lunes, 29 de agosto de 2022

El derecho de nacer (México, 1966)

Ayer vi esta producción mexicana de 124 minutos, una película algo desfasada en cuanto a lo cinematográfico pero que sigue teniendo un tema de fondo con plena vigencia: el aborto. Fue publicitada como "Una exitosa historia que ha conmovido a varias generaciones". En efecto, el film es un remake de la versión en blanco y negro de 1952 de Zacarías Gómez Urquiza y del que posteriormente se han realizado once versiones de series para televisión; casi todas ellas de esas telenovelas que en los años 90 se conocieron en España como "culebrones".

El film del chileno Tito Davison, todo un experto en melodramas producidos para el cine mexicano, fue protagonizado por Aurora Bautista como María Elena del Junco y Julio Alemán como Alberto Limonta. Sus interpretaciones son dignas, si bien no pasarán a la historia del Cine, como tampoco la fotografía o la música de Gustavo César Carrión. Poco más se puede decir de una película que no aburre pero que a duras penas consigue tocar la fibra sensible del espectador. Creo que conmueve más la historia por la reflexión interior que provoca que por la calidad del mismo. 

El argumento de ambos films es el mismo. En La Habana de principios del siglo XX, María Elena del Junco queda embarazada de un falso amor (Alfredo) que la abandona. Cuando este le plantea el aborto como una salida al problema, María Elena decide finalmente tener el niño (Alberto), pero también resuelve que lo criará una esclava negra de su familia  (María Dolores Limonta, Eusebia Cosme), ingresando posteriormente ella en un convento para expiar su pecado. Con el tiempo su hijo Alberto se convierte en el doctor Limonta y vivirá una situación semejante a la del pasado, al tiempo que tendrá oportunidad de reencontrarse con su verdadera madre. 

A nivel espiritual el título de la cinta deja ya clara su postura respecto al aborto. La reflexión moral sobre la eliminación de una incipiente vida encuentra en esta película uno de sus argumentos más poderosos. Una vida interrumpida en el vientre de una madre impide el desarrollo de una existencia, sea la que sea. En el argumento del film, para visualizar mejor este conflicto, la vida que estaba destinada a ser sacrificada se convierte en la de un prestigioso médico, por lo se concluye que una vida salvada decidió dedicar su existencia a salvar otras muchas vidas. La película, en este sentido, es un canto a la vida y al optimismo vital, visión diametralmente opuesta a lo que se vino en denominar muchos años más tarde la cultura de la muerte.

Su mensaje gustará más o menos en función de las convicciones y de las experiencias personales del espectador, pero de lo que no cabe duda es de que miles -más bien millones- de vidas han pasado por la misma experiencia que la de Alberto Limonta. Unos vieron la luz y tuvieron su oportunidad vital, fuera esta mejor o peor. Otros no tuvieron esa suerte y duermen para siempre el sueño de los justos sin haber visto la luz del día. No son temas por ello para frivolizar ni tomarlos a la ligera, ya que con una decisión de ese calibre se escribe la historia de una vida o se cercena para siempre. Maria Elena del Junco tomó su decisión, la expuesta en el film. Muchas otras parejas tienen que elegir y no me gustaría estar en su pellejo, aunque yo, con mis convicciones cristianas, tengo la respuesta clara. si me viera en esa situación, otro proyecto de doctor Limonta vendría al mundo, esta vez, con un padre apoyando a su madre. 

lunes, 22 de agosto de 2022

El tormento y el éxtasis (The Agony and the Ecstasy, EE.UU., 1965)

Comentamos hoy esta película de Carol Reed (El tercer hombre) que a pesar de ser una superproducción con uno de los presupuestos más elevados de la época tuvo una acogida dispar para la crítica especializada y fue un fracaso en taquilla. De hecho, se le calcularon más de ocho millones de dólares de pérdida total, no obteniendo tampoco ningún Oscar de las cinco nominaciones -de los llamados menores- a los que aspiraba. 

El cine no hay quien lo entienda, porque pasados muchos años la película se mantiene fresca y exhibe dos grandes interpretaciones, la de Charlton Heston (Miguel Ángel) y Rex Harrison (Julio II). Los exteriores de Roma y Carrara seguramente elevaron bastante el presupuesto y pusieron difícil el recuperar la inversión realizada. 

El argumento está basado en la obra literaria del mismo nombre de Irving StoneEl film narra los años (1506-1513) de la decoración de los frescos de la Capilla Sixtina por parte de Miguel Ángel Buonarotti por encargo del Papa Julio II. Un año antes (1505), el pontífice había encargado al toscano la construcción de su tumba, en la que se hallaba sumergido Michelangelo cuando el Papa le hizo el nuevo encargo de pintar los techos de la capilla. Contrariado al considerarse mejor escultor que pintor, el film narra las desavenencias y los desencuentros entre uno y otro, dos figuras magnas con fuertes temperamentos e intereses diversos.

La época reflejada es una de las más prolíficas en obras de arte (el Renacimiento), en el que Papas y reyes actuaban de mecenas de los grandes artistas de la época. De ahí la relación tan tensa entre ellos, si bien el film también deja entrever una especie de relación paterno-filial en el que la confianza y el humor también tienen cabida, como en este diálogo:

Julio II: Lo que has pintado aquí, hijo mío, no es un retrato de Dios. Es una prueba de fe.
Miguel Ángel: No había pensado que la fe necesitara pruebas.
Julio II: No si eres un santo o un artista. Yo soy simplemente un Papa.

Julio II, conocido como el papa guerrero -por algo sería...- apremiaba a Miguel Ángel constantemente, dado que no veía avances en la obra. En ese contexto se produce el diálogo más famoso de la película, repetido en muchas ocasiones, una perla de ironía y sarcasmo...:  

Julio II: "¿Cuándo vas a acabar?"
Miguel Ángel: "Cuando termine".

En efecto, Miguel Ángel, como todos los artistas, necesitaba tiempo para su obra maestra. Necesitaba inspiración y silencio, confesando de manera bellísima que amaba la soledad para inspirarse con estas palabras:

"Jamás estoy menos solo que cuando estoy solo"

Siendo una película que incide más en el apartado histórico de los hechos, nos deja perlas teológicas y espirituales como este diálogo entre los protagonistas. Las palabras de Buonarotti parecen estar sacadas de un manual de antropología teológica, dejando en evidencia al Papa una vez más...:

Julio II: "¿Y así ves al hombre? ¿Noble, hermoso, sin miedo?"
Miguel Ángel: "¿De qué otra manera debería verlo?"
J.: "Tal como es: corrupto y malvado, con las manos chorreando sangre, destinado a la condenación. Tu pintura es hermosa, pero falsa".
M.Á.: "No puedo cambiar mi concepción".
J.: "Me has enseñado a no perder el tiempo tratando de cambiar tu concepción. ¿Cómo llegaste a esta conclusión?"
M.Á.: "Bueno, mi idea para la pintura fue 
pensar que el mal  lo aprendió el hombre por sí mismo, no de Dios".
J.: "Sí".
M.Á.: "Quería pintar al hombre tal como fue creado: inocente, todavía libre de pecado, agradecido por el regalo de la vida".

Son también preciosas las palabras del Papa alabando el trabajo final del florentino. Siendo consciente de sus muchos pecados afirma cerca de la conclusión:
 
"Cuando esté delante del trono de Dios, arrojaré tu techo en la balanza para contrapesar mis pecados. Quizás eso acortará mi tiempo en el purgatorio".

Para mi gusto se trata de una película infravalorada en su época pero que el tiempo ha puesto en su sitio. Merece la pena su visionado para conocer mejor a estas dos grandes figuras del Renacimiento. 

lunes, 15 de agosto de 2022

El Exorcista. El comienzo: La versión prohibida (Dominion: Prequel to the Exorcist, EEUU, 2005)

Tal como expliqué en "El exorcista. El comienzo", del abundante material rodado como precuela para la saga de El Exorcista se sacaron no una, sino dos versiones distintas en cuanto a  directores, argumentos y protagonistas. Se trató sin duda de una decisión con pocos precedentes en la historia del Cine y que tampoco se ha prodigado -afortunadamente- en el presente. Siendo la ya comentada anteriormente estrenada en 2004, esta que hoy nos ocupa, la de Paul Schrader, fue descartada en principio por la productora Morgan Creek por considerarla poco comercial. No obstante, un año mas tarde, también fue llevada a la gran pantalla intentando rentabilizar así la costosa inversión del proyecto y el fracaso de taquilla y crítica de la denostada versión de Renny Harlin

Lo primero que hay que decir de esta película es que su título engaña. Como acabamos de comentar, no hay ninguna versión prohibida (palabra que da a entender "censurada") sino una versión que por la decisión de la productora fue relegada inicialmente al ostracismo. El hecho de que finalmente viera la luz tampoco respondió a un interés en ofrecer una visión alternativa o complementaria de la historia, sino a una cuestión meramente económica. Su eslogan publicitario era casi el mismo que la anterior: "Antes de la leyenda que conoces, existe la historia de cómo comenzó el Mal", lo que seguramente hizo que muchos espectadores de la primera versión no vieran esta segunda. Lo cierto es que a nivel de taquilla tampoco terminó de funcionar bien (en este sentido es cierto que existía ya una saturación en este tema) si bien a nivel de crítica obtuvo mejores puntuaciones que su antecesora. Como muestra, el "padre" de la saga, el guionista de la primera y tercera entrega, William Peter Blatty, la definió como "Una obra hermosa, con clase y elegante" frente a sus feroces críticas a la versión de Harlin

En los apartados técnicos es digna de mencionar la B.S.O. de Angelo Badalamenti, curtido en musicalizar películas de intriga como Terciopelo Azul o a la mítica serie Twin Peaks. La fotografía también es excelente, obra del tres veces oscarizado Vittorio Storaro. El reparto cuenta con Stellan Skarsgård como actor principal (evidentemente al mismo que la película de 2004) encarnando al Padre Merrin, pero hay tres actores secundarios bastante importantes que se negaron a repetir tomas o grabar nuevo material en la versión de Harlin y por eso solo aparecen en esta de Schrader: Gabriel Mann, Clara Bellar y Billy Crawford. Su negativa a participar en la versión de Harlin hace que esta película tenga un hilo argumental más claro y sin tantos "saltos" como la anterior. 

A nivel argumental las dos películas son bastante parecidas, evidentemente. Me gustaría destacar algunas escenas que sí tenemos en esta versión y aportan algo de luz a la historia. La primera de ella es la escena de apertura del film, ambientada en 1944. Es lo primero que conocemos del Padre Merrin, quien queda traumatizado tras unas ejecuciones en las que es obligado a participar como represalia a la muerte de un soldado alemán. Queda afectado por ellas hasta tal punto de dejar el sacerdocio y convertirse en arqueólogo:

Kessel: "Soy el Subteniente Ralph Kessel de las SS y este es uno de mis hombres. Lo encontramos en una zanja con un cuchillo de cocina en la espalda, asesinado por uno de ustedes. Han visto al ejército alemán en retirada y eso les hace sentir esperanza. No deberían tenerla. Vamos... ¿Quién es el responsable de esto?".

Más adelante el Padre Merrin (aunque renuncie al ejercicio del sacerdocio en una parte de la película lo llamaremos así) pronuncia una frase bastante interesante. Es una duda de fe que creo todo creyente se ha planteado alguna vez frente a la existencia del mal en el mundo.

Padre Lankester Merrin: "Creía que Dios nos deja decidir entre el bien y el mal. Yo elegí el bien. El mal sucedió".

Poco más se puede destacar, salvo que la trama ahonda en la personalidad traumatizada del Padre Merrin y en los aspectos psicológicos del protagonista más que en la acción exorcizante como tal,  como sucederá tras los cambios introducidos por Harlin. En ese sentido, no es sino lo que se esperaba de Schroeder, tal y como había realizado ya con los guiones de Taxi Driver La Última Tentación de Cristo y que culminaría magistralmente años más tarde en la figura del Reverendo Toller en El Reverendo. Lo extraño es que la productora no supiera a quién estaba contratando y para qué, decidiendo prescindir en un primer momento de todo ese material de quien se sabe que prefiere lo introspectivo al efectismo. 

Un último apunte sobre el final, que también tiene matices con la otra versión. Tras un exorcismo al demonio Pazuzu, el poblado donde se desarrolla la acción (Derati) vuelve a la normalidad y el ejército británico abandona el lugar. Pero uno de los ancianos locales advierte que el demonio perseguirá al Padre Merrin, quien ha recuperado su fe y su vocación y se marcha a Roma, donde no volveremos a saber nada de él hasta su aparición en El Exorcista y su nuevo encuentro con Pazuzu - Regan.

Con este comentario termino esta serie de críticas de la saga de El Exorcista que indudablemente fueron bajando el listón de calidad en cada entrega (a excepción de la tercera, quizás). La mala -pésima- noticia es que se ha anunciado un reboot para 2023 de toda la saga, con nuevas inflexiones y variantes en las tramas. Creo sinceramente que hubiera sido mejor haber dejado descansar en paz a la saga desde que el Padre Karras se precipitase por los icónicos 75 escalones de Georgetown en la primera entrega. Todo lo que ha venido después ha sido altamente prescindible. Así, que nunca mejor dicho: que Dios nos coja confesados...

lunes, 8 de agosto de 2022

El Exorcista: El comienzo (Exorcist: The Beginning, EE.UU., 2004)

La historia de esta película es una de las más extrañas de la historia del Cine. Tras el rotundo éxito de la trilogía de El Exorcista (siendo la segunda parte un fiasco de crítica, económicamente fue muy rentable...) los propietarios de los derechos decidieron hacer una precuela (contar el origen de la historia) siguiendo la misma dinámica que se realizaba con otras sagas.

El proyecto fue encargado a Paul Schrader, guionista de películas ya comentadas aquí como La Última Tentación de Cristo o El Reverendo, aparte de la magistral Taxi Driver, quien en su línea intimista realizó un film de diálogos profundos y sin estridencias. Tan es así que la productora, una vez terminada la película, creyó que era poco comercial y decidió rehacerla casi íntegramente, tarea que recayó sobre Renny Harlin. El director finlandés contaba con éxitos en películas de acción a sus espaldas como La Jungla 2 o Máximo riesgo, con una visión del cine basada en el entretenimiento y la espectacularidad, concepciones diametralmente opuestas a las de Schrader. Tras revisar el material existente, Harlin únicamente rescató 10 minutos de lo ya rodado, a los que añadió múltiples escenas, lo que convirtieron el film en un producto completamente nuevo, con las dificultades añadidas de que muchos actores se habían negado a repetir escenas o incluso a participar en las nuevas grabaciones. Schrader, por su parte, consiguió vencer un pleito a la productora y estrenar su película con otro nombre,  "El exorcista. El comienzo: La versión prohibida (V.O.: Dominion: Prequel to the Exorcist)" que no obtuvo muchos mejores resultados respecto al público aunque sí en cuanto a la crítica de los expertos. 

Con un elenco de actores en su mayoría desconocidos o poco mediáticos (Stellan Skarsgård, James D'Arcy, Izabella Scorupco...), una B.S.O. de la que desaparecía de nuevo Mike Oldfield y la problemática anteriormente mencionada, el resultado dejó mucho que desear. Con tanto cambio, el guionista de la primera y tercera entrega, William Peter Blatty, llegó a decir que ver esta película fue su "experiencia profesional más humillante". Todo ello le valió al film dos nominaciones a los Premios Razzie (peor director y peor remake o secuela) aunque afortunadamente para sus creadores no obtuvo ninguno. También tiene el dudoso "privilegio" de ser la primera película deficitaria de la saga, ya que con un presupuesto de 80 millones de dólares solo recuperó 78.

El argumento lo encontramos resumido en su eslógan promocional: "Descubre el lugar donde nació el mal...". La acción se sitúa en África en los años inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial. En El Cairo, el padre Lankester Merrin, se está tomando un año sabático por experiencias traumáticas vividas durante el conflicto bélico. Interesado en la arqueología, va teniendo noticias de un demonio llamado Pazuzu que lo conducirán hasta Kenia, descubriendo allí una extraña iglesia enterrada y vandalizada con un crucifijo invertido, así como distintos casos de posesiones y desapariciones de los aldeanos, todos ellos extraños sucesos que finalmente lo enfrentarán cara a cara con el Maligno en un tenso exorcismo.

A mi personalmente la película me parece entretenida, sin más, aunque también innecesaria, ya que no aporta gran cosa a lo que ya había. El personaje es el mismo interpretado por Max Von Sidow en El Exorcista, lo que concede algo de continuidad. También se basa en algunos elementos de El Exorcista II pero sin un hilo conductor claro. Se nota en exceso que los guionistas de las sucesivas películas fueron cambiando, lo que hace que no haya una visión de conjunto clara como en otras sagas.

A nivel espiritual ya está casi todo contado en anteriores entregas, aunque hay algunas cosas novedosas e interesantes.

En primer lugar el padre Merrin experimenta una clara evolución en su personaje, pasando de ser un sacerdote que duda de la vocación y de Dios a convertirse en un ferviente creyente. En esta frase expresa su escepticismo ante las primeras experiencias extrañas que percibe:

Padre Merrin: "Tener orgías con cabras no los vuelve poseídos, simplemente cachondos... e inventivos".

Al final del proceso el padre Merrin reafirma su sacerdocio, aunque para ello haya tenido que experimentar la presencia diabólica del Mal. Se transite así la idea de que el descubrimiento del demonio es una puerta abierta a una creencia más profunda en el único Dios que nos puede librar de él. Esta idea sí me parece sugerente e interesante. Se trata de una prueba indirecta de la existencia de Dios no por sí mismo, sino por experimentar la acción del demonio en el mundo. Esta frase de Sarah, una doctora presente en las excavaciones es sintomática en ese sentido:

Sarah: "A veces pienso que la mejor vista de Dios es desde el Infierno".

En las últimas líneas de la película vemos que el Padre Merrin realiza una llamada telefónica y vuelve a ir vestido de cura, y por primera vez en la película se llama a sí mismo "padre", con lo que entendemos que ha reafirmado su vocación y vuelve a ser sacerdote en activo:

Padre Merrin: "Soy el padre Merrin".

Por contra y como elemento negativo, creo que el film se excede en el vocabulario soez, que en las anteriores entregas formaba parte necesaria de las posesiones, pero que en este caso me parece que es un recurso del que se abusa. Valgan como ejemplo estas citas:

Sarah: (Poseída) "¿Qué pasa, Merrin? ¿No quieres follarme más?".
Sarah: (Poseída) "No le importa esta puta. ¡Pero a ti sí... porque quieres meter tu polla podrida en su jugoso culo!".

La semana que viene comentaremos la versión de Schrader, que presenta algunos matices diversos aunque en el fondo es una variación del mismo tema...

lunes, 1 de agosto de 2022

El Exorcista III (The Exorcist III, EE.UU., 1990)

Comentamos hoy la tercera parte de la trilogía de El Exorcista, si bien para algunos este dato es discutible ya que la consideran la única secuela válida de la primera parte, aduciendo que la película que analizamos la semana pasada (Exorcista II: "El hereje") no puede ser considerada continuación de la primera al no participar de su guion el creador de la saga, William Peter Blatty. Para esta tercera parte (a pesar de lo anteriormente expuesto la llamaré así) no solo se contó con el guion de Blatty basado en su novela Legión (1983), sino que además fue escogido como director de la película, siendo para él su segunda y última película en su corta carrera detrás de las cámaras.  

Para dar vida a los personajes de la mencionada novela se optó por actores de perfil bajo como George C. Scott (Kinderman, le valió una nominación a los Premios Razzie como peor actor principal), Ed Flanders (Padre Dyer), Brad Dourif (Géminisy Nicol Williamson (Padre Morning). Desaparece del elenco Linda Blair aunque se recupera a Jason Miller como el Padre Karras - Paciente X. Sin haber ninguna estrella mediática se perdía en calidad interpretativa pero se ganaba en solvencia y en un reparto coral que funciona de manera correcta. 

Con un presupuesto de 11 millones de dólares consiguió recaudar 44, aprovechando aún el tirón de la primera entrega. En ese sentido continuista hay que entender la campaña publicitaria que intencionadamente situaba esta entrega en continuidad directa con la primera parte: ¿Te atreves a caminar estos escalones de nuevo? mencionando las icónicas escaleras en las que muriera el padre Karras en el origen de la saga. De la misma manera se volvió a contar con el pegadizo -casi obsesivo- Tubullar Bells de Mike Oldfield como parte de la B.S.O. Si bien a nivel de crítica consiguió mejorar el resultado de su antecesora, ni de lejos obtuvo un reconocimiento como el de la primera entrega. Por otra parte, algo que sí es común -en este caso en las tres entregas- es la variedad en la que la cinta se puede visualizar, ya que además de la estrenada en los cines existe una versión anterior del director (Director´s cut) con más de 20 escenas diversas, lo que la pueden hacer considerar casi una película distinta.

La trama está ambientada diecisiete años después de El Exorcista, como hemos comentado sin hacer ninguna referencia a nada de lo acontecido en el Exorcista II: El Hereje, si bien es cierto que tampoco se aporta ningún elemento que se oponga a lo que en esa película se contaba. En este caso, el teniente William F. Kinderman comienza a ver indicios de que existe una relación entre un asesino en serie que ha sido ejecutado pero que perece seguir actuando misteriosamente (Géminis) y el exorcismo que el padre Karras realizó a Regan McNeil varios años atrás. Todo hace indicar que el demonio ha vuelto y que el Padre Dyer y el Padre Morning deben volver a combatirlo...

Como realicé en las anteriores entregas me gustaría comentar algún diálogo por su contenido espiritual, asociado como no podía ser de otra manera en estas películas a la presencia del Maligno en el mundo. Comenzamos con un diálogo entre el Padre Kavanan y un desconocido que se acerca para confesarse, aparentemente con pecadillos veniales pero tras el que se oculta un monstruo sin corazón: 

Padre Kanavan: [hace la Señal de la Cruz] "Que el Señor esté en tu corazón para confesar tus pecados. ¿Sí?"
Penitente: "Tengo una... una... conciencia escrupulosa, Padre. Esta necesidad de... confesar... tantas cosas. Si yo... piso... dos pajas con la forma de una cruz, siento que debo confesarlo. Me atormenta".
P.K.: "Trate de hacer una buena confesión. Recuerde, Cristo nos perdona todos nuestros pecados".
P: "Son sólo pequeñas cosas. Nada. Diecisiete de ellas, Padre. La primera fue esa... camarera... cerca de Candlestick Park. Yo... corté su garganta. La vi sangrar. Ella sangró mucho. Es un problema en el que estoy trabajando, Padre.  Todo... ese... sangrado". [comienza a carcajearse diabólicamente; mientras el Padre Kanavan mira horrorizado]

El segundo pertenece al protagonista principal, el teniente Kinderman. Se trata de una auténtica confesión de fe, pero no de fe en Dios, sino de fe en el diablo. Aunque quizás sea las dos cosas, ya que como diría Charles Baudelaire “El mayor truco del diablo fue convencer al mundo de que no existía”, por lo que confesar su existencia de una manera tan explícita no está lejos de ser una verdadera confesión en Dios, su antagonista:

Kinderman: "En esto creo... Yo creo en la muerte. Creo en la enfermedad. Creo en la injusticia y la inhumanidad, la tortura, la ira y el odio... Creo en el asesinato. Yo creo en el dolor. Creo en la crueldad y la infidelidad. Creo en la baba y el hedor y cada cosa pútrida y reptante... cada posible fealdad y corrupción, hijo de puta. Creo en ti".

La última frase que me gustaría destacar pertenece al exorcismo que vemos en el film, en el que el Padre Morning intenta retar y desenmascarar al diablo que posee al Paciente X - Padre Karras:

Padre Paul Morning: "¡Tú, ladrón de la vida! ¡Tú, autor del dolor! ¡Tú, corruptor de la justicia, de la inocencia y de la juventud!".

Tras este exorcismo se produce la "segunda muerte" del padre Karras, terminando así momentáneamente una saga que ya solo sería ampliada por el principio, con la precuela que comentaremos la semana que viene.