lunes, 11 de abril de 2022

Nadie conoce a nadie (España, 1999)

Recuerdo haber ido al cine a ver esta película que había contado con una interesante campaña publicitaria de marketing, al menos en Andalucía. Se trataba de una película española que tenía como argumento de fondo la Semana Santa de Sevilla, que contaba con cuatro actores jóvenes (Eduardo Noriega, Jordi Mollá, Natalia Verbeke y Paz Vega) que prometían algunas escenas tórridas y en cuyo argumento se mezclaban elementos que comenzaban a preocupar a la sociedad del momento, como son los juegos de rol o los atentados terroristas multitudinarios (en este sentido algo profética). Incluso muchos creyeron ver en las estampidas de la Semana Santa de la madrugá del año 2000 una psicosis colectiva en la que esta película hubiera colaborado de manera subliminal. Lo cierto es que todo ello formaba un coctel explosivo bastante atrayente para el espectador local.  

Hay que aclarar que se trata de una película que solo puede ser bien comprendida conociendo el contexto de la religiosidad popular del sur de España. Aún recuerdo a un compañero africano que realizaba sus estudios eclesiásticos en Sevilla huyendo despavorido al ver su primer nazareno con la cara tapada por el capirote, creyendo que esa visión era algo relacionado con el Ku Klus Klan. Advierto de ello por si alguien de otro país se dispone a ver la película...

Sobre los aspectos técnicos se puede decir que fue una de las primeras películas de Mateo Gil como director (aquí ya he comentado otra película muy interesante suya con contenido religioso, Proyecto Lázaro) y está basada en la primera novela del jerezano Juan Bonilla, quien ya había sorprendido al mundo cinematográfico español con los guiones de Tesis y Abre los ojos, los primeros títulos de la filmografía de Alejandro Amenábar.

La trama adopta el género de thriller. Simón (Eduardo Noriega) va descubriendo una serie de pistas que conducen a pensar que se va a producir un atentado en la última Semana Santa sevillana del milenio. Junto a su novia Ariadna (Paz Vega), los consejos de su compañero de piso Sapo (Jordi Mollá) y con la colaboración de la periodista María (Natalia Verbeke) intentará evitar una masacre en el centro de Sevilla.

Varias frases interesantes se pueden entresacar del film, las cuales aportan un contenido espiritual a la trama. Evidentemente no se trata de una película religiosa, pero sí se puede afirmar que tiene a la religión como telón de fondo. Precisamente la frase más profunda -dentro del tono distendido y de acción que tiene la película- es la que pronuncia Sapo:

“Hay que creer en algo, en la religión, en la política. O en un par de tetas, pero hay que creer en algo.”

Puede parecer vulgar, pero detrás de ella se oculta una realidad incuestionable ya denunciada en su momento por Juan Pablo II y Benedicto XVI. El ateo (bien sea una persona o una ideología) siempre termina sustituyendo a Dios por otra entidad a la que se termina adorando por igual. Puede ser una ideología política, el dinero, el sexo, el poder... pero lo cierto es que se termina divinizando un elemento antropológico. Escuchando a Sapo se me vino a la mente aquella otra frase del teólogo alemán Karl Barth que ya avanzaba el drama de este humanismo ateo: "Cuando el cielo se vacía de Dios, la tierra se llena de ídolos".

Junto a esta frase encontramos otras dos frases que me llamaron la atención y que hablan de lo bien hilvanado que está el guion. Una de ella está relacionada con el concepto de redención cristiana. Quién lo iba a decir en una película de entretenimiento...:

“Unos mueren para que otros vivan. Otros morirán por ti.”

La última que apunto es humorística. Se basa en aplicar una frase hecha con contenido religioso en un film en el que lo religioso es el contexto. Por ello, me parece otra genialidad del guion de Bonilla:

"Utilizas el mismo símbolo que el asesino. Un símbolo que no conoce ni dios"

En fin, no es una película para profundizar en la fe pero tampoco es una descalificación de las costumbres religiosas, como se había apuntado en su día. Entretiene y muestra una costumbre del sur de España desconocida para muchos. Creo que cumple con creces con estos objetivos con los que fue diseñada. 

3 comentarios :

  1. Luis Manteiga Pousa1 feb 2023, 22:31:00

    Película bastante entretenida. Efectivamente, nadie conoce a nadie. Cuando decimos que conocimos a alguien es una manera de hablar.

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  2. Luis Manteiga Pousa17 feb 2023, 17:13:00

    Bueno, con el tiempo quizás puedas llegar a conocer bastante. Mucho, es difícil. Mucho mejor película Blackthorn, por cierto.

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  3. Hola Luis. Muchas gracias por tus comentarios, que enriquecen al Blog. Blackthorn es efectivamente otra gran película de Mateo Gil, pero en este Blog no la comento porque no tiene contenido religioso. De este director sí lo tiene "Proyecto Lázaro", del que sí hice un comentario en su día. De nuevo, gracias por tus aportaciones. Te dejo el link por si te interesa: https://creoendios.blogspot.com/2021/02/proyecto-lazaro-espana-2016.html

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