sábado, 2 de enero de 2021

Lourdes (Austria, 2009)

Empiezo el año comentando una película algo diversa. Como ya he indicado en otras entradas, respecto al Cine soy una persona de mentalidad bastante abierta que no me conformo con ver cine estrictamente religioso desde un punto de vista apologético. Junto a este cine más ortodoxo, coexiste otro tipo de cine que podríamos llamar satírico, que tiene por objetivo cuestionar la religión o la fe de manera más o menos directa. Un ejemplo de ello -ya comentada en este Blog- puede ser "Camino", una película que en apariencia es inocua pero que soterradamente destila una enorme corrosividad hacía el elemento religioso.

Lourdes, sin ser tan perniciosa como Camino, se podría encuadrar en este tipo de películas que cuestionan la fe y su autenticidad. Su acercamiento a la temática religiosa se produce desde la ironía o el sarcasmo, eso sí, sin llegar a ser irreverente ni provocar el rechazo directo del espectador, quien no llega nunca a sentirse ofendido de manera directa por el film.

La cinta de Jessica Hausner va planteando temas interesantes de una manera sosegada. La primera hora de la película transcurre sin mucha acción, simplemente vamos conociendo el ambiente religioso de Lourdes como santuario mariano católico y a los componentes de una peregrinación religiosa. Se suceden actos religiosos, bendiciones, misas, confesiones, oraciones, vigilias... Los enfermos, acompañantes, el sacerdote, los voluntarios... van apareciendo con características bastante estereotipadas pero creíbles en su conjunto. Vemos como en este grupo se juntan muchos intereses, que ven desde la búsqueda de un milagro físico (una madre con su hijo) hasta voluntarios que buscan conocer gente "para lo que surja". No faltan personas cuyo único interés es el turismo, otras que van poniendo muescas a sus listas de peregrinaciones como si fueran una colección de lugares sagrados, e incluso un ateo que no busca nada. Precisamente este personaje es el único que abiertamente critica la fe, con un chiste de dudoso gusto pero ingenioso. El sacerdote que dirige la peregrinación aparece como alguien que tiene respuestas "de manual" para todas las preguntas, aunque muchas veces esas respuestas no satisfacen las inquietudes de quienes la realizan. Su labor se basa en saberlo todo -o aparentarlo- y cumple con ella a la perfección. En las religiosas y voluntarias (confusas bajo mi punto de vista, pues todas visten igual) encontramos también variedad de posturas, desde aquella que se toma tan en serio su labor que sufre un infarto, como otras que son capaces de abandonar a un enfermo por buscar su interés personal. No faltan un par de típicas "beatas" que todo lo tienen que comentar o criticar, viviendo más pendientes de las vidas de los demás que de las suyas propias.

En este contexto se produce un milagro, la curación de una muchacha discapacitada (Christine) ante el asombro de sus compañeros de peregrinación. Es entonces cuando podemos apreciar las diferentes posiciones ante ese suceso: la explicación que no aclara nada del sacerdote, la fe o la incredulidad de los testigos y la incomprensión de la propia protagonista, que no entiende porqué ella se cura y otras personas no. A partir de entonces, el sacerdote que ha ignorado a la muchacha asume el cuidado de la misma. La protagonista descubre nuevas posibilidades vitales, la apertura al amor y a la normalidad. El resto se debate entre la admiración y la suspicacia.

La crítica la encontramos por todos lados. En las respuestas vacías de contenido del sacerdote, en los cuestionables motivos de los peregrinos, en el exceso de tiendas de souvenirs que vemos constantemente en el film o en un detalle que no pasa desapercibido: en la peregrinación se produce un revuelo por un posible milagro pero a nadie parece preocuparle que una de las cuidadoras sufra un infarto y su vida esté en serio peligro, detalle este que nadie interpreta como un designio divino.


A nivel de llamada a la reflexión me parece muy sugerente una pregunta del ateo al sacerdote. "¿Usted cree que Dios es todo bondad o todopoderoso?". El personaje le cuestiona que si es todo bondad no entiende porqué permite tanto sufrimiento, y si es todopoderoso tampoco entiende porqué no lo elimina. En otro momento se le pregunta al sacerdote porqué Dios cura a unos enfermos y a otros no. Esta arbitrariedad y posible "injusticia" en el obrar divino atraviesa trasversalmente la película y ciertamente me parece un elemento de reflexión bastante válido. 

La película, al ser corta (95 minutos) no aburre. Distrae y te hace reflexionar sobre la temática religiosa, lo cual ya es mucho en los tiempos que corren. Merece un visionado reposado.

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