Su director, José María Zavala, es a su vez uno de los protagonistas de la historia. Tras rodar en 2018 el documental El misterio del Padre Pío (que aún no he visto) el año siguiente dirigió este documental que puede considerarse una continuación del mismo. En el momento en el que escribo estas líneas son ya 7 los documentales de temática religiosa que ha dirigido, convirtiéndose, por lo tanto, en un experto en la materia, siguiendo el camino comenzado en 2010 por Juan Manuel Cotelo con La Última Cima. Unas palabras escritas sobre fondo negro al comienzo del film hablan a las claras de la intención del mismo: "Renacidos tiene como misión dar a conocer y amar al Padre Pío como gran intercesor de nuestro tiempo" (Franco Moscone, Obispo de San Giovanni Rotondo). A continuación vemos los rostros sonrientes de 25 personas, los protagonistas de las historias relacionadas con el santo, en una escenografía que a mi juicio parece copiada de la que Philip Gröning realizara con los monjes cartujos en El Gran Silencio en 2005. Enriquecen el documental un abundante material fortográfico y audiovisual de la época del santo, conservados en muy buen estado.
He muerto y he resucitado
Con mis cenizas un árbol he plantado
Su fruto ha dado y desde hoy algo ha empezado
El documental presenta los testimonios de 25 personas que afirman que han sido bendecidos por el Padre Pío de una forma u otra. Suelen estar presentados en parejas que se van alternando en la narración. El conjunto puede llegar a parecer repetitivo, provocando una saturación de alabanzas a la figura del santo. Como es normal, algunos testimonios resultan más impactantes que otros, pero creo que la idea es recoger diferentes experiencias de todas las edades, países y culturas para intentar transmitir el convencimiento de que el Padre Pío puede cambiar la existencia de cualquiera. La mayor parte de estas experiencias están relacionadas con enfermedades incurables, pérdida del sentido de la vida o vacíos existenciales. Otros afirman incluso que han visto al santo, han escuchado su voz o se han emocionado hasta límites insospechados al observar su cuerpo incorrupto. No faltan menciones a la lucha del Padre Pío contra el demonio, así como de su amiga la Madre Esperanza, quien también sufría ataques físicos del demonio y afirmaba irónicamente del maligno: “Este solo hace lo que puede, lo que le dejan hacer”. No obstante la pluralidad de testimonios, hay un factor común: Los relatos son todos de personas de clase media-alta. El motivo no es otro que el económico, ya que todos ellos han experimentado "algo" en sus peregrinaciones a San Giovanni Rotondo, lo cual no está al alcance de cualquier bolsillo. En su mayor parte se trata de experiencias interiores difíciles de explicar con palabras, lo que convierte al documental en un refuerzo de la fe para los creyentes y un ejercicio de neurosis colectiva para ateos y agnósticos. Sea como fuere, 25 personas que cambian sus vidas tras un encuentro espiritual con un santo creo que merecen -al menos- el beneficio de la duda.
De entre todos ellos voy a destacar cinco, con alguna frase interesante que merece la pena ser resaltada:
El primero es el de François Brunatto, hijo del primer discípulo del Padre Pío. De su padre dice que afirmaba "Soy el pecador más grande que ha convertido el Padre Pío". Me impresionó de este testimonio que no fue la confesión la que lo convirtió, sino la mirada del futuro santo cuando se acercaba al confesionario: "Aquella mirada finalmente cambio su vida".
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