Comentamos hoy esta película que se basó en el best seller de Henry Morton Robinson escrito en 1950. Como película fue bastante exitosa en taquilla y crítica, contando con seis nominaciones a los Oscar, si bien no se alzó finalmente con ninguna estatuilla. Sin embargo, sí que ganó ese año el Globo de Oro a la mejor película dramática. Su metraje puede parecer excesivo (175 minutos) pero se desarrolla con bastante fluidez, no haciéndose pesada en ningún momento.
El film fue dirigido por el controvertido Otto Preminger y protagonizada por Tom Tryon, John Huston y Romy Schneider entre otros. De origen judío y austríaco, Preminger volvía tras "Exodo" (1960) a tratar el tema del judaísmo y el nazismo en sus películas, aunque en este caso desde la perspectiva de un sacerdote católico que es nombrado Cardenal. Es vox populi que el director tenía una relación muy tensa con muchos de sus actores. De hecho, el propio Tom Tryon contó años más tarde que sus malas experiencias con este director (llegó a humillarlo en público en el set de grabación, expulsándolo del rodaje y readmitiéndolo unas semanas más tarde) le llevaron a abandonar la carrera de actor en 1969 y centrarse en la de guionista hasta 1991, fecha de su fallecimiento.
Centrándonos en el film, un detalle importante del mismo es el hecho de que el Vaticano se interesó por el proyecto y financió una parte de la película, siendo uno de los asesores el joven teólogo de la Universidad de Münster Joseph Ratzinger, quien en 2005 se convertiría en el Papa Benedicto XVI.
El argumento de libro y película es similar. El sacerdote Stephen Fermoyle, natural de Boston, termina sus estudios eclesiásticos en Roma. Al volver a América, comienza su labor como sacerdote con un futuro prometedor debido a sus múltiples cualidades, pero el camino no estará exento de dificultades: Escoger entre la vida de su hermana o la del hijo que esta espera, continuar siendo sacerdote o abandonar el sacerdocio por amor, luchar contra el supremacismo racial del Ku Klus Klan o denunciar los abusos del nazismo en el mismo Austria serán algunas de las pruebas que tendrá que superar para irse labrando un porvenir como futuro cardenal de la Iglesia.
Una gran parte de la novela y del film están basados en hechos reales, reflejando situaciones reales de la vida de Francis Joseph Spellman, arzobispo de Nueva York. Entre ellas destaca la visita al Cardenal Innitzer (Josef Meinrad) el arzobispo de Viena. Este se había declarado favorable a la anexión de Austria por parte de Hitler, por lo que el Vaticano le ordenó retractarse de su declaración de apoyo. Posteriormente, los nazis incumplieron sus acuerdos y prohibieron las instituciones eclesiásticas y los periódicos católicos. En ese momento, Innitzer criticó el régimen nazi, proclamando en una homilía en octubre de 1938 en Viena: "Solo hay un Führer: Jesucristo". Al día siguiente los nazis irrumpieron en las oficinas del Cardenal Innitzer en Viena y saquearon su residencia. Toda esta situación se recoge en el film a través de los ojos del protagonista, Stephen Fermoyle.
La película es hija de su época (previa al Concilio Vaticano II) en la que hacer carrera eclesiástica estaba a la orden del día, de manera similar a como se realizaba en el ámbito militar o de la diplomacia. Hay que ser conscientes de ello a la hora de visionar el film, teniendo una visión acorde a la historia, por lo que no hay nada que se le pueda reprochar al protagonista en este sentido. Muchos miembros de la Iglesia Católica tenían la ambición de ser cardenales -o directamente Papas- y luchaban por ello como un despliegue normal de su sacerdocio. Afortunadamente los tiempos han cambiado desde la renovación conciliar, y el acceso a los puestos de la responsabilidad en la Iglesia responden en la actualidad a otros criterios menos mundanos.
Espiritualmente la película no tiene desperdicio. Temas diversos como el celibato, el aborto, el racismo, el fascismo o la guerra se van sucediendo al hilo de la trama. El espectador va empatizando con el protagonista en cada una de las dificultades que se le van planteando y no puede sino preguntarse ¿Cómo habría actuado yo en una situación semejante? Valores como la coherencia, la valentía, la tenacidad, la perseverancia o la honradez van haciendo su aparición en un personaje que se muestra tremendamente humano pero con las ideas muy claras desde el principio, pero que aún así sufre internamente más de lo que exterioriza de cara a los demás.
Dentro del tono general dramático del film me parece oportuno destacar este diálogo para que se vea que el humor también tiene cabida:
Cardenal Glennon: "Nunca antes habíamos tenido un sacerdote que trabajara con la mafia. Pero supongo que hiciste algunos contactos interesantes en Roma...".
Stephen Fermoyle: "No tuve elección, Su Eminencia. Tuve que abrirme paso en el seminario vendiendo opio en la plaza de San Pedro...".
C. G.: "No me tienes miedo".
S. F.: "No".
C. G.: "¿Por qué no? La mayoría de la gente me lo tiene".
S. F.: "Creo que es porque me recuerda a mi padre. Era conocido como "Den el voceador", pero pronto aprendí que su rugido era lo único feroz en él".
C. G.: "Es un hombre afortunado por tener un hijo que no le tiene miedo".
En definitiva, una película altamente recomendable si se tienen unas nociones básicas del contexto histórico-político en el que se desarrolla la historia.
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