Aún recuerdo a mi difunto padre hablando de "La túnica sagrada" como "La primera película que se había hecho en cinemascope", detalle que a mí se me escapaba y al que no le daba la importancia que efectivamente tuvo en su momento. Creo que por ello le tenía un cariño especial que le traía recuerdos de juventud. Lo cierto es que igual que "Avatar" marcó un hito en el Cine en 3D, esta película lo hizo en su época con esta innovadora tecnología de imagen panorámica y sonido estereofónico.
Este film, basado en el libro de Lloyd C. Douglas y dirigido por el germano Henry Koster (quien ya había dirigido La mujer del obispo y la inolvidable El invisible Harvey) se hizo acreedor de dos Óscars menores y cinco nominaciones más, lo que indica que estamos ante una superproducción con un considerable presupuesto y un buen reconocimiento en taquilla y crítica.
La película mezcla algunos relatos históricos narrados en la Biblia con una buena dosis de ficción aportada por el libro homónimo mencionado anteriormente. No obstante, es justo reconocer que la novela presenta textos con contenidos espirituales más profundos y casi teológicos, mientras que el film sacrifica buena parte de esos largos párrafos para agilizar la acción, dejando que sean el decorado y la ambientación lo que impresionen al espectador.
El reparto es de auténtico lujo, con una selección de los mejores actores y actrices de la época, como Richard Burton (Marcellus Galio) Jean Simmons (Diana) o Victor Mature (Demetrius). Personajes históricos como Calígula, Tiberio, San Pedro, Judas Iscariote o Poncio Pilatos tienen mucha importancia en el desarrollo de la trama, y es en esas escenas en las que la película se adentra en el terreno de la ficción, muy verosímil y acorde a lo narrado por los Evangelios, pero ficción al fin y al cabo.
El argumento es esencialmente la historia de amor ocurrida en Palestina entre el tribuno Marcellus Galio y la esclava Diana, en el mismo período histórico (32-38 d.C.) en que tiene lugar la muerte y resurrección de Jesucristo, teniendo como hilo conductor la túnica del nazareno que Marcellus Galio habría obtenido tras la crucifixión y que lo atormentaba. En palabras de su esclavo Demetrius:
Tienes miedo, pero realmente no sabes la razón. Crees que es su túnica lo que te enferma, pero es tu propia conciencia, tu propia vergüenza. Incluso cuando lo crucificaste lo sentiste.
En ese apasionante contexto histórico se realiza una reflexión sobre el inicio del cristianismo como fe que revoluciona el imperio Romano desde sus entrañas. En este sentido, el emperador Tiberio aparece casi como un profeta que conoce el desarrollo de lo que está por venir:
Cuando suceda, así es como empezará. Algún mártir oscuro en alguna provincia olvidada, luego la locura. Infectando las legiones, sacudiendo el Imperio, luego el fin de Roma.
Al mismo tiempo, se realiza una reflexión sobre la fe, la libertad, la religión y el amor. El nacimiento del cristianismo desde las clases bajas y la transición de un judeocristianismo a la conversión de los paganos quedan bien plasmadas en la trama. De la misma manera, las pugnas de la incipiente fe cristiana con el imperio romano y con las autoridades religiosas judías quedan de manifiesto a través de los acontecimientos que sufren los personajes. Esta frase del liberto Demetrius es buena prueba de ello:
Lo crucificaste. Tú, mi amo. Sin embargo, me liberaste. Nunca más te serviré, cerdo romano. Amos del mundo, os llamáis a vosotros mismos. ¡Ladrones! ¡Asesinos! ¡Animales de la selva! ¡Una maldición caiga sobre ti! ¡Una maldición caiga sobre tu imperio!
La historia de amor termina en el martirio de ambos protagonistas convertidos al cristianismo y ejecutados por Calígula, con las palabras del desquiciado emperador:
¡Van a un reino mejor! ¡Van a un reino mejor! ¡Van a encontrarse con su rey! ¡Van a encontrarse con su rey!
Tal fue el éxito de la cinta que tendría continuación unos años más tarde con "Demetrius y los gladiadores", que espero poder volver a ver en unos días para también comentarla como se merece.
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