lunes, 22 de abril de 2024

Ser profesor de Religión hoy

Hace unas semanas he comenzado a dar clases de Religión en Secundaria y Bachillerato en mi tercer Instituto desde que soy profesor. En el primero de ellos estuve 13 cursos y ahora he comenzado una nueva experiencia de periodos cortos, lo que me da lugar a conocer a un elevado número de alumnos.

La primera clase en cada grupo siempre la suelo comenzar con dos preguntas que los alumnos me responden por escrito: ¿Por qué he escogido Religión y no Valores? y ¿Quién es para mí Jesucristo? Las respuestas que me dan los adolescentes no dejan de sorprenderme. Es llamativo que una asignatura tan marginal (sin una alternativa evaluable, sin tareas, sin controles...) aún siga siendo interesante para tantos jóvenes que buscan una respuesta a cuestiones existenciales que otras asignaturas no pueden dar. Muchos alumnos me responden que su vínculo con la Religión son las Hermandades, lo que me lleva a afirmar sin reservas que no es poco el valor de la religiosidad popular como freno a la galopante secularización que otras regiones del país padecen de manera más aguda.

Evidentemente también hay alumnos que están en Religión obligados por sus padres (en los cursos inferiores) o que no tienen ninguna motivación religiosa. Están por inercia y punto, sin un compromiso real con su fe y con poco interés. Pero están y hay que aprovecharlo. No son pocas las clases también en las que me encuentro alumnos sin bautizar, que quieren aprender más de una materia que es completamente extraña para ellos. Es cierto que al tener solo una hora lectiva a la semana el contacto con los alumnos es más esporádico, pero a cambio permite dar clases en todos los niveles educativos. 

Tras pasar por tres Claustros de profesores (al menos es mi experiencia) el profesor de Religión es uno más, respetado por su trabajo y su compromiso. Muchos son los profesores (no ha sido aún mi caso) que tienen que compartir varios Institutos para completar el horario, lo que propicia que el contacto con los compañeros sea menor y más superficial. No obstante, a mí no me ha faltado allí por donde he pasado alguna conversación profunda con algún compañero que busca algún consejo o compartir alguna experiencia.

A día de hoy, y a pesar de lo maltratada que está la asignatura institucionalmente, me encanta ser profesor de Religión. Creo que es un lugar de trinchera, tanto con compañeros como con alumnos, un lugar para dar razón de la propia esperanza y para transmitir una palabra de esperanza y de sentido a una juventud bastante desorientada. 

Me gustaría terminar este post con unas palabras del reformador Martin Lutero, a quien se le podrán discutir muchas cosas pero no estas líneas:

"Por mi parte, si pudiera o tuviera que dejar el ministerio de la predicación y otras cosas, antes que cualquier otro oficio preferiría ser maestro o educador de niños, pues sé que, aparte del ministerio de la predicación, esta ocupación es la más útil, la más importante y la mejor; y además, no estoy seguro cuál de las dos es la mejor. Porque es difícil adiestrar perros viejos y amansar viejos bellacos, que es a lo que se dedica el ministerio de la predicación, muy a menudo en vano. En cambio, es más fácil doblar y enderezar los árboles recién plantados, aun cuando algunos se rompan. Amigo mío, admite que una de las virtudes más excelentes sobre la tierra es la de educar fielmente a los hijos ajenos, cosa que muy pocos, casi nadie, hace con los propios". (Sermón para que se mande a los hijos a las escuelas, 1530)

lunes, 15 de abril de 2024

Una historia real

El post de hoy está basado en un hecho real ocurrido en un lugar de España en 2024. Los nombres están modificados para ocultar la identidad de sus protagonistas...

A mí, personalmente, me llama poderosamente la atención la disparidad de criterios con los que un joven de nuestros días debe tomar ciertas decisiones vitales y existenciales y de las leyes que los protegen. No os adelanto más, os transcribo -más o menos- la historia del encuentro entre una joven de cualquier Instituto y su orientadora y vosotros sacaréis vuestras propias conclusiones...


- "Buenos días. Mi nombre es Mercedes pero puedes llamarme Yeye. Me han contado que me querías consultar un montón de cosas... Soy la Orientadora del Instituto y voy a ayudarte en todo lo que esté en mi mano. ¿Cómo te llamas tú?"
- "Me llamo María. Soy alumna de 4º ESO y ayer cumplí los 16 años"
- "Anda, que mayor eres ya María... Encantada de conocerte... ¿Qué puedo hacer por ti?"
- "Verás, me da un poco de palo pedírtelo...."
- "No te preocupes María. Recuerda que estoy aquí para ayudarte"
- "Verás, llevo un par de veranos bebiendo con mis amigas en el lugar donde veraneo. Al principio una cerveza, luego pasamos a los gin tonics... Lo cierto es que me gusta, pero ahora he llegado al pueblo y todo el mundo nos conocen a mí y a mis amigas y nadie nos lo quiere vender. ¿Tú podrías conseguirme una botella para tomármela con mis amigas?"
- "Uy que va, María. Lo que me pides es imposible. Sabes que no puedo hacerlo. Hasta que no tengas 18 años no debes beber alcohol. Tu cuerpo no está preparado para asimilarlo. Es muy malo para tu salud y tu desarrollo. Quien te lo haya vendido en el lugar de veraneo era alguien sin escrúpulos que solo quería lucrarse a costa de tu salud... Hasta que no tengas 18 años hay una ley que te protege, no puedes comprar ni siquiera una cerveza, así que lo siento pero no puedo ayudarte. ¿Algo más en lo que pueda ayudarte?"
- "Sí. en aquellas noches de verano también fumábamos... ¿Podrías conseguirme al menos un paquete de cigarrillos?. La verdad es que me he enganchado y aquí tampoco me lo quieren vender".
- "Estamos en lo mismo, María. Hay otra ley hecha precisamente para proteger la salud de los jóvenes. Hasta los 18 años no debes fumar, aunque yo personalmente te recomiendo que no lo hagas nunca. Es muy malo para tu salud, sea a la edad que sea, pero especialmente ahora que aún os estáis desarrollando. Pídeme algo en lo que sí pueda ayudarte"
- "Vaya plan. En fin, a ver si en esto otro puedes ayudarme. Mis amigas y yo queremos ir al pueblo de al lado los fines de semana, porque hemos escuchado que los bares son más permisivos, pero ninguna de mis amigas tiene carné porque no tenemos edad. ¿Podrías hablar con alguien para que una de nosotras se lo pudiera sacar antes de los 18 años?
- "María, sabes que eso es imposible. Existe también una ley -para todo el país- que prohíbe conducir un coche a menores de 18 años. Un coche es algo muy peligroso y se necesita madurez para conducirlo. Podríais provocar un accidente y arruinar vuestra vida y la de gente inocente. Podéis ir en moto pero es muy peligroso, es una carretera con muchas curvas y no os lo recomiendo... Pero con estas peticiones empiezo a pensar que has venido aquí a tomarme el pelo...."
- "No, no, de verdad, Yeye. Creía que podrías ayudarme... Lo que me cuentas de las leyes es un rollo. Me gustaría poder votar para escoger un partido político que me dejara beber, fumar y conducir, pero claro, como no puedo votar hasta los 18, estamos igual, ¿no?"
- "Pues sí, María. Además es de nuevo por tu bien. No estás aún preparada para tomar ese tipo de decisiones. Se necesita madurez para entender la política y las diferencias entre los partidos. Además creo que no encontrarás ninguno que se adapte a tus gustos...¿Algo más o lo dejamos aquí?"
- "Sí. Desde el curso pasado estoy saliendo con Juan, un compañero de clase. Estamos muy enamorados. Queremos casarnos el verano que viene. ¿Qué tenemos que hacer?"
- "Pues de momento esperar.... En España uno no se puede casar hasta los 18 años, aunque aquí si tengo una buena noticia para ti. A partir de ayer, que cumpliste 16, con consentimiento de vuestros padres si os podréis casar. No obstante, es muy importante que vuestros padres conozcan vuestra situación y os den su permiso. Por algo son los responsables últimos de vuestra educación. De todos modos, yo te aconsejaría que esperarais. Es pronto para tomar una decisión así que implica compartir tu vida con otra persona. En fin, creo que no te voy a poder ayudar en nada..."
- "Creo que no. Las dos últimas peticiones sí que las veo difíciles..."
- "Cuéntame, a ver..."
- "Pues hace tres meses estuve con mi novio en mi dormitorio y ya sabes.... Ahora tengo dos retrasos y me temo lo peor. Lo hemos hablado los dos y si la prueba sale positiva queremos abortar"
- "Vaya... por fin, algo en lo que te puedo ayudar... si lo tienes claro me firmas unos papeles y ponemos el proceso en marcha lo antes posible, en estos casos no hay tiempo que perder"
- "Pero ¿Y mis padres? Me matarán cuando se enteren que estoy embarazada. Y si se enteran que he abortado ni te cuento...."
- "No te preocupes María, no tienen porque enterarse. No es necesario tener el consentimiento de tus padres para este tipo de decisiones. Con 14 años ya eres lo suficientemente madura y responsable para tomar este tipo de decisiones. Firma y empezamos el proceso cuando quieras. Dijiste que eran dos peticiones, ¿Cuál es la otra?".
- "Pues que desde hace un tiempo no me siento mujer. Quiero ser un hombre, lo tengo super-claro. ¿Hasta que edad tengo que esperar para cambiar mi sexo?, ¿Me va a costar mucho dinero?"
- "Hala, hija, has dejado para el final las cuestiones más fáciles... Eso también es posible sin que tus padres lo sepan, basta que tú quieras y estés convencida de ello. Disfrutamos de una ley que te permite -desde que cumpliste los 16- realizarlo, y tampoco se necesita el consentimiento de tus padres, así que también podemos empezar el procedimiento cuando quieras..."
"Gracias Yeye, eres un encanto... Así que resumiendo: beber, fumar, conducir o votar tengo que esperar hasta los 18, pero para abortar o cambiar de género basta haber cumplido los 16 años, ¿cierto?"
"Cierto"

Evidentemente a estas alturas el lector ya se habrá dado cuenta de que no es un caso real, lo que no quiere decir que situaciones parecidas no estén sucediendo hoy en nuestro país... Todos los datos en los que está basada esta historia son ciertos y reales, formando parte de los derechos y deberes de cualquier joven con nacionalidad española. No sé que pensaréis vosotros, yo los encuentro un poco contradictorios, será que me estoy haciendo mayor...