Ayer escuché esta historia real que me conmovió internamente muchísimo y que puede venir bien para meditar en este tiempo de Cuaresma. Patrick Van der Vorst nació el 2 de mayo de 1971 en la preciosa ciudad medieval de Brujas (Bélgica). Criado en una familia tradicional cristiana católica, su contacto con la religión en su infancia y juventud no pasó de recibir los sacramentos e ir a Misa hasta que un día (como casi todos los jóvenes) dejó de hacerlo.
En 1995, al finalizar su estudios de Derecho e Historia del Arte, se trasladó a Londres, donde comenzó a trabajar para la prestigiosa firma de subastas Sotheby's. Debido a su inteligencia y habilidad para los negocios, pronto ascendió en la empresa hasta convertirse con 28 años en director adjunto de la sección de muebles, y a los 31 en director de dicha sección para toda Europa. Comienza a preocuparse por el sentido de la vida y retoma su fe, acudiendo a Misa los domingos primero y a diario después. Sentía que Dios le había regalado tanto que lo menos que podía hacer era "Dedicarle media hora a Dios al día y el resto para mí". No obstante reconoce que -como sucede en el resto de Europa- llevaba esa fe en privado, como algo casi oculto y de la que no hablaba con nadie. A los 39 años, en 2010, decide dejar la empresa para comenzar un proyecto en solitario, creando la página web de tasación valuemystuff.com. que en poco tiempo contó con una cartera de más de medio millón de clientes, lo que le proporcionó una inmensa fortuna en apenas unos años.
En septiembre de 2019, cumplidos los 48 años, su vida dió un giro radical. En la entrevista que escuché contaba que no existió un momento puntual para ello, sino que era un tema que siempre le había rondado la cabeza. Siendo multimillonario, su vida no le satisfacía en absoluto. Su vida era superflua, con constantes viajes, agendas apretadas y reuniones sociales de las clases elitistas, en las que no faltaban todo tipo de lujos y vicios. No obstante, percibía que llevando ese tipo de vida no estaba ayudando a nadie, sino únicamnete engrosando su patrimonio personal de una manera vertiginosa. Pero poco a poco, internamente se iba produciendo un proceso de transformación interior, lento pero progresivo. Desde que comenzó a trabajar en Sotheby's, contaba al narrar su testimonio, había estado en permanente situación de contacto con la vulnerabilidad de las personas. La subasta de muebles suele estar relacionada con divorcios o con muerte y herencias. Su trabajo había consistido durante gran parte de esos años en tasar antiguedades, acudir a las casas de personas que acababan de divorciarse o perder a un ser querido y querían vender sus propiedades. Especialmente el sentimiento de entrar en una casa inhabitada por la muerte de su dueño comentaba que es terrible, y él lo experimentaba casi a diario. Además, lentamente se iba haciendo consciente también del vacío interior de las personas que habían estado toda su vida acumulando riquezas para que fueran vendidas -en algunos casos malvendidas, ahí estaba el negocio- por sus familiares. En otros casos Patrick se daba cuenta y sufría con el dolor de los que tenían que vender su patrimonio porque las cosas les iban mal económicamente y renunciaban a sus bienes materiales para poder subsistir, o debido a una ruptura matrimonial en la que había que transformar el mobiliario en dinero en efectivo. Todo ello le iba haciendo descubrir que el sentido de la vida no puede estar en las cosas materiales sino en las espirituales. Al mismo tiempo, iba descubriendo que además de ser un buen comerciante-tasador-empresario también actuaba para muchas personas como un buen consejero espiritual, empatizando con su sufrimiento e intentando dar una palabra de ánimo en momentos difíciles, bien fuera por la pérdida de un ser querido o por una crisis económica. Todo ello le hizo llegar a un punto (septiembre del 2019) en el que decidió dejarlo, vender el dominio web por varios millones de Euros e ingresar en el seminario de la Diócesis de Westminster en el Pontificio Colegio Beda de Roma. La mayor parte de ese dinero "Lo repartí entre mis parientes y organizaciones de caridad".
En estos cuatro años ha completado sus estudios teológicos, siendo el 15 de junio de 2022 ordenado diácono. Dentro de tres meses será ordenado sacerdote en la Catedral de Westminster. Al mismo tiempo ha puesto sus conocimientos en Arte al servicio de la Iglesia Católica, precisamente en la ciudad del mundo que posiblemente acapara más obras de arte, y ha emprendido un nuevo proyecto, la página web www.Christian.Art que en apenas un año cuenta ya con 50.000 subscriptores. Por cierto, en dicha entrevista aclara que un sacerdote no hace voto de pobreza, por lo que a pesar de desprenderse de una gran parte de su patrimonio aún conserva beneficios que destina a obras de caridad. Es conveniente recordar que las únicas promesas de los sacerdotes son las del celibato (no mantener relaciones sexuales) y la de obediencia a su obispo. Muchos confunden el sacerdocio con la vida religiosa consagrada, que sí cuenta con los tres votos de pobreza, castidad y obediencia. Lo que más valora de su vida actual es el desapego a los bienes materiales y, sobre todo, el silencio, "un elemento contracultural en nuestra sociedad". Anhela que llegue el día de poder servir a la Iglesia desde el sacerdocio, en palabras de un amigo suyo cuando deciidió entrar en el seminario: "Buena suerte, Patrick, ahora vas a pasar de creer en el arte a anunciar el arte de creer".
Un testimonio impactante, conmovedor y que también nos puede hoy interpelar a nosotros. Jesús nos dice en San Lucas 16, 13: "Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero". ¿Dónde pongo yo mi confianza, en Dios o en el dinero?, ¿Qué estoy haciendo en la actualidad por los demás?... Son preguntas todas ellas que, tarde o temprano, tenemos que afrontar. Patrick ya dió su respuesta... ¿Cuál será la nuestra?
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