lunes, 26 de abril de 2021

La Semilla del Diablo (Rosemary's Baby, EEUU, 1968)

Desde hace una década raro es el año que no se estrenan un par de películas sobre exorcismos o relacionadas con el diablo-demonio-Satanás. Muchas de ellas han bebido directa o indirectamente de "La semilla del diablo", especialmente en la identificación que el espectador realiza con el protagonista de la película. Uno de los primeros directores en explorar este apartado psicológico de los personajes fue sin duda Roman Polanski. Hasta su llegada, el cine de terror se limitaba a escenas que encogían el corazón de quien visualizaba la película en momentos puntuales. El paso profundo que da Polanski es que ese miedo no es momentáneo, sino que te acompaña a lo largo de toda la proyección ya que el temor no se basa únicamente en el aspecto físico sino también en el psicológico.

El film reúne muchos de los elementos que se han convertido en clásicos del cine de terror. Un matrimonio normal (interpretado a la perfección por Mia Farrow y John Cassavetes), una casa encantada, una extraña criatura, y una situación de mucha vulnerabilidad (en este caso una embarazada) que poco a poco va desvelando una incómoda verdad. Basada en la novela de Ira Levin, su argumento relata la vida de los Woodhouse, un matrimonio americano que estrena casa y decide tener un hijo para ampliar la familia. Rosemary, la protagonista, solo recuerda que fue una concepción extraña "Soñé que alguien estaba seduciéndome, no sé, alguien inhumano" hasta que finalmente descubre la verdad por boca de su vecina: "Querida, te eligió a ti entre todas las mujeres del mundo para ser la madre de su único hijo" en una especie de anti-Avemaría por concepción demoníaca. 

Rodeando a esta película existe toda una serie de curiosidades, maldiciones o marketing, cada uno que crea lo que quiera. El lugar en el que se rodó la película (Edificio Dakota, New York, en cuya puerta sería tiroteado John Lennon en 1980) fue seleccionado por tener fama de estar encantado (con psicofonías y apariciones antes y después del rodaje). La leyenda se vio agrandada por el hecho de que el compositor de la música, el también polaco Krzysztof Komeda, resbalara y quedara en coma durante cuatro meses, tras los que finalmente moriría fruto del golpe en la cabeza. Como colofón, el asesinato de la mujer de Polanski, Sharon Tate, estando embarazada de 8 meses y medio en 1969, tras rituales satánicos por parte de miembros de la secta de Charles Manson hicieron establecer paralelismos entre lo sucedido y la protagonista de la película. 

Teológicamente la película no tiene ninguna base bíblica. Por supuesto que en el libro sagrado sí se menciona en muchas ocasiones al diablo (con ese u otros nombres), pero en ningún lugar aparece que vaya a nacer de manera humana. Algunos sí han querido ver la personalización de esta figura en el Anticristo mencionado varias veces en la Primera Carta de San Juan o en la Bestia del Apocalipsis, pero en ninguno de los dos libros se menciona su nacimiento como un bebé. 

Sea como fuere, lo cierto es que esta película merece la pena ser vista como una de las pioneras del cine de terror actual, abriendo una temática demoníaca tras la que vendrían -entre otras- la saga de "El Exorcista", la de "La Profecía"La séptima profecía, o más recientemente "El fin de los días", El exorcismo de Emily RosePactar con el diabloPoseído, "El día de la Bestia", El rito o "Exorcismo en el Vaticano".

miércoles, 21 de abril de 2021

100 críticas de Cine Religioso

Acabo de publicar la entrada número 100 de Cine religioso. Ya hay disponibles 100 críticas cinematográficas de películas de temática religiosa de todos los tiempos. Quizás sea un buen momento para volver la vista atrás y ver cuáles de ellas han tenido más éxito y han sido más consultadas. Es una tarea que ya realicé hace 6 meses y que solo ha sufrido una variación en esos primeros puestos, adelantando Cartas a Dios a Prefiero el Paraíso del 6º al 5º lugar.

Eso sí, de seguir la proyección que se puede observar, el primer puesto corre peligro ya que la nº2, El Gran Milagro ha tenido 999 visualizaciones en estos seis meses, casi el doble que cualquier otra, siendo la siguiente la nº 10, La Cabaña, que con 500 visualizaciones se postula para ocupar puestos más altos en el futuro. Habrá que estar atentos a estas tendencias. 

Así las cosas, el ranking de las críticas de películas religiosas más vistas en este Blog queda así a día de hoy:

6956            7364
4120            5121
3596            3891
3581            3788
3300            3447
Prefiero el Paraíso
3303            3310
2719            2757
2193            2230
2048            2096
1608            1910
1269            1769

sábado, 17 de abril de 2021

Los diez Mandamientos (The Ten Commandents, EEUU, 1956)

Me resulta imposible calcular cuántas veces habré visto esta película. Al ser una de las favoritas de mi padre, recuerdo que en mi infancia -una época en la que la oferta televisiva era muy reducida- solía proyectarla de vez en cuando para toda la familia, primero en vídeo Beta, luego en VHS y en mi juventud en DVD. En mi vida de adulto la he vuelto a disfrutar más de una vez, siendo su BSO de Elmer Bernstein una de mis preferidas cuando escucho música de Cine. 

Qué puedo decir o escribir de esta superproducción que no se haya dicho... Con siete nominaciones a los Óscar ganó únicamente el de Efectos Especiales, y en las listas actuales ocupa el lugar nº 6 en las películas más taquilleras de la historia si tenemos en cuenta el cálculo de la inflación acumulada de cada año. Quizás el mejor resumen de este tipo de Cine lo hizo el director, Cecil B. DeMille, cuando afirmó: «dadme dos páginas cualesquiera de la Biblia y con ellas haré una película». En este caso no son dos páginas, sino toda la vida de Moisés, contada en los libros del Éxodo, Números y Deuteronomio del Antiguo Testamento. Debido a su extensa duración (220 minutos), en el cine se proyectaba en dos partes con un intermedio. Con tan abundante material, la obra fue colosal, contando con algunos de los mejores actores del momento como Charlton Heston (Moisés), Yul Brynner (Ramsés), Anne Baxter (Nefertari), Edward G Robinson (Datán) e Yvonne de Carlo (Séfora).

El argumento -ya apuntado- es la vida de Moisés, desde su nacimiento hasta su no-entrada en la Tierra Prometida. Tras los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, la historia de Moisés es una de las constitutivas del Pueblo de Israel como nación escogida por Dios. Tras caer en la esclavitud en Egipto, Moisés va a ser el encargado de liberar al pueblo hebreo y volver a llevarlo a la tierra de sus antepasados. Como momentos más impactantes se nos cuentan la infancia de Moisés en el palacio del faraón Seti tras ser abandonado por su madre en las aguas del Nilo (para no ser asesinado por los soldados egipcios), el asesinato de un capataz egipcio por Moisés y su expulsión de la corte, la llegada a Madián, su matrimonio y vida familiar acomodada y la teofanía del Monte Sinaí. A partir de ahí comienza su misión de libertador frente a la obstinación de Ramsés, dando lugar a las diez plagas - concluyendo con la matanza de los primogénitos de Egipto-, la liberación atravesando el Mar Rojo y la fallida persecución del ejército egipcio. Finalmente, la entrega de Dios de los 10 Mandamientos de nuevo e el Sinaí, el pecado de idolatría del pueblo de Israel con el becerro de oro y el Éxodo por el desierto hasta la llegada a la Tierra Prometida.

Entre las numerosas curiosidades de este film merece la pena destacar el amago de infarto que sufrió el director al subir una ladera donde una cámara no funcionaba y que el niño Moisés que es depositado en una cesta de mimbre y abandonado en el Nilo era en realidad Fraser, el hijo de Charlton Heston.

Espiritualmente, además de para conocer mejor la historia del pueblo de Israel (el pueblo de Jesucristo) y su decálogo, la historia es un canto a la libertad, transmitiendo la imagen de un Dios que se preocupa por su pueblo y lo libera de la esclavitud. Quizás hoy nos resulte extraño que para ello sea un Dios que extermina a los primogénitos de Egipto, a su ejército o a los israelitas idólatras, pero la historia tiene que ser comprendido en una lectura correcta de los textos veterotestamentarios. No podemos juzgar en nuestra época situaciones que ocurrieron hace casi 3.500 años, aparte de que el Dios de Jesucristo revela una parte más "amable" de su paternidad parcialmente oculta en estas primeras apariciones de Yahvé. La última frase del film es para enmarcar: "Proclamad la libertad a través de todas las tierras en presencia de todos los habitantes de ellas", rematadas como final de la proyección con un texto escrito de las palabras "Que así se escriba, y así se cumpla" sentencia dicha en varias ocasiones por los faraones Seti y Ramsés a lo largo del film. Cristianamente, esta primera Pascua judía (paso de la esclavitud de Egipto a la libertad de la tierra prometida) es necesario completarla con la Pascua de Jesucristo, quien definitivamente nos libera de la esclavitud del pecado y de la muerte y nos concede el paso a la libertad de la vida eterna. 

domingo, 4 de abril de 2021

La Pasión (The Passion. U.K., 2008)


Como colofón a esta Semana Santa de 2021 he visto La Pasión (no confundir con La Pasión de Cristo, la obra maestra de Mel Gibson de 2004 de la que aún seguimos esperando la anunciada segunda parte), una miniserie británica de 180 minutos producida por la BBC y HBO que narra la última semana de vida de Jesucristo.  

Con un director experto en series televisivas -el australiano Michael Offer- y un reparto también de actores eminentemente televisivos, la miniserie no desmerece su buena intención de mostrar una nueva perspectiva psicológica de los diferentes protagonistas de uno de los momentos más relevantes de la historia de la humanidad -sino el que más-. Eso sí, hija de su tiempo y del revisionismo histórico actual, el producto final acusa un excesivo feminismo y una ideología algo anacrónica en algunos puntos históricos. No obstante, como televisión moderna está bien trabajada; los vestuarios, la música y el escenario son más que dignos, y las referencias bíblicas son constantes, si bien hay que estar alerta a diálogos añadidos frutos de la invención del guionista. Por ello creo no es la serie adecuada para un primer acercamiento a esta temática, pero sí para una profundización en aquellos espectadores que conozcan bien los relatos neotestamentarios. 

La miniserie consta de 2 capítulos de 90 minutos, por lo que voy a comentar cada uno de ellos por separado ofreciendo unas pautas de interpretación:

Primera Parte: Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Última Cena

En esta primera parte vemos una presentación de los protagonistas principales y del entorno en el que se desarrollan los acontecimientos. La acción se sitúa en Jerusalén, en los días previos a la Pascua judía en la que miles de peregrinos acuden a la Ciudad Santa. Pilatos, el gobernador romano, y Caifás, el Sumo Sacerdote del templo, son conocedores de que se avecinan jornadas difíciles, con muchas revueltas y disturbios que pueden alterar su tranquilidad y el beneficioso status quo que ambos han alcanzado y que no quieren ver peligrar. Quizás son los dos personajes en los que más se profundiza y que ofrecen una perspectiva novedosa en la temática. Junto a los peregrinos llega el grupo de Galileos comandado por un nuevo "rey", Jesús de Nazaret, rodeado de discípulos en su mayoría hombres en edad militar. Uno de ellos es Judas Iscariote, quien va desencantándose de Cristo y será el traidor, María Magdalena, la discípula aventajada que parece ser la única que conoce los planes de Jesús, Santiago y Juan, enzarzados siempre en quién será el más importante, y Mina, una prostituta de Jerusalén que se une al grupo y será la protagonista de la unción en Betania. Historias paralelas a l principal nos presentan a Jesús Barrabás (nombre fruto de la calentura de un guionista), asesino de un recaudador de impuestos y el dúo Dimas y Gestas, ladrones y asesinos de un peregrino que serán crucificados junto a Jesús. Llama la atención de manera negativa la parca aparición de la Virgen María, para intentar que Jesús desista de sus planes y la nula participación de Pedro, ambos hechos bastantes comprensibles desde la perspectiva anglicana reformadora de la miniserie. Por último, y para que todo el mundo esté contento, se presenta a José de Arimatea como un miembro del Sanedrín de raza negra, dato este que también surge de la imaginación del guionista y del esfuerzo por ofrecer un producto multicultural a gusto del consumidor y de los tiempos que corren.

Segunda Parte: Desde la Última Cena hasta "la Ascensión"

La segunda parte arranca en el Cenáculo, donde Jesús lava los pies a su discípulos y les deja como testamento un mensaje de amor y de servicio. Tras instituir la Eucaristía, marcha a Getsemaní o Huerto de los Olivos, lugar en el que será traicionado por Judas y prendido por los soldados del templo. Pese a los sueños premonitorios de su mujer Claudia, Pilatos condena a muerte a Jesús (sin lavarse las manos) y dejando suelto a Jesús Barrabás por aclamación popular. Del Via Crucis destaca una preciosa imagen en la que Jesús recuerda su recibimiento en loor de multitudes unos días antes. Al llegar al Gólgota, de nuevo hermosos planos cenitales y como sorpresa la crucifixión por los antebrazos. María, la Magdalena y Juan están presentes. Judas se suicida en un pozo (ciertamente ni Mateo ni Hechos dicen que se ahorcara en un olivo) y Jesús muere sin responder a la petición de Dimas de llevarlo al paraíso, pero sí añadiendo unas extrañas palabras no evangélicas ("Te he amado y siempre te amaré"). Luego viene el sepulcro vacío y los relatos de las apariciones a María Magdalena, a los discípulos de Emaús y en el Cenáculo, bastante fidedignos: Al principio no lo reconocen pero tras un gesto o una palabra sí lo hacen. Por último, Jesús encomienda a Pedro el cuidado de los demás (ahora sí) y desaparece entre la multitud (en lugar de la Ascensión).

¿Qué imagen de Jesús se desprende de la serie? Ante todo, un Jesús humano, que llama "hermanos" a pecadores y prostitutas y que ha venido para traerles esperanza. Ello lo hace sin perder su misión divina salvadora ni su divinidad, ya que en todo momento parece conocer los planes del Padre aunque no los comprenda y le pida que le ahorre ese sufrimiento. En este sentido la miniserie es bastante respetuosa y fiel a los textos. Como curiosidad apuntar que no hay ninguna mención al demonio ni a Pentecostés y el Espíritu Santo. Otros detalles también se echan en falta, pero es cierto que es difícil comprimir en 180 minutos los cuatro relatos evangélicos sin dejar nada en el tintero. 

Bueno, lo dicho, una aproximación más a un misterio que nunca se agota, interesante, con algunos elementos ausentes y otros que sobran, pero en general bien hilvanada y entretenida. 

viernes, 2 de abril de 2021

Últimos días en el desierto (Last Days in the Desert, EE.UU., 2015)

Atraído por la sugerente portada de esta película, he visto durante esta Semana Santa este título sobre los últimos días de Jesucristo en el desierto, previos a lo que conocemos como su vida pública. Lo primero que puedo decir de ella es que me equivoqué en el enfoque que le di al visionado. Anunciada con el subtitulo "Una historia del Nuevo Testamento", yo creía que me iba a encontrar un relato semi-bíblico, pero nada más lejos de la realidad. Como he leído en algunas críticas posteriormente, el film apenas tiene base bíblica, siendo una visión ficticia y personalísima de su director, el colombiano Rodrigo García, hijo de Gabriel García Márquez, quien ha cambiado la pluma de su padre por la cámara cinematográfica.

No es el primer cineasta que se aparta del Evangelio e intenta dar una visión íntima de Jesucristo al margen de los relatos canónicos. En este blog ya he comentado La última tentación de Cristo de Scorsese, quien también (basado en Nikos Kazantzakis) ofreció su particularísima visión de la historia de Cristo. Si bien la obra de Scorsese buscaba desde el principio la polémica y la confrontación con la doctrina teológica (al menos como reclamo publicitario), el producto de García es más inocuo, sin excesivas escenas comprometedoras y con un hilo conductor diverso, menos teológico y más humanista.

Lo primero que conviene aclarar es que en Cristología (la parte de la Teología que estudia a Jesucristo) existen dos visiones opuestas a la hora de elaborar el tratado. Está la Cristología descendente (aquella que considera como punto de partida que la segunda persona de la Trinidad baja al mundo) y la cristología ascendente (cuya perspectiva es que la humanidad de Cristo es divinizada por Dios). Evidentemente el approach del director es el segundo, incidiendo en un figura de Cristo casi desdivinizada, que duda interiormente de la bondad de su Padre y que se prepara para una misión que no entiende. El problema de este acercamiento que parte de la humanidad de Jesucristo en busca de su humanidad es que casi siempre termina conduciendo a la herejía del arrianismo, cuyos defensores afirmaban que Jesucristo fue creado por Dios Padre y está subordinado a él, doctrina condenada por el Concilio de Nicea en el año 325. Creo que el director no es ajeno a ello, y muestra de ello es que el protagonista es llamado "hombre santo" durante toda la película. Un hombre bueno pero poco más, ni Salvador del mundo ni por supuesto Hijo de Dios

No obstante, el objetivo de la película no es generar contenido teológico, ya que todo lo que ocurre en el film es ficción. Y lo que ocurre -el argumento- es que Jesucristo (Ewan McGregor)está próximo a concluir su estancia en el desierto y se encuentra con una familia a la que ayudar, al tiempo que el diablo sigue tentándolo sin cesar. Para el comentario establezco seis claves que pueden ayudaros en el visionado de la película.

- El diablo se presenta con la misma cara del protagonista y ambos conversan con frecuencia, pues pueden verse el uno al otro y lo tienta con palabras  ("Un niño necesita el permiso de su padre para convertirse en un hombre") e imágenes. Creo que ésta es de nuevo una característica algo confusa teológicamente, si bien la intuición es brillante. El tentador no es una figura externa al Mesías sino que opera desde las dudas internas que le genera al Salvador (o que éste se genera a sí mismo). En este sentido el autor se alinea con la psicología moderna en la que nuestra voz interior es capaz de lo mejor y de lo peor, pero tras 40 días de ayuno y penitencia, es fácil pensar que la tentación puede desdibujarse en locura del protagonista, con lo cual los límites de una y otra cosa no quedan bien definidos. Sus últimas palabras son de despedida, pero le dice a Cristo que volverán a verse en la cruz: "Vendré a ti al final. Y si me das una señal, te ayudaré a bajar... y podrás quedarte".

- Hay una crisis paterno-filial entre Dios y Jesucristo y entre el padre y el hijo de la familia que se encuentra, de los cuáles no conocemos sus nombres. Jesucristo realiza una pregunta a Dios al comienzo del film: “¿Dónde estás?.. ¡Háblame!" que no es respondida directamente, sino que su Padre le presenta la ocasión de ayudar a resolver una tensión familiar ayudando a dilucidar también la suya. Dios actuando a través de las causas segundas es también un clásico de la teología medieval a la que se apunta García en la resolución de su trama. 

- La familia del desierto está compuesta por tres miembros: un padre tradicional, severo e incomprendido, una madre enferma e incapaz y un hijo adolescente, obediente en lo exterior pero rebelde internamente. Debo reconocer que durante un periodo del film creí ver un reflejo de la Sagrada Familia, especialmente cuando el tentador dice por boca de la mujer que el hijo no es de su padre, vemos que el padre tiene el oficio de artesano y que su hijo no quiere seguir su estela sino conocer los encantos de Jerusalén, la gran ciudad. Incluso el hijo dice en una conversación con Cristo unas palabras que me reafirmaban: "A veces cuando estoy afuera siento que esta cosa se eleva dentro de mí, que yo soy todo y que todo soy yo. Que siempre estaré vivo. Para siempre". La muerte evitable del padre en la que participan por omisión los dos hijos creía que simbolizaba una ruptura freudiana Jesús-José, pero mas adelante descarté esta idea cuando la madre se convierte en tentación sexual para Jesucristo. Tampoco descarto una relación análoga con la Trinidad (Padre tradicional, severo e incomprendido, Hijo obediente y rebelde y Espíritu Santo enfermo e incapaz, inoperante por los pecados de la sociedad actual). Supongo que la explicación es más sencilla, existiendo en esta temática un reflejo personal del propio autor, quien aún siguiendo la creatividad artística escogió una disciplina diferente para abrirse camino con un nombre propio en el complicado mundo del Cine. "¡No soy un mal hijo!" repite hasta seis veces -gritando- el hijo de la película posiblemente en este sentido. De todas formas todas ellas son posturas interesantes y quién sabe si complementarias.

- El desierto es un personaje más del film. En palabras del padre de familia, "El desierto es implacable, te despoja de tus vanidades, de tus ilusiones, y te concede la oportunidad de ver como eres realmente.". En la película, la fotografía de este imponente paisaje corre a cargo de Emmanuel Lubezki (3 Óscars consecutivos, Gravity, Birdman y El Renacido), hombre de confianza también de directores como Alejandro González Iñarritu o Alfonso Cuarón, que tanta importancia dan al escenario como un cuasi-personaje de sus películas. 

- Hay tres elementos que interpreto como simbólicos per no capto completamente su significado. Los dos primeros se trata de animales del desierto. En una escena vemos algunos bichejos repugnantes que entran en el cuerpo de Cristo (¿pueden ser los llamados escarabajos diabólicos?) y por otro lado tenemos el pájaro que aparece en la crucifixión (un colibrí, símbolo de la divinidad en la cultura maya y de Jesucristo en la poesía mexicana del siglo XVII). El tercero es la roca valiosa por la que el padre arriesga su vida y finalmente muere. Ninguno de estos elementos son causales, sé que significan algo, pero no completamente el qué. Si algún lector lo intuye me encantaría una aclaración en estos puntos.

- Interpreto también el final como simbólico. Tras breves fragmentos de la crucifixión aparecen dos turistas tomándose fotografías en un plano general del desierto. Creo intuir que se trata de una crítica velada a la frivolización que se produce del elemento religioso por parte de la sociedad actual en general. Tanto sufrimiento, tanta entrega, tanta angustia... ¿Y al final el escenario en el que se libra esa lucha interior del Hijo de Dios solo sirve para tener un souvenir curioso?.

En definitiva, como digo siempre, espero que estas claves os ayuden a una mejor comprensión de una película que no es fácil de ver ni de interpretar...