De la Tercera Carta se puede hacer casi la misma introducción que de la Segunda. Si ésta era el libro más corto de la Biblia con 13 versículos, la que hoy afrontamos también cuenta solo con 15, por lo que es, del mismo modo, muy reducida en su contenido. Al igual que la anterior, posiblemente tampoco fuera escrita por San Juan, sino por el autodenominado "El presbítero", uno de sus discípulos. La Carta se dirige a Gayo y su temática es elogiar al propio Gayo y a Demetrio, afeando la conducta de un tal Diotrefes.
Selecciono para el comentario el versículo 11, que da título a esta entrada. Breve pero intenso, en la misma línea que las cartas anteriores. Quien cree en Dios debe refrendar esa fe en buenas obras, de lo contrario su fe es una farsa. Se trata de una frase dirigida a Gayo pero que nos podemos aplicar en primera persona cualquiera de los que nos llamamos cristianos. Directa, al corazón:
3 Juan 1, 11:
"Hermano muy querido, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace el bien es de Dios; pero el que practica el mal no ha visto a Dios".
No hay comentarios :
Publicar un comentario