Evidentemente eran otros tiempos. Las películas se rodaban en poco tiempo y con bajo presupuesto. El director, José María Elorrieta, dirigía de media 3 o 4 películas al año, lo que nos hace pensar que en el binomio cantidad-calidad el segundo término siempre salía perdiendo. Precisamente en 1961 rodó simultáneamente otra película con temática religiosa, Canción de Cuna, de la que José Luis Garci haría muchos años después un remake también comentado ya en estas páginas.
El reparto contó con María Mahor y Frank Latimore como cabezas de cartel, dos actores contrastados y con muchas tablas en el cine. Lo dicho del director es aplicable a los actores, que se embarcaban en varios proyectos a lo largo de un año, lo que repercutía en la calidad de sus interpretaciones pero al mismo tiempo les concedía un plus de soltura frente a las cámaras de la que hacen gala en sus interpretaciones, frescas y convincentes. Especialmente la actriz que encarna a la santa limeña fue muy reconocida por la crítica siendo ésta la película que supuso su consagración definitiva frente a las cámaras.
Rosa de Lima es una hagiografía (en 1961 la palabra biopic aún no se usaba…) de 97 minutos sobre la vida de la santa (1586-1617), la primera beata latinoamericana que fue canonizada por Clemente X en 1671. Posteriormente sería declarada patrona de Lima, Perú y Filipinas.
Isabel Flores de Oliva es el verdadero nombre de la hija de un soldado español y una indígena de Huánuco. Nacida en Lima en 1586, destacaba por su belleza física y su dulzura en el hablar y en sus actos, por lo que pronto comenzaron a llamarla "Rosa". Ella, sin embargo, para disimular su belleza con el propósito de no tener pretendientes se cortó el pelo y se echaba pimienta en la cara para que le salieran sarpullidos. En su juventud sus padres la prometen con un noble, pero ella seguía teniendo claro que quería hacer un voto de virginidad a Jesucristo, por lo que ingresó como Terciaria en la Orden de Santo Domingo de Guzmán, dedicando el resto de su vida a la caridad con los más necesitados y a la vida espiritual, destacando su vida de oración, penitencia y sacrificios. Murió muy joven aquejada de tuberculosis a los 31 años de edad en 1617.
Un par de frases de la santa destacan por encima del resto, ambas recogidas a lo largo de la película:
“Cuando servimos a los pobres y a los enfermos, servimos a Jesús. No debemos cansarnos de ayudar a nuestro prójimo, porque en ellos servimos a Cristo”"Aparte de la cruz, no hay otra escalera por la que podamos llegar al Cielo".
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