En estas Navidades que mañana comenzaremos, donde mi corazón aún se siente extraño y desubicado por ser las primeras sobrellevando la ausencia física del padre que me trajo al mundo, me ha llamado poderosamente la atención esta nana-villancico de la madrileña de nacimiento y malagueña de adopción Pasión Vega.
Con letra de Antonio Martínez Ares, más conocido por estas tierras andaluzas por su faceta carnavalesca, la nana es una mezcla de sentimientos netamente arraigados en nuestra cultura andaluza, donde tiene cabida incluso lo contrapuesto: Amor, ternura, miedo, alegría, soledad, compañía, esperanza… Podríamos decir que es una canción tan Navideña como de la Semana Santa que se deja traslucir en su letra. Nacimiento y muerte unidos en una misma canción.
Al oírla me ha venido a la mente la mirra, regalo de uno de los Reyes Magos y que muchos ignoran que es un presagio del ungüento con el que se ungían los cadáveres en los tiempos de la llegada del Mesías. Un regalo nada “políticamente correcto” para un recién nacido. Pero un regalo que nos recuerda que la vida y la muerte son las dos caras de una misma moneda, la de la vida-muerte de Cristo y la de todas y cada una de nuestras vidas-muertes, llamadas un día a concluir su existencia a la espera de compartir la resurrección de Cristo.
Mi corazón está triste y sensible en estas fechas. Quizás por ello esta nana me ha atravesado hasta lo más profundo de mi ser. A mi alrededor todo será fiesta, alegría y diversión estos días. La compartiré, la secundaré y me uniré a ella. Estaré feliz porque celebraré que un día vino al mundo el Salvador de la humanidad. Pero no olvidaré que ya en Belén estaba presente el Calvario. Y que el Calvario fue necesario para la Pascua. Un ciclo de alegría-tristeza-alegría que espero se repita en todas nuestras vidas.
¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!
Duérmete tesoro mío,
no tengas miedo de ná,
mi pecho combate el frío,
con tus manitas helás.
Calla que tras la colina
está la muerte acechando,
viene cargada de espinas,
luces, fatigas y clavos.
Nana, para unos ojos morenos.
Nana, para mi estrella y mi cielo.
Nana, pa un ángel recién nacío.
Nana, que se me ha quedao dormío.
Cuando ríes se ilumina
las ventanas de mi ser,
que hermoso es dar luz divina
y que la lirio querer.
Yo estaré siempre a tu vera,
sueña libre pastorcillo.
Ala eahh eahh eahhh
de penita el mío.
Nana, para unos ojos morenos.
Nana, para mi estrella y mi cielo.
Nana, pá un ángel recién nacío.
Nana, que se me ha quedao dormío.
Te acompaño en ese sentimiento de ausencia, que por muchas presencias nunca será igual a la figura de un padre para un hijo. Nos queda la esperanza de saber que estaremos junto a él, en el Cielo, para no separarnos más.
ResponderEliminarMi padre falleció hace 9 Navidades y sigo echándolo en falta en ésta "celebraciones familiares", dónde ya no es lo mismo.
Se fué sin hacer ruido y sólo pude decirle: "hasta luego", ya que la confianza en Dios me permitirá estar con él.
Ánimo, Jaime, que seguro que tu padre como el mío, sigue presente aunque no lo veamos.