación de Cristo (1988), en Martin Scorsese
Conspiración para matar a un cura (1989), de Agnieszka Holland
El decálogo (1989), de Krzysztof Kieslowsky
Francesco (1989), de Liliana Cavani
Indiana Jones y la última cruzada (1989), de Steven Spielberg
Jesús de Montreal (1989), de Denis Arcand
La noche oscura (1989), de Carlos Saura
La Pasión de Bernadette (1989), de Jean Delannoy
Romero (1989), de John Duiga
El exorcista III (1990) de William Peter Blatty
Jugando en los campos del Señor (1991), de Héctor Babenco
Una vida por otra: Maximilian Kolbe (1991), de Krzysztof Zanussi
La Profecía IV –El renacer- (1991) de John Montesi
Marcelino, pan y vino (1991), de Luigi Comencini
Sister Act -Una monja de cuidado- (1992), de Emile Ardolino
Daens (1993), de Stijn Coninx
Hélas pour moi (1993), de Jean Luc Godard
La novicia (1993), de Franco Zeffirelli
Sister Act 2 -De vuelta al convento- (1993), de Bill Duke
Por amor solo por amor (1993), de Giovanni Veronesi
Pequeño Buda (1993), de Bernardo Bertolucci
Tan lejos, tan cerca (1993), de Wilm Wenders
Canción de Cuna (1994), de José Luis Garci
Génesis (1994) de Ermano Olmi
Faustina: Apóstol de la Divina Misericordia (1994), de Jerzy Lukaszewicz
Jacob, el padre de Israel (1994) de Peter Hall
Así en el cielo como en la tierra (1995), de José Luis Cuerda
Gospa. El milagro de Medjugorje (1995), de jakob Sedlar
Pena de Muerte (1995), de Tim Robbins
El día de la bestia (1995), de Alex de la Iglesia
El exorcismo de Emily Rose (1995), de Scott Derrickson
Sacerdote (1995), de Antonia Bird
Salomón y la reina de Saba (1995), de Robert Young
Seven (1995), de David Fincher
José (1996), de Robert Young
Rompiendo las olas (1996), de Lars Von Trier
Contact (1997), de Robert Zemeckis
Pactar con el diablo (1997), de Taylor Hackford
Kundun (1997), de Martin Scorsese
Fallen (1998) de Gregory Hoblit
Jeremías (1998) de Harry Winer
City of Angels (1998), de Brad Silvering
Mas allá de los sueños (1998), de Vicent Ward
Ave María (1999), de Eduardo Rossoff
Dogma (1999), de Kevin Smith
El tercer Milagro (1999), de Agnieszka Holland
La novena puerta (1999), de Roman Polansky
María, madre de Jesús (1999), de Kevin Connor
Nadie conoce a Nadie (1999), de Mateo Gil
Stigmata (1999), de Rupert Wainwright
El fin de los días (1999), de Meter Hyams
Juana de Arco (1999), de Luc Besson
El hombre que hacía Milagros (2000) de Stanislaf Sokolov y Derek Hayes
José, Rey de los sueños (2000), de Rob LaDuca
Padre Pío (2000) de Carlo Carlei
Padre Pío. Entre el Cielo y la Tierra (2000) de Giulio Base
Al diablo con el diablo (2000), de Harold Ramis
Poseído (2000) de Steven E. de Souza
Poseídos (2000) de Janusz Kaminski
Año Mariano (2000), de Karra Elejalde y Fernando Guillén Cuervo
Al otro lado del Cielo (2001), de Mitch Davis
Dios es grande, yo soy pequeña (2001), de Pascale Bailly
Gracias al Cielo (2001), de John Asher
The Body (2001), de Jonas McCord
Amén (2002), de Costa Gavras
Apocalipsis (2002) de Raffaele Mertes
Francesco (2002), de Michele Soavi
Fumata blanca (2002), de Miquel García Borda
Juan XXIII: El papa de la paz (2002), de Giorgio Capitani
Señales (2002), de Michael Night Shyamalan
El crimen del Padre Amaro (2002), de Carlos Carrera
Las Hermanas de la Magdalena (2002), de Peter Mullan
San Antonio de Padua (2002), de Umberto Marino
Un paseo para recordar (2002), de Adam Shankman
Vaya con Dios (2002), de Zoltan Spirandelli
Como Dios (2003), de Tom Shadyac
Lutero (2003), de Eric Hill
María Goretti (2003), de Giulio Base
María, madre del Hijo de Dios (2003), de Moacyr Góes
El Santo Padre Juan XXIII (2003), de Ricky Tognazzi
Teresa de Calcuta (2003), de Fabrizio Costa
Teresa, Teresa (2003), de Rafael Gordon
Don Bosco (2004), de Lodovico Gasparini
Don Carlo Gnocchi, el ángel de los niños (2004), de Cinzia Th. Torrini
El exorcista –El comienzo- (2005), de Renny Harlin
Las cinco personas que conoces en el Cielo (2004), de Lloyd Kramer
La Pasión de Cristo (2004), de Mel Gibson
El noveno día (2004), de Volker Schlondorff
La mala Educación (2004), de Pedro Almodóvar
Million Dollar Baby (2004), de Clint Eastwood
Millones (2004), de Danny Boyle
Santa Rita de Casia (2004), de Giorgio Capitani
Secreto de confesión (2004), de lewin Webb
Constantine (2005), de Francis Lawrence
El hombre de la caridad. Don Luigi di Liegro (2005), de Alessandro di Robilant
El exorcista. El comienzo: La versión prohibida (2005), de Paul Schrader
El Gran Silencio (2005), de Philip Gröning
Feliz Navidad (2005), de Christian Carion
Juan Pablo II (2005), de John Kent Harrison
Karol, el hombre que se convirtió en Papa (2005), de Giacomo Battiato
El Reino de los Cielos (2005), de Ridley Scott
San Pedro (2005), de Giulio Base
Sophie´s School (2005), de Mark Rothemund
El código Da Vinci (2006), de Ron Howard
Conversaciones con Dios (2006), de Stephen Simon
En busca de la tumba de Cristo (2006), de Giulio Base
El exorcismo de Isabella (2006), de 
Guadalupe: El milagro (2006), de Santiago Parra
Juan Pablo I (2006), de Giorgio Capitalini
Karol II. El Papa. El Hombre (2006), de Giacomo Battiato
Natividad (2006), de Catherine Hardwicke
El Código da Vinci (2006), de Ron Howard
Una noche con el rey (2006), de Michael O. Sajbel
Los diez Mandamientos (2007), de Bill Boyce y John Stronach
Gabriel (2007) de Shane Abbess
Hasta que el cura nos separe (2007), de Ken Kwapis
Moscati, el médico de los pobres (2007), de Giacomo Campiotti
Sigo como Dios (2007), de Tom Shadyac
Teresa, el cuerpo de Cristo (2007), de Ray Loriga
Testimonio (2007), de Pawel Pitera
Camino (2008), de David Fesser
La duda (2008), de John Patrick Shanley
El milagro de Henry Poole (2008), de Mark Pellington
La Pasión (2008), de Michael Offer
Prueba de fuego (2008), de Alex Kendrick
La Verdad de Soraya M. (2008), de Cyrus Nowrasteh
Angeles y demonios (2009), de Ron Howard
Bakhita (2009), de Giacomo Campiotti
The Blind Side. Un sueño posible (2009), de John Lee Hancock
Cartas a Dios (2009), de Erik-Emmanuel Schmitt
Cartas al Padre Jacob (2009), de Klaus Härö
Combatiendo al Diablo: Hablan los exorcistas (2009), Documental de Goya Produciones
Cuento de Navidad (2009), de Robert Zemeckis
Exorcismo en Connetticut (2009), de Peter Cornwell
Lourdes (2009), de Jessica Hauner
Popieluszko. La libertad está en nosotros (2009), de Rafal Wieczynski
El secreto del libro de Kells (2009), de Tomm Moore
Visión: La historia de Hildegard Von Bingen (2009), de Margarethe von Trotta 
Cartas a Dios (2010), de David Nixon
De Dioses y hombres, (2010), de Xavier Beauvois
Legión (2010), de Scot Steward
El libro de Eli (2010), de Albert Hughes
Encontrarás Dragones (2010), de Roland Joffé
Érase una fe (2010), Documental de Pierre Barnerias
La Última Cima (2010), Documental de Juan Manuel Cotelo
El poder del perdón (2010), de David Evans
Pablo de Tarso. El último viaje (2010), de Pablo Moreno
Pío XII (2010), de Christian Duguay
La posesión de Emma Evans (2010), de Manuel Carballo
Prefiero el Paraíso (2010), de Giacomo Campiotti
San Agustín (2010), de Christian Duguay
Sacrificio (2010), de Andrei Tarkovski
El último exorcismo (2010), de Daniel Stamm
Vivir para siempre (2010), de Gustavo Ron
Alexia (2011), Documental de Pedro Delgado
El gran Milagro (2011), de Bruce Morris
Habemus Papam (2011), de Nanni Moretti
Je m'appelle Bernadette (2011), de Jean Sagols
Maktub (2011), de Paco Arango
El pequeño ángel (2011), de Dave Kim
El pueblo de Cartón (2011), de Ermanno Olmi
El rito (2011), de Michael Hafstrom
Scoto (2011), de Fernando Muraca
Alba (2012), de Pablo Moreno
Cristiada (2012), de Dean Wright
¿De qué va la vida? (2012), Documental de Hugo Burgos
Elefante Blanco (2012), de Pablo Trapero
Espacio interior (2012), de Kai Parlange Tessmann
La vida de Pi (2012), de Ang Lee
María de Nazaret (2012), de Giacomo Campiotti
El Rocío es compartir (2012), Documental de Francisco Campos
Santa Bárbara (2012), de Carmine Elia
Bajo un manto de estrellas (2013), de Óscar Parra de Carrizosa
El libro de Esther (2013), de David A.R. White
Exorcismo en Georgia (2013), de Tom Elkins
Ida (2013), de Pawel Pawlikowsky
Mary´s Land (2013), de Juan Manuel Cotelo
El último exorcismo 2 (2013), de Ed Gass-Donnelly
Gravity (2013), de Alfonso Cuarón
Lustiger, el cardenal judío (2013), de Ilan Duran Cohen
La religiosa (2013), de Guillaume Nicloux
Un Dios prohibido (2013), de Pablo Moreno
El Apóstol (2014), de Cheyenne Carron
Calvary (2014), de John Michael McDonagh
Cartas de la Madre Teresa (2014), de William Riead
Dios no está muerto (2014), Documental de Harold Cronk
El Cielo es Real (2014), de Randall Wallace
Exodus: Dioses y reyes (2014), de Ridley Scott
Hijo de Dios (2014), de Christopher Spencer
La historia de Marie Heurtin (2014), de Jean Pierre Ameris
Líbranos del mal, (2014), de Scott Derrickson
Noé (2014), de Darren Aronofski
Saving Christmas (2014), de Darren Doane
Thomas vive (2014), de Antonio Cuadri
Todos los caminos de Dios (2014), de Gemma Ferraté
Un equipo legendario (2014), de Thomas Carter
90 minutos en el cielo (2015), de Michael Polish
La espina de Dios (2015), de Óscar Parra de Carrizosa
Exorcismo en el Vaticano (2015), de Mark Neveldine
Francisco el Padre Jorge (2015), de Beda Docampo Feijóo
El Hijo de Dios (2015), de Mariano Fernández
Little Boy (2015), de Alejandro Monteverde
Llena de gracia (2015), de Andrew Hyatt
El poder de la cruz (2015), de Jonathan M. Gunn
Si Dios quiere (2015), de Edoardo Maria Falcone
Spotlight (2015), de Thomas McCarthy
Teresa, la película (2015), de Jorge Dorado
Últimos días en el desierto (2015), de Rodrigo García
Un lugar donde rezar (2015), de Alex Kendrick
Ben Hur (2016), de Timur Bekmambetov
Dios no está muerto 2 (2016), Documental de Harold Cronk
El exorcismo de Anna Ecklund (2016), de Andrew Jones
Footprints: el camino de tu vida (2016), Documental de Juan Manuel Cotelo
Ignacio de Loyola (2016), de Paolo Dy
Luz de Soledad (2016), de Pablo Moreno
Llámame Francisco (2016), de Daniele Luchetti
Marcelino pan y vino (2016), de Luigi Comencini
Los milagros del Cielo (2016), de Patricia Riggen
Poveda (2016), de Pablo Moreno
Proyecto Lázaro (2016), de Mateo Gil
Resucitado (2016), de Kevin Reynolds
San Antonio de Padua (2016), de Henry Gaspar
Si accettano miracoli (2016), de Alessandro Siani
Silencio (2016), de Martin Scorsese
All saints (2017), de Steve Gomer
Ágape (2017), de Branco Schmidt
La cabaña (2017), de Stuart Hazeldine
El caso de Cristo (2017), de John Gunn
Converso (2017), de David Arratibel
Dos coronas (2017), de Michal Kondrat
Fátima. El último misterio (2017), de Andrés Garrigó
Garabandal. Solo Dios lo sabe (2017), de Brian Alexander Jackson
El guardián de la reliquia (2017), de Brendan Muldowney
Historias del Rosario (2017), Documental de Mariusz Pilis
La Isla de los monjes (2017), Documental de Anne Christine Girardot
La llamada (2017), de Javier Calvo y Javier Ambrossi
La Navidad de Ángela (2017), de Damien O´Connor
Novitiate (2017), de Margaret Betts
Red de libertad (2017), de Pablo Moreno
El reverendo (2017), de Paul Schrader 
Se armó el Belén (2017), de Timothy Reckart
La aparición (2018), de Xavier Giannoli
Loud Krazy Love (2018). de Trey Hill y Scott Mayo
María Magdalena (2018) de Garth Davis
El mayor regalo (2018), Documental de Juan Manuel Cotelo
El misterio del padre Pío (2018), de José María Zavala
El Papa Francisco, un hombre de palabra (2018), de Wim Wenders
El poder en mis manos (2018), de Ryan Freng y Johnathan Shoemaker
Rosa Mística (2018), de Augusto Tamayo San Román
La canción de mi padre (2018), de Andrew Erwin
Sansón (2018), de Bruce Macdonald
Pablo, Apóstol de Cristo (2018), de Andrew Hyatt
Pan del Cielo (2018), de Giovanni Vedeschi
Santiago Gapp. El sacerdote que se enfrentó a Hitler (2018), de Manuel Cabo
Corpus Christi (2019), de Jan Komasa
Hospitalarios, las manos de la Virgen (2019), de Jesús García Colomer
La divina Misericordia (2019), de Michal Kondrat
Los dos Papas (2019), de Fernando Meirelles
Lourdes (2019), Documental de Thierry Demaizière
La primera Navidad (2019), de Salvatore Ficarra y Valentino Picone
Renacidos. El padre Pío cambió sus vidas (2019), de José María Zavala
Unplanned (2019), de Chuck Konzelman
Claret. Esclavos y reyes (2020), de Pablo Moreno
Confío. Un viaje a la esperanza (2020), de Jesús Reyes Borjas
Corazón ardiente (2020), Documental de Andrés Garrigó
Cuestión de derechos (2020), de James Ball
Fátima, la película (2020) de Marco Pontecorvo
Purgatorio (2020), de Michał Kondrat
Wojtyla. La investigación (2020), Documental de José María Zavala
Amanece en Calcuta (2021), Documental de José María Zavala
Medjugorje, la película (2021), Documental de Jesús García Colomer
Benedetta (2021), de Paul Verhoeven
Man of god (2021), de Yelena Popovic
Petra de San José (2021), de Pablo Moreno
Ruega por nosotros (2021), de Evan Spiliotopulos
Resurrection (2021), de Roma Downey
El rezador (2021), de Tito Jara
Soy fuego (2021), Documental de Siervos HM Films
Tengamos la fiesta en paz (2021), de Juan Manuel Cotelo
Tierrra Santa. El último peregrino (2021) Documental de Andrés Garrigó y Pablo Moreno
Vivo (2021), de Jorge Pareja
13 exorcismos (2022), de Jacobo Martínez
El beso de Dios (2022) Documental de Pietro Ditano
El Cielo no puede esperar (2022), documental de José María Zavala
Llegaron de noche (2022), de Imanol Uribe
Llenos de gracia (2022), de Roberto Bueso
El milagro del Padre Stu (2022), de Rosalind Ross
Madre Teresa: no hay amor más grande (2022) documental de David Naglieri 
Madre Ven (2022), documental de Andrés Garrigó, Pablo Moreno
Marca de vida (2022), de Kevin Peeples
Mass (2022), de Frank Kran
Quédate un poco (2022), de Gad Elmaleh
Amén: Francisco responde (2023), de Màrius Sánchez y Jordi Évole
El exorcista: creyente (2023), de David Gordon Green
El exorcista del Papa (2023) de Julius Avery
El latido del Cielo (2023), documental de José María Zavala
Libres (2023), de Santos Blanco
Mirando al cielo (2023), de Antonio Peláez
Nefarious (2023), de Chuck Konzelman y Cary Solomon
La sirvienta (2023), de Pablo Moreno
Su único hijo (2023), de David Helling
Un ángel llamado Rebeca (2023), de José María Zavala
Vencer o morir (2023) de Paul Mignot