lunes, 18 de octubre de 2021

Todos los caminos de Dios (España, 2014)

Atraído por su título y su argumento ayer vi esta película española un tanto peculiar. En primer lugar lo es por su duración (63 minutos) lo que la sitúa únicamente tres minutos por encima del mediometraje y la convierte en un largometraje "corto", si se me permite la expresión. En segundo momento pude comprobar para mi sorpresa que está rodada y editada únicamente en catalán, con subtítulos en español e inglés. Aunque pueda parecer engorroso, posteriormente comprobé que esta cuestión es casi irrelevante, ya que los diálogos son escasos y parcos, por lo que aún sin traducción creo que se entendería al completo. Por último, ha sido realizada a través de crowfunding, por lo que su presupuesto s discreto pero suficiente para lo que se pretende. 

La película está dirigida por la poco conocida Gemma Ferraté y protagonizada por dos actores de reparto, Marc García Coté y Oriol Plá, contando como gancho comercial con una intervención de 30 segundos de Jan Cornet. Está rodada casi íntegramente en el interior de un bosque, con los ruidos de este como gran protagonista (murmullo del agua, animales, pisadas, piedras...) que crean un ambiente inhóspito y casi angustioso que acompañan a la perfección al atormentado protagonista principal. Como he mencionado anteriormente, los diálogos se cuentan con los dedos de la mano, dejando gran parte del posible origen de la trama y sus consecuencias a la imaginación del espectador, mientras que la música se limita a algunas piezas breves que acompañan momentos especiales de la historia.

Vamos al argumento que es lo que tiene miga. En la primera escena aparecen las palabras del Evangelio de San Mateo 27, 3-5: "Entonces Judas, el que le entregó, viendo que había sido condenado, fue acosado por el remordimiento, y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos, diciendo: «Pequé entregando sangre inocente.» Ellos dijeron: «A nosotros, ¿qué? Tú verás.» El tiró las monedas en el Santuario; después se retiró y fue y se ahorcó. A continuación vemos a un personaje atormentado (vestido de manera actual) que camina desesperado por la costa con una inseparable talega con 30 monedas. El paralelismo con Judas es más que evidente. Para remarcarlo vemos la escena de un beso entre el protagonista y alguien que en las letras finales reparto es llamado Jesús. A continuación Judas se interna en el bosque donde transcurrirán tres días (dos noches) de caminata, en compañía de un misterioso compañero de viaje tan extraño como desconcertante. 

Varios temas son los que se abordan (o se apuntan, mejor dicho) en el desarrollo de la trama. Otros pueden ser fruto de la interpretación del espectador, que incidirá e unos aspectos u otros según su visión de la problemática. yo como espectador interesado en cuestiones religiosas he creído ver los siguientes:

El primer tema y más evidente es el compuesto por temas relacionados con el perdón, como son la traición, la pena, la tristeza, la angustia, la culpa, el arrepentimiento, la penitencia, la expiación o la liberación. Todos ellos tienen cabida y van aflorando en los sentimientos del protagonista en su viaje espiritual. El dilema moral que atraviesa el protagonista y las sucesivas fases de resolución -o no- del conflicto están bastante bien reflejadas. 

Junto a este tema podemos intuir que el Judas moderno tiene algún conflicto homosexual, tanto por el erotismo (bien tratado) del beso de la escena inicial como por la tensión sexual encubierta que se establece entre los dos protagonistas. Si el origen de la problemática es un desengaño amoroso o no, es algo que no se aclara a lo largo del film

Además de estos dos temas yo he creído ver todo un universo simbólico relacionado con el bosque como lugar donde "perderse" espiritualmente. Elementos como "subir a un árbol" o el jabalí ahorcado (alusión al final de Judas), la oscuridad de algunas escenas y el camino de "bajar la montaña" (alejarse de Dios), el combate con palos (reflejo de la lucha interna del protagonista), la ausencia de un guía (unas veces parece conocer la dirección Judas, en otras el misterioso personaje), bañarse en el agua (que al principio está limpia pero poco a poco se pone verdosa y sucia como símbolo del pecado) o el fuego (elemento purificador y de reencuentro con la trascendencia) me parecen buenas intuiciones bien hilvanadas.

El final -como no podía ser de otra forma- es un suicidio. La soga con la que vemos avanzar a Judas y la escena final como imitación de la Pietá así nos lo hacen imaginar. Si ese acto es liberador o por el contrario condenatorio es algo que tampoco se dice, con  un final abierto a que creamos en la condenación o en el perdón infinito de Dios, cada cual con su creencia y con la imagen de la trascendencia en la que crea. Para mí este es uno de los puntos fuertes del film, pues es de esas películas que al terminar te dejan un poso sobre el que reflexionar en los días posteriores a su visionado. Por el contrario, creo que la historia queda demasiado ambigua y abstracta, por lo que no hubieran venido mal algunos elementos que aclararan ciertos aspectos de la obra. En algunos momentos los 60 minutos se hacen algo pesados, ya que es bastante difícil mantener una trama sin apenas diálogos entre sus protagonistas.  

No obstante, como propuesta cinematográfica espiritual y contemporánea me parece acertada y sugerente, por lo que recomiendo su visionado. 

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