sábado, 17 de noviembre de 2012

Oración de San Agustín: Oración de Interioridad

Hoy os dejo este extracto del libro de las Confesiones de San Agustín que es a al mismo tiempo un tratado de Espiritualidad y de Teología. La tardía conversión de San Agustín le permitió crear algunas de las oraciones más bellas y más profundas del cristianismo. Seguramente nosotros seamos cristianos desde que nos bautizaron siendo pequeñitos, pero precisamente por ello es bueno que nos adentremos de vez en cuando en el Misterio de la Conversión al que todos estamos llamados día a día, independientemente de nuestra edad o de cuándo hayamos decidido tener una vida cristiana seria y entregada. Dios llama a todo ser humano a su seguimiento, respetando los tiempos y los procesos de las personas, incluso respetando su libertad para rechazarlo. Siempre es buen momento para renovar nuestro SÍ a Dios y a sus planes, y os propongo hoy que renovemos nuestra adhesión a Cristo y a su Iglesia con estas palabras de San Agustín:


¡Tarde te amé, 
belleza tan antigua y tan nueva,
 tarde te amé!.

El caso es que tú estabas dentro de mí y yo fuera.


Y fuera te andaba buscando. 


Y, como un engendro

de frialdad, me abalanzaba 
sobre la belleza de tus
criaturas.


Tu estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.
Pero me tenían prisionero lejos de ti aquellas cosas
que, si no existieran en ti, serian algo inexistente.
Me llamaste, me gritaste, 
y desfondaste mi sordera.

Relampagueaste, resplandeciste,
y tu resplandor disipó mi ceguera.
Exhalaste tus perfumes
respiré hondo, y suspiro por ti.

Te he paladeado, y me muero de hambre y de sed.
Me has tocado, y ardo en deseo de tu paz.

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