La Cuaresma se define como un tiempo de cambio, de conversión y de penitencia. Comenzó el pasado Miércoles de Ceniza y terminará la víspera del Domingo de Ramos, dejándonos en puertas de una nueva Semana Santa. Debe ser, por lo tanto, un tiempo de desierto espiritual, de silencio interior y de preparación a lo verdaderamente importante, la Semana Santa y la Pascua de Resurrección.
A lo largo de estos 40 días la Iglesia nos invita a reflexionar sobre nuestras vidas cambiando todo aquello que esté en connivencia con el pecado. El número 40 no es aleatorio, ya que nos recuerda los 40 días que Jesucristo estuvo en el desierto antes de ser tentado por el diablo. Esta semana estamos, por lo tanto, a mitad de ese camino de conversión.
La Cuaresma, al igual que el Adviento, no es un tiempo que tenga sentido por sí mismo, sino como preparación a la celebración de los días más especiales para los cristianos, los días en los que nuestra fe recuerda los momentos más importantes de la Historia de la Salvación de Dios con la humanidad. Son días para fortalecer nuestra vida de oración, nuestra vida de caridad y la esperanza en la vida futura.
A nivel personal, no sé lo que pasará este año, pero en experiencias anteriores, al terminar este tiempo, siempre he tenido la sensación de que he podido hacer mucho más en el campo espiritual de lo que he hecho. Al concluir estos días siempre me ha parecido que he permitido que Dios toque algunos aspectos superficiales de mi vida, pero que no le he dejado que entre a fondo en mi interioridad. Todos los años cumplo el ayuno, la abstinencia y algún que otro sacrificio “extra”, pero si de verdad me preguntaran si he cambiado sustancialmente, creo que mi respuesta en conciencia tendría que ser un “no excesivamente”.
Esta realidad me agobiaba un tanto en mis años de juventud. Ahora, con la madurez de los años, voy cambiando también la mentalidad. Últimamente no creo que Dios nos pida un cambio radical -del que cada año por el paso de los años me voy viendo más lejano- pero sí que nos exige un reconocimiento de la condición de pecadores para que su misericordia pueda actuar en cada uno de nosotros. No creo que Dios nos pida o exija esfuerzos inhumanos que van en contra de la propia condición humana, pero sí que como criaturas suyas reconozcamos a nuestro Creador y Salvador como el único que puede gobernar nuestras vidas.
En esa clave estoy intentando vivir estos días de gracia del Señor. Espero que sean provechosos y me hagan mejor persona y cristiano.
Estoy de acuerdo contigo en que Él, nuestro Salvador, es el único que puede gobernar nuestras vidas. Él es el que lleva el timón del barco. Por otro lado, por lo poco que sé de ti, seguro que serás siendo una buena persona y buen cristiano.
ResponderEliminarMuchas gracias, Mª del Carmen. Respecto a lo de ser buena persona y buen cristiano, al menos lo intento, aunque es una labor que nunca se acaba... Seguro que tú también lo eres por la reflexión que haces. Un saludo y QDTB
EliminarSe intenta como bien dices, lo que hay que hacer es no venirse abajo y luchar por ser buena persona, ser buen cristiano y luchar día a día con fuerzas porque teniendo presente que Él está siempre con nosotros y que como Padre nuestro que es, nunca nos abandona y quiere siempre lo mejor para nosotros aunque en determinados momentos nos vengamos abajo, como personas que somos, a la larga se sabe el porqué El quería ese rumbo. Y como hijos suyos que somos, tenemos que estar tranquilos porque Él es el que lleva el timón del barco, como he dicho anteriormente. Que Dios te bendiga.
EliminarMuy buena reflexión dado que hay quienes ya no creen ni en Dios,el mundo necesita recobrar su fe y afianzar donde ya la hay... A veces se pierde el sentido espiritual de esos días y se les ve como días de viajes,fiestas,eso está bien,Dios no sólo es amor,es todo,alegría,pasión y sana diversión,sin embargo es muy importante el darnos ese espacio de meditación sobre lo que somos,cómo vivimos y hacia dónde vamos...Me parece muy buen aporte Jaime,gracias por compartir...!!!
ResponderEliminarMuchas gracias +Maria Del Socorro Duarte. Tus palabras son también muy acertadas y reflejan una triste realidad. Esperemos que todas las personas puedan interiorizar en su espiritualidad estos días y prepararse para la Semana Santa, los días más importantes de nuestra vida cristiana. Un saludo y QDTB
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