No es mi costumbre, pero me vais a permitir que aproveche hoy mi blog para hacerme un poco de propaganda…
Al volver de la peregrinación de Roma (en el mes de marzo), comencé ya a preparar otra a Tierra Santa para el puente de Andalucía de este próximo año 2008. Pronto, y ante mi sorpresa, se alcanzó el número de 50 personas necesarias para organizar el viaje. Ello me hizo ampliarlo a 100, y en la fecha que estamos el número de peregrinos es ya de 94 personas… Ni el tiempo (ocho días), ni la economía, ni el riesgo de atentados en la zona están suponiendo impedimento alguno como yo en un principio creía que iban a serlo...
Para mi es una nueva experiencia, ya que no he estado nunca en Jerusalén, pero sinceramente creo que ningún cristiano debería morirse sin pisar la misma tierra por donde anduvo el Maestro. Los musulmanes están obligados a peregrinar a La Meca una vez en la vida, y creo que los cristianos también deberíamos tomarnos este viaje como una obligación moral…
Dicen los que han estado allí que Tierra Santa es el quinto Evangelio, ese que infructuosamente los detractores del cristianismo no paran de buscar para desacreditar a la Iglesia católica, y que no es otro sino el camino del Via crucis, el Mar Muerto, el lago de Genesaret, el monte de los Olivos… Un metro mas acá o más allá allí estuvo el Hijo de Dios (se me ponen los pelos de punta sólo de pensarlo…) predicando, curando, haciendo milagros, muriendo y resucitando... Dicen que quien va a esta peregrinación nunca lee ya el Nuevo Testamento de la misma manera. Con sólo cerrar los ojos y oír el Evangelio uno se sitúa inmediatamente en el contexto geográfico del pasaje… “En aquel tiempo, estando Jesús en Cafarnaún…”… No podemos volver a “aquel tiempo”, pero sí a “aquel lugar”. Imaginaos que antiguamente hacían falta varios meses para llegar allí, hoy se llega en apenas 5 horas…
Cierto que todos los lugares son santos, que Dios está en todas partes, pero no se trata de que Dios esté más allí que en otro sitio, sino que nosotros nos volvemos más sensibles a su presencia allí donde hace 2.000 años paseaba un carpintero-profeta rodeado de unos cuantos pescadores y mujeres…
Pasa como con las Iglesias. Dios está en todas partes, pero en el silencio y la oscuridad de nuestros templos parece que lo encontramos con más facilidad. Somos humanos, y los condicionantes externos influyen evidentemente en nuestra capacidad de concentración y, por lo tanto, en nuestra oración.
Bueno lo dicho, quedan 6 plazas y se cierra el cupo…
Creo D. Jaime que el nuevo Delegado de Turismo y perigraciones de la Diócesis deberia haber recaido en Usted, por el éxito que esta demostrando en la organización de sus viajes. Me alegro mucho por usted y ojala su Parroquia este construida pronto
ResponderEliminarEsto esta últimamente aburridillo.
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