Ayer por fin pude ver la película de Ang Lee ganadora de cuatro Oscars (sobre once nominaciones) de la que tan buenas
referencias me habían dado y que en efecto no me ha defraudado ni un ápice. Lástima que no la pude ver en 3D, que es el formato idóneo en la que está pensada su visionado.
La película está basada en el libro del mismo nombre escrito por Yann Martel, autor canadiense nacido en Salamanca (España). Como toda buena obra, La vida de Pi pertenece a ese selecto grupo de libros/películas que al terminar no
concluyen, sino que activan un proceso interno de memoria y de razonamiento
para que el lector/espectador ponga en orden todas las piezas de un puzle que queda incompleto tras los
créditos finales. Su final marca el principio de una actividad posterior en la que debemos posicionarnos y buscar nuestra propia comprensión de lo que el director -y en última instancia el autor del
libro- nos han intentado transmitir.
La vida de Pi narra la historia de Pi Patel, el hijo de un cuidador de zoo que sobrevive a un naufragio en un bote junto a un tigre de bengala, al que llama Richard Parker. Las calamidades de ese viaje serán narradas en el futuro a un escritor que quiere conocer toda la verdad en una historia que encierra muchos interrogantes...
Dos puntos me merecen especial atención a la hora de
realizar mi valoración de la película:
1. En primer lugar, la película responde a la perfección a la
etiqueta que le he puesto: “Cine Religioso”. Estuve dudando, ya que es cierto que también es una
película que podía haber etiquetado como "Cine con valores", pero me he decantado por lo primero ya que tiene un mensaje religioso indiscutible. Él mismo lo dice antes de comenzar a narrar su historia: "Esta es una historia que te hará creer en Dios...". Se trata de una religión un tanto extraña, eso sí, ya que el protagonista, Pi, hace alarde
de ser a la vez cristiano, musulmán e hindú; lo que incluso le acarrea las
criticas y las burlas de su propio padre: “Si crees en todos los dioses,
terminarás por no creer a ninguno…”. Sin embargo la película no se centra en la
búsqueda del Dios verdadero entre toda la oferta religiosa, sino que da un paso más y se adentra en otro tema no
menos interesante: el sentido de la vida y el papel que juega Dios en el
devenir de los acontecimientos. Aquí es donde entran una serie de preguntas a
las que de una u otra manera se intenta dar respuesta con esta fábula oriental:
¿Se trata de un Dios ajeno a lo que le pasa al protagonista, de un Dios que
permite el mal y la desgracia desde la supervisión sin intervención, o es sin embargo un Dios que actúa con su
providencia en todos y cada uno de los acontecimientos de la vida?, ¿Es un Dios
inmanente o trascendente a la creación?, ¿Puede el hombre actuar desde su
libertad o es víctima de un plan predestinado por un Ser Supremo? Cada
religión y cada filosofía han intentado de una u otra manera dar respuesta a
estas preguntas inquietantes. Y aquí es donde cristianismo, islam, budismo e
hinduismo separan sus caminos. No puedo en unas líneas esbozar si quiera unos
rasgos de Teodicea, pero os aseguro (tendréis que hacer un acto de fe en mí...) que el Dios de Pi es un Dios más semejante
al que nos presenta el cristianismo que al de las otras religiones mencionadas. Tampoco pretendo realizar un tratado exegético, pero a poco que rasquemos un poco veremos muchas semejanzas entre el protagonista de la historia, Pi, y la actitud del profeta Jonás, libro de la Biblia cuya lectura es también altamente recomendable y complementario a la película. Acerca de esta dimensión religiosa me gustaría destacar dos diálogos, uno sobre el cristianismo y otro sobre la fe en general, ninguno de los dos tienen desperdicio:
Pi Patel (niño, señalando una pintura al óleo de la crucifixión de Cristo) ¿Por qué todo un Dios haría eso? ¿Por qué enviaría a su propio hijo a sufrir los pecados de la gente normal?
Sacerdote: Porque Él nos ama. Dios se hizo accesible a nosotros, humano, para que pudiéramos entenderlo. No podemos entender a Dios en toda su perfección, pero podemos entender al Hijo de Dios y su sufrimiento, como lo haríamos con el de un hermano.
P.P: (adulto, en el presente, al escritor) Eso no tiene sentido. Sacrificar al inocente para expiar los pecados de los culpables, ¿Qué clase de amor es ese?
Pi Patel: "La fe es una casa con muchas habitaciones".
Escritor: "¿Pero no hay lugar para la duda?"
P.P.: "Oh, mucho, en cada piso. La duda es útil, mantiene viva la fe. Después de todo, no puedes conocer la fuerza de tu fe hasta que sea probada".
Por si todo ello fuera poco para hablar de "película religiosa", hay otro detalle importante que puede pasar desapercibido si uno no está atento. Hasta en cinco escenas aparece el perfil del dios hindú Vishnu en decúbito supino: en la barcaza, en las colinas lejanas (cuando Pi está de vacaciones y visita la iglesia), en las nubes en una noche oscura en el mar, en la silueta de la Fosa de las Marianas en el mapa oceánico y en el perfil de la isla carnívora. Nada de esto, evidentemente, es casualidad...
2. El segundo punto es mi respuesta personal a la pregunta que
todo espectador se hace al finalizar la película: ¿Cuál de las dos historias que
cuenta Pi es la verdadera, la “humana” o la “fabula animal”?. El propio Pi lanza esta pregunta al escritor al que cuenta la historia y a todos los espectadores:
Pi Patel: "Entonces, ¿Qué historia prefiere?"
Escritor: "La del tigre. Esa es la mejor historia".
P.P.: "Gracias. Y así sucede con Dios".
E: "Es una historia increíble".
Yo, a riesgo de
equivocarme -ya que sólo el autor de la obra podría responder satisfactoriamente
a esa cuestión- creo personalmente que la historia real es la humana, aunque no sea plato de buen gusto y nos refugiemos en la fábula como hizo su protagonista. Para mi, precisamente, la belleza de la historia reside en la construcción artística de un relato
emocionante que viene a sustituir al terror y al drama humano que suelen imponerse en la realidad cotidiana.
Las catástrofes naturales, el pecado humano, el doble asesinato y en última instancia la
antropofagia quedan camuflados y dulcificados por una historia mucho más
tierna y conmovedora. Es lógico que como espectadores queramos que la fábula sea la verdadera,
pero mucho me temo, que al igual que le sucede al periodista que entrevista a Pi, al
final de la historia no tenemos más remedio que admitir que el tigre, el mono, la cebra y la hiena
tienen nombres y apellidos.
En fin, que la película es de visionado obligado, no para
que contrastéis, apoyéis o rebatáis mis opiniones, sino para que construyáis y argumentéis las
vuestras propias. Es una película donde no cabe una única lectura sino que muchas de ellas pueden ser complementarias. A disfrutarla.
Hermosa película! La pude ver hace poco completa y es muy emocionante. Me arrepiento de no haber ido al cine a verla sobre todo (como dices) por los efectos 3d que tiene!
ResponderEliminarGracias, Jaime por darnos el resumen de la pelicula sobre la vida de Pi. Me gustaria mucho disfrutarla. Ojala lo pueda, la veo muy importante porque nos lleva a questionarnos de forma profunda y eso es indispensable hacerlo en nuestra vida!
ResponderEliminarMuy buena película.
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