jueves, 5 de octubre de 2017

Dios es grande, yo soy pequeña (Dieu est grand, je suis toute petite, Francia, 2001)

Ayer vi esta película francesa que la verdad me decepcionó bastante. Se trata de una comedia romántica con un argumento bastante sugerente pero que sin embargo se diluye como un azucarillo sin profundizar en ningún tema interesante. Se trata del último largometraje cinematográfico dirigido hasta la fecha por Pascale Bailly, quien ha derivado su carrera hacia las producciones televisivas.

El argumento, como digo, es de lo poco que se salva de la película. Una chica, Michele (Audrey Tatou) se encuentra en un momento psicológicamente bajo de su vida, y va tratando de encontrar consuelo en las diferentes religiones mayoritarias, pasando por el cristianismo, el budismo y finalmente el judaísmo. Su intención es la búsqueda de la felicidad y complacer a sus esporádicas parejas quienes sin embargo apenas se muestran interesadas por la religión.

Con ello se realiza un recorrido por las distintas espiritualidades y por las relaciones humanas, pero -como he adelantado previamente- sin profundizar ni en lo uno ni en lo otro. Van pasando los minutos y el film se convierte en una serie de situaciones más o menos cómicas - a mí no me consiguió arrancar ninguna sonrisa- en las que los protagonistas van actuando sin un hilo conductor que aporte coherencia.

Los medios anticonceptivos, el aborto, el sentido de la vida, la muerte, los preceptos religiosos, el psicoanálisis, la instrucción en la fe, los rabinos o gurús, el sabath, ... muchos temas atrayentes van y vienen a lo largo del metraje pero uno termina el visionado del filme con la sensación de que se ha perdido una magnífica ocasión para tocar con fundamento temas importantes. Los temas son tratados de forma banal e insustancial, a través de una especie de sátira en la que se relativiza todo lo sagrado. Estos dos diálogos entre la protagonista y su compañero son buenos ejemplos de ello:

François: "¿Estás bien?"
Michèle: "Sí, ahora soy budista".
F: "Entonces estás bien... ¿Qué implica eso?"
M: "Mucha meditación... Tienes que trabajar hacia la iluminación, hacia la nada".
F: "Eso es difícil".
M: "Sí, toda esto de la energía positiva es agotador".

Michèle: "Léelo... Léelo... Este es realmente bueno. Este también. Todos los libros van sobre el Holocausto".
François: "La Shoah".
M: "¿Cuándo dejó de ser `el Holocausto´? Siempre he oído `Holocausto´ ".
F: "Se dice Shoah".
M: "Todo el mundo dice Holocausto".
F: "Michèle, `Holocausto´ significa un sacrificio religioso aceptado. Fue una Shoah, un genocidio, no una ofrenda a Dios".
M: "Una serie de televisión se llamaba Holocausto. La televisión es una cosa muy seria...".

Las comedias religiosas no abundan. Esta, desgraciadamente, pasa sin pena ni gloria, cuando -insisto- reunía un gran puñado de buenos requisitos para al menos haber resultado atrayente.

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