No obstante, las noticias siguen sin dar mucho margen al optimismo. Guerras, hambre, crisis económica, inflación... se siguen repitiendo como un mantra inacabable. A pesar de ello, los cristianos celebramos la victoria de Cristo sobre todos esos factores contingentes. Ni el sufrimiento, ni el hambre, ni la guerra -ni siquiera la muerte- tienen ya la última palabra. La victoria es de Cristo y solo tenemos que unirnos a ella. En ese ámbito de libertad nos jugamos nuestro futuro en el más allá y nuestra felicidad en el más acá.
Una amiga mía me comentaba ayer que había perdido recientemente a su padre. Lo hacía desde la esperanza de la resurrección y desde el convencimiento de que su padre había vivido una vida vivida en plenitud y le había llegado su hora, como nos llegará a todos. El dolor sigue existiendo, pero la esperanza lo mitiga y lo convierte en algo soportable.
Curiosamente, me he tropezado un poema sobre la muerte que creo no había publicado aún en el Blog, y eso que ya he posteado bastantes. Es profundamente humano y transmite una cierta esperanza en el más allá, si bien es cierto no es específicamente cristiano. Es de David Harkins y dice así:
Recmember me You can shed tears that she is gone or you can smile because she has lived. You can close your eyes and pray that she will come back or you can open your eyes and see all she has left. Your heart can be empty because you can’t see her or you can be full of the love you shared. You can turn your back on tomorrow and live yesterday or you can be happy for tomorrow because of yesterday. You can remember her and only that she’s gone or you can cherish her memory and let it live on. You can cry and close your mind, be empty and turn your back or you can do what she would want: smile, open your eyes, love and go on. | Recuérdame Puedes llorar porque ella se ha ido, o puedes sonreír porque ha vivido. Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado; porque no lo puedes ver, o puede estar lleno del amor que compartisteis. Puedes darle la espalda al mañana y vivir el ayer. o puedes ser feliz por el mañana gracias al ayer. Puedes recordarla y lamentar que se ha ido. o puedes apreciar su memoria y dejarla vivir. Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío y dar la espalda, o puedes hacer lo que a ella le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir. |
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