lunes, 25 de marzo de 2024

Los diez Mandamientos (The Ten Commandments, EE.UU., 2007),

Aprovecho esta Semana Santa lluviosa para seguir viendo cine religioso. No sé si la figura de Moisés es una de las que más películas han proporcionado a la historia del séptimo arte, pero que es la figura del Antiguo Testamento que más veces ha sido llevada a la gran pantalla creo que es una realidad. 

Esta película de animación de escasos 80 minutos, dirigida por Bill Boyce y John Stronach, es una prueba más de ello. Bastante fiel al relato bíblico, es inferior en calidad a El Príncipe de Egipto (1998) y aporta muy pocas novedades respecto a esta, salvo que la animación utiliza técnicas modernas de 3D. 

Su argumento es archiconocido, pues no es otro que la vida de Moisés, desde su nacimiento hasta su muerte. Para abreviar la historia -y contextualizarla- un narrador va contando con una voz en off algunos detalles importantes.

Se comienza con el mandato del faraón de matar a los varones israelitas, motivo por el que Moisés (que significa "Salvado de las aguas") es abandonado en el río Nilo y recogido por la hermana del faraón, quien lo criará en palacio. Tras esta primera escena llegan los títulos de crédito, bastante originales y dispuestos en una especie de marco con escenas animadas de Egipto.

Tras ese comienzo, la acción en sí nos presenta a un Moisés ya adulto, que rivaliza en importancia con Ramsés en palacio, hasta que un día el primero conoce su origen hebreo, asesina a un soldado egipcio y huye a Madian, donde conoce y desposa a Séfora. Dedicado al pastoreo, se produce allí la teofanía de la zarza, con un diálogo fiel al relato bíblico -con algunas licencias- bastante interesante: 

Dios: “¡Moisés!, ¡Moisés!, ¡Moisés!”
Moisés: “Estoy aquí, estoy aquí”
D.: “Descálzate porque estás pisando tierra sagrada”
M.: “Ya me he descalzado, Señor”
D. “Soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto y he escuchado sus lamentos porque conozco sus penas. Por consiguiente, te enviaré a ti Moisés para que los liberes y traigas a mi pueblo para que me sirva en estas montañas”
M.: “¿Quién soy yo Señor para hacer eso? Si regreso a Egipto y digo que me envía Dios, nadie me creerá me preguntarán: ¿Qué Dios?, ¿Cómo se llama ese Dios? Y ¿Qué les diré?”
D.: “Soy el que soy. Diles: “Yo soy” me ha enviado a vosotros. Ese es por siempre mi nombre. Ahora vete, estaré contigo”.

Este mandato provoca su vuelta a Egipto, las plagas, la Pascua y el Éxodo atravesando el Mar Rojo con la derrota del ejército egipcio. Tras esta victoria, la marcha por el desierto con la providencia de Dios dando al pueblo el maná, el agua y las tórtolas como alimento. La llegada al Monte Sinaí propicia el episodio del becerro de oro y la entrega de los Diez Mandamientos, que sí destaco porque son algo diversos a los mandamientos cristianos (ciertamente en el libro del Éxodo 20, 2-17 aparecen así...)

"Soy el señor, tu Dios.
1. No tendrás más Dios que yo.
2. No adorarás a dioses falsos
3. Jamás tomarás mi nombre en vano
4. Santificarás el sábado
5. Honrarás a tu padre y a tu madre
6. No matarás
7. No cometerás adulterio
8. No robarás
9. No mentirás
10. No desearás los bienes ajenos"

Como castigo por la idolatría, los israelitas vagan 40 años por el desierto y Moisés no puede entrar en la Tierra Prometida, que únicamente ve de lejos. Tras entregar el poder a Josué, la vislumbra y mantiene este diálogo con Dios:

Moisés: "Ya voy, Señor. Ya voy" (mira de lejos la Tierra Prometida)
Dios: "Este es tu lugar, Moisés. Este es tu lugar"

A nivel espiritual es, como he mencionado anteriormente, bastante fiel al relato bíblico, no apartándose de él en exceso. Presenta a Moisés como el mayor de los profetas, incidiendo en aspectos de liderazgo y visionarios del personaje veterotestamentario. Su formato de animación la hacen propicia para un primer acercamiento a los relatos bíblicos, si bien su perspectiva y lenguaje es más judía que cristiana, lo que requeriría algunas aclaraciones posteriores al visionado. De todas formas, no desmerece un buen uso para catequesis o clases de Religión. Aparte de ello, no se me ocurre otra finalidad en una obra que es decente, pero que incide en un tema ya bastante manido y en el que no aporta excesivas novedades. 

No hay comentarios :

Publicar un comentario