Comentamos hoy una película con la temática de
thriller que ahonda en el
secreto de confesión por el cual los sacerdotes no pueden revelar nada de lo que han oído en un confesionario. En este
Blog ya he comentado
Yo Confieso y
Calvary, por lo que es la tercera película con un argumento similar. De las tres, me ha parecido -con diferencia- la más floja, aunque como siempre digo se pueden sacar cosas positivas de su visionado. Su atractivo y escueto eslogan
"No matarás" ya nos revela parte de la trama.
El film de Anthony Page (sin ninguna otra obra destacable en las 32 películas que componen su filmografía) y guion de Anthony Shaffer (La huella) tiene el atractivo de ver en escena al británico Richard Burton, quien a pesar de sus 7 nominaciones a los Oscars nunca consiguió ninguna estatuilla. Sé que peco de revisionismo histórico, pero se antoja bastante injusto que ni en La Túnica Sagrada, ni en Cleopatra ni en Becket obtuviera mayor reconocimiento. Consideraciones personales aparte, es obvio que en esta película ya comenzaba el declive de su carrera, como se pudo comprobar un año antes en El exorcista II. El hereje. No obstante, aún era capaz de llenar la pantalla y elevar una película a niveles interesantes, las cuales sin su presencia hubieran sido infumables. La que comentamos hoy es un claro ejemplo de ello.
El argumento es realmente interesante. En un colegio católico, un alumno (Benjie) se confiesa de haber asesinado a un compañero a su profesor de latín, el Padre Goddard (Burton), quien descubre en primera instancia que se trata de una broma pesada. Pasados unos días, el alumno vuelve a confesarse del mismo pecado, solo que esta vez coincide con que otro de los alumnos del internado ha desaparecido. El sacerdote tendrá entonces que investigar si lo contado en el confesionario ha sido esta vez real y la forma de detener al presunto asesino sin quebrar el secreto de confesión.
Estas son las palabras que revelan esa trama:
Benjie: "Lo que le dije antes como broma, lo hice realidad. Lo maté"
Padre Goddard: "¡No te creo!"
Benjie: "Debe, Padre. ¿Qué sentido tendría gastar dos veces la misma broma?
La clave para comprender el film es, como dijimos anteriormente, el secreto de confesión, por el que un sacerdote no puede bajo ninguna circunstancia revelar lo que un penitente le confiesa, cuestión que conoce a la perfacción el protagonista de esta historia:
Benjie: “Como muy bien sabemos los dos, usted no puede decir nada...”
A pesar de los intentos del sacerdote por enmendar al alumno e intentar de buenas maneras que confiese su crimen ("Sabemos por Nuestro Señor Jesucristo que no existe un hombre manchado de pecado que no pueda ser redimido por su sangre"), este no solo no recapacita, sino que incluso se regodea con la situación:
"Lo siento, tengo que negarlo todo fuera del confesionario. Estoy seguro de que usted comprende que lo hago para protegerme. Aquí es diferente, se puede hablar de ello. Es secreto"
No voy a desvelar el final de la trama, pero sí es necesario subrayar algo acerca del secreto de confesión: Creo que a nadie le gustaría verse en una situación como la que producen este tipo de películas.
El protagonista de la misma, al borde de la locura y la desesperación, recita esta bonita oración que también me gustaría destacar: "Señor, tú nunca rechazas a un corazón humilde y arrepentido. Dios mío perdóname, ten misericordia de mí".
En resumen, una película con una temática muy interesante, que da mucho juego y sobre la que se producen varios giros que la convierten en sorprendente. Eso sí, me parece que no llega a la altura de las otras dos analizadas en este Blog, como dejé claro al comienzo de esta entrada.
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