Entramos en el cuarto domingo de Adviento, lo que quiere decir que estamos ya muy cercanos a la Navidad. Para preparar bien estas fechas nos puede venir como anillo al dedo estos dos textos de los “Soliloquios de Belén” de Giovanni Papini. Habréis notado que desde hace unos meses he descubierto a este autor italiano que me encanta por su sencillez y profundidad (no tienen porque contraponerse) al escribir.
Se trata de dos posturas contrapuestas de cómo recibir -o no hacerlo- a la Sagrada Familia en nuestras vidas. Ambos tienen sus dudas, los dos son desconfiados, ninguno de ellos está a la altura de las circunstancias, pero por lo menos uno ha realizado una obra de caridad y el otro no. Uno de ellos podrá dormir tranquilo mientras la conciencia del otro no le dejará dormir esa noche.
Os dejo los textos para vuestra reflexión-oración:
EL POSADERO
Aunque me hubiera quedado una habitación libre, desde luego no se la hubiera dado a esa pareja. Gente sospechosa. Han dicho que eran marido y mujer, pero yo no me chupo el dedo y a mí no me la pegan.
Él es demasiado viejo y ella demasiado joven. Y como está encinta... Tal vez es el padre que la ha sacado de su pueblo para evitar el escándalo. Pero la mía es una posada honrada, y aquí no quiero partos clandestinos.
Por otra parte, no me parece que la trate como a una hija. Este vejete la mira como si fuera una cosa santa y casi con reverencia. Acaso es un criado de confianza que ha cargado con este bonito trabajo... De todas maneras, su marido no es. Y ella con ese aire inocente y casto como si no se avergonzase de nada... Y debe de estar en los últimos días. Ya te digo yo que las apariencias... ¡Fíate de las mujeres! Parece una virgen y está a punto de ser madre. ¡Hay que ver! Y luego, como si no bastara, huelen a miseria desde una legua. Y en mi casa no quiero pobres. Serían capaces de plantarse aquí durante un mes, con la excusa de la parturienta, y al final de todo oírles decir que no tienen bastante dinero para pagar la cuenta.
Si hubieran llegado con bonitos vestidos y con la bolsa llena acaso hubiera podido encontrar un rinconcito para ellos. El mozo podía haber ido a dormir a casa de sus hermanos durante algunas noches... Cuando el oro está de por medio todo se arregla. Pero con esos no hay nada que hacer. Ella lleva un vestido cualquiera que yo me avergonzaría de dar a mi mujer, y él un manto liso que debe de tener más años que quien lo lleva. Además, habría el peligro de que los gritos de ella y los lloros del niño molestaran a los otros viajeros. ¡Buena cosa encontrarse la posada vacía por culpa de dos vagabundos misteriosos! Aseguran que son galileos, pero el refrán dice que de Galilea nunca puede venir algo bueno.
¡He hecho bien en sacármelos de encima!
Un agujero en cualquier sitio lo encontrarán seguro antes que sea de noche.
EL DUEÑO DEL ESTABLO
Ya he dicho que sí, pero casi, casi me arrepiento... En la posada no los han querido, no tenían dónde caerse muertos... Son débiles: me he dejado conmover, especialmente por ella, con esa cara humilde y sin embargo apasionada, con sus ojos de niña que ha venido de un mundo más claro que el nuestro. Y parece que lleva un gran secreto contra el pecho como otra llevaría un ramo de flores. Es tan inocente, cándida, pura, que parece imposible que tenga que parir de un momento a otro...
No he tenido valor para sacármelos de encima, de noche, en ese estado: acaso he obrado mal, pero ya no hay remedio. Se han sentado en el establo, en silencio; como si rezaran sin palabras o esperasen un milagro.
También el viejo parece una persona de bien. Asiste a esa pobre mujer con tantos miramientos como si ella fuese una reina y él un señor convertido en esclavo. No entiendo nada. Van por el mundo solos, sin un criado, sin una mujer que pueda ayudar a esta niña que está apunto de sufrir... ¿Por qué habrán salido precisamente los últimos días del embarazo? Llevar a esa pobrecita por los caminos, en este mes frío y en sus condiciones, no es propio de un hombre juicioso.
Total, que no he tenido valor para dejarlos marchar desconsolados. El establo es viejo y sucio, pero, por lo menos, tienen un poco de techo sobre la cabeza y las bestias siempre dan un poco de calor. Aunque me haya equivocado, lo he hecho con buen fin: el Señor no me castigará. He sentido como si una voz interior me empujara a albergar a esos dos pobres extraviados. Y hasta el Libro ordena dar albergue a los peregrinos abandonados. ¡Dios quiera que todo termine bien para ellos y para mí!
Hola Jaime
ResponderEliminarJuan Manuel
Leyendo el tema que has propuesto he esbozado una sonrisa porque me has hecho recordar un fragmento de la obra El catolicismo explicado a las ovejas de Juan Eslava Galán, premio Planeta en 1987.
En un principio pensé el hacer un copia y pega de ese fragmento concreto pero recapacité porque, aunque para mí es una lectura sana, algunos lectores de tu blog puedan no estar preparados para encajar una lectura plena de sarcasmo e ironía sobre una asunto tan "sagrado".
Aún así te la recomiendo ya que si se tiene la mente abierta se pasa un buen rato.
Saludos Jaime
P.d.: Si lo deseas puedo enviártela por mail.
Leído, Juan Manuel. Me quedo con Papini. El producto nacional contemporáneo me vuelve a dejar indiferente, lo cual, en mi caso, no es ninguna novedad. Un saludo
ResponderEliminarHola Jaime
ResponderEliminarJuan Manuel
Por supuesto Jaime que, tras la lectura de textos tan dispares tú tirarás hacia el de Papini. Pero... Una pregunta... Imagino que habrás leído San Manuel Bueno, mártir
¿Crees que ese ejemplo se puede dar entre el clero? Es decir. Sin llegar al extremo de no creer en Dios (O quizás sí) Entiendes que pueda ser lógico que existan sacerdotes que entiendan, por ejemplo, que su papel es el del servicio y el consuelo aunque tengan serias dudas de los dogmas católicos?
Saludos
Hola Juan Manuel. Buena pregunta. Yo sinceramente creo que sí a todo lo que planteas. La fe es algo dinámico, algo parecido a la luna: o crece, o mengua. Por supuesto que a lo largo de una vida hay momentos de duda e incluso de negación de la trascendencia. La "noche oscura" de San Juan de la Cruz o de Santa Teresa de Ávila son sin lugar a dudas momentos de la vida en los que no se ve a Dios por ninguna parte, y toda la existencia se tambalea. No lo digo yo, lo dicen los posiblemente mayores místicos de la Iglesia Católica. Y si uno es capaz de dudar sobre la existencia de Dios, más aún sobre alguno de los dogmas "menores". No me cabe duda de que habrá muchos cristianos (incluidos muchos ministros del Señor) que estarán pasando ahora mismo esa noche oscura. Saludos
ResponderEliminarInteresante el planteamiento de estas dos posturas.
ResponderEliminarQue reflección mas bonita, si la comparamos con nuestras vidas como unos no aprecian por lo que hacemos y otros nos critican, aunque creamos que progresamos mucho en verdad seguimos igual que hace mas de 2.000 años.
ResponderEliminarmuy bueno, saludos!
ResponderEliminarCreo que ponemos al posadero con demasiada imaginación.
ResponderEliminarHola Jaime
ResponderEliminarJuan Manuel
Aunque el sentido que das a estas fiestas es diferente al mío no está de más el que te desee lo mejor para ti y tu familia en estos días y, por supuesto, durante el resto del año.
Saludos
Hola Jaime
ResponderEliminarJuan Manuel
Como sabes soy ateo, nunca he creído en un Dios ni siquiera cuando era un crío. Fui bautizado (Ya, felizmente, tengo la apostasía), y me pusieron chaqueta y crucifijo para hacer la comunión.
La "Noche oscura" que tu dices haber vivido en algún momento no la he tenido nunca, es decir, en mi caso, nunca he tenido dudas de la no existencia de Dios.
Tengo 50 años y si fuera un creyente diría que Dios me ha bendecido con una vida infinitamente agradecida. Estoy divorciado y mi trato con mi ex es exquisito, tengo dos hijos, chico y chica cada uno trabajando de ingenieros en una compañía aeronáutica en USA. Ninguno de los dos está bautizado.
Han sido educados en la racionalidad. Ninguno se declara ateo pero no comulgan con ninguna religión. Están cerca de mi postura aunque les gusta discrepar conmigo, y eso me gusta, no son corderos de nadie.
Mi hija tiene un novio y, al plantearse su unión, la familia del novio le han dicho que para casarse con él ha de bautizarse bajo el rito copto.
El primer conflicto importante que ha tenido su hija en su vida, mira tú por donde, ha sido debido a la religión... Qué cosas ¿no?
Por supuesto que no soy cristiano en el sentido en que crea que Jesús fue medio hombre, medio dios, pero creo que soy mejor "cristiano" que muchos de los que se denominan así.
Creo que las enseñanzas de Jesús expresadas en la Biblia harían de éste un mundo mejor, lo que pasa es que raramente son seguidas. Gandhi lo resumió muy claro así: "Me gusta vuestro Cristo, lo que no me gusta son los cristianos. Vosotros, cristianos, no os parecéis en nada a vuestro Cristo". Siempre me he sentido mejor "cristiano" que muchos creyentes de golpes en el pecho aunque no crea en Dios.
Muchos cristianos piensan que porque creen en el Dios verdadero son automáticamente buenos y tienen su billete de ida a la vida eterna. Incluso diría que esa es la razón por la que creen. He oído a demasiados "creyentes" argumentar al modo de lo que hacía Pascal, algo así como un trato win/win.
Así que podría decir que dentro de esta lógica está la de asumir que Dios premiaría antes a la fe ciega por encima de la lógica y los buenos actos que pudiera tener un ateo como yo.
De todas maneras, para el dios de los cristianos, es igual de malo creer en el dios erróneo como no creer en ninguno. Para los cristianos, la idea de otros dioses es, por supuesto, ridícula. Políticamente correctos no lo dicen pero, por ejemplo, afirmarían rotundamente que Sri Ganesha, un elefante con muchos brazos nunca existió; solo es una estúpida, antigua e ignorante superstición. Y en el caso de que existieran otros dioses (lo cual, por supuesto, no es cierto) entonces el Dios cristiano es el mejor. El más omnipotente, el más bueno, el más listo... simplemente el mejor. Aunque la Biblia no es muy clara en ello, algunas partes hablan de amor e igualdad y otras son extraordinariamente crueles.
Jesús fue un hombre, y si olvidásemos toda esas ideas acerca de ser medio dios y los actos sobrenaturales que se le acreditan, si existió, fue un hombre cuyas sabias palabras muchos otros hombres podrían seguir todavía. Su mensaje fue, usualmente, uno de perdón y bondad.
continúa
Continúo ya que no me dejaba escribir más en el anterior.
ResponderEliminarComo decía, estas son virtudes maravillosas, pero las he visto desechadas por muchos de aquellos que hacen llamarse temerosos de Dios. Básicamente eligen lo que desean de su "libro de normas". He visto tanta crueldad y prejuicio en nombre de la cristiandad, y de otras religiones, que me hace pensar si no han sido demasiado selectivos a la hora de leer y reinterpretar las doctrinas.
Con Dios o sin él, si pudiera elegir algo para lograr un mundo mejor, haría que toda la humanidad se adhiriera a esta pequeña perla: "Aquel que esté sin pecado que tire la primera piedra". Te aseguro Jaime, que nunca se tiraría una piedra.
Y es que envuelto en un mundo donde un ateo que educa a sus hijos para que sean capaz de pensar y decidir, la religión se impone como siempre se ha impuesto:
Sin duda los padres de él piensan que es lo mejor que se puede hacer pero realmente lo que hace la religión es imponerse sobre voluntades porque sí.
Los que estáis metidos en vuestra creencia estimáis que es el comportamiento correcto y olvidáis que no estáis en este mundo solos.
Un ejemplo. Ahora, los católicos, acabáis de celebrar el día de la familia.
Os otorgáis el monopolio de que la palabra familia significa vuestra familia. Ni siquiera celebráis el día de la familia católica o el de la familia cristiana o lo que sea. No. La palabra familia sin adjetivar es vuestra. ¡Tócate los ...!
Lucháis por el significado matrimonio tenga el significado que queréis vosotros pero no os paráis a pensar en que hay muchos tipos de familias.
¿Luego os extrañáis de que exista tanta animadversión contra vosotros? Si es que sois únicos en ser verdugos y llorar como víctimas.
Creo que soy un buen "cristiano" a pesar de que ni siquiera crea que existiera tal personaje.
Intento ser justo y me gusta ser justo, por que, a diferencia de las religiones, como ateo, trato a todas las religiones de la misma manera.
Saludos
Hola Juan Manuel.
ResponderEliminarAnte tu "confesión de no fe" sólo debería callar y respetar, cosa que hago, pero me voy a tomar la libertad de exponer algunos puntos que no comparto y que me gustaría reflexionar contigo. No pretendo llevar razón (como insinúas) pero si contrastar distintos puntos de vista.
En primer lugar, respecto a la educación de los hijos en la fe, me parece justo que quien no tenga fe no la intente transmitir, pero no me parece justo que eso sea enarbolando la bandera de la libertad. Quien no transmite la fe no puede pretender que sus hijos sean personas religiosas, ya que la fe no es el adoctrinamiento en una serie de verdades sino la transmisión experiencial de unas creencias a través del testimonio de vida. Me explico. Si yo a mi hijo no le enseño matemáticas no puedo pretender que las aprenda por ciencia infusa. Yo no sería creyente si mis padres, abuelos y un sinfín de generaciones no me hubiera transmitido (con sus limitaciones y pecados personales) el mensaje de Jesucristo. La fe no les pertenecía como no me pertenece a mi. Es algo vivo que se transmite y se acepta personalmente, pero que tiene que ser transmitida por alguien. De acuerdo que toda persona tiene una apertura a la dimensión religiosa, pero si no se entrena es como un mal atleta que no fortalece sus músculos. Por ello, el "cuando sean mayores que ellos decidan" que en tu caso y en el de gran parte de la sociedad se está imponiendo me parece una condena implícita a la privación de los valores religiosos. Del mismo modo que antes se adoctrinaba a la fuerza ahora pienso que en muchas familias cristianas se peca de dejadez de funciones. En tu caso no existe ese pecado, pues, al no haber fe, no hay nada -religioso- que transmitir, de la misma manera que un padre que no sabe chino es imposible que transmita esos conocimientos a su hijo.
La segunda matización, menor en este caso es sobre el vocabulario empleado desde la Iglesia. Te doy la razón en el término "familia", ya que hay muchas acepciones y modelos de familia a lo largo de la historia y de las distintas culturas. Es una palabra por esencia abierta a multitud de variantes. Pero no sucede lo mismo con "matrimonio". Esta palabra latina en su origen y sin más acepciones que la que imperaba en el imperio romano se reduce a la unión estable entre un hombre y una mujer. Así queda consagrado en el Derecho Romano, fuente de la legislación occidental. Que hoy, por otro tipo de intereses se quiera abrir esa palabra a otro tipo de uniones no me parece justo. No critico ni condeno esas uniones, pero podrían haber escogido otro término para sus relaciones y no apropiarse de un término tan definido como ese. Sin connotaciones religiosas, pero con más de 2.000 años con una definición unívoca. Precisamente por otros comentarios tuyos deduzco que no te gusta que culturalmente nadie se apropie de lo que no es suyo. Hoy hay determinados colectivos que se han apropiado de la palabra "matrimonio" dándole un sentido que no tiene nada que ver con aquel para el que fue formulado y que ha tenido más de XX siglos de vigencia.
Por lo demás, suscribo en gran parte el resto de tu discurso. No lo comparto, pero yo también desearía que gran parte de los cristianos supieran argumentar con la lucidez y coherencia que tus palabras traslucen. Enhorabuena.
Saludos
Hola Jaime
ResponderEliminarJuan Manuel
Gracias a tu talante y el brindar este espacio me es fácil el poder "abrirme" y exponer mi experiencia más personal.
Me referiré primero al segundo punto. Yo también creo que matrimonio, etimológicamente, se refiere a un matrimonio heterosexual y sólo se puede explicar, la intención de llamar matrimonio a la unión homosexual, en el afán de tener los mismos derechos, llevándolos incluso al de la denominación.
Y es ahí donde quiero llegar con el comentario. Si la Iglesia defiende con tanto ahínco la no manipulación de una palabra no es explicable que se apropie de otra (familia) con tanto descaro.
En cuanto a la transmisión de conocimientos a nuestros hijos es claro lo que dices. Los conocimientos del hombre se transmiten a nuestros hijos directamente o por terceros: profesores, libros, etc... Porque si no, no adquirirían esos conocimientos. Obvio.
Pero, ¿Qué deseamos transmitir a nuestros hijos?
Mientras que tú entiendes que el sentimiento religioso se ha de añadir al repertorio de conocimientos para educarles. Para mí, la religión (refiriéndome al magisterio y dogma de las religiones, no me refiero a la "Historia de las religiones" de lo que estoy de acuerdo que se ha de enseñar) es algo que la han de vivir ellos y no imponérselo. La fe no se ha de imponer.
Si yo quiero dar a mis hijos lo mejor, estaría muy desilusionado de sólo dar unos argumentos y que se encuadren en un concepto determinado, sin darles la oportunidad de que duden "la duda es el principio de la sabiduría", como diría Aristóteles.
Permíteme que me exprese con ejemplos para mostrar más claramente mis argumentos.
Imagina que yo soy creyente y en mi interés por el bien de mis hijos me puedo preguntar si el azar que hace que mis hijos nazcan en mi familia y en España es garantía de que el Dios cristiano es el mejor, o el verdadero, o el que existe. Aquí no me voy a referir a las costumbres o normas de convivencia, me refiero a los ritos y dogmas que las diversas religiones muestran como relación directa con los dioses.
En el Sáhara hay una tribu que aplica el rito el enterrar esperma pues entienden que de esta forma, sus dioses les proveerán de una tierra más fértil. ¿Enseñaré a mis hijos esto? Podré ser políticamente correcto y decir que las creencias son respetables (no siempre), pero a la vez entender que esto es una estupidez y que sé que ese Dios que busco no está para esas tonterías. Sin embargo, si mis hijos nacen en esa tribu y yo, su padre, no dudo ni cuestiono ese rito crecerán con esa creencia donde será muy curiosa y antigua pero, evidentemente, NO QUERRÍA ESO PARA MIS HIJOS.
Puedo ir religión por religión y encontrar gestos absurdos atribuidos a los dioses de los más dispares. Tú te consideras cristiano, pero ¿qué cristiano quiere realmente el Dios de los cristianos? ¿El cristiano católico o el cristiano mormón o quizás el amish? ¿El cristiano adventista que abomina de las imágenes, que incluso consideran al Papa como Satán? ¿Es posible que el Dios que regule la entrada en ese paraíso no sea el cristiano? ¿Podría ser el dios judío? Que siendo el mismo pone reglas distintas para disfrutar de esa vida eterna junto a él y, en este caso, cuanto más disparatadas y absurdas mejor. ¿O la otra versión del mismo dios, el Alá que pone otras normas y no sólo eso, sino que describe esa vida eterna de una forma diferente? Los japoneses no tienen un dios definido sino más bien una filosofía con componentes mágicos ¿Podría ser esto así que realmente fuera así? ¿O quizás te reencarnarías?
Y podría ir creencia por creencia teniendo la sensación de que Dios será muy poderoso pero no tiene ni idea de marketing.
Continúo...
Juan Manuel de nuevo.
ResponderEliminarJaime, si a tu muerte, te encuentras al Dios cristiano católico, enhorabuena, pero si te toca el dios judío, lo llevas claro porque por escribir en este blog los sábados y, además, escribir "Dios" tantas veces para referirte a él... Jaime te auguro una vida ultraterrena calentita.
Volviendo al ejemplo de la tribu sahariana ¿Entenderías que a mis hijos sólo les mostrara tal actitud como curiosidad antropológica o les debería decir que la tierra, efectivamente, es más fértil por eyacular en un hoyo? ¿Te parece absurdo el ejemplo? Y ahora te pregunto... ¿Qué diferencia hay entre lo que hacen esta tribu y la transubstanciación de la hostia consagrada? Seguro que ahora te pondrás a la defensiva ya que toco lo tuyo pero Jaime. Es tan absurdo como el ejercicio eyaculatorio fertilizante. Aunque los católicos lo neguéis, que no el resto de cristianos, a dios sólo lo sustenta la fe, no la razón.
¿Cómo voy a enseñar eso mis hijos?
Lo dicho, si alguna vez sienten esa "llamada" de la fe, que elijan. Yo consideraré que he hecho un buen trabajo dejándoles que decidan libremente proporcionándoles las herramientas necesarias para el ejercicio de la razón. Mostrándoles que no han de ser seguidores incondicionales sino que apliquen la racionalidad pues así, sí, serán libres.
Lo que no voy a enseñar a mis hijos es el credo quia absurdum. De ninguna de las formas.
Saludos