No hay que confundir a este autor sagrado con San Malaquías, o Malaquías de Armagh, el profeta irlandés del siglo XI a quien se le atribuyen las obras Profecía sobre los papas y Profecía sobre Irlanda.
La extensión del libro bíblico es bastante corta, con tan solo tres capítulos. De entre todos ellos, selecciono estos dos versículos del último capítulo que hablan del triunfo definitivo de la justicia divina. Precisamente para combatir las dudas y el pesimismo reinante en el pueblo elegido, el profeta quiere garantizar la justicia de Dios en el futuro, como ejemplo de la sabiduría real:
Malaquías 3, 17-18
Ellos serán mi propiedad exclusiva, dice el Señor de los ejércitos, en el Día que yo preparo. Yo tendré compasión de ellos, como un hombre tiene compasión de su hijo que lo sirve. Vosotros veréis de nuevo la diferencia entre el justo y el impío, entre el que sirve a Dios y el que no lo sirve.
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