De nuevo os copio un cuentecito que me han pasado por internet y que me parece muy sugerente:
"Un rey recibió como obsequio dos pequeños halcones y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara. Pasado unos meses el maestro le informó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente, pero que al otro no sabía qué le sucedía, no se había movido de la rama donde lo dejó desde el día que llegó. El rey mandó a llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacerlo volar. Al día siguiente, el monarca decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa a la persona que hiciera volar al halcón. A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines.
El rey le dijo a su segundo: "Traedme al autor de este milagro."
Su segundo le llevó a un humilde campesino.
El rey le preguntó: "¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres acaso un mago?".
Asombrado, el campesino le dijo al rey, "Nada de eso. Fue muy fácil, mi Señor, sólo corté la rama y el halcón voló, se dio cuenta que tenía alas y se largó a volar".
¿Es bonito, verdad? Cuantas veces a nosotros nos pasa como a ese halcón: que no hemos descubierto nuestra valía y nos da miedo abandonar la ramita a la que nos aferramos miedosos y auto-encadenados. Ojalá los cristianos aprendamos a volar sin miedo, a dar testimonio de Cristo y emplear nuestros talentos invirtiéndolos en caridad, y no escondiéndolos bajo tierra como en la parábola de los talentos...
Un saludo y a volar...
Es un cuento muy constructivo, me gusta y creo que nos da una lección. Por experiencia propia se que los miedo te paralizan y te impiden crecer en esta vida, de tal forma que a veces dejas de ser tu mismo.
ResponderEliminarMuy interesante y significativo. También le comento que anunciar el Evangelio es obra de todos y que los Sacerdotes no solo se queden en las parroquias, D. Jaime, también se anuncia el Evangelio en las convivencias, trabajos en grupo, en las Hdades. Porque siempre hablamos de Cristo y mire que bien, que un Sacerdote nos guíe en nuestras "tertulias". Haber si se anima algo más usted, que parece que tiene por castigo la negación. Un saludo.
ResponderEliminarMe recuerda este cuento que hay veces que vivimos aferrados a una situación que a lo mejor no es muy buena, pero en la que a fuerza de costumbre sentimos cierta seguridad, y tenemos miedo al cambio. Empleamos el refrán “más vale malo conocido......”. Podemos sentirlo en las relaciones personales, e incluso en casos extremos lo sienten hasta algunos presos al salir a la calle tras largas condenas. Ocurre también en el trabajo, y se nos oscurece el horizonte ante la posibilidad de perderlo, aunque en él no estemos muy contentos. Y no son pocas veces las que después se alegra uno de haberlo perdido, porque gracias a eso buscamos y encontramos algo mejor que lo anterior. Es la plasmación en la realidad de aquel otro dicho-consejo:
ResponderEliminarNo te agobies cuando una puerta se te cierre, porque Dios te abrirá otras.