lunes, 25 de diciembre de 2023

¡Feliz Navidad!... También en Belén...

Tras las cuatro últimas entradas dedicadas al Adviento hoy ya toca por fin celebrar la alegría de la Navidad. Todo ha ido muy rápido al final de este tiempo de preparación. Ayer encendimos la última vela de la Corona de Adviento y ya hoy es Navidad. Este año el calendario ha querido que mis publicaciones lunáticas (por aquello del lunes...) coincidan con el 25 de diciembre, así que la entrada de hoy no podía tener otro contenido que desearos a todos una Feliz Navidad y esperar que la preparación de vuestros corazones haya sido fructífera para que el niño de Belén haya encontrado un huequito confortable en el que volver a nacer como cada año. Seguro que el sacramento de la Confesión y la Eucaristía nos habrán ayudado a ello. 

Al hablar de Belén no puedo olvidar al pueblo palestino que vive en esta y otras ciudades en conflicto en Israel. Cierto que Bet-lehem (etimológicamente "la casa del pan") pertenece a la región de Cisjordania y no al territorio de Gaza donde en estos últimos meses se han cometido tantas matanzas en nombre de Dios (indistintamente por parte judía como por parte musulmana). Afortunadamente Belén goza ahora mismo de una paz medianamente soportable, aunque aún recuerdo las conversaciones con los pocos cristianos palestinos que vivían en la tierra donde nació Cristo cuando tuve la oportunidad de visitar Tierra Santa y sus testimonios eran conmovedores. En los medios de comunicación, como siempre, se oculta que el 7% de la población palestina tienen por religión el cristianismo, y que sin comerlo ni beberlo, se hayan en medio de una guerra en la que nadie gana y todos pierden. Una población que únicamente quiere vivir en paz en la tierra que fue de sus antepasados y que se resisten a abandonar pese a las presiones y las estrecheces económicas a las que son sometidos. Recuerdo especialmente la conversación con un anciano que me contaba que la persecución política y religiosa que sufrían por parte de Israel rayaban lo inhumano. Padres y madres de familia que al volver a Belén tras una larga jornada de trabajo en la zona israelí eran retenidos -4 o 5 horas, casi a diario- por los soldados israelíes simplemente por diversión o para amargarles la existencia. Estoy hablando del año 2007, imagino que la cosa no habrá ido a mejor en estos años sino todo lo contrario. 

Poco podemos hacer por ellos, aunque yo nunca los olvido en la colecta del Viernes Santo, donde toda la recaudación obtenida en las iglesias de todo el mundo va destinada a los cristianos de Tierra Santa. Aún quedan meses para ello, pero os invito a que ese día seáis especialmente generosos. La causa lo merece, intentar que los pocos cristianos que aún quedan en la tierra de Jesucristo puedan vivir con un poco de dignidad.

Mientras tanto, y a pesar de los pesares, ¡Feliz Navidad a todos!

Apunte final: El post va enriquecido por la foto que aquel año pude sacar de la Estrella de Belén en la Basílica de la Natividad, en el lugar exacto donde supuestamente hace 2.023 años el Hijo de Dios vino al mundo. Besarla fue un momento conmovedor, como tantos otros de aquel viaje. En mis clases de Religión siempre les digo a los chavales de Bachillerato que de la misma manera que los musulmanes tienen la obligación de peregrinar una vez en la vida a La Meca los cristianos deberían tener algo parecido. La vida y la existencia se ven de otra manera cuando uno ha tenido la suerte de pisar Belén, Nazaret o Jerusalén. No entiendo que muchos cristianos prefieran ir de excursión a los fiordos noruegos o a las pirámides de Egipto, por poner solo un par de ejemplos. Evidentemente, y por los motivos anteriormente expuestos, ahora mismo no es el momento más oportuno para esa experiencia. Dios quiera que pronto vuelva la estabilidad a la zona y tengamos la oportunidad de visitar de nuevo esos lugares sagrados. 

lunes, 18 de diciembre de 2023

Adviento: Final de la expectación

Llevamos tres entradas sobre el Adviento y la de hoy es la última para animar este tiempo de esperanza. El primer post fue una Introducción sobre el tiempo de Adviento, Hace dos semanas comparábamos el Adviento con la estancia en un aeropuerto, y la semana pasada hablamos del Adviento como tiempo de esperanza activa. Hoy toca cerrar este Ciclo con un tema más litúrgico, el sentido de las llamadas Antífonas mayores de las vísperas de Adviento. Desde ayer día 17 hasta el 23 de diciembre, durante el rezo de Vísperas en la Liturgia de las Horas, las antífonas comienzan con la exclamación: "O" en latín y "Oh" en Español. Esta exclamación va seguida de una inicial cuyo acróstico inverso es bastante curioso.

Comenzamos exponiendo las palabras con las que comienza cada día:

17 de diciembre: O Sapientia (Oh Sabiduría)

18 de diciembre: O Adonai (Oh Señor)

19 de diciembre: O Radix Jesse (Oh Raíz de Jesé)

20 de diciembre: O Clavis David (Oh Llave de David)

21 de diciembre: O Oriens (Oh Amanecer)

22 de diciembre: O Rex Gentium (Oh Rey de las naciones)

23 de diciembre: O Emmanuel (Oh Dios con nosotros)

Como se puede ver en las iniciales en rojo, leídas al revés se forma el acróstico «Ero Cras», que traducido del latín significa «Mañana, vendré».

Evidentemente ello no es una casualidad, sino una genialidad de un autor desconocido, ya que del primero que tenemos constancia en usarlas es el teólogo Boecio en torno al año 500, pero reconoce en ese texto que no son suyas sino que ya se empleaban en el uso litúrgico. Con esta curiosidad litúrgica termina el tiempo de Adviento y la preparación espiritual de la llegada del Mesías. Aprovechemos los días que quedan para que el "Mañana vendré" sea una realidad en nuestros corazones.

lunes, 11 de diciembre de 2023

Adviento, tiempo de espera activa

En el mismo retiro que os comentaba la semana pasada, el ponente de la misma -un sacerdote de Sevilla llamado Óscar Díaz- expuso otra idea que también merece mucho la pena ser resaltada, destacando el Adviento como tiempo de espera activa, diferenciándola de otra que podríamos llamar pasiva  

Para ello, utilizaba una comparación muy gráfica y descriptiva de lo que suponen un término y otro.

La espera pasiva la asociaba a la espera que podemos sufrir cualquiera de nosotros en un Centro de Salud, Ambulatorio u Hospital de la Seguridad Social. Te dan un número -el 57 por ejemplo- y miras con escepticismo a la pantalla que marca el dígito 15. Con el disgusto en el cuerpo, te armas de paciencia y te pones a hablar de temas intrascendentales con el compañero de fatigas de al lado. En los tiempos que corren, al llegar un punto en el que se acaba la conversación,  tienes también la oportunidad de chequear el móvil, los correos, las redes sociales, los juegos y hasta la prensa diaria. Te da tiempo incluso de realizar un par de llamadas y escribir en grupos de whatsapp de los que ni siquiera recordabas su existencia. Revisdas y borras algunas fotos de tu galería. De todo te da tiempo hasta que llega el 55 y empiezas a pensar que en breve tocará tu turno. Ahí ya te activas, pero hasta ese momento todo ha sido una espera pasiva, desinteresasada, falta de emoción o de expectación por tu parte.

La espera activa es algo distinto. Para visualizarla mejor nos puso el ejemplo de un embarazo. Desde que una familia se entera que la mujer está en estado de buena esperanza (nunca mejor dicho...) la espera está llena de detalles prepartatorios para ese momento. Hay que preparar la canastilla, el moisés, pintar la habitación, comprar el carro, hacer punto (al menos un jersey o unos patucos), pensar en el nombre una vez que se sabe el sexo del bebé (o antes, para los más impacientes) y avisar a todos los familiares y amigos para compartir la alegría desbordante. Las semanas van pasando y la expectación va aumentando. Los nervios van in crescendo y cada día que pasa nos presenta una nueva ilusión o una tarea pendiente hasta que llega el momento definitivo del parto.

Eso debería ser el Adviento, una espera activa en la que preparamos nuestro corazón para la llegada de un niño que transformó, transforma y transformará nuestras vidas. El problema es que de repetirlo cada año perdemos el sentido de novedad y de excepcionalidad que esta situación supone. Pero bueno, psicológicamente y espiritualmente me parece un buen recurso para que estas semanas que faltan antes de Navidad preparemos nuestro interior. Espero que así sea y que este no sea un Adviento más, sino "El Adviento"

lunes, 4 de diciembre de 2023

Adviento: La vida es un aeropuerto

Ayer estuve en un retiro de Adviento y esta idea que nos transmitió un sacerdote de mi Diócesis, D. Pedro Yedra, me pareció genial. 

En un aeropuerto no se vive, se está de paso. Excepto Viktor Navorski (Tom Hanks) en la película "La Terminal", a nadie se le ocurriría vivir en un aeropuerto.

Llegamos al aeropuerto (a la vida) con miedos y aceleros. Tememos haber olvidado la tarjeta de embarque, el DNI, el pasaporte o nuestras pertenencias más preciadas. También la vida está llena de preocupaciones y problemas que hay que ir solucionando tal como nos llegan. 

Otro símil interesante es el equipaje. Cuando llegamos al aeropuerto vamos cargados de maletas hasta que nos deshacemos de ellas cuando las facturamos. Entonces vamos más ligeros, más libres, más diligentes. En la vida vamos descubriendo que es igual. De cuantas más cosas materiales nos vamos desprendiendo, mejor. No hay que tener apego a nada porque todo es superfluo, nada permanece. Hay que ir por la vida con lo justo para disfrutarla y compartir con los demás. 

El momento más delicado de todos suele ser pasar por el detector de metales, que nos pone nerviosos y es un momento del que no nos relajamos hasta que lo atravesamos. También la vida nos pone pruebas y momentos difíciles, situaciones en los que el desagradable pitido y la luz roja nos hace dudar incluso de nosotros mismos, aún sabiendo que no hemos hecho nada malo -o quizás sí-. Puede que en nuestro equipaje de mano haya algo de lo que nos tengamos que deshacer para que se nos permita el paso. Pasar en nuestras vidas por esas etapas de crisis es fundamental para crecer como personas y cristianos. Pero no todo son nervios y situaciones difíciles. 

También en la vida hay momentos preciosos, al igual que el aeropuerto está lleno de comercios, restaurantes, tiendas y entretenimientos. Lo importante es saber que en esos entretenimientos no está el sentido de ir a un aeropuerto. Puedes disfrutar de ellos, pero tu objetivo final es tomar un avión. No se te puede olvidar que al aeropuerto llegas, estás un tiempo, tomas tu vuelo y te vas. El aeropuerto, como la vida misma, es un lugar de tránsito, de paso, pero nunca de llegada. El cristiano cree que eso es exactamente la vida humana: un peregrinar hasta el Cielo como destino último. 

Es interesante saber que en el aeropuerto conoceremos a mucha gente. Unos tomarán su vuelo antes que nosotros, abandonándonos de forma más prematura de lo que a nosotros nos gustaría. Otros nos acompañarán casi todo el momento que permanecemos en las instalaciones, y otros se quedarán en el aeropuerto cuando recibimos la llamada de nuestro vuelo y embarquemos, mirando hacia atrás para ver lo que dejamos. 

Y cuando finalmente tomas tu vuelo, esperas que tras despegar nada malo ocurra y no termines estrellado en una montaña, en la tierra o en el mar. Mientras vas despegando y el cosquilleo se apodera de tu estómago, confias en seguir subiendo y llegar al cielo... Para ello confías en que el piloto de tu vida -Dios-sabe dónde te lleva. Entonces puedes cerrar los ojos y descansar plácidamente... 

lunes, 27 de noviembre de 2023

Se acerca un nuevo Adviento

Ya falta apenas un mes para Navidad, lo que significa que el domingo que viene será el Primer Domingo de Adviento. Al contrario que la Cuaresma, tiempo de penitencia y sacrificios (sobre todo de ayuno, limosna y oración), la Iglesia no sustenta el este tiempo litúrgico en estos tres pilares, sino en fortalecer una de las tres virtudes teologales, en concreto la Esperanza. No corren buenos tiempos para la esperanza, por lo que este año más que nunca nuestra tarea espiritual puede encontrar como una buena propuesta intentar que impregne nuestro corazón. Convertir a Jesús en el "norte" que marque nuestra brújula espiritual y andar en esa dirección es la invitación de estas semanas de preparación a la Navidad

En medio de odios, guerras, hambre, enfermedad, desolación... y ante un mundo que parece haber dado la espalda a Dios y que anda a la deriva, la esperanza no se basa en que todas esas desgracias irán a mejor. Quizás vayan incluso a peor. La verdadera esperanza del cristiano radica en que Cristo ha vencido ya la batalla final por nosotros, independientemente de lo que suceda en el mundo terrenal. Si nos adherimos a su victoria nada debemos temer, nada nos puede hacer dudar, ningún odio puede alterar nuestra paz interior. En palabras de San Pablo: "¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?...  Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó" (Carta a los Romanos 8, 35.37). La esperanza pasa, por lo tanto en confiar en Dios independientemente del contexto vital y existencial que nos haya tocado vivir en el presente. La esperanza nos proyecta a un futuro mejor porque, tarde o temprano, "El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán" (Mateo, 24,35).

El calendario o la corona de Adviento, los adornos de nuestras calles y casas... deben hacernos visualizar esa realidad. Se acerca el momento de celebrar un año más de la venida del Hijo de Dios al mundo, y nuestra esperanza debe fortalecerse para compartir esa alegría con nuestros seres queridos. 

lunes, 20 de noviembre de 2023

Teología del beso

Sería muy pretencioso por mi parte intentar agotar en una entrada todo el contenido teológico que el término "beso" tiene en la Teología, en la Biblia y en la Liturgia cristiana. Pero a modo divulgativo sí se pueden dar unas claves para encuadrar un tema que me parece bastante sustancioso. 

Por contextualizar, creo que desde la pandemia del covid´19 hemos aprendido a valorar más lo que es y representa un beso. Un beso de saludo, de amistad, de cariño o de expresión de amor. Me da igual. Todos ellos han estado "bajo la sospecha" de un contacto físico estrecho que podía conducir al contagio y la posterior enfermedad -y quien sabe si la muerte- del besado. Por ello se restringió una práctica que poco a poco se ha ido retomando, aunque aún haya personas que tengan sus reticencias al contacto de sus labios con otros objetos o personas. Por lo que a estas líneas respectan, es necesario aclarar también que hablo sobre todo de la cultura del sur de España, una cultura muy latina y muy "besucona", diametralmente diversa a la de otras culturas nórdicas o asiáticas en las que un beso es algo que solo se practica en la intimidad, ajeno a protocolos sociales. 

Vamos al tema. ¿Cuántas veces aparece en la Biblia algún vocablo derivado del verbo besar? Pues ni más ni menos que 22 veces. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento aparece en distintos contextos, oraciones o Cartas. Quizás el más "apasionado" lo encontramos en el libro del Cantar de los Cantares 1,2: "Que me bese ardientemente con su boca". En el Evangelio solo lo encontramos en dos ocasiones, curiosamente en dos situaciones negativas. La primera es una reprimenda de Jesucristo a Simón el fariseo al tiempo que una alabanza a la mujer pecadora que perfuma sus pies (Lc 7,45) "Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entré, no cesó de besar mis pies" mientras que la otra es directamente una alusión a la traición de Judas Iscariote (Lc,22,48) "Le dijo: Judas, ¿Con un beso entregas al Hijo del hombre?". Al margen de los Evangelios, no puedo detenerme por razones de extensión en las múltiples ocasiones en las que San Pablo se despide en sus Cartas con el "beso -ósculo- de la paz".

Pasando a la Liturgia, es también muy interesante enumerar las veces en las que el "beso" está presente en acciones y gestos que forman parte de la expresión de la oración de la Iglesia. Voy a enumerar algunas de ellas -algunas ya en desuso- aunque estoy seguro que olvido otras tantas:

- Antes de la Eucaristía, en las oraciones preparatorias, el sacerdote besaba la estola que se impone encima del alba y debajo de la casulla. La reforma del Concilio Vaticano II suprimió esta práctica, pero de facto casi todos los sacerdotes la siguen realizando.

- Al llegar al altar y al salir de él, se venera con un beso el ara del sacrificio incruento en señal de respeto al lugar en el que se recuerda la Última Cena de Jesucristo: "Al llegar al presbiterio, el sacerdote y los ministros saludan al altar con inclinación profunda (no simplemente inclinación de cabeza); luego el sacerdote y el diácono besan el altar y si se usa incensario se inciensa primero la cruz y luego se rodea el altar" (OGMR 49) "Después el sacerdote besa con veneración el altar, como al comienzo, y, hecha la debida reverencia con los ministros, se retira a la sacristía" (OGMR 145)

- Al terminar de proclamar el Evangelio, el obispo, sacerdote o diácono lo besa elevándolo para que todos los fieles puedan verlo: "Después el diácono lleva el libro al celebrante, y éste lo besa, diciendo en secreto: "Las palabras del Evangelio borren nuestros pecados" O bien el mismo diácono besa el libro, diciendo en secreto las mismas palabras"

- Durante la Eucaristía, en el momento de la paz, los fieles solían besarse, abrazarse o estrecharse la mano como la acción más habitual, si bien ninguna de estas formas es impuesta por el misal, que habla de "Daos fraternalmente la paz" o "Como hijos de Dios, intercambiad ahora un gesto de comunión fraterna". Que sea un beso o no, depende -como hemos mencionado anteriormente- de las costumbres locales y de su contexto cultural. Hoy en día vemos que abundan más las inclinaciones de cabeza que eliminan el contacto físico, sobre todo con las personas menos allegadas. 

- En el Jueves Santo, en el lavatorio de pies, no está ordenado el besar los pies tras lavarlos, aunque personalmente he visto a muchos sacerdotes que lo hacen. "Los que han sido designados de entre el pueblo de Dios, acompañados por los ministros, van a ocupar los asientos preparados para ellos. El sacerdote (dejada la casulla, si es necesario) se acerca a cada uno y, con la ayuda de los ministros, vierte agua sobre los pies y se los seca". (Rúbrica del Triduo Pascual, nº 11).

- En los oficios del Viernes Santo, tanto el sacerdote como los fieles son invitados a besar la cruz que es el centro de la celebración de ese día, si bien pueden emplearse otros signos de afecto y respeto: "Para la adoración de la cruz, primero se acerca solo el sacerdote celebrante que, si lo juzga conveniente, puede quitarse la casulla y los zapatos. A continuación, el clero, los ministros laicos y los fieles se acercan procesionalmente y adoran la cruz mediante una genuflexión simple o con algún otro signo de veneración (por ejemplo, besándola), según las costumbres de cada lugar" (Rúbrica del Triduo Pascual, nº 18).

- Tras la Misa de Nochebuena y durante la Octava de Navidad, al terminar la Eucaristía se suele exponer un niño Jesús para ser besado por sacerdote y fieles. Tampoco lo manda el Misal Romano, pero es una práctica habitual en casi todas las Iglesias del mundo. 

- En la ordenación de un obispo, según el Pontifical Romano, tras el rito de ordenación "el ordenado, dejando el báculo, se levanta y va recibiendo del obispo ordenante principal y de todos los obispos un beso" (nº56). En señal de respeto, al final de la ordenación se suele besar el anillo del Obispo, si bien esta acción tampoco está contemplada ya en la liturgia actual. 

- Según el mismo Pontifical, en la ordenación de presbíteros y diáconos, "el obispo besa a cada ordenado diciendo "la paz contigo" Y lo mismo hacen todos o algunos presbíteros/diáconos presentes" (nº 136 y 211). Al igual que con los obispos, aunque ya no lo manda la liturgia, la celebración de la ordenación de los presbíteros suele terminar con un besamanos en la que los fieles besan las manos del recién consagrado. 

- Contrariamente a lo que se cree, y para desilusión de muchos, en el Ritual del Sacramento del Matrimonio no se emplea la expresión "Y ahora el novio puede besar a la novia" que tanto se escucha en las películas americanas. En lugar de ello, en el nº 83 se indica: "Entonces, los esposos y todos se intercambian una señal de paz y de caridad"

- Existen devociones externas a los sacramentos en las que se invita a los fieles a dar un beso a un objeto religioso, como puede ser la reliquia de un santo, los pies de la imagen de Jesucristo o las manos de la imagen de María o de algún santo. Ninguna de estas acciones debe ser entendida como litúrgica, sino que forman parte de la devoción privada o pública de un grupo de feligreses.

Seguramente algún otro "beso" se me habrá escapado, pero creo que hemos repasado los más importantes. El beso en la liturgia, por lo tanto, queda en la actualidad prácticamente restringido a los elementos más sagrados (Altar, Palabra de Dios o Cruz) y a los consagrados de Dios en el momento de su ordenación. El resto de besos son más reminiscencias de tradiciones antiguas que imposiciones de la Liturgia cristiana. No sé este "recorte" es acertado o no, pero imagino que quienes reformaron la liturgia pensaron que es mejor la calidad que la cantidad, y que un gesto de amor como es un beso debía limitarse a elementos especialmente significativos, dejando el resto para la devoción privada. 


martes, 14 de noviembre de 2023

17 cumpleaños (suma y sigue...)

El Blog está a un año de cumplir la mayoría de edad. Como todo adolescente, aún anda indeciso sin saber bien lo que quiere ser de mayor, por lo que los temas van sucediéndose unos a otros (con una periodicidad semanal, no doy para más...) si bien es cierto que en este último año han vuelto a predominar las críticas de cine religioso. 

Un año más os ofrezco las estadísticas actualizadas a día de hoy, en la que se comprueban avances, estancamientos y regresiones, tal y como en la vida misma. De esta primera tabla, en realidad, ya casi solo importan las tres primeras filas, pues el resto ha ido desapareciendo con el transcurso de los años:

Año

2018

2019

2020

2021

2022

2023

Entradas

439

771

875

911

966

 1.020

Visitas

1.343.689

1.436.727

1.506.826

1.624.615

1.682.006

1.770.908

Comentarios

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2.518

2.521

2.524

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Me gusta una entrada

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Me gusta el Blog

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En esta comparativa se puede apreciar que el Blog avanza a un ritmo aproximado de 52 entradas anuales y unas 60.000 visitas, lo que suponen una media de 165 visitas diarias. Los comentarios han subido ligeramente, pero ni por asomo son ya lo que fueron en los primeros años de existencia del Blog, en los que se contaban por cientos cada año.

De la segunda tabla, en el fondo, más de lo mismo. La situación se ha estabilizado tanto que apenas hay cambios en las posiciones, por lo que año tras año se repiten prácticamente los mismos dígitos: 

Año

2020

2021

2022

2023

Entrada más vista

Huellas en la arena

167.000

Huellas en la arena

173.677

Huellas en la arena

180.233

Huellas en la arena

188.493 

País con más visitas

Estados Unidos 230.000

Estados Unidos 243.450

Estados Unidos 255.134

Estados Unidos 267.358

Navegador más usado

Google Chrome

810.000 (54%)

Google Chrome

876.000 (54%)

Google Chrome

916.000 (54%)

Google Chrome

981.000 (55%) 

Sistema operativo

Windows

819.000 (54%)

Windows

856.000 (53%)

Windows

873.000 (52%)

Windows

892.000 (50%) 


Las tendencias se mantienen. La entrada más vista sigue siendo la misma, a mucha diferencia de la siguiente, El niño Tranquilo (70.251). EE.UU. también mantiene las distancias con su "competidora" más cercana, México (245.573), mientras que Google Chrome gana un 1% tras varios años en los mismos dígitos al tiempo que Windows sigue su retroceso, perdiendo este año dos puntos, el doble que en años anteriores.

Seguiremos viendo la evolución, como digo siempre, mientras Dios me dé salud y fuerzas

¡Feliz Cumpleaños!


lunes, 6 de noviembre de 2023

If God will send his Angels (Si Dios enviara sus ángeles..., U2, 1997)

La verdad es que la banda irlandesa U2 es un auténtico filón de música con contenido cristiano. Esta de hoy es ya la cuarta canción que comento de este grupo, y creo que no será la última. En este caso se trata de un tema compuesto para una de mis películas favoritas, City of Angels, ya comentada también en este Blog. El film romántico protagonizado por Nicolas Cage y Meg Ryan (que narra el proceso de enamoramiento de un ángel hacía una mujer) contó con una acertadísima B.S.O. de la que formó parte esta canción que también forma parte de la Banda Sonora de mi vida.

Hoy ni siquiera hace falta que yo comente la canción, ya que ante la multitud de interpretaciones que el tema ofrece, fue el propio líder de la banda, Bono, el que aclaró su intención principal en la revista "Q" en marzo de 1997: 

"Es la historia de un tipo machacando a su novia porque ella busca respuestas y él simplemente le dice que mire a su alrededor. Es como un Evangelio de ciencia ficción. Se sitúa en el country hip-hop". Tomando eso en consideración, para mí la canción siempre ha sido una especie de "bronca" de un chico que reprende a su novia por tener fe y creencias, cuando en realidad ella ha perdido la fe. En esa interpretación, la línea fundamental es un juego de palabras que acusa a los líderes religiosos a los que sigue como "los ciegos que guían a la rubia", suponiendo que su novia es la rubia. Es un juego de palabras de un conocido refrán "un ciego guiando a otro ciego" (It's the blind leading the blind) cambiándolo por "un ciego guiando a una rubia" (It's the blind leading the blond ).

Lo cierto es que esta rebeldía no se entiende ni tiene excesivo sentido si uno no ha visto la película. Es preciso su visionado para que las palabras de la canción encajen. En definitiva, sin querer hacer spoiler de la película, forma parte del desencanto final del protagonista por los acontecimientos que se desencadenan al final del film. Ahí lo tengo que dejar... 


Nobody else here, baby.
 No one here to blame 
No one to point the finger...
It's just you and me and the rain. 

It's the blind leading the blond 
It's the stuff, it´s the stuff 
of country songs 

Hey, if God will send his angels, 
and if God will send a sign, 
and if God will send his angels, 
Would everything be alright? 

God has got his phone off the hook,
Babe. 
would he even pick up if he could? 
It's been a while since we saw that child
Hangin' round this neighbourhood.
See his mother dealing in a doorway.
See Father Christmas with a begging bowl. 
Jesus sister's eyes are blister ... 

the high street never looked so low. 


It's the blind leading the blond 
It's the cops collecting for the cons. 

hey if God will send his angels, 
and if God will send a sign, 
well, if God will send his angels, 
where do we go?

 Jesus never let me down.
You know Jesus used to show me
the score. 
Then they put Jesus
in show business.
Now it's hard to get in the door. 

It's the stuff it's the stuff 
of country songs,
But I guess there is something 
to go on… 
So… where is the hope and where is the faith ... and the love? 
What's that you say to me 
Does love... light up 
your Christmas tree? 
The next minute you're blowing a fuse 
And the cartoon network turns 
into the news 

hey if God will send his angels, 
I sure could use them here right now, 
well if God will send his angels 
where do we go...

And I don´t wanna lie
And I wanna love, I feel the song
I wanna love again
And I wanna feel love

Nobody made you do it, 
no one put words in your mouth 
Nobody here taking orders 
when love took a train heading south 

Nadie más aquí, nena. 
Nadie aquí para echarle la culpa. 
Nadie a quien señalar con el dedo… 
Solos tú, yo y la lluvia. 

Es el ciego guiando a la rubia. 
Es la esencia, es la esencia 
de las canciones country. 

Hey, si Dios enviara sus ángeles, 
y si Dios enviase una señal, 
y si Dios enviara sus ángeles, 
¿estaría todo bien?

Dios tiene su teléfono descolgado,
nena. 
¿Lo cogería si pudiera? 
Ha pasado bastante desde que vimos ese niño 
dando vueltas por el vecindario. 
Mira a su madre comerciando en un portal. 
Mira a Padre Noel pidiendo con un
cuenco. 
Los ojos de la hermana de Jesús son una ampolla… 
La Calle Principal nunca se vio tan muerta. 


Es el ciego guiando a la rubia. 
Son los polis recaudando para su comodidad.

Hey, Si Dios enviase a sus ángeles, 
Y si Dios enviase una señal, 
Y bien, si Dios enviase a sus ángeles, 
¿adónde iríamos? 

Jesús no me abandona nunca. 
Sabes que Jesús solía mostrarme
el marcador. 
Entonces pusieron a Jesús 
en el negocio del espectáculo. 
Ahora es difícil atravesar la puerta. 

Es la esencia, es la esencia 
de las canciones country, 
Pero supongo que hay algo 
para continuar... 
Así… ¿dónde está la esperanza y dónde la fe?... ¿Y el amor...?
 Qué es eso es lo que me dices. 
el amor...  ¿Enciende tu árbol de Navidad? 

Al minuto siguiente quemas un fusible, 
y los dibujos animados se transforman 
en las noticias. 

Hey, Si Dios enviase a sus ángeles, 
seguro que podría usarlos aquí ahora mismo. 
Bien, si Dios enviara sus ángeles, 
dónde iríamos. 

Y yo no quiero mentir 
Y yo sólo quiero amar, sentir la canción. 
Yo quiero amar de nuevo. 
y quiero sentir el amor.

Nadie te hizo hacerlo. 
Nadie pone palabras en tu boca. 
Nadie aquí recibiendo órdenes, 
cuando el amor tomó un tren hacia el sur.





lunes, 30 de octubre de 2023

El buscador

Hoy os presento este cuento de Jorge Bucay (ya os he compartido algunas de sus historias en otras entradas) que como casi siempre no deja indiferente al lector. El psicólogo y escritor argentino tiene la capacidad de explicar con palabras sencillas mensajes profundos y trascendentales, un poco al mismo estilo -salvando las distancias- con el que Jesucristo proponía sus parábolas.

El relato de hoy responde indirectamente a una pregunta que yo me he realizado varias veces a lo largo de mi existencia: Si supiera exactamente el día que me iba a morir, ¿A qué dedicaría el resto de mi vida..?. Bucay lo tiene claro: "a ser feliz". Yo añadiría también: "a hacer felices a los demás", pero esto es cosecha propia.

Sin más preámbulos, vamos con la historia, que te engancha desde el principio:

Un día, un buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. Había aprendido a hacer caso riguroso de estas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo. Así que lo dejó todo y partió. Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos, divisó, a lo lejos, Kammir, Un poco antes de llegar al pueblo, le llamó mucho la atención una colina a la derecha del sendero. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadores. La rodeaba por completo una especie de pequeña valla de madera lustrada. Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar. De pronto, sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en aquél lugar. El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles. Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de aquel paraíso multicolor. Sus ojos eran los de un buscador, y quizá por eso descubrió aquella inscripción sobre una de las piedras:

Abdul Tareg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días.

Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que aquella piedra no era simplemente una piedra: era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en aquel lugar. Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción. Se acercó a leerla. Decía:

Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas.

El buscador se sintió terriblemente conmocionado. Aquel hermoso lugar era un cementerio, y cada piedra era una tumba. Una por una, empezó a leer las lápidas. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto. Pero lo que lo conectó con el espanto fue comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los once años… Embargado por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar. El cuidador del cementerio pasaba por allí y se acercó. Lo miró llorar durante un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.

-No, por ningún familiar —dijo el buscador—. -¿Qué pasa en este pueblo? ¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué hay tantos niños muertos enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que les ha obligado a construir un cementerio de niños?

El anciano sonrió y dijo:

– Puede usted serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré…: “Cuando un joven cumple quince años, sus padres le regalan una libreta como esta que tengo aquí, para que se la cuelgue al cuello. Es tradición entre nosotros que, a partir de ese momento, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella:

A la izquierda, qué fue lo disfrutado.

A la derecha, cuánto tiempo duró el gozo.

Conoció a su novia y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla? ¿Una semana? ¿Dos? ¿Tres semanas y media…? Y después, la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso…¿Cuánto duró?, ¿El minuto y medio del beso?, ¿Dos días?, ¿Una semana?, ¿Y el embarazo y el nacimiento del primer hijo…?, ¿Y la boda de los amigos?, ¿Y el viaje más deseado?, ¿Y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano?, ¿Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones?, ¿Horas?, ¿Días?... Así, vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos… Cada momento cuenta.

Después, cuando alguien se muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado para escribirlo sobre su tumba. Porque ese es para nosotros el único y verdadero tiempo vivido”.

Lo dicho, aunque el cuento peca un poco de hedonista y echo en falta algo de altruismo, el relato nos transmite una gran verdad. La mayor parte de nuestras vidas las malgastamos en cosas que ni nos llenan ni nos aportan una felicidad verdadera. El amor a los demás, la felicidad, el perdón, la familia, la verdadera amistad... En eso sí deberíamos emplear todos nuestros recursos, esfuerzos y nuestro tiempo. Todas estas facetas deberían estar apuntadas en nuestra libreta con un montón de horas empleadas. 

Termino esta breve reflexión con mi reconocimiento a Bucay por su constante originalidad y profundidad y mi deseo de que todos seamos capaces de irnos de este mundo con muchas horas acumuladas. Por cierto, el relato me ha recordado una frase que escuché un día y que también me impactó: "No vivas para contar días, sino para hacer que los días cuenten..."