No necesito pastillas para dormir
si estás conmigo
todos los sueños florecen
cuando me hablas al oído
No necesito millones
ni acorralar los corazones
y sólo en tu cafetera
todo el cielo enamorado se cuela
No necesito decirte 2,500 veces
multiplicado por 7
que te espero noche y día
Que me disculpen los sabios
pero la sabiduría
duerme detrás de tu oreja
y no en Grecia
como la historia creía
Ábreme la noche y ven a ver
cómo te puedo querer eternamente
cúrame la sombra al caminar
que se corre si no estás
No necesito violines
pizzicatos en el pecho
eres todo mi concierto
la más bella sinfonía
Que me disculpe el poeta
pero toda la poesía
la encuentro sobre un madero
y me verso con tus rodillas que riman
Ábreme la noche y ven a ver
cómo te puedo querer eternamente
cúrame la sombra al caminar
que se corre si no estás
No necesito pastillas para dormir
si estás conmigo
todos los sueños florecen
cuando me hablas al oído
No necesito millones
ni acorralar los corazones
y sólo en tu cafetera
todo el cielo enamorado se cuela
Documentándome acerca de esta canción-oración me he encontrado con el propio testimonio de fe de Juan Luis Guerra en el que cuenta su conversión a Cristo y el cambio tan profundo que experimentó al conocer y tomarse en serio la fe cristiana. Creo que escuchándolo a él sobran los comentarios, si acaso una cita bíblica para adornarla. Cuando oigáis al cantautor veréis que está diciendo con palabras actuales lo mismo que Jesucristo dice en el Evangelio de San Marcos 8, 36: "¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?". El Evangelio no es teoría, no es palabrería, es Palabra viva y eficaz. Aquí hay un ejemplo vivo de ello:
No hay comentarios :
Publicar un comentario