jueves, 23 de noviembre de 2017

City of Angels (EEUU, 1998)

Hace unas semanas escribía sobre la película favorita del Papa Francisco. Alguien me preguntó en una conversación privada que cuál era mi película religiosa favorita. Ciertamente son tantas que me resulta complicado quedarme con una en concreto. Sin embargo, le prometí a esa persona que iba a escribir un post sobre una de ellas. Esa conversación me animó definitivamente a escribir esta entrada que he evitado durante años, pero que creo que ya puedo afrontar sin tapujos. El motivo de mi preferencia por este film es que se establecen tantas similitudes entre la vida del protagonista y mi propia vida que ineludiblemente me toca la fibra sensible hasta el tuétano.

En efecto, City of Angels es es uno de mis largometrajes favoritos, de visión -y revisión- obligados. Soy consciente que como película no tuvo mucho éxito en los cines comerciales, aunque sí lo tuvo su B.S.O. interpretada por auténticos números uno como Eric Clapton, U2, Alanis Morissete, Peter Gabriel o Jimi Hendrix entre otros.

Respecto al filme, ya me encantaba y me hacía cuestionarme muchas cosas cuando la vi por primera vez a finales de los años 90 y evidentemente sigue haciéndolo hoy. Se trata de un remake de la película alemana El Cielo sobre Berlín (1987). La versión de Hollywood está dirigida por Brad Silberling (director televisivo, a parte de esta, su filmografía solo es destacable por "Casper") y protagonizada por dos grandes de la pantalla como Nicolas Cage y Meg Ryan. No me extiendo en los detalles técnicos, pero en cuanto os cuente el argumento entenderéis porque me gusta tanto. City of Angels cuenta la historia de Seth, un ángel de Dios que se enamora de Maggie, una médico que pasa por un momento de crisis humana. Seth tendrá que tomar la decisión más trascendental de su vida: escoger entre seguir sirviendo a Dios como ángel espiritual o experimentar el amor humano y comenzar una nueva existencia como hombre carnal. Salvo en que yo no soy ningún ángel, los paralelismos son más que evidentes. Siempre he contemplado esta película con la precisión que requiere el verse tan identificado con el protagonista, escudriñando cada frase, paladeando y saboreando los diálogos (más bien escuetos, la película privilegia muchos momentos de silencio que provocan la reflexión del espectador) entre la pareja protagonista. El final –que no desvelo- es sorprendente e irritante, bastante distante de muchas películas románticas empalagosas. 

Hay frases que solo el que ha vivido una situación semejante a la del protagonista puede valorar en toda la plenitud de su significado, como esta de Seth: "Preferiría una sola vez haber sentido el olor de su cabello, un beso de su boca o un toque de su mano, que tener toda la eternidad sin ello. Una vez sola". 

Inevitablemente, al terminar de ver la película, siempre brota en mi interior la misma pregunta: ¿Por qué tiene que escoger Seth entre dos cosas perfectamente compatibles, entre dos amores que no son excluyentes...? Esta fase de Maggie es tremenda: "No entiendo a un Dios que nos dejaría encontrarnos, si no hay forma de que podamos estar juntos".  Los dos grandes amores de Seth son Dios y Maggie, ambos potentes y ambos compatibles, al menos en mi opinión. Ambos amores, además tienen en común que son intangibles y por ello indemostrables... De nuevo con Seth se puede afirmar que "Algunas cosas son verdaderas, tanto si las crees como si no...".  Yo personalmente asumo y acato la doctrina de la Iglesia Católica en cuestión de celibato. Nadie obliga a ser célibe y nadie impide dejar de serlo. Pero no es menos cierto que el celibato es solo una ley eclesiástica, no de derecho divino, lo cual hace que pueda ser derogada en cualquier momento por la autoridad competente. Que ello vaya a pasar no depende de mí ni de mis gustos, por lo que solo el tiempo dirá si historias como la de Seth tendrán que seguir repitiéndose. Si algún día la Iglesia Católica diera ese paso -y seguimos en el terreno de la hipótesis- pasado un tiempo prudencial sería el momento justo para comparar el antes y el después de los ministros ordenados y poder sacar conclusiones acerca de si el celibato fue bueno o no para la Iglesia Católica durante su vigencia. 

Aparcando ese tema y volviendo a la película, deciros que espero que os guste. Si ya la habéis visto y si es posible, os pediría que la veáis desde esta nueva perspectiva que os propongo para que empaticéis conmigo y con tantas personas que un día tuvimos que escoger entre dos formas distintas de amor y de existencia.

4 comentarios :

  1. José Luis Valentino25 nov 2017, 12:14:00

    la vi, no me agrada que los angeles los pintan basicamente como esclavos de DIOS sin voluntad, sin gozo, que triste.

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  2. Estimado José Luis: En la Teología precisamente lo que diferencia a los ángeles de los seres humanos es que las personas tenemos libertad y ellos no, de ahí la gravedad y la profundidad del dilema moral de Seth. Un saludo

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  3. Very interesting film

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