lunes, 23 de abril de 2018

La Última Tentación de Cristo (The Last Temptation of Christ, EEUU, 1988)

Blasfema/evitable. Esta sería en dos palabras la crítica más sencilla que se puede hacer de esta película. Sin embargo, me parece justo dedicarle unas líneas más y matizar cada una de esas palabras en su justa medida, ya que la primera al menos merece un comentario sosegado.

La Última Tentación de Cristo es una película de Martin Scorsese basada en el libro homónimo de Nikos Kazantzakis. Lo primero que hay que decir de ambas obras es que las dos comienzan diciendo que no se trata de adaptaciones literarias o cinematográficas de los relatos bíblicos, sino versiones libres de los autores recreadas en contextos bíblicos, lo cual es muy distinto. No se pretende contar una historia verdadera sino fantasear y dejar espacio libre a la imaginación, a la duda y a la hipótesis; para responder a cuestiones últimas que sí están a la raíz del pensamiento de todo creyente. 

Es justo realizar esta aclaración porque aún recuerdo (tenía unos 13 años por aquel entonces) la polémica que suscitó el estreno de la película, con boicots a los cines, críticas de blasfemia y actitudes condenatorias que con el paso del tiempo se han relativizado en parte. Con el transcurso de los años creo que se puede dar una opinión más justa y objetiva del planteamiento que la película (dejo a un lado el libro) intenta ofrecer al espectador. Es cierto que hay quien hoy en día se puede sentir ofendido por la perspectiva del film, pero creo que esta introducción la coloca en su contexto y como tal hay que analizarla. No es una película que pueda provocar una crisis de fe (ya que no pretende ser histórica) pero sí trata sobre las crisis de fe y las crisis existenciales que todo creyente tienen en algún momento de su vida. Aplicar esa duda existencial -como hacen los autores- a Cristo es atrevido y criticable, pero lo importante es que refleja una duda razonable con la que el espectador se puede sentir identificado en su faceta de creyente. 

La película proyecta en primer lugar una imagen de Cristo (Willem Dafoe) como Mesías que no quiere serlo, que duda constantemente de su misión y que cambia constantemente de orientación existencial. Cristo es un ser humano angustiado por su mundo interior, percibiendo mensajes confusos y contradictorios que lo hacen dudar constantemente de si sus opciones son las correctas o no. Se deja entrever que ha tenido una relación amorosa con María Magdalena (Barbara Hershey) pero ha optado por una vida de celibato y de renuncia a una vida familiar. Tampoco es comprendido por María, su madre. En su camino aparecen figuras que lo confunden más que lo clarifican, como es el caso de Juan Bautista (Andre Gregory) , Judas (Harvey Keitel) o la propia María Magdalena. Juan Bautista le propone un mesianismo de tipo violento de lucha contra el pecado, Judas aparece como el único discípulo que tiene las ideas claras, un zelote que quiere la liberación del pueblo judío a través de la violencia contra Roma, y María Magdalena le ofrece a Jesús una vida cómoda y familiar sin complicarse la vida. Jesucristo tendrá que ir librando sucesivas batallas interiores reflejo de las tentaciones que el diablo le puso en el desierto. Finalmente, la cruz aparecerá como el sacrificio necesario para cumplir la voluntad de Dios, por lo que Cristo la acepta como parte de un plan divino. Hasta aquí la visión de la vida de Cristo es novedosa pero la película no traspasa ninguna frontera infranqueable. Scorsese es un director al que le gusta la aspereza en los diálogos, la sangre y la violencia en la acción, así como el erotismo y la sensualidad en las relaciones, por lo que pequeñas dosis de todo ello van sucediéndose en la trama. 

En la última hora del film (con un total de 151 minutos) se produce una ensoñación de Cristo en la cruz que es la parte más polémica. En ella, Jesús es acompañado por un ángel (posteriormente se sabrá que es Satanás) para bajar de la cruz e iniciar una vida de pareja primero con María Magdalena y posteriormente con Marta, la hermana de Lázaro. Las relaciones sexuales explícitas que aparecen son en este contexto de sueño o visión de un futuro hipotético. Más allá de ellas me parece muy original el planteamiento de un Mesías que tiene que escoger entre cumplir la voluntad de Dios o su propia voluntad y la duda que ello conlleva. En este sentido la tesitura encaja perfectamente en la oración de Cristo en Getsemaní recogida en San Mateo, 26, 39: "Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz, pero no sea como yo quiero, sino como quieras tú"

En fin, que como toda película tiene aspectos aprovechables, si bien no la recomiendo en general y mucho menos sin un buen conocimiento de la vida y la Pasión de Cristo, pues puede llevar más a la confusión que otra cosa. 

lunes, 16 de abril de 2018

El Evangelio Según San Mateo (Il Vangelo secondo Matteo, Italia, 1964)

El Jueves Santo volví a ver esta película que Pier Paolo Pasolini dirigió en plena celebración del Concilio Vaticano II y que dedicó de manera póstuma a Juan XXIII, quien había convocado el Concilio  pero no pudo verlo terminar (1962-1965).

El Evangelio Según San Mateo fue una película controvertida en su estreno. Pasolini se había declarado unos años antes homosexual, ateo convencido y defensor del régimen comunista, que por aquel entonces todavía existía en Europa. En su anterior película (Ro.Go.Pa.G.) fue directamente acusado de blasfemo por la jerarquía eclesiástica. Por todo ello, a priori no parecía el más adecuado para dirigir un proyecto cinematográfico con tintes cristianos, pero el resultado final no dejó lugar a la duda. Preestrenada en el Vaticano, cosechó tantos aplausos como críticas positivas y entusiasmadas por los Padres Conciliares que buscaban un aire nuevo y fresco en la Iglesia. Pasolini no se había apartado un milímetro del texto bíblico del Evangelio de San Mateo y su literalidad provocó tanto asombro en quienes recelaban de él como desencanto en sus más fieles seguidores, que pasaron entonces a criticarlo de retrógrado y conservador.   

Su argumento es evidentemente la vida de Cristo, desde su nacimiento en Belén hasta su Pasión, Muerte y Resurrección en Jerusalén. Cinematográficamente es una película sobria, con escasos diálogos y tiempos de silencio para la meditación del espectador. Algunos discursos de Jesucristo (como el Sermón de la montaña) se citan de manera atropellada con la intención de no hacerlos demasiado extensos. La imagen que se transmite de Cristo es muy humana, siendo quizás la primera película que se aleja de su divinidad para centrarse en su humanidad, lo cual era signo del nuevo acento que se ponía en aquella época tanto en la Cristología bíblica como en su proyección a la literatura y el cine. Quizás por ello y por el pasado de Pasolini anteriormente citado la película fue catalogada como no recomendada para menores de 18 años, calificación que aún conserva en la actualidad y que a estas alturas no puede sino provocar risa. Los actores fueron todos de segunda fila o familiares del director. El actor que realizó de Jesucristo, el anarquista antifranquista español Enrique Irazoqui, hacía su debut cinematográfico con esta película siendo prácticamente su último trabajo destacado. Fue rodada con escasos medios técnicos en Matera, al sur de Italia.  No obstante estas carencias, Pasolini supo sacar a la perfección los sentimientos de los protagonistas, siendo a mi juicio esa la mayor virtud del director italiano. A falta de grandes decorados, vestuarios, efectos especiales u originalidad del guión, la riqueza del film radica en las interpretaciones. En este sentido me parece justo destacar las escenas de San Pedro tras las negaciones y de la Virgen María (interpretada por la madre de Pasolini) tras la muerte de su Hijo. También merece una mención la música tan ecléctica del film, que va desde "La Pasión según San Mateo" de Bach a los ritmos congoleños de la Misa Luba, pasando por Prokofiev o al canto espiritual Gospel "Sometimes I Feel Like a Motherless Child".

Termino el comentario con otra curiosidad. En el año 2015, el periódico oficial de la Ciudad del Vaticano L´osservatore Romano afirmaba que esta obra del neorealismo italiano es la mejor película que se ha filmado sobre la vida de Jesús. Ahí queda eso, que me parece que no es un halago menor. Desde luego es una de las más fieles al texto bíblico, eso es innegable. No obstante, es justo reconocer que el tiempo ha pasado por ella y no me cabe duda que el espectador actual prefiera filmes tipo "La Pasión" con más acción y efectos especiales que la hacen visualmente más atractiva. 

lunes, 9 de abril de 2018

Resucitado (Risen, EEUU, 2016)

No pude ver en mejor día la película "Resucitado", ya que en España se estrenó en televisión el pasado Domingo de Pascua. Se trata de una película que comienza en el momento de la Crucifixión y abarca hasta la Ascensión de Cristo a los Cielos, 40 días después de su Resurrección de la tumba.

De entrada es justo reconocer que no es fácil realizar una película sobre un tema como la resurrección. Creo que es mucho más sencillo abordar el momento histórico de la Pasión y la Muerte de Cristo que un acontecimiento tan espiritual como su Resurrección. Los propios relatos bíblicos pascuales son posiblemente algo más elaborados, confusos y en algunos casos probablemente alegóricos. 

El argumento y la perspectiva del film no es excesivamente novedosa, ya que la idea está tomada de dos películas que ya he comentado en este BlogUna Historia que comenzó hace 2.000 años y En busca de la Tumba de Cristo. Las tres tienen en común que un soldado romano inicia una investigación sobre la resurrección de Cristo, si bien es cierto que la originalidad de "Resucitado" radica en el hecho de que el protagonista principal es un centurión romano que había participando activamente de la crucifixión y comienza a investigar a las pocas horas de la desaparición del cadáver, mientras que en las otras dos películas sus protagonistas son legados de Roma ajenos al asunto que acuden a Jerusalén años más tarde para investigar los hechos. En palabras escritas en una nota del protagonista:

"No me busques, no me sigas ni acoses. No persigáis a nadie en mi nombre. He visto dos cosas que no se pueden reconciliar: un hombre indudablemente muerto, y ese mismo hombre vivo de nuevo. Lo persigo, al Nazareno, para descubrir la verdad. Clavius ​​Aquila Valerio".

El film dirigido por Kevin Reynolds (último hasta la fecha) fue un éxito de taquilla, recaudando más del doble de sus veinte millones de dólares de presupuesto. La trama está bien llevada, fluye correctamente, y las interpretaciones son bastante dignas, destacando evidentemente la de su protagonista Joseph Fiennes (Clavius) y la de Tom Felton en el papel del soldado romano Lucius, intentando desencasillarse así del papel de Draco Malfoy en la saga de Harry Potter.

Como toda película me parece que tiene aspectos positivos y aspectos muy mejorables, los cuales serán tenidos en cuenta en sucesivas actualizaciones de un tema que cada vez apasiona más a la Literatura y el Cine. 

Entre los positivos me gustaría destacar el ambiente de la película, que te sumerge realmente en el contexto histórico del s. I de nuestra era. El Palacio de Pilato, los barracones romanos, las murallas de Jerusalén o el Mar de Galilea presentan un realismo que unido al vestuario y la música te sumergen completamente en la historia. La película fue rodada en España, concretamente en Almería, al igual que varias de las últimas películas bíblicas que he comentado en el Blog, como Noé o Exodus.  Aspectos bíblicos como la alegría de los discípulos, el papel de Pedro o las apariciones de Cristo están bastante bien hilados y corren paralelos a una historia de misterio que consigue tener en vilo al espectador hasta el final de los hechos, a pesar de ser una historia de sobra conocida. El intento de soborno a los soldados romanos sí tiene base bíblica, y posiblemente se produjeron interrogatorios y detenciones de seguidores de Cristo durante los días posteriores a la resurrección. Pedro aparece alegre y confundido a la vez, sentimiento que debe ser cercano a la realidad y que se resume en esta frase: "No tengo todas las respuestas, nosotros también estamos confusos"

Pero como decía antes, hay también aspectos mejorables, y lo peor de ellos es que casi todos eran elementos fácilmente corregibles al no existir necesidad de introducirlos en la trama. Por ejemplo, me refiero a la muerte de Barrabás el mismo día que la crucifixión de Jesucristo, cuestión más que discutible e históricamente bastante improbable. Tampoco me termina de convencer introducir un elemento bíblicamente extraño (Clavius) en las apariciones, ya que para mi gusto resta credibilidad a la historia. La persecución de los apóstoles en su camino de Jerusalén a Galilea añade acción a la trama, pero tampoco es probable que hubiera ninguna huida grupal. Mucho menos acertado me parece que Clavius acuchille a Pedro, o que el propio Cristo se dirija más al propio Clavius que a sus discípulos. En ese sentido, la película recuerda bastante a la los relatos de fantasía de J.J. Benítez en su saga "Caballo de Troya". Muchas personas no tienen el conocimiento bíblico necesario para distinguir el contenido evangélico del ficticio, y eso es peligroso. Hay conversaciones de Clavius y Cristo (o Pedro o Bartolomé) creíbles pero ajenos a los originales bíblicos, como estas frases.

- Cristo: "Con tus propios ojos has visto, pero aún dudas. Imagínate la duda de quienes nunca la han visto. Eso es lo que enfrentan."

- Pedro: "El Espíritu que prometió, estamos llamados a recibirlo allí, Romano".
Clavius: "Tu objetivo es pescar".
Pedro: ¡Sí, pescar hombres!, ¿Cómo podría hacer otra cosa ahora?, ¿Tú también pescarás, Clavius...?

Clavius: ¿Yahve se manifiesta a través de un loco y pobre judío muerto?
Bartolomé: ¡Pues eso parece!
C.: ¿Qué significa este renacimiento?
B.: ¡Vida eterna! Para todo el mundo. Para todos los que creen.

Todo ello me dejó una sensación agridulce, de algo que gusta pero que es manifiestamente mejorable. Me queda el consuelo del anuncio de Mel Gibson acerca de la secuela de La Pasión de Cristo, que probablemente se llamara  "Resurrection",  anunciada para la Pascua de 2020 y de la que la película de Kevin Reynolds debería ser un buen banco de pruebas para mantener los aciertos y corregir los errores. A buen seguro que el bueno de Mel Gibson lo logrará, no me cabe ninguna duda. 

lunes, 2 de abril de 2018

Exodus: Dioses y Reyes (Exodus: Gods and kings, EEUU, 2014)

Esta Semana Santa me hice el propósito de ver Cine únicamente religioso.  Me pareció justo comenzar por el Antiguo Testamento, por lo que inicié el ciclo viendo "Exodus", la revisión cinematográfica de Ridley Scott del segundo libro de la Biblia, el Éxodo. La película trata sobre la apasionante figura de Moisés y la historia de los orígenes de la Pascua judía, que no podemos olvidar es el fundamento de la Última Cena de Cristo.

La acción se sitúa 1.300 años antes del nacimiento de Cristo y comienza con estas palabras escritas en pantalla: "1300 a. C.: Durante 400 años los hebreos han sido esclavos de Egipto. Construyendo sus estatuas, sus ciudades, su gloria. En todo ese tiempo no han olvidado su patria. Ni su Dios. Dios tampoco los ha olvidado.". A diferencia de la clásica "Los Diez Mandamientos", la película no da comienzo con un Moisés (Christian Bale) niño rescatado de las aguas, sino que desde las primeras escenas ya es el brazo derecho del faraón Seti hasta que descubra su pasado israelita y decida dar un giro radical a su existencia. Entonces se convertirá en el antagonista del nuevo faraón Ramsés (Joel Edgerton) El resto del argumento es de sobra conocido, incluyendo las plagas, el cruce del Mar Rojo y la elaboración de los Diez Mandamientos en el Monte Sinaí.

Voy primero a ofrecer una crítica de la película en sí y después de sus aspectos bíblico-teológicos.

Respecto a lo meramente cinematográfico se trata de una superproducción en la que evidentemente los efectos especiales, el decorado, el vestuario o la música ayudan a meterte en situación y a pasar 150 minutos de puro entretenimiento y goce visual. Especialmente logradas me parecen las plagas tanto en su espectacularidad como en el intento de explicación "científica" que dan los consejeros al faraón. A veces se abusa un poco del los efectos digitalizados, pero el conjunto es bastante provechoso. Ciertamente la pareja Bale-Edgerton no le llega a la altura de los tobillos a la memorable Heston-Brynner, ni tampoco Scott es De Mille, pero en ese sentido me atrevo a decir que el listón estaba tan alto que ningún apellido hubiera resistido la comparación. Hay asimismo detalles evitables, como que Ramsés masque chicle siendo éste un invento americano del siglo XX ajeno completamente a la cultura egipcia precristiana. Supongo que un error tan de bulto no puede ser sino intencionado para intentar acercar la trama al espectador actual, que a fin de cuentas es el consumidor del producto. Como aspecto muy positivo a destacar, el cine moderno cuenta con un acercamiento mucho mayor a la psicología de los personajes que el clásico. Tal y como comenté en con el film Noé, uno de los puntos fuertes del film es la empatía que se produce entre el espectador y el protagonista. En este caso, se incide en su experiencia religiosa personal e intransferible, en su capacidad de liderazgo pero también en la soledad e incomprensión que ello conlleva. Como curiosidad patriótica decir que fue rodada en su mayor parte en España, concretamente en el desierto de Tabernas de Almería

Vamos ahora a la parte teológica, la más interesante a mi juicio. Partamos de la base de que no es fácil narrar un acontecimiento con más de 3.300 años de antigüedad del que su única fuente por cierto es la bíblica. De Mille lo tuvo muy claro en 1956 y no se metió en ningún jardín, limitándose a coger los textos bíblicos y transcribirlos a un guión sin dejar nada a la imaginación. Este film es muy distinto. En el caso de Scott hay mucha lectura libre de los textos, lo cual hace que la película sea insostenible bíblicamente hablando. La teofanía de la zarza ardiente y las posteriores conversaciones Dios-Moisés son el mejor exponente de ello. La experiencia religiosa de Moisés parte -por cierto- de un fuerte golpe en la cabeza (¿me podría decir en que versículo de la Biblia se ha basado para ello, sr. Scott...?) y a partir de entonces comienza a ver a un niño que le habla en nombre de Dios o es el mismo Dios, algo que no queda claro en el propio desarrollo de la trama. Quiero creer que es lo primero, ya que ponerle rostro al Dios del A.T. es una blasfemia tal que es inconcebible para la mentalidad hebrea el solo pensarlo. El Dios de Moisés es precisamente el Dios sin rostro que se antepone a los dioses antropomorfos o zoomorfos del resto de culturas antiguas. Como cristianos habrá que esperar a Cristo, el Hijo de Dios, para poner un rostro visible al Dios invisible. Para los judíos o musulmanes -que no creen en Jesucristo- evidentemente la imagen de Dios sigue siendo irrepresentable, por lo que el film -repito- debe ser más insultante aún para ellos. Dicho esto, hay que reconocer que sí hay una base de estudio bíblico que Scott ha tenido en cuenta a la hora de realizar el guión de la salida de Egipto. Hay mucha literatura acerca de posibles explicaciones racionales de las plagas y del cruce del mar Rojo que subyacen al film. Una posible concatenación de catástrofes naturales, una bajamar excesiva, un fuerte viento que secó las marismas, una vuelta brusca del nivel del mar... son explicaciones plausibles de la intervención de Dios para liberar al pueblo judío y que no se oponen a la fe. Sugerente pero también controvertida es la imagen final de Moisés cincelando los Diez Mandamientos mientras habla con su niño-amigo-Dios para consensuarlos entre ambos.

Continuo con un par de frases que creo importantes en la trama. La primera es una de Ramsés, en la que hablando con Moisés nos habla a las claras del carácter "sádico" de la época que comentaremos más adelante: "Dices que tú no causaste todo esto. Dices que esto no es tu culpa. Así que veamos quién es más eficaz matando: tú o yo". La otra es una clarificación sobre un diálogo que puede ser confuso y desconcertante si no se tiene en cuenta la versión original:

Hegep: "Déjame contarte algo sobre los hebreos. Son un pueblo intrigante y combativo. ¿Sabes qué significa 'israelita' en su propio idioma? El que pelea (fight) con Dios."
Moisés: "El que lucha (wrestles) con Dios'. Hay una diferencia".

El comentario viene dado por los verbos entre paréntesis. Fight es un verbo que implica violencia verbal o física, mientras que wrestles es una lucha amistosa, en la que nadie tiene por que salir herido. Ese es el matiz que Moisés quiere clarificar y que en la traducción española pierde parte de su sentido.

Por último, me gustaría apuntar un tema que el propio Ramsés echa en cara a Moisés, y es la de la imagen de un Dios sádico que para liberar a su pueblo manda 7 plagas, mata a los primogénitos de Egipto y causa tanto dolor y devastación. En la película el propio niño-Dios justifica estas acciones por los 400 años de esclavitud y humillación a los que el pueblo judío ha tenido que hacer frente. Yo personalmente prefiero quedarme con el Dios anunciado por Jesucristo, quien habiendo recibido una educación en la religión judía predicó sin embargo un Dios que es Padre, amor y perdón; y no odio y venganza. En este sentido la película me hace reafirmarme en mi fe y en el Dios Padre cristiano, una versión más civilizada del Yahvé del Antiguo Testamento que el film transmite.