lunes, 13 de junio de 2022

Juana de Arco (Jeanne d'Arc, Francia, 1999)

Comento hoy esta película del director francés Luc Besson. En mis dieciséis años comentando películas religiosas no había tenido que realizar ningún comentario sobre la vida personal de los directores, pero en este caso es necesario hacerlo para comprender al menos el reparto. En 1997, poco antes de terminar de rodar la película "El quinto elemento" el director se casaba con la protagonista de esa película, Milla Jovovich, con la que permanecería casada hasta poco después de terminar el rodaje de Juana de Arco, en 1999. Fueron dos años de matrimonio y esas dos películas en común, poco más duró esa relación. Si la primera fue un éxito de crítica y taquilla, la que hoy nos ocupa no enganchó ni a una ni a otra, por lo que no parece que fuera buena idea mezclar amor y trabajo. A nivel económico, el film contó con un presupuesto de 85 millones de dólares de los que solo consiguió recuperar 66. 

El porqué no funcionó la historia continúa siendo un misterio. Quizás su excesiva duración (151 minutos), la temática religiosa poco propensa al beneplácito de la crítica o lo abstracto de la experiencia religiosa de esta santa influyeran en el resultado final. Cierto que obtuvo dos Premios César y ocho nominaciones más, pero no es menos real que la Jovovich también fue nominada a peor actriz en los Premios Razzie.

Sin embargo buenos mimbres no faltaban. A la mencionada Milla Jovovich (Juana de Arco) se le unirían en el reparto Dustin Hoffman (la conciencia) y otros grandes actores como John Malkovich (Carlos VII) o Faye Dunaway (Yolanda de Aragón), conformando en conjunto un reparto de auténtico lujo. Las escenas de batallas están muy conseguidas y son bastante espectaculares, si bien los críticos achacan que la historia non está exenta de efectismo, provocando sentimientos en el espectador que se desvanecen rápidamente como un azucarillo en un vaso de agua.

El argumento es hagiográfico, narrando los cortos años de la vida de la santa patrona de Francia, la también llamada Doncella de Orleáns. Su nacimiento, infancia y escasa juventud son narrados desde el prisma de lo sobrenatural, donde las conversaciones con su propia conciencia son visibilizados externamente. Esta mezcla de espiritualidad, visiones -o locura- es una constante en las vidas y escritos sobre la santa. La tarea de representar visiblemente una realidad invisible no era fácil, pero el resultado tampoco termina de ser convincente. 

Vamos con el argumento en sí. Santa Juana nace en 1412 en Domrémy (Francia) en un país asolado por la Guerra de los Cien Años. Tras una visión premonitoria y el posterior asesinato de su familia, acude al Delfín de Francia, Carlos VII para que le dé un ejército con el que expulsar a los ingleses. En nombre de Dios intentará acometer esa tarea comenzando por liberar la ciudad de Orleáns. No hay mejor presentación que la que realizan los títulos de crédito iniciales, que enmarcan la historia a la perfección:

1420. Enrique V, rey de Inglaterra, y Carlos VI, rey de Francia, firman el Tratado de Troyes. El tratado establece que el reino de Francia pertenecerá a Inglaterra a la muerte del rey. Pero los dos reyes mueren con unos meses de diferencia. Enrique VI es el nuevo rey de Inglaterra y de Francia, pero solo tiene unos meses. Carlos VII, el delfín de Francia, no tiene intención de abandonar su reino a un niño ni siquiera a su tutor, el duque de Bedford. Comienza una guerra sangrienta y los ingleses, junto con los borgoñones, invaden Francia. La Loire, río difícil y frontera natural, frena temporalmente a los invasores. Carlos VII, el Delfín, se refugia en Chinon. Le gustaría ir a Reims para ser coronado oficialmente rey de Francia. Pero Reims está en manos de los ingleses. Francia atraviesa el período más oscuro de su historia. Sólo una cosa puede salvarlo. Un milagro.

A nivel espiritual lo más interesante del film son los diálogos que Santa Juana tiene con su conciencia (o consigo mismo, cada cual que saque sus conclusiones...) Los que a mí me parecen más interesantes son los siguientes:

Juana de Arco: "Siempre he sido fiel a Dios y he seguido todo lo que me ha dicho y he hecho todo lo que me ha pedido que haga".
La Conciencia: "¿Dios te pidió que hicieras algo?"
J.de A.: "Sí. Sí, muchas cosas".
L.C.: "Quieres decir que Dios dijo: "Te necesito, Juana"."
J.de A.: "No. Pero Él me envió señales".
L.C: "¿Señales? ¿Qué señales?"
J.de A.: "El viento. El viento. ¡Y las nubes, sonando!"
L.C.: "¿Nubes resonantes?"
J.de A.: "El baile. El baile. El baile. El baile."
L.C.: "La danza".
J.de A.: "¡La espada! La espada tirada en el campo. Eso fue una señal".
L.C.: "No. Eso fue una espada en un campo".
J.de A.: "No. No, ¡Eso era una señal!"
L.C.: "No. Eso fue una espada. En un campo".
J.de A.: "¡No puede llegar sola! No puede... Una espada simplemente no llega allí por sí misma. No puede llegar sola".
L.C.: "Cierto. Cada evento tiene un número infinito de causas, entonces, ¿Por qué elegir una en lugar de otra? Hay muchas formas en que una espada puede encontrarse en un campo".

La Conciencia: "¿Quién eres tú para siquiera pensar que puedes saber la diferencia entre el bien y el mal? ¿Eres Dios?"
Juana de Arco: "Soy solo el mensajero. Él me necesita".

Junto a estos diálogos-monólogos hay otras frases de Juana de Arco que merecen ser destacadas. Me quedo con estas dos:

Juana de Arco: "No es mi cuerpo lo que quiero salvar, es mi alma"

Aulon: "¿Pero cómo sabes que estas voces no son solo tú?"
Juana de Arco: "Ellas son yo. Así es como Dios me habla. Incluso tú podrías oírlas si escuchases lo suficiente".

Por último, me gustaría comentar los créditos finales que nos anuncian el desenlace de la historia:

Juana de Arco fue quemada el 30 de mayo de 1431. Tenía diecinueve años. Fue canonizada por el Vaticano quinientos años después.

Ciertamente el motivo oficial de su ejecución fue la acusación de herejía y travestismo por un tribunal de la Inquisición controlado por sus enemigos británicos, y en parte es cierto que hubo que esperar casi 500 años a que la propia Iglesia reconociera la santidad de Juana, aunque esta frase debe ser matizada. 

Tal como alude la película, Juana de Arco fue beatificada en 1909 y en 1920 el Papa Benedicto XV la declaró santa. Lo que el film oculta -al menos no menciona- es que en 1456 un tribunal eclesiástico de apelación declaró nulo el juicio y la posterior condena, declarándola inocente y mártir. Intencionada o no esta omisión, lo cierto es que no hubo que esperar tanto para restituir el honor de esta santa mujer como Besson quiere hacer creer. Hay que recordar que el martirio es una categoría análoga a la santidad para la Iglesia Católica, por lo que declarar santo a un mártir no es más que oficializar algo ya reconocido institucionalmente en 1456.

Una última sorpresa nos deparan las letras finales. Al concluir, el film es dedicado a Madonna y Sting, dos íconos del panorama musical mundial, buenos amigos de Besson pero que aparentemente nada tienen que ver con la historia ni que formaron parte de la B.S.O. del la película... ¿Se trata de un mensaje oculto o una simple dedicatoria? Solo Luc Besson podría responder a esta pregunta...

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