lunes, 11 de noviembre de 2024

Lo que de verdad importa (The Healer, España, 2017)

Ver una película del mexicano Paco Arango es una experiencia -como dice el eslogan promocional de la que hoy nos ocupa- 100% positiva. Hace unos años comenté Maktub y hoy toca el turno de ésta, una película altruista cuyos beneficios fueron destinados íntegramente a la lucha contra el cáncer, siendo donados a la Fundación Aladina en España y a otras asociaciones en el extranjero. Todo un éxito, ya que la recaudación final a nivel mundial superó los 10 millones de dólares, teniendo además el gran aval de haber sido la película más vista en Netflix en los Estados Unidos en el año 2020. 

Se trata de una película humana, transmisora de valores, que te hace pasar un rato entretenido al tiempo que te sumerge en cuestiones profundas e inquietantes. Vamos con el argumento y después comentamos algo de su espiritualidad, ya que sin ser una película exclusivamente religiosa el componente de fe y muchos elementos cristianos están más que presentes. 

Alec Bailey es un tramposo y mujeriego reparador de objetos electrónicos que pasa su vida entre los pubs y las casas de apuesta en Inglaterra. Acosado por las deudas, su tío Raymond Heacock (Jonathan Pryce) se ofrece a liquidarlas si a cambio pasa un año en Canadá. Ayudado por la veterinaria del pueblo, Cecilia y por el Padre Malloy, descubre que tiene el don de curar, pero se niega a aceptar que esa vaya a ser su nueva vida.    

Vamos ahora a ver su contenido espiritual. Más allá del optimismo vital y la filantropía que transmite, me voy a centrar en los diálogos que tienen un contenido religioso, especialmente en los de los sacerdotes (dos) que intervienen en la película.

El primero de ellos que merece la pena destacar es en la aparición del primer sacerdote, al que no se le da nombre. Alec huye de un par de matones, y se esconde en la Iglesia para no ser visto, más concretamente simula ser un penitente que acude a confesarse:

Sacerdote: “Confiésame tus pecados, hijo mío”
Alec: “Joder, mi madre”
S.: “Eso lo vamos a añadir a lo que tengas que confesar...”
A.: “No, yo… solo me estoy escondiendo aquí”
S.: “Este es un sacramento sagrado, fuera de aquí”
A.: “No, no. Por favor, me matarán”
S.: (Se acerca a los dos matones) “Esta es la casa del Señor. No creo que ninguno de los dos esté rezando, así que tengo que pediros que os vayáis, por favor”

Una vez a solas los dos mantienen una conversación de las más interesantes espiritualmente hablando del film:

Sacerdote: “Ven y cuéntame lo que te está pasando, a lo mejor puedo darte un consejo". (Alec cuenta todo al sacerdote) Parece que tu vida no va muy bien, ¿no? Yo creo que deberías irte a Canadá. Es la forma en la que Dios te da una segunda oportunidad”
Alec: “Le aseguro que mi tío no trabaja para Dios”
S.: “Te voy a contar una historia: Había una vez un párroco en un pueblecito. Llovió torrencialmente durante meses y el pueblo empezó a inundarse. Los habitantes tuvieron que evacuarlo, pero el párroco decía: ‘Dios me salvará’ y se quedó allí solo. Cuando el agua le llegaba a la cintura, le mandaron a la policía para evacuarlo y luego le mandaron a los bomberos y luego al ejército con un barco, pero él siempre se negó, creyendo que Dios iba a ser que lo salvase. Así que se ahogó (risas). Y cuando se vió cara cara con Dios se quejó y le dijo: ‘Dios, ¿por qué me abandonaste?’ y Dios le dijo: ‘Yo te mandé a la policía, y a los bomberos, e incluso al ejército con un barco y aún así no me escuchaste’. Creo que dios te ha enviado a tu tío. Vete a Canadá”

El segundo sacerdote que aparece sí tiene nombre: El Padre Malloy. La primera intervención, no obstante, es más cómica que espiritual:

Padre Malloy: “¿Te veré en misa los domingos?”
Alec: “No. Yo soy budista”
P.M.: “Budista”
A.: “Sí”
P.M.: “¿Y cómo te convertiste?”
A.: “Igual que usted se encontró con Jesús yo me encontré a Buda”

La segunda intervención es más sustanciosa. Habla de un tema delicado (la pérdida de fe del sacerdote) si bien debido a que el transcurso de la trama se centra en Alec no se profundiza demasiado en ese drama personal del sacerdote:

Alec: “Padre Malloy. ¿Dónde se había metido? Me han detenido. Creían que estaba muerto”
Padre Malloy: “Lo sé. Lo siento. Volví tan pronto como me enteré.”
A.: “Pues se lo ha tomado con calma, ¿no?”
P.M.: “Y siento mucho no haber creído en ti. Espera, tengo que confesarte algo. Perdí la fe hace cosa de dos años. De hecho, dejé de creer que Dios existía.”
A.: “¿Qué? Y usted era quien me acusaba de mentir a esta comunidad”
P.M.: “No tuve el valor de decírselo a los fieles, así que seguí haciendo mi papel, que es el de ser cura”
A.: “Qué lamentable”
P.M.: “Pero ayer fallecí. De eso estoy seguro. Y nada podría haberme traído de vuelta, pero… Mira, cuando llegué a Lunenburg escuché historias, rumores, de curanderos. No es el caso. creí que eran invenciones. Ahora estoy convencido de que tienes un don, un don concedido por Dios que me ha hecho volver para darme una segunda oportunidad.”
A.: “¿Lo dice en serio?”
P.M.: “He recuperado la fe. Y todo te lo debo a ti. Alec , hijo… No puedes negarlo. Eres el curandero”
A.: “Ya no puedo más. Yo me voy de aquí. Estáis… estáis todos locos de remate”

Su tercera intervención, en la Iglesia, es para pedir comprensión y respeto para Alec:

Padre Malloy: “Debemos respetar su decisión, no ha sido fácil para él. También debemos dar gracias por los regalos que nos ha concedido estos dos días. Yo el primero”

En medio se produce una nueva intervención espiritual, en este caso del tío de Alec, quien le desvela al joven el origen de los poderes que se le han concedido y que tiene que decidir si mantener o no:

Raymond Heacock: "El todopoderoso, el creador, el Ser supremo.... Dios"

Una de las últimas escenas vuelve a tener como protagonista al Padre Malloy. Alec quiere rezar pero se encuentra la Iglesia cerrada, por lo que pide un favor al sacerdote:

Alec: "Padre Malloy"
Padre Malloy: "Alec, ¿Que haces aquí? A estas horas está cerrada"
A.: "Pues ábrela. Necesito entrar"
P.M.: "¿Qué ocurre?"
A.: "¿Cómo puedo hablar con él?"
P.M.: "¿Con quién?"
A.: "Con Él. Con tu jefe. Él"
P.M.: "¿Dios?"
A.: "Sí"
P.M.: "Tú háblale. Él te escucha"
A.: "¿Puedes hacerlo tú por mí?"
P.M.: "No, no puedo hacerlo"
A.: "Oye, me lo debes"
P.M.: "Tienes razón. Así es. (le abre la Iglesia) Pero esto, debes hacerlo solo. Cierra cuando acabes"
A.: "Gracias"

En el interior de la Iglesia se produce una oración de Alec que merece la pena resaltar. Obviamente no es el modelo de oración perfecta, pero sí nos indica que siempre es bueno hacer oración, incluso cuando uno está irritado, ofuscado -e incluso- "cabreado" con Dios. Nunca es mal momento para una oración, para pedirle aunque sea de manera desgarrada su ayuda. Insisto que no es ejemplo de confianza ni de fe, pero todo lo que sale del fondo del corazón imagino que agrada a Dios:

Alec: "Esto es ridículo. (Se marcha pero da media vuelta) Qué coño.. ¿Sabes qué te digo? ¿Qué clase de cosa eres tú? ¿Eh? Si fueras tan bueno como dices que eres… ¿Cómo permites que la gente joven enferme y muera? ¿Eh?, ¿Por qué no comienzas contestando a eso? O mejor… Abigail… ¿En serio?, Eres tan retorcido. Tiene solo catorce años. Y ahora quiero que me devuelvas mi don. Te juro que si dejas morir a Abigail maldeciré el día que exististe. ¡Charlie! Charlie si estás ahí arriba métele un puñetazo al idiota este en la cara. ¡Devuélvemelo!"

Una película que merece muy mucho la pena, humana y espiritualmente hablando. Termino con una curiosidad cinematográfica. No creo casual que el apellido escogido para el personaje principal (Alec Bailey) sea el mismo que el de George Bailey, el protagonista de la inolvidable "Qué bello es vivir", quien a lo largo de ese film también experimenta un proceso de conversión y de recuperación del sentido de su vida. Estoy seguro de que es un guiño a una de las mejores películas de la historia...

lunes, 4 de noviembre de 2024

Siempre a mi lado (Charlie St. Cloud, EE.UU., 2010)

La película que hoy nos ocupa es el sexto largometraje dirigido por Burr Steers, quien nos presenta un interesante cocktail que mezcla cine romántico a través de una temática de Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM). Protagonizada por Zac Efron y Amanda Crew, el film tuvo como eslogan promocional la frase "la vida es para vivirla" y unos resultados discretos en taquilla. No obstante, espiritualmente es muy aprovechable y transmite de manera muy entretenida la experiencia vital de muchas personas que estuvieron cerca de morir pero en el último instante experimentaron un regreso a la vida. De la misma manera aborda otros temas escatológicos como si es posible comunicarse con personas fallecidas o si desde el más allá se pueden mandar mensajes a los seres queridos. Vamos a comentar el argumento y a continuación algo de estas temáticas a través de algunos diálogos de la película.

El film tiene como protagonista principal a Charlie St. Cloude, quien sufre un accidente de tráfico en el que es reanimado con un desfibrilador. No tiene tanta suerte su hermano Sam, quien fallece en la colisión. Tras este dramático suceso Charlie renuncia a su brillante futuro universitario y deportivo y decide trabajar en el cementerio donde su hermano está enterrado. Pero Charlie tiene un secreto para haber renunciado a todo: tras una promesa hecha a Sam, cada noche se encuentra con él para hablar y jugar juntos. Todo va bien entre los hermanos hasta que conoce a Tess, una chica que le hará tener que  elegir entre mantener la promesa hecha a Sam o ella.

Vamos con los diálogos y momentos más espirituales y que dan lugar a una reflexión teológica. El primero de ellos se produce tras el accidente, en el que se produce este diálogo entre dos sanitarios. En él aparece el primer elemento religioso, ya que Florio porta una medalla de San Judas a quien atribuye que Charlie responda a los electroshocks:

Sanitario: "Déjalo. Está muerto".
Florio: "No existen las causas perdidas. Cállate. (practica el electroshock y lo revive) Gracias Judas(se besa su medalla). Eh. ya has vuelto".

Previo a este momento de "resurrección" se intenta expresar con imágenes cómo puede ser ese momento. Aturdimiento, niebla, una especie de túnel, una luz... forman parte visual de una experiencia imposible de explicar con palabras. El espectador lo intuye pero no hay nada que lo explique, así que sino se está lo suficientemente atento este momento tan importante puede pasar desapercibido.

Precisamente el personaje del enfermero (Florio) es una de las claves de la película. Se presenta como el modelo religioso, manifestándose creyente y hablando de experiencias sobrenaturales. Para mi gusto la conversación más profunda e interesante de la película es ésta en la que un Florio al que le han diagnosticado una enfermedad terminal le da un sentido a la existencia de la vida de Charlie:

Florio: "No lamento nada. He vivido toda una vida" 
Charlie: "¿De verdad eso es un consuelo?"
Florio: "Es el único que tenemos, Charlie. Además, yo pude presenciar un milagro. ¿Cuántas personas podrán decirle eso a San Pedro cuando lleguen a las puertas del cielo? ¿Eh? Eras una línea totalmente plana. Nada. Y entonces… Debes preguntarte por qué"
Charlie: "¿Por qué qué?"
Florio: "¿Por qué tú?, ¿Por qué tuviste otra oportunidad? Dios no hace ostentación sin más, tiene que haber una razón, Dios te concedió una segunda oportunidad".
Charlie: "Pues si hay alguna razón, aún no sé cuál es".
Florio: "Ya. Pues… No creo que trabajando en un cementerio la acabes descubriendo. Eres joven. Deberías abrirte al mundo y vivir la vida. No desperdicies ese don que recibiste".

Tras la muerte de Florio es su esposa la encargada de incidir en esa conversación, ahondando en la idea de que Charlie ha tenido una segunda oportunidad en la vida para cumplir una misión: 

Viuda de Florio: "Florio quería que usted se quedara con su medalla"
Charlie: "¿Está segura?"
Viuda de Florio: "Segura. Decía que era su respuesta para usted"
Charlie: "¿A qué?"
Viuda de Florio: "A porqué usted"
Charlie: "¿Solo a eso?"
Viuda de Florio: "Solo"
Charlie: "Nunca había visto de estas sin cruz"
Viuda de Florio: "No es Jesucristo, es San Judas. Judas Tadeo, patrón de las causas perdidas"
Charlie: "No existen las causas perdidas"
Viuda de Florio: "Eso es lo que siempre decía mi marido"

Esa misión no es otra que salvar la vida de Tess, quien sufre un accidente al chocar su embarcación contra unos icebergs. Previamente ambos protagonistas habían comenzado una historia de enamoramiento en la que la chica conoce el secreto de Charlie. Un par de conversaciones destacan sobre el resto:

Charlie:: "Cuanto más me adentro en tu mundo más me alejo del suyo"
Tess: "En algún momento todos debemos dejar atrás el pasado"
Charlie: "Tess, no puedo perder a Sam"

Tess: "Tú no moriste en aquel accidente Charlie" 
Charlie: "En realidad sí"

El film encierra más sorpresas, pues al más puro "El sexto sentido" resulta que Tess es una especie de fantasma que se puede comunicar con Charlie para pedirle ayuda pues está malherida y casi moribunda. Así que el don de Charlie no solo le permite ver a su hermano, sino a muchos muertos-agonizantes, cuestión que el espectador ya había podido intuir cuando en el cementerio habla con un soldado amigo de juventud, Sully.

Respecto a los diálogos entre Charlie y Sam, los más interesantes suceden en la última parte del film. Me quedo con estos dos:

Charlie: "No tienes porque irte ahora mismo" 
Sam: "Bueno algún día hay que afrontarlo"

Charlie: "Te echo de menos".
Sam: "Estoy bien Charlie daría cualquier cosa porque pudieras verme. Lo que que ahora soy Pero nadie llega a ver nunca lo que podría haber sido".
Charlie: "Siento haber roto el trato"
Sam: "Era el momento. Esto es mucho más increíble de lo que nunca imaginamos, Charlie"
Charlie: "Me duele tanto como el día de tu muerte"
Sam: "Sientes dolor porque estás vivo".
Charlie: "Siempre seremos hermanos"
Sam: "¿Lo prometes? ¿Todos los días? ¿Llueva o truene, haga viento o diluvie?"
Charlie: "Lo prometo".

Al igual que tras el accidente Charlie atraviesa la experiencia del túnel, al final de la película el espectador se une a la mente de Sam para experimentar el Cielo. Siempre que eso sea posible de visualizarse en una película, claro. La paz, la alegría, la comunión con la naturaleza... son elementos que se intentan transmitir para visibilizar que Sam entra en otra dimensión y abandona para siempre este mundo.

En resumen, una película espiritual y muy interesante, entretenida de ver, con bastantes giros que la hacen sorprendente y tocando una temática que nunca defrauda. Muy recomendable para todos aquellos que sientan interés por las cuestiones sobrenaturales.