En medio de esas tediosas listas de descendientes encontramos algunas oraciones con un contenido más espiritual, atribuidas casi todas ellas al Rey David, con unos temas y contenidos que se repiten la mayoría de ellos en el Libro de los Salmos. De una de ellas, en concreto del capítulo 16, he escogido un versículo que cualquier creyente se sabe de memoria, repetido hasta la saciedad en la recitación del Salterio o en los salmos responsoriales. Pese a su presencia abundante en la Liturgia -o precisamente gracias a ello...- no se debe ocultar la belleza de este simple versículo que nos habla de la infinita misericordia de Dios.
Su contenido, por sí solo, es una preciosa oración de alabanza:
1 Crónicas 16, 34:¡Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia!
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