lunes, 9 de octubre de 2023

Los Ulma: Beatificación de una familia completa

Con casi un mes de retraso pero he leído esta historia acontecida el 10 de septiembre del presente año y que parece sacada de un guion cinematográfico al tiempo que pone los vellos de punta. La noticia en sí ocurrió en Markowa, ciudad del sureste de Polonia. En ese día tan señalado el cardenal Semeraro leyó el documento por el que el Papa Francisco beatificó a los nueve miembros de una familia polaca, los Ulma (el matrimonio Jozef e Wiktoria y sus siete hijos, uno de ellos aún en el vientre de su madre), todos ellos asesinados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial por haber ocultado en su casa a un grupo de conocidos judíos. Es la primera vez en la historia que en la Iglesia Católica se beatifica a una familia al completo. Respecto al hijo no nacido, el cardenal hizo un precioso paralelismo con la muerte de los Santos Inocentes asesinados por Herodes para intentar acabar con el Mesías y añade que sin haber recibido las aguas bautismales recibió el llamado bautismo de sangre.  

La historia de los hechos se remonta al 24 de marzo de 1944, cuando toda la familia fue fusilada junto a los ocho judíos que escondían en su casa, convirtiéndose así en mártires de la fe al tiempo que en ejemplo de valentía para quienes no hemos tenido que pasar por una prueba tan terrible. Primero fueron fusilados los judíos, a continuación los padres, luego los hijos (no cabe mayor crueldad) y posteriormente quemada la casa. No obstante, entre los restos de la casa de los Ulma se encontró una Biblia abierta por la parábola del buen samaritano, con la historia subrayada y con la palabra "sí" escrita al lado. Sobran los comentarios, salvo añadir que desde entonces esta familia es conocida como los "samaritanos de Markowa".

Pienso en aquellos que los delataron: ¿Cómo pudieron sus conciencias permitírselo?. Pienso en aquellos que los fusilaron: ¿Cómo se puede tener esa sangre fría de asesinar a una familia completa, a niños inocentes e incluso a una mujer embarazada?, ¿a qué grado de locura y de fanatismo hay que llegar?. Pienso también en los Ulma. ¿Qué sentirían cada uno de ellos en los momentos antes de ser asesinados simplemente por haber realizado un acto de misericordia y de amor?. Pienso también en esos ocho judíos que además de ser también asesinados se sentirían culpables por haber provocado (indirectamente, es evidente) la muerte de esta familia. Por más que busco, me resulta difícil encontrar nada positivo en esta historia, salvo la defensa de la fe, de unos principios y de muchos valores por parte de los Ulma y la beatificación producida 78 años después de los hechos, título que se añade al de "Justos entre las naciones" que el Estado de Israel otorgó a todos los defensores de los judíos en el holocausto. En el Ángelus de ese día, el Papa Francisco los definió como "un rayo de sol en la oscuridad de la Segunda Guerra Mundial".

Siguiendo el protocolo a la beatificación le sucederá -si Dios quiere- la canonización, si bien para ello es necesario demostrar un milagro que se produzca por la intercesión de esta familia. Ojalá lleguen pronto a los altares, la Iglesia necesita estos ejemplos de valentía y de coraje en los tiempos que corren, en los que en muchos países no se producen por cuestiones de fe fusilamientos físicos, pero sí mediáticos. 

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